¿Puede indicarnos un tema de fondo, la idea guía del sacro triduo 2009?
Está en una frase del Evangelio de Juan: “Los amó hasta el extremo” (13, 1). Los ritos litúrgicos de la Semana Santa nos conducen al corazón del misterio de la salvación, al centro del designio providencial mediante el cual Dios ha querido salvar a la humanidad. Cada celebración, con la modalidad propia del signo litúrgico, hecho de palabras, gestos, silencios, imágenes, música y canto, intenta conducir a la contemplación dolorosa del misterio de la miseria humana. Éste último, a su vez, es iluminado por el misterio de la infinita misericordia del Salvador: sólo en Cristo resucitado de la muerte, “camino, verdad y vida”, encuentra luz el misterio del hombre. Todo debe dejar revelar la belleza del rostro de Dios, cuyos rasgos son la verdad y el amor, la Verdad que es Amor: “los amó hasta el extremo”.
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¿Qué consecuencias pueden tener estas consideraciones para los fieles, en lo cotidiano de cada día?
De la contemplación somos conducidos a la práctica de la vida: porque la mirada atenta al desarrollo del misterio de la salvación es auténtica en la medida en que cada uno recorre, en la propia existencia cotidiana, el paso del pecado a la gracia, de la lejanía de Dios a la cercanía con Él, de la mediocridad a la santidad.
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¿De eso se trata la actualidad de la Pascua?
Diría que sí. En virtud de la celebración litúrgica, el misterio de la pasión, muerte y resurrección del Señor no es sólo un hecho de la historia pasada sino también un acontecimiento para el hoy de cada hombre y al que todos pueden llegar para tener en don la vida. Cristo, resucitado de la muerte, es el Viviente.
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A un mes del viaje del Papa a Tierra Santa, también se muestra evidente la referencia a los lugares de la Encarnación, con un doble gesto.
Es costumbre que las colectas recogidas en la Misa crismal del Jueves santo sean entregadas para brindar ayuda a alguna realidad necesitada. Para este año, ha sido elegido la comunidad católica de Gaza.
Además, debe añadirse que en el Vía Crucis del Coliseo, los últimos dos en tomar la gran cruz de madera serán dos frailes de la Custodia franciscana de Tierra Santa.
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Vayamos al calendario de las celebraciones. Se inicia el jueves 9 de abril, por la mañana, con la Misa crismal en la basílica de San Pedro. ¿Cuáles son las peculiaridades de este rito particularmente importante para los sacerdotes?
Con Benedicto XVI concelebrarán 1600 sacerdotes del clero secular y religioso de la diócesis de Roma y de los colegios romanos. En esta circunstancia, renovarán las promesas sacerdotales.
Además, serán bendecidos los óleos de los catecúmenos y de los enfermos y el crisma. La presentación del óleo de los catecúmenos estará acompañada por algunos neófitos que serán bautizados la noche de Pascua; la presentación del óleo de los enfermos por enfermos que recibirán el sacramento de la Unción; la del crisma por jóvenes confirmandos y por dos diáconos que pronto serán ordenados sacerdotes.
Tres de las ánforas que contienen los óleos son de Mario Toffetti, al cual se debe también la fuente bautismal usada para la Vigilia Pascual y para los bautismos en la Capilla Sixtina. El óleo para la celebración es ofrecido por la cooperativa “Arte y alimentación SL” de Castelserás en España; la esencia perfumada para el crisma, por el consorcio del Bergamotto, de Reggio Calabria. Al final de la Misa, los óleos serán llevados a San Juan de Letrán donde serán distribuidos a los sacerdotes de la diócesis de Roma para la administración de los sacramentos durante el año.
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Y en la catedral de Roma, el Papa celebrará la Misa en la Cena del Señor, destinando la colecta a los católicos de Gaza. Además del gesto del lavatorio de los pies, ¿cuáles serán las otras características de esta celebración?
Benedicto XVI se sentará en la cátedra papal: la de San Juan es, de hecho, la cátedra propia del obispo de Roma. El Pontífice, además, realizará el gesto del lavatorio de los pies a doce sacerdotes, canónigos lateranenses. Por lo tanto, se vuelve a proponer el mismo gesto de Jesús a los apóstoles, revelación del misterio de Dios y signo de donación total de la vida. Además, como es costumbre, Benedicto XVI distribuirá la Comunión a algunos miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede. Al final, se realizará la breve procesión con la reposición del Santísimo Sacramento en el altar de la capilla de San Francisco.
