"Sólo podemos alegrarnos de los pasos que se han dado para lograr la comunión entre el Papa Benedicto XVI y la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X". Estas palabras del padre Alexandre Siniakov, responsable de relaciones con las otras iglesias del patriarcado ortodoxo ruso en Francia, reflejan la opinión mayoritaria entre los cristianos ortodoxos acerca de la decisión del Papa de revocar las excomuniones a los obispos lefebvrianos.
Al mismo tiempo, el padre Siniakov se muestra "sorprendido por la falta de solidaridad que algunos católicos han demostrado en relación a la decisión tomada por el Papa".
"No ha hecho otra cosa que ejercitar su ministerio en favor de la unidad y resulta triste ver que su actuación está provocando cierta división en la Iglesia Católica", declara el delegado para el ecumenismo de los ortodoxos rusos en Francia. Además ha asegurado que los medios de comunicación rusos han acogido favorablemente la noticia que supone el primer paso hacia la reconciliación plena de la FSSPX con la Iglesia.
"Nos parece que el Papa no quiere romper con la tradición anterior al Concilio Vaticano II", opina el padre Siniakov, quien recuerda el cisma que sufrió la Iglesia Ortodoxa Rusa tras un concilio en los años 1666-1667, debido a la imposición de reformas litúrgicas. Unas reformas, en palabras del sacerdote ortodoxo, "mucho menos importantes que las que se llevaron a cabo tras el Vaticano II".
Sin embargo, afirma, "las excomuniones que se lanzaron entonces lograron que el cisma perdurara durante siglos. El Patriarca de Moscú las levantó en 1970, demasiado tarde. Creo modestamente que el Papa ha hecho bien al levantar estas excomuniones rápidamente para evitar que el cisma se eternizara".