quinta-feira, 30 de abril de 2020
EL FIN DEL CORAVIRUS OCURRIRÁ CUANDO EL MUNDO SE CONVIERTA
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La humanidad ha llegado al máximo del pecado, en su arrogancia, orgullo y todo tipo de oposición contra su Dios y Salvador y todo tipo de mal inspirado por el diablo.
La humanidad ha vivido de espaldas a su Creador, cometiendo todo tipo de maldades e ignorando las leyes de Dios, traducidas en los diez mandamientos y el respeto a la Iglesia que Jesús fundó.
Los gobiernos han aprobado leyes que van en contra de la voluntad soberana de Dios, el Único Señor que puede dar la vida y quitarla.
Todas las aprobaciones de aborto, de asesinato de inocentes, son crímenes que claman al cielo y piden justicia.
El crimen de la eutanasia y de las uniones legalizadas entre personas del mismo sexo son aberraciones a los ojos de Dios y claman por justicia.
DIOS ES AMOR. DIOS SIEMPRE PERDONA SI NOS ARREPENTIMOS DE NUESTROS PECADOS Y HACEMOS PENITENCIA POR ELLOS.
DIOS creó el Universo y la naturaleza humana con sus leyes que deben ser respetadas.
Si el hombre desobedece estas leyes de la naturaleza humana, entonces la propia naturaleza se venga.
DIOS NOS CREÓ PARA EL AMOR Y LA LIBERTAD.
Por lo tanto, si desobedecemos a DIOS y sus leyes, por supuesto DIOS no puede aprobar el pecado y por lo tanto mucho menos puede librarnos de las consecuencias de nuestros pecados que son guerras, crímenes, asesinatos, robos, explotación de los más débiles, abuso sexual de los inocentes, egoísmo.
La consecuencia natural de la inobservancia de las Leyes de Dios es, por lo tanto, la venganza de los elementos de la naturaleza contra el hombre mismo.
No es la venganza de DIOS LO QUE ES AMOR, sino la consecuencia directa de nuestra desobediencia a las leyes que DIOS creó y que son INMUTABLES.
Por lo tanto, pensamos que esta PANDEMIA está a punto de durar y todavía habrá muchas muertes, mientras el hombre no reconozca sus errores y pecados y pida PÉRDIDAS a DIOS.
DEBEMOS UNIR FUERZAS para reparar, pedir perdón y misericordia para la pobre humanidad sumida en la oscuridad.
Sin olvidar a todos aquellos que se sacrifican en los hospitales, como médicos y enfermeras para superar la agresiva Pandemia, queremos implorar para ellos y para todos los hermanos y hermanas infectados las rápidas mejoras y para las familias afligidas por las víctimas de esta pandemia el consuelo que sólo DIOS puede conceder y para las innumerables víctimas que deseamos y DESTINO ETERNO.