Paix Liturgique - El p. Claude Barthe, autor de varios libros sobre la liturgia antigua, ha escrito un breve ensayo sobre el nuevo movimiento litúrgico (*). He aquí una presentación, traducida de la entrevista concedida por el p. Barthe a la revista francesa Monde et Vie.
1 / Padre, en su último trabajo se explaya un poco. Le conocemos como un defensor de la Misa tradicional y ahora le descubrimos preocupado con la Misa de Pablo VI, ¿por qué ese interés de su parte?
La participación activa en la defensa de la Misa tradicional, no me ha impedido interesarme en la transformación de la Misa de Pablo VI. En 1997, diez años antes del Motu Proprio, publiqué un libro de reflexiones -Reconstruire la liturgie. Entretiens sur l’état de la liturgie dans les paroisses, ediciones F-X di Guibert- en la que el tema era exactamente lo tratado en el actual libro. Es claro que el Motu Proprio de 2007, ha replanteado este propósito, consistente en remarcar las dos críticas paralelas sobre los cambios implementados bajo Pablo VI, específicamente aquella frontal, dirigida a promover una amplia difusión de la antigua liturgia, y la reformista, denominada ”la reforma de la reforma”, que busca implementar los cambios desde dentro de la Liturgia de Pablo VI, las que han estado estrechamente vinculadas desde el principio.
El proyecto de reforma de la reforma no puede lograrse sin la columna vertebral constituida en la celebración cada vez más amplia según el misal tradicional. Por otro lado, no se puede esperar su reinserción masiva en las parroquias ordinarias sin el renacimiento de un entorno vital impulsado por la reforma de la reforma.
2 / Los fundamentalistas de la forma extraordinaria creen que el misal de Pablo VI no es reformable y entienden que necesariamente habría que descartarlo. Ud. piensa que puede ser reformado o incluso que podría ser enriquecido, ¿cómo?
Creo, en primer lugar, que es completamente poco realista creer que con una varita mágica en todas las parroquias del mundo se celebrarán nuevamente las misas según el uso antiguo. En cambio yo puedo ver, junto con otros, incluyendo algunos que están en la parte más alta de jerarquía católica, que el misal de Pablo VI contiene un número infinito de opciones, matices y posibilidades de interpretación. Hacer una elección progresiva y sistemática, o de manera sistemáticamente progresiva de las opciones tradicionales que contiene, puede hacerse efectivo en el terreno parroquial, y todo legalmente (en modo perfectamente canónico) ajustando su uso en un sentido tradicional (n.r.: el autor utiliza la palabra “retraditionalisation”). Por otra parte, cabe una simple observación: muchas parroquias ya han puesto en práctica esta reforma de la reforma, a menudo en etapas, y en la gran mayoría de los casos, de forma paralela, se celebra la Misa tradicional.
Para responder a la pregunta, diría que creo que la liturgia romana puede ser salvada, como se puede ver en la práctica, a través de una acción a doble velocidad: la difusión del misal de San Pío V y la reforma de la reforma. Esto asegurará, parafraseando a Pablo VI en un famoso discurso, eliminar todo lo que en su reforma ya está viejo y obsoleto, porque no es tradicional. Después de esta operación veremos exactamente lo que se salvará…
3 / Ud. nos ha hecho descubrir una parte relativamente poco conocida en la historia litúrgica de los últimos cuarenta años. Mientras que los partidarios de la Misa Tradicional no se sienten en la necesidad de preocuparse por el nuevo misal, algunos seguidores “moderados” de este último, una corriente muy minoritaria sin duda, han trabajado para proponer una reforma. ¿Puede describir brevemente esta posición?
Es la historia de lo que podríamos llamar la crítica reformadora del nuevo misal. En resumen, y hablando sólo de Francia, podemos recordar que como teólogo Louis Bouyer, que había participado activamente en la reforma conciliar, estuvo muy pronto en conflicto con varios de sus aspectos, particularmente en referencia a la orientación de la celebración. La Abadía Solesmes y, en grados diferentes, algunos de sus “hijos”, han aceptado la reforma, pero sin derogar el uso del canto gregoriano y del latín. La Comunidad de Saint-Martin, de Monseñor Guérin, ha optado por el misal de Pablo VI, pero de acuerdo con una interpretación muy “tradicionalista”. El Obispo Maxime Charles, rector de la Basílica de Montmartre, y el Abbe Michel Gitton, su principal heredero espiritual, anteriormente sacerdote de la parroquia de St-L’Auxerrois-Germain en París, tenía como pauta, la conservación de lo que podía ser recuperado en medio de las ruinas.
