1- La reparación, es decir, a la construcción de una vida en gracia, de una vida nueva, de una vida conforme a Cristo que nos llama a que nosotros, pues, aceptemos y acojamos a los hermanos.
2-Cuando censuramos, condenamos y excluimos de nuestra amistad alguna persona, estamos volviendo a herir con punzada fuerte...con lanzada fuerte ese corazón divinal de Jesús. Por eso animarnos cada vez más a ser uno, uno, uno...en trabajo, en oración, en sacrificio, en entrega.
3-Ojalá que la Virgen Santísima revele a nosotros y regale a nosotros esos misterios de unidad tan necesarios en esta época, incluyendo en la misma Iglesia hay tanta desunión...e incluso la misma Iglesia dentro...tiene muchísimos enemigos.
4-En cada persona debemos de ver a Jesús, en cada persona debemos de buscar a Jesús, en cada persona debemos de encontrar a Jesús, por consiguiente, cuando miramos a una persona, sobretodo, le pedimos a Jesús que le veamos en él y que nos hable através de él. De ahí, pues, que también haya la necesidad de perdonar, porque el hombre es limitado, es pecador, y no solamente perdonar, sino reconciliarnos y tener afecto hacia aquellas personas que fueron o han sido nuestros enemigos.
5-A cada uno, como dice la Palabra, no deber otra cosa sino amor, a cada uno no hacer otra cosa sino amarlo, a cada uno no hacer otra cosa sino victimarnos por él, por él victimarnos...sí, sí, sí, victimarnos con todo el corazón y con toda la vida...no de palabras o de posturas sino un corazón que se victime en el silencio sacrificial de Cristo Jesús. Que nunca hayan rencores ni resentimientos en nuestro interior hacia nadie.
6-Por consiguiente, todos los que entren a formar parte de la fraternidad nuestra no vestirán la túnica blanca, ni el escapulario, ni el rosario hasta finalizar el noviciado como señal de su consagración y de su victimación en la Iglesia.
7-Nadie, por consiguiente, tiene derecho ni puede aparecerse en público sin el hábito eclesiástico, sin el hábito de esclavo, sin el hábito religioso, sin nuestra túnica de vencedor...del vencedor, sin el escapulario de la Virgen, sin nuestra cadena de Esclavos. Aunque a algunos le parezca chocante, incluso demasiado fuerte para estos tiempos y para estos climas, nosotros seguimos con humildad la voluntad de Dios, manifestada en su Iglesia, de vestir en todo momento el hábito eclesiástico, el hábito religioso, el hábito de Esclavo.
8-Tener siempre un ambiente de fraternidad, que los hermanos encuentren cariño, afecto, apoyo, para que no tengan que buscarlo en nadie y que lo hagan buscando, precisamente, pues, la oración...salven su castidad por medio de la oración...por medio de la oración asidua y de medios ascéticos más o menos conocidos...huir de las tentaciones o de las ocasiones de pecar, no verlo todo, mortificar la vista, los sentidos....
9- Quien no mortifica nada, nada alcanza en la vida espiritual. Es a base de mucha mortificación y mucho padecer que algo podamos lograr para Dios.
10- Dejar que Dios vaya podando la vida através de la obediencia para que dé frutos. Obedecer en todo, menos en aquello que sea pecado o relajación o pérdida del sentido evangélico de la vida religiosa.
11-La oración que ocupa el lugar primero de nuestras vidas y consiste en la celebración de la eucaristía todos los días, la participación en esa celebración, en adorar la eucaristía tres horas diarias, en rezar las tres partes del rosario,una la hacemos en privado y nos obliga en conciencia a hacerlo, la celebración de la Liturgia de las Horas, el coro .
11- El rezo del Angelus, que nunca debe faltar a las seis, a las doce y a las seis, y la recepción frecuente del sacramento de la penitencia.
12- Aunque ahora no encontremos ecos...ecos en el pueblo, pues, es un pueblo muy cortado y tronchado en sus raíces y en su piedad, vamos con mucha paciencia y humildad dando toques...toque sobre toque, amor sobre amor, hasta ir sembrando inquietudes santas en torno a la eucaristía y en torno a la Virgen.
13- Como medio para nosotros perfeccionar nuestra oración la constancia en la dirección espiritual, es decir, la consulta, a aquellos que Dios a puesto como directores espirituales en nuestras vidas. Abrirnos, decirlo todo, sin miedos, sin tabús, sin tapujos...decirlo todo, comunicarlo todo al que está al...al que está frente a nuestra comunidad.
14- El que no se confiesa no progresa. La persona que no busca la confesión con frecuencia le da la virulencia, es decir, le acoge un virus y le acaba, le corroe, le come el alma. Por eso buscar a Dios con frecuencia, con humildad, reconocer nuestras faltas, nuestras miserias, nuestras debilidades...ir avanzando cada vez más en ese camino hacia Dios.1
15-A eso hemos venido...a dejar que él sea él en nuestras almas y que nosotros, simple y llanamente, no hagamos otra cosa en nuestra vida sino adorarlo santamente y poner todos los medios para que sea adorado y conocido en su misterio de eucaristía en todos los hombres. Lo demás para nosotros es accidental y pasajero. Lo sustancial es esto...orar y amar, orar y victimar, orar y ofrecernos en esa oración como holocaustos vivos, como sacrificios agradables por la salvación de todos.
16- Porque a veces con los de afuera damos la impresión de que somos gente buenísima y nos portamos con ellos espléndidamente pero con los de casa somos, pues, gente difícil de entender e inconstante. Pues no, primero con los de casa y desde la comunidad nosotros evangelizamos y hacemos presente a Jesús. Los hermanos son primero, nuestra familia es primero, sacrificarnos por ellos...es el compromiso primordial...es nuestro próximo... nuestro prójimo..el hermano de aquí, de la comunidad.
17-Pidamos a la Stma. Virgen que nosotros podamos vivir, pues, esa unidad, podamos vivir ese espíritu de oración, podamos vivir esa entrega, cada vez más radical, más abierta. Podamos ser amantes de la confesión...confesar nuestros pecados amplia y libremente...y vivir, pues, dejando que, poco a poco, Dios vaya tomando poseción y morada en nuestros corazones. Así la reina de los corazones se gozará, se realegrará en nosotros, porque hemos podido responder a la gracia a la que nos ha llamado y dar todo nuestro corazón a Jesucristo y a nuestros hermanos. Que nuestra vida una, congregue, sea fiel reflejo de la vida misma de Dios.