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Si bien fuimos los primeros en publicarla, ahora sitios como Sector Católico se la atribuye a sus “propias fuentes” y gente seria como la de Rorate Caeli los avala. Bueno, no se trata de primicias. Para reclamar albricias ya tenemos reconocidos personajes en la web cuyo protagonismo estamos muy lejos de querer disputar. Lo cierto es que hay de muy buenas fuentes rumores sobre una sorpresa para los “tradicionalistas” que el Papa habría hecho deslizar, prometida para el Jueves Santo. Los fieles lectores de esta web saben que hemos especulado sobre una posible celebración de la Misa in Coena Domini según el rito tradicional, o sobre un documento derogando todos los indultos que autorizan la comunión en la mano “excepcionalmente”. Finalmente, en consulta con amigos criteriosos y por lo que deja ver la información circulante, podría ser la institución de una fiesta universal de la Iglesia en honor a “Cristo Sumo Sacerdote”. Respecto de la primera posibilidad, fuentes confiables en Roma la descartan en virtud de la anticipación y rigor con que se prepara el ceremonial pontificio. Sin descartar que ya ha habido otro rumor en tal sentido no hace mucho tiempo que fue totalmente infundado. La segunda posibilidad, la abrogación del indulto de comulgar en la mano, parece más probable, pero aún así no en un grado que resulte una clara opción, como en su momento creímos posible. Una medida tal, aunque hubiese un muy prudente tiempo de “vacatio legis” entre su promulgación y su puesta en práctica, no menos de dos años, sería una verdadera explosión nuclear dentro de la Iglesia hoy. No parece tampoco acorde al estilo de Benedicto XVI tomar medidas tan dramáticas, auque si este fuera el caso, estamos seguros de que la sostendría aunque se abatieran contra él todos los rugidos del infierno. Respecto a la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, que salió a consideración por los dichos del Cardenal Cañizares Llovera, Prefecto del Culto Divino y hombre que goza una merecida confianza del Santo Padre (lo llaman “el Pequeño Ratzinger”), podría ser quizas más probable. El primer jueves de Pentecostés –fecha propuestas- es jueves de Temporas de verano (en el hemisferio norte), una semana penitencial que culmina con la fiesta de la Santísima Trinidad y es seguida el jueves siguiente por la fiesta mayor de Corpus Christi. Los jueves y las fiestas sacerdotales están muy ligados en la liturgia: “Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol, Corpus Christi, Jueves santo y el día de la Ascensión”. ¿Serán cuatro los jueves mayores del año? A esta posibilidad vemos las dificultades siguientes: su efecto como sorpresa para los tradicionalistas se complicaría con una subsecuente incorporación de la fiesta al calendario tradicional, un terreno en el que a esta altura de las conversaciones y no porque el Papa carezca de la potestad de hacerlo sino por razones diplomáticas y prudenciales, metería “ruido en la línea” de comunicación. Al menos así nos parece, desde el llano y viendo que las cosas marchan muy aceitadamente entre las comisiones teológicas que discuten los problemas doctrinales derivados del CVII. De hecho antes de la Pascua habrá otra reunión romana, sobre el tema “liturgia” (presumimos, por la frecuencia, que es la normal cuando se sigue tratando un mismo tema, y siendo el de las conversaciones de enero el de la “liturgia” precisamente). Por cierto, pueden haber muchos otros temas que nos resulta difícil imaginar. Y si de “sorpresa” se trata, estimamos que debería ser difícil de adivinar. Pero aún así, seguimos rastreando posibilidades. Y otra que toma fuerza es la publicación de una “Instrucción” aclaratoria o complementaria del Motu Proprio Summorum Pontificum. Nadie que siga el tema ignora que la reacción general de los obispos ha sido de masiva indiferencia, con un no menor número de militantes en contra, los cuales aprovechan ciertos resquicios de la redacción, más el habitual abuso de su poder -que caracteríza a tantos sucesores de los Apóstoles- para bloquear las misas en el rito tridentino. Lo cierto es que, como apuntáramos en otro artículo, la presión de los fieles es cada vez mayor, aunque más notoria en ciertos lugares que en otros. Sin embargo, el efecto “imitación” resulta temible para quienes se oponen al resurgimiento de la liturgia tradicional y por eso, a más presión, más represión. ¿Y si fuese una adenda al documento que vuelva mucho más difícil a los obispos restringir las misas? No nos imaginamos cómo, por medio de una disposición (no mediando acción de vigilancia sobre los episcopados y efectiva amenaza de castigo, se reducirían los obispos remisos. Pero desde Roma siempre se las ingenian. Así pues, nuestra apuesta va para la última conjetura, con esperanzas también en la penúltima, aunque a esta la vemos más compleja para con el sector tradicional a quien estaría dirigida la “sorpresa” y que por cierto, imaginamos, será grata... Dios lo haga. fonte:religión en libertad |