Por sobre todo, ha estado el fenómeno Ratzinger. Ya en 1966, Joseph Ratzinger había intervenido muy severamente en el Katholikentag de Bamberg a propósito de la reforma en curso. La lucha contra la lo que él cree que es un “falso espíritu del Concilio” se ha convertido, por así decirlo, sustancial para quien fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1981, y luego Papa en el 2005. En materia litúrgica, Joseph Ratzinger fue mucho más lejos que otros reformistas. Hoy sabemos que el 16 de noviembre 1982 organizó una reunión de cardenales en Roma “sobre las cuestiones litúrgicas”, y había obtenido que todos los Prefectos de las Congregaciones presentes en la reunión afirmaran que el antiguo Misal Romano debía ser “permitido por la Santa Sede en toda la Iglesia por las misa celebrada en lengua latina”. En 1982, exactamente un cuarto de siglo antes de la publicación del Motu Proprio Summorum Pontificum!
4 / Su obra se subtitula “Un nuevo movimiento litúrgico”. ¿Es una esperanza piadosa, o la constatación del hecho de que alrededor de Benedicto XVI, la punta diamante de la reforma de la reforma, se ha formado un grupo influyente de prelados y de hombres de la Iglesia que desean, si no llevarlo a cabo con rapidez, por lo menos darle un empuje decisivo?
Precisamente, a partir de la obra de Joseph Ratzinger (“Informe sobre la fe”, ”Mi Vida”, “El Espíritu de la Liturgia”, “Canta al Señor un cántico nuevo”, y “La Fiesta de la Fe”) y la búsqueda en estos de una autorizada legitimidad, se ha construido una nueva generación de teólogos, de historiadores del culto divino y miembros de la Curia, que ahora forman el núcleo de los diseñadores de la reforma de la reforma y los sostenedores del Motu Proprio.
Dicho esto, ninguno de ellos, empezando por el Papa buscan promover la reforma de la reforma a través de textos, decretos o de un nuevo Misal de síntesis entre lo nuevo y lo viejo: un misal, “Benedicto XVI” que sólo se añadiría al misal de Pio V y el misal de Pablo VI, sino que desea continuar con el ejemplo, la exhortación, la educación y, sobre todo, evocar el tema de la Epístola a los romanos de San Pablo, provocar un sano “celo” de la forma hoy denominada ordinaria en relación a la denominada extraordinaria. Esta es la característica de la restauración ordenada por el cardenal Ratzinger desde 1985: tratando de llegar al corazón de las cuestiones conciliares, en modo exhortativo y no coercitivo.
La reforma de la reforma, de hecho, ya ha dado sus frutos en un gran número de parroquias. Es suficiente para fomentarla, difundirla y sobre todo, para alcanzar el nivel de las diócesis. Sería justo y oportuno que, en lugar de resguardar sólo a los sacerdotes en la base, y al Papa en la cumbre, también fuera practicada por los obispos. Imagine por un momento el efecto prodigioso no sólo en la restauración de la liturgia, sino en todo lo que lo acompaña, me refiero a las vocaciones, la doctrina, la catequesis, la renovación de la práctica católica, que produciría si un obispo, luego dos, luego tres… girasen nuevamente el altar de su catedral, restablecieran el uso de la comunión de rodillas, reintrodujesen el latín, el canto gregoriano, y regularmente celebrara la Santa Misa tradicional.
5 / Benedicto XVI, durante su viaje apostólico al Reino Unido, ha celebrado en todas sus misas con el Prefacio y el Canon en latín. ¿Qué cosa le inspira esta novedad, sólo la última de una serie a partir de la elección del cardenal Ratzinger, respecto de las celebraciones papales?
Me inspira, “gaudium et spes”, alegría y esperanza. Espero, por ejemplo, que en un próximo viaje apostólico, el Papa celebre públicamente la Santa Misa según la forma extraordinaria del Rito Romano, cosa que, se dice, lo hace con regularidad en privado ….
(*) “La Messe à l’endroit – Un nouveau mouvement liturgique” – Éditions de l’Homme Nouveau
DE:http://unavocecba.wordpress.com/