EN TI ESTÁ LA FUENTE DE LA VIDA |
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Venir a este mundo, marchar de él, no
depende de nosotros. Sin embargo, interesados por satisfacer las exigencias
inmediatas, nos olvidamos de nuestra condición de peregrinos, de seres de
paso.
El excesivo cuidado por realizar la
imagen social, el responder a lo que se espera de nosotros, el afán de llenar
los deseos que vemos como imperativos, ponen en peligro nuestra verdadera vida,
la que nos ofrece cada instante la que está presente en lo más profundo de
nuestro ser.
Si no hacemos el esfuerzo por estar
presentes a nosotros mismos en todo momento, corremos el riesgo de no escuchar a
quien nos llama por nuestro nombre.
Muchos deseos nos conducen hacia el
porvenir, muchos miedos nos retienen como prisioneros del pasado. Y el presente
que es siempre momento de gracia, no puede desarrollarse y alcanzar plenitud,
“¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su
alma?”.
Ningún deseo, ningún temor, ninguna
inquietud pueden alargar por un instante nuestra vida. La vida nos es
dada.
Por la vida podemos entrar en relación
íntima y consciente con el que es fuente de vida.
Reconocer o negar esta comunión con la
vida, es aceptar o rechazar la dependencia que nos hace existir. Esto no tiene
nada de opresivo. La revelación de Jesucristo es determinante: nos revela que
Dios es amor, que Dios es comunión. Entrar progresivamente en esta relación de
comunión, madurar como el racimo de la uva al pie de la cepa, es una experiencia
de liberación que sobrepasa todo conocimiento.
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quinta-feira, 16 de janeiro de 2014
Fr. Muratiel: Si no hacemos el esfuerzo por estar presentes a nosotros mismos en todo momento, corremos el riesgo de no escuchar a quien nos llama por nuestro nombre.
http://www.dominicos.org/manresa/silencio/paginesSilenci/EscritoEnTiEstaLaFuenteDeLaVida.htm