Por   Dom Gregori Maria
              Capítulo 20: Promulgación de la Sacrosantum Concilium (1/05/2010)
“La basílica esplendía de luces cuando, tras la  misa celebrada por el cardenal Tisserant, monseñor Felici leyó un  resumen de la Constitución Litúrgica y le preguntó a los Padres: 
Eminentísimos, excelentísimos y  reverendísimos Padres: ¿Merecen vuestra aprobación los decretos y  cánones que contiene esta Constitución? 
Se hizo un gran silencio. Los Padres se  inclinaron sobre su sus pupitres, bolígrafo en mano. Rápidos recogieron  las fichas los escrutadores. Luego el silencio se hizo aún más hondo,  mientras las máuinas electrónicas cantaban su solo conciliar. 
Volvió luego la voz sonora de monseñor Felici: 
Los reverendísimos Padres han votado de  la siguiente manera: “Placet” 2.147; non placet 4. 
Un gran aplauso largo, largo. La alegría de saber  que se había dado un paso histórico. La pequeña sonrisa pensando en los  cuatro obispos que pertinazmente repetían su “no”. Y los aplausos que  seguían sonando. Eran las once y diez de la mañana (…) 
Se hizo el mayor silencio de la mañana. Y de en  medio de él surgio la voz opaca, tensa, de Pablo VI: 
Pablo VI: el arte de medir. Por si alguién lo  dudaba aún, ahí está el discurso de hoy, en el que cada palabra ha sido  analizada, valorada, pesada y medida. Y todo ello unido al don de ser  equilibrado sin convertirse en mediocre. Sus palabras de hoy no tenían  ciertamente la temperatura de las del día de apertura. Si su discurso de  entonces tuvo la pasión de una proclama, el de hoy poseía la habilidad  de un balance; allí bastaba con embarcarse en el cauce de su fuego para  entenderle; aquí hay que asomarse a las entrelíneas, medir lo que se  escribió medidamente. 
Y COMO FINAL: LA BOMBA 
Pablo VI  peregrino en Tierra Santa, 4-6 de enero de 1864 rezando en el Cenáculo  |                
Los obispos iban siguiendo el discurso del Papa a  través de sus traducciones. El hondo tono del Papa iba calando en todos  ellos. Y de pronto el discurso terminaba, al fin de su cuarto folio  como en pico. Pero al llegar allí Pablo VI no se detuvo, pasó su cuarta  hoja y continuó leyendo. Hubo un segundo de sorpresa en el que todos los  Padres revolvieron sus cuartillas buscando aquel quinto folio que les  faltaba…a todos. Luego aguzaron el oído. Parece que el Papa hablaba de  algo importante: iba a comunicarles un proyecto acariciado durante mucho  tiempo… 
Del Aula surgió un “¡Ah!” unánime. Luego una ola  de aplausos. Una ola que crecía. “¡Viva el Oriente!” oí gritar al joven  auxiliar del patriarca de Antioquia. El obispo que estaba a su lado no  había logrado enterarse de lo que sucedía y preguntaba a derecha e  izquierda: ¿Pero que es lo que ha sucedido? Y el antioqueno le respondía  en latín: “Palestinam petit, Palestinam petit”… 
El Papa viajaría como peregrino a Tierra Santa… 
fonte:germinans germinabit 

inundado por um mistério de luz que é Deus   e N´Ele vi e ouvi -A ponta da lança como chama que se desprende, toca o eixo da terra, – Ela estremece: montanhas, cidades, vilas e aldeias com os seus moradores são sepultados. - O mar, os rios e as nuvens saem dos seus limites, transbordam, inundam e arrastam consigo num redemoinho, moradias e gente em número que não se pode contar , é a purificação do mundo pelo pecado em que se mergulha. - O ódio, a ambição provocam a guerra destruidora!  - Depois senti no palpitar acelerado do coração e no meu espírito o eco duma voz suave que dizia: – No tempo, uma só Fé, um só Batismo, uma só Igreja, Santa, Católica, Apostólica: - Na eternidade, o Céu!