domingo, 26 de maio de 2013
Texto completo de la alocución del Papa en italiano, antes del rezo mariano del Ángelus.
PORTUGUÊS, ESPAÑOL, DEUTSCH, FRANÇAIS, ENGLISH, ITALIANO,JAPONESE, BIELORUSSO, HINDI, PILIPINO
Queridos hermanos y hermanas! ¡Buenos días!
Esta mañana hice mi primera visita a una parroquia de la diócesis de Roma. Doy gracias al Señor y les pido que oren por mi servicio pastoral a esta Iglesia de Roma, que tiene la misión de presidir en la caridad universal.
Hoy es Domingo de la Santísima Trinidad. La luz del tiempo pascual y de Pentecostés renueva cada año en nosotros la alegría y el asombro de la fe: reconocemos que Dios no es algo vago, nuestro Dios no es un Dios spray, es concreto, no es abstracto, sino que tiene una nombre: "Dios es amor". No es un amor sentimental, emocional, sino el amor del Padre, que es la fuente de toda la vida, el amor del Hijo que muere en la cruz y resucita, el amor del Espíritu, que renueva al hombre y al mundo.
Y pensar que Dios es amor, nos hace bien, porque nos enseña a amar, a entregarnos a los demás como Jesús mismo se dio por nosotros y camina con nosotros. Y Jesús camina con nosotros en el camino de la vida.La Santísima Trinidad no es el producto de razonamientos humanos, es el rostro con el que Dios se ha revelado a sí mismo, no desde lo alto de un trono, sino caminando con la humanidad. Es Jesús quien nos ha revelado al Padre y quien nos ha prometido el Espíritu Santo. Dios ha caminado con su pueblo en la historia del pueblo de Israel y Jesús caminó siempre con nosotros y nos prometió el Espíritu Santo, que es fuego, que nos enseña todo lo que no sabemos, que nos guía en nuestro interior, que nos da buenas ideas y buenas inspiraciones.
Hoy alabamos a Dios, no por un misterio particular, sino por Sí mismo, "por su inmensa gloria", como dice el himno litúrgico. Lo alabamos y le damos las gracias porque Él es Amor, y porque nos llama a entrar en el abrazo de su comunión, que es la vida eterna.
Encomendemos nuestra alabanza a las manos de la Virgen María. Ella, la más humilde de las criaturas, gracias a Cristo ya ha alcanzado la meta de la peregrinación en la tierra: ya está en la gloria de la Trinidad. Por esto María, nuestra Madre, la Virgen, resplandece por nosotros como signo seguro de esperanza. Es la madre de la esperanza, en nuestro camino, en nuestra vida es la madre de la esperanza, es la madre la que nos consuela también, la madre de la consolación y la madre que nos acompaña en el viaje. Ahora recemos a la Virgen todos juntos, nuestra madre, que nos acompaña en el camino.
Palabras del Papa tras la oración mariana del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas,
Ayer en Palermo, fue proclamado Beato el sacerdote Giuseppe Puglisi, sacerdote y mártir, asesinado por la mafia en 1993. Don Puglisi, fue un sacerdote ejemplar, dedicado especialmente a la pastoral juvenil. Educando a los chicos según el Evangelio los salvaba de la mafia, y por eso ésta intentó vencerlo asesinándolo. Pero en realidad, es él que ha vencido, con Cristo Resucitado.
Pienso en tantos dolores de hombres y mujeres, incluso de niños que son explotados por las mafias, que los explotan, haciendo que ellos hagan el trabajo que les convierte en esclavos de la prostitución, con tantas presiones sociales. Detrás de esta explotación, detrás de esta esclavitud hay mafias. Pero recemos al Señor para que convierta los corazones de estas personas, que no pueden hacer esto. No pueden hacer de nuestro hermanos, esclavos. Debemos orar al Señor. Recemos para que estos mafiosos y estas mafiosas se conviertan a Dios y alabemos a Dios por el luminoso testimonio de don Puglisi, y hagamos tesoro de su ejemplo.
Saludo con afecto todos los peregrinos presentes, a las familias, a los grupos parroquiales que han venido de Italia, España, Francia y de tantos otros países. Saludo particularmente a la Asociación Nacional San Pablo de los Oradores y de los Círculos Juveniles, que nació hace 50 años al servicio de los jóvenes. Queridos amigos, San Felipe Neri, que hoy recordamos, y el beato Giuseppe Puglisi apoyen sus esfuerzos. Saludo al grupo de católicos chinos aquí presentes, que se han reunido en Roma para rezar por la Iglesia en China, invocando la intercesión de María Auxiliadora.
Dirijo un saludo a todos los que promueven el "Día del Alivio", a favor de los enfermos que viven en la recta final de su camino terreno; así como la Asociación italiana de Esclerosis Múltiple. ¡Gracias por su compromiso! Saludo a la Asociación Nacional del Arma de Caballería, y a los fieles de Fiumicello, cerca de Padua.
¡Buen domingo a todos y buen almuerzo!