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Son dos las citas para el viernes 10: primero, en la basílica Vaticana, para la celebración de la Pasión del Señor; luego, en el centro de Roma, para el sugestivo Vía Crucis en el Coliseo. ¿Qué es lo que une estos dos momentos?
La centralidad de la cruz. La suave iluminación de la basílica será el signo del clima penitencial de la primera celebración. Al inicio, Benedicto XVI se arrodillará algunos minutos frente a la cruz, rezando en silencio, en signo de pedido de perdón y de penitencia; luego, mostrará la cruz, presentándola para la adoración de los fieles y la besará quitándose los zapatos, siempre en signo de penitencia. El crucifijo, austero y artístico, que será usado para la ostensión se remonta al pontificado de León XIII. El relato de la Pasión será cantado por tres diáconos con la participación de la Capilla Sixtina. La homilía será realizada por el predicador de la Casa Pontificia, el capuchino Raniero Cantalamessa.
La sede papal, como ya ha sucedido en otras ocasiones, será colocada frente a la estatua de San Pedro, en la nave central de la basílica. Los cardenales diáconos que asistirán al Pontífice son Stanislaw Rylko y Giovanni Lajolo.
En cuanto al Vía Crucis, ya es conocido que los textos han sido preparados por el obispo salesiano de Guwahati, monseñor Thomas Menamparampil. Podemos añadir que las imágenes del libro para que utilicen los fieles son un producto típico del arte indio. Su autora es Sor Marie Claire Naidu, de la iglesia de la Asunción de la Santísima Virgen María, en Bangalore.
En el anfiteatro, las antorchas que son llevadas junto a la cruz serán portadas por dos jóvenes de la diócesis de Roma; mientras que la cruz pasará por las manos del cardenal vicario, Agostino Vallini, de una familia, de dos religiosas indias y de una joven india, de un discapacitado, de dos niñas de África, de un enfermo en silla de ruedas acompañado por dos asistentes, y de los nombrados frailes de Tierra Santa.
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El sábado a la noche, a las 21 hs., la Vigilia Pascual en la basílica Vaticana, que san Agustín llamaba la “madre de todas las vigilias”. ¿Algún detalle más?
El inicio de la celebración tendrá lugar en el atrio frente a la basílica, donde tendrá lugar el rito de la bendición del fuego y del encendido del cirio pascual, preparado como de costumbre por la Comunidad del camino neocatecumenal. En la basílica, el paso de la oscuridad a la luz simbolizará el ingreso de la Luz que es Cristo, camino, verdad y vida, en el mundo tenebroso del pecado, de la soledad y de la muerte. EL Papa administrará el Bautismo, la Confirmación y la primera Comunión a cinco catecúmenos adultos preparados por el Vicariato de Roma: dos hombres y tres mujeres, entre los cuales una china de cincuenta y seis años. Los cinco recibirán la Comunión bajo las dos especies de pan y vino, Cuerpo y Sangre del Señor. La colocación de la pila bautismal de Toffetti en el centro, a los pies de la Confesión, junto con el cirio pascual, intenta subrayar también la importancia simbólica de la fuente bautismal, en la Liturgia de la Vigilia Pascual.
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Terminamos con la Pascua de Resurrección y con las novedades ya mencionadas para los fieles que encontrarán la plaza San Pedro adornada, como es costumbre, con las flores ofrecidas por los holandeses.
Al inicio de la celebración, está previsto el rito del Resurrexit con la apertura de la imagen del Resucitado. Se trata del nuevo Acheropita, un ícono realizado prestando la debida atención al prototipo medieval. El nuevo ícono, como el antiguo, está constituido por la imagen del Salvador –sentado en el trono – con dos puertas laterales. Este año, para una mayor adhesión al significado original de este rito (que antiguamente era realizado antes y fuera de la Misa, en la basílica lateranense, desde donde el Papa procedía procesionalmente hasta Santa María la Mayor donde celebraba la Eucaristía), el rito es colocado antes del inicio de la celebración.
El Papa, además, realizará el rito de la aspersión en recuerdo del bautismo como acto penitencial que introduce a la celebración de los Santos Misterios del Señor; y, a diferencia de los años pasados, realizará una breve homilía.
Al final, al término de la Misa – asistido por los cardenales Agostino Cacciavillan, protodiácono, y Julián Herranz – impartirá como de costumbre la bendición urbi et orbi desde la logia central de la basílica Vaticana.
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Fuente: L’Osservatore Romano
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo