Mons. Viganò responde al informe del Vaticano sobre el caso McCarrick
Hoy se ha dado a conocer el informe oficial de la Santa Sede en relación con el caso McCarrick. Antes de expresar mi opinión al respecto, analizaré su contenido.
No puedo menos que señalar la surrealista operación de engaño con respecto a la responsabilidad de encubrir los escándalos del depuesto cardenal estadounidense. Tampoco puedo menos que expresar mi indignación por ser objeto de las mismas acusaciones de encubrimiento cuando en numerosas ocasiones he denunciado la inactividad de la Santa Sede ante la gravedad de las acusaciones sobre la conducta de McCarrick.
Un comentarista falto de prejuicios podría señalar el más que sospechoso momento de su publicación, así como la tentativa de desacreditarme acusándome de desobediencia y de negligencia por parte de quienes tienen mucho interés en descalificar a quien ha puesto en evidencia una inigualada red de corrupción e inmoralidad. El descaro y la actitud fraudulenta demostrados en esta ocasión habrían requerido que a tan llamativa reconstrucción de los hechos la hubieran titulado informe Viganò, ahorrando al lector la desagradable sorpresa de ver una vez más adulterada la realidad. Pero les falta honradez intelectual, más incluso que amor a la justicia y a la verdad.
A diferencia de muchos personajes envueltos en este asunto, no tengo el menor motivo para temer que la verdad contradiga mis denuncias, ni existen tampoco motivos para chantajearme. Quienes formulan acusaciones privadas de fundamento con el solo objeto de distraer la atención de la opinión pública se llevarán la amarga sorpresa de constatar que la operación realizada contra mí no surtirá el menor efecto, y sólo servirá para probar una vez más la corrupción y la mala fe de quienes durante demasiado tiempo han callado, negado y hecho la vista gorda, y habrán de dar cuenta hoy. El culebrón vaticano continúa.
+Carlo Maria Viganò, arzobispo
10 de noviembre de 2020
(Traducido por Bruno de la Inmaculada)