El amor a la Cruz y la preocupación por los sacerdotes siempre fueron las constantes en el Ministerio Sacerdotal del Padre Pío. Sobre esto habla en su comentario matinal de hoy, el sacerdote y colaborador de la cadena COPE, Jesús de las Heras Muela.
¡Alegre la mañana, amigos y amigas de la Cope! En continuidad con nuestro de ayer sobre el modelo sacerdotal de San Pío de Pietrelcina, el Papa, en su visita de hace un mes a la tumba del llamado fraile de los estofamos, dijo que el Padre Pío "prolongó la obra de Cristo: anunciar el Evangelio, perdonar los pecados y curar a los enfermos en el cuerpo y en el espíritu". Unido a Cristo crucificado, el Padre Pío siempre tuvo en cuenta la profundidad del drama humano, y por eso se ofreció y ofreció sus numerosos sufrimientos, y supo consumirse en el cuidado y alivio de los enfermos, siendo así un signo privilegiado de la misericordia de Dios.
“Guiar a las almas y aliviar el sufrimiento: así se puede resumir la misión de San Pío de Pietrelcina". "Su primera preocupación, su ansia sacerdotal y paterna era siempre que las personas regresaran a Dios, que pudieran experimentar su misericordia y, una vez renovadas interiormente, redescubriesen la belleza y la alegría de ser cristianos, de vivir en comunión con Jesús, de pertenecer a su Iglesia y practicar el Evangelio".
La vida de oración fue el verdadero motor y hontanar de su existencia y ministerio. "Ante todo la oración… Sus jornadas –cuyo corazón era la celebración de la Eucaristía- eran un rosario vivido, es decir, una continua meditación y asimilación de los misterios de Cristo en unión espiritual con la Virgen María… De la oración, como de una fuente siempre viva, brotaba la caridad. El amor que llevaba en el corazón y transmitía a los demás estaba lleno de ternura, siempre atento a las situaciones reales de las personas y de las familias. Sostenía que especialmente los enfermos y los que sufrían eran los predilectos del Corazón de Cristo, y gracias a ello surgió su gran obra hospitalaria dedicada al "alivio del sufrimiento", cuya fuente inspiradora fue la caridad evangélica, animada por la oración.
"Muchos de vosotros, religiosos, religiosas y laicos –dijo el Papa ante los riesgos del activismo y de la secularización-, estáis tan absorbidos por miles de tareas que conlleva el servicio a los peregrinos o a los enfermos del hospital que corréis el riesgo de descuidar lo que es verdaderamente necesario: escuchar a Cristo para cumplir la voluntad de Dios. Cuando os deis cuenta de que corréis este riesgo, mirad a Padre Pío, su ejemplo, sus sufrimientos; e invocad su intercesión, para que os alcance del Señor la luz y la fuerza que necesitáis para continuar su misma misión empapada de amor por Dios y de caridad fraterna".
Invoquemos, pues, amigos, la intercesión de San Pío de Pietrelcina. Es poderoso intercesor. A él confiamos también el Año Sacerdotal, recién inaugurado. Buenos días.
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