ROMA, 15 de julio de 2009 – Desde mañana retornan a las librerías italianas, editados por Lindau, dos volúmenes situados entre los clásicos de la cultura católica, cuyo contenido está en impresionante sintonía con el título y con el fundamento de la tercera encíclica de Benedicto XVI: "Caritas in veritate".
Los dos volúmenes tienen por autor a Romano Amerio, literato, filósofo y teólogo suizo, fallecido en el año 1997 a los 92 años de edad. Alguien que lo estimaba mucho, el teólogo y místico don Divo Barsotti, sintetizó así el contenido de los dos volúmenes:
"Amerio dice en sustancia que los más graves males presentes hoy en el pensamiento occidental, incluido el pensamiento católico, se deben principalmente a un desorden mental general por el cual se pone la 'caritas' delante de la 'veritas', sin pensar que este desorden trastorna también la recta concepción que debemos tener de la Santísima Trinidad".
En efecto, Amerio ve precisamente en este derrumbe del primado del Logos sobre el amor –es decir, en la caridad desvinculada de la verdad – la raíz de muchas "variaciones de la Iglesia católica en el siglo XX": las variaciones que él describió y sometió a crítica en el primero y más imponente de los dos volúmenes citados: "Iota unum", escrito entre 1935 y 1985; las variaciones que lo llevaron a plantear la cuestión si con ellas la Iglesia no se convirtió en algo diferente de ella misma.
Muchas de las variaciones analizadas en "Iota unum" – pero bastaría una sola, una "iota", la que está en Mateo 5, 18 y que da el título al libro – impulsarían al lector a pensar que en la Iglesia se ha producido una mutación de la esencia. Pero Amerio analiza, no juzga. O mejor dicho, como cristiano íntegro que él es, deja el juicio para Dios, y recuerda que "portae inferi non praevalebunt", las puertas del infierno no prevalecerán, es decir, para la fe es imposible pensar que la Iglesia se pueda perder a sí misma. Siempre habrá una continuidad con la Tradición, también dentro de las turbulencias que la oscurecen y hacen pensar lo contrario.
Hay un estrecho vínculo entre las cuestiones planteadas en "Iota unum" y el discurso de Benedicto XVI del 22 de diciembre de 2005 a la curia romana, discurso capital por cuanto remite a la interpretación del Concilio Vaticano II y a su relación con la Tradición.
Esto no quita que el estado de la Iglesia descrito por Amerio de ninguna manera es pacífico.
En el discurso del 22 de diciembre de 2005, Benedicto XVI parangonó la babel de la Iglesia contemporánea con el marasmo que en el siglo IV siguió al Concilio de Nicea, descrito por san Basilio, testigo de la época, como "una batalla naval en la oscuridad de una tempestad".
En el epílogo que Enrico Maria Radaelli, fiel discípulo de Amerio, publica al final de esta reedición de "Iota unum", la situación actual es parangonada más bien con el cisma de Occidente, es decir, con los cuarenta años transcurridos entre los siglos XIV y XV y que precedieron al Concilio de Costanza, con la cristiandad sin guía y sin una segura "regla de la fe", dividida contemporáneamente entre dos o inclusive tres Papas.
En todo caso, reeditado hoy luego de varios años, "Iota unum" se confirma como un libro no sólo extraordinariamente actual, sino "constructivamente católico", en armonía con el magisterio de la Iglesia. En el epílogo, Radaelli lo muestra en forma irrefutable. La conclusión del epílogo se reproduce más abajo.
En cuanto al segundo libro, "Stat veritas", publicado por Amerio en 1985, está en continuidad lineal con el anterior. En él confronta la doctrina de la Tradición católica con las "variaciones" que el autor reconoce en dos textos del magisterio de Juan Pablo II: la carta apostólica "Tertio millennio adveniente", del 10 de noviembre de 1994, y el discurso al Collegium Leoninum de Paderborn, del 24 de junio de 1996.
El retorno de "Iota unum" e "Stat veritas" a las librerías hace justicia tanto a su autor como a la censura de hecho que se abatió durante largos años entre ambos libros capitales del autor. En Italia, la primera edición de "Iota unum" fue reimpresa tres veces, con una tirada total de siete mil ejemplares, a pesar de sus casi setecientas páginas que obligan a una lectura atenta. Luego fue traducido al francés, al inglés, al español, al portugués, al alemán y al holandés. Reunió a decenas de miles de lectores en todo el mundo. Pero para los órganos católicos oficiales y para la autoridad de la Iglesia era tabú, al igual que naturalmente para los adversarios. Caso más único que raro, este libro fue un "long seller" clandestino. Siguió siendo pedido aún cuando se agotó en las librerías.
La ruptura del tabú es reciente, en congresos, comentarios y recensiones. "La Civiltà Cattolica" y "L'Osservatore Romano" también se han despertado. Al comienzo del año 2009 apareció en Italia una primera reimpresión de "Iota unum", junto a los textos clásicos de "Fe & Cultura". Pero esta nueva edición del libro, a cargo de Lindau, junto a la de "Stat veritas", tiene además el valor del cuidado filológico por parte de Radaelli, el máximo conocedor y heredero intelectual de Amerio. Sus dos amplios epílogos son verdadera y realmente ensayos, indispensables para comprender no sólo el sentido profundo de los dos libros, sino también su permanente actualidad. Lindau, con Radaelli a cargo de la obra, tiene la intención de publicar en los próximos años la imponente "opera omnia" de Amerio.
A continuación presentamos una brevísima degustación del epílogo a "Iota unum": las consideraciones finales.
Toda la Iglesia en una "iota"
por Enrico Maria Radaelli
[...] La conclusión es que Romano Amerio se revela como el pensador más actual y vivificante del momento. Con el garbo teórico que distinguió todos sus escritos, con "Iota unum" él ofrece un pensamiento muy constructivamente católico, colmando un espacio filosófico y teológico de otro modo incierto respecto a interrogantes graves.
Él identifica e indica que en la Iglesia hay una crisis, una crisis que aparenta dominar a la Iglesia, aunque muestra que no la ha dominado; que parece derrumbarla, aunque no la ha derrumbado.
Identifica luego e indica con claridad la causa primera de esta crisis en una variación antropológica y, ante todo, metafísica.
Identifica e indica por último los instrumentos lógicos (inscritos en el Logos) necesarios y suficientes (heroicamente suficientes, pero suficientes) para superarla.
Amerio hace todo esto desarrollando un “modelo de continuidad” con la Tradición, de ordenada y por eso perfecta obediencia al Papa, de íntima adhesión a la regla próxima de la fe, que parecería ilustrar totalmente cómo se entiende esa "hermenéutica de la continuidad" pedida por el Papa Benedicto XVI en el discurso a la curia romana, del 22 de diciembre de 2005, para mantenerse seguro por la senda de la razón, lo que equivale a decir sobre la senda de la salvación, o sea, sobre la senda de la Iglesia para perseguir la vida.
Romano Amerio: crítico sí, pero jamás discontinuador. Este "modelo de continuidad" totalmente ameriano hoy espera sólo ser finalmente reconocido, y por eso finalmente apreciado. Quien sabe, quizás también seguido, por el bien común (teórico y práctico, filosófico y ético, doctrina y litúrgico) de la Ciudad de Dios, con la simplicidad y el valor necesarios.
Si con el uso de la ambigüedad y de la contradicción se ha llegado a cumplir una revolución antropológica a favor de las más vanas fantasías, tanto más se podrá cumplir, y con menos esfuerzo, una más sana revolución antropológica a favor de la Realidad, ya que es más fácil ser simples que ser complicados.
Fuente: Chiesa