Entrevista de Radio Vaticano - redacción en lengua alemana-, al Padre Gero Weishaupt, latinista publicado por http://www.kath.net/
.Kath.net: ¿Por qué el latín tiene tal importancia para la Iglesia?
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Gero W.: el uso del latín en la Iglesia obtiene su fuerza de un triple significado simbólico: es la expresión de la universalidad, de la unidad, y de la trascendencia . Los Papas siempre han hecho hincapié sobre la importancia del latín en la Iglesia católica. Así el papa Pío XI, en su Carta Officium ómnium del 1º de agosto de 1922, constataba: "Como la Iglesia engloba a todos los pueblos, y que está destinada a durar hasta el final de los tiempos, es conforme a su naturaleza poseer una lengua universal e inmutable. Esta lengua es el latín. "Según Juan XXIII, la lengua latina conviene perfectamente a la esencia de la Iglesia como comunidad universal cuya fe es inmutable. Es lo que escribe en la Constitución apostólica Veterum Sapientiae del 22 de febrero 1962, un texto memorable, digno de leerse y estudiase. La Iglesia Católica es universal: engloba toda la tierra y enlaza a todos los pueblos entre ellos. Como comunidad universal y unificante, merece poseer una lengua que, desde la decadencia del Imperio romano, ya no ha sido hablada por ningún pueblo, y que, por lo tanto, se sitúa igualmente sobre toda lengua viva actual. Resulta entonces evidente el usar el latín en los textos destinados a toda la Iglesia a través del mundo - se piensa aquí en los libros jurídicos de la Iglesia ( Codex Iuris Canonici), en los documentos pontificales como las Encíclicas, las Constituciones Apostólicas o las Exhortaciones post sinodales.
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El empleo del latín en este tipo de textos pone de manifiesto claramente que van dirigidos a todos los católicos del mundo entero. El uso del latín permite evitar favorecer a un pueblo en particular, lo que ocurriría inevitablemente si los documentos oficiales de la Iglesia se publicaran en una lengua particular. Es una de las razones por la cual la Curia romana no difunde los documentos de la Iglesia universal en inglés o en español, sino en latín. Roma siempre ha sido, en cuanto la ciudad de S. Pedro, el centro de la Iglesia universal y la garante de la unidad en la universalidad. Y cómo puede expresar mejor esta unidad, y el vínculo de todos los católicos con el Sucesor de Pedro en la sede episcopal de Roma sino a través de esta lengua latina, que siempre fue la lengua materna de esta ciudad, y que, a menos desde el siglo IV es la lengua universal del Orbis Catholicus.
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Pero el latín hace mucho más que expresar la unidad y el vínculo entre todos los pueblos. Como lengua sagrada, posee otra fuerza simbólica: la de traducir la trascendencia. Porque se trata de una lengua que no se refiere al tiempo y que como "lengua muerta" no se somete, (con el uso cotidiano) a ninguna alteración del sentido, simboliza también la eternidad, la inmutabilidad, y así pasa a ser un signo mayor de la trascendencia divina.Quién esta familiarizado con las oraciones latinas reconoce fácilmente el estilo impregnante, conciso, elegante en su sintaxis, enriquecido de expresiones verbales y efectos sonoros, usando una precisión cuasi-jurídica. Este es el estilo característico del pensamiento romano que da a la liturgia latina su grandeza, su simplicidad, su dignidad y su objetividad. Como un iconostasio, la lengua latina, lengua del culto de la Iglesia Católica, constituye una cubierta protectriz de lo sagrado.
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2a pregunta:
Kath.net: ¿Pero la lengua de la Iglesia no debería ser el griego antiguo o el arameo?
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Gero W.: La lengua de culto de la primera generación de cristianos en Palestina era ciertamente el arameo; y fue también la lengua hablada por Jesús y sus apóstoles. La llegada de los cristianos al espacio cultural helenístico fue más tarde la ocasión para ellos adoptar la lengua griega para su liturgia. Es así que al principio, la lengua litúrgica en la ciudad de Roma fue el griego. Esto debe ponerse en relación también con el hecho de que, a raíz de las conquistas operadas en el Este del Imperio, numerosos inmigrantes de lengua griega viniendo de la parte oriental del Imperio, se establecieron al Oeste, y especialmente en Roma. No obstante, el griego hablado en la época ya no era ya el griego clásico de Homero o de un Platón, sino la lengua simplificada de koiné, la de los Setenta y del Nuevo Testamento. Este griego de la koiné tuvo una influencia sobre la lengua litúrgica latina naciente.
. ..Durante el II siglo después de J.C. una tendencia a la latinización del culto cristiano se hizo ver, y se propagó desde África del Norte hasta Roma. Este proceso podrá darse como acabado al final del siglo IV, bajo el reinado del Papa Dámaso. Y es a partir de ese momento que en todo el Orbis Catholicus del mundo occidental, la liturgia será celebrada en latín.El arameo, la lengua de Jesús no pudo imponerse en el mundo occidental. De la misma forma que el griego, en Oriente, permanecerá limitado a Siria. Es por ello que, aprovechando estos avatares histórico-culturales, fue el latín el que triunfó al Oeste del Imperio, en particular en cuanto a su uso como lengua litúrgica del Occidente.
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Pax et Bonum,