Expectantes ante un análisis más amplio de la exhortación apostólica que acaba de publicarse, monseñor Fellay, Superior de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, en su predicación en el Santuario de Puy, en Velay, el domingo 10 de abril, expresó sus quejas iniciales sobre las novedades introducidas en el documento en cuestión.
”Es una exhortación apostólica que lleva por título ‘La alegría del amor’ pero que hace llorar. Esta exhortación es un resumen de dos sínodos sobre el matrimonio. Es muy larga y contiene muchas cosas que son justas, que son bellas, y después de haber construido un bello edificio, una bella barca, el Sumo Pontífice ha hecho un agujero en la quilla de la barca, en la línea de flotación. Vosotros sabéis todo lo que está sucediendo.Es inútil decir que el agujero ha sido hecho tomando todas las precauciones posibles, es inútil decir que el agujero es pequeño: ¡la barca se hunde! Nuestro Señor ha dicho que ni un ápice, ni un solo ápice será levantado en la ley de Dios. Cuando Dios habla, sus palabras no tienen excepciones, cuando Dios manda es de una infinita sabiduría que ha previsto todos los casos posibles. No hay excepciones en la ley de Dios. Y entonces, de repente, se pretende que esta ley del matrimonio, se conserve diciendo que ‘el matrimonio es indisoluble’ (se repite está frase), después se dice que, a pesar de todo, puede haber excepciones en el sentido de que estos divorciados considerados re-esposados podrán en este estado de pecado mortal estar en estado de gracia, y podrán recibir la comunión.¡Es gravísimo! ¡gravísimo! Creo que no se ha medido suficientemente la gravedad de esto que ha sido dicho. No hace falta decir, son pequeñas excepciones puestas al borde; y así es dada la comunión en la mano y como lo he dicho: un pequeño agujero en la nave es suficiente, ¡la nave se hunde!”.1Posteriormente, el prelado define el documento como ”(…) Exhortación terrorífica que ha hecho mucho mal a la Iglesia”.
Más adelante, describiendo la situación general de la Iglesia, el Superior General afirma que ‘‘un gran número de prelados, incluso cardenales, y diremos que incluso el Papa, dicen no solo cosas absurdas sino herejías, que llevan al camino del pecado (…)”.
[Traducción de Gabriello Sabbatelli. Fuente]