San Charbel Makhluf es un santo libanés del siglo XIX que ha
dejado atónitos a los sabios, porque de su cuerpo incorrupto salió líquido
sanguinolento que era inexplicable desde todo punto de vista científico. Si su
cuerpo vivo tenía cinco litros de sangre y, después de muerto, exudaba un mínimo
de un litro de líquido por año, lo que darían 67 litros en 67 años, ¿de dónde
salía ese líquido misterioso con el que se producían milagros maravillosos?
Después de muerto parecía un santo vivo, pues ni se le caía el pelo ni las uñas
y su cuerpo mantenía su flexibilidad natural.
San Charbel vivió el Amor de Dios; amor que, a lo largo de su
vida, se fue haciendo más y más profundo, hasta alcanzar, las altas cimas de la
contemplación, es decir, de la unión con su Creador y Redentor. Y no vayamos a
creer, que esto se dio de un momento para otro, como un acto de magia; ¡No!, san
Charbel siguió el mandamiento de Jesús, que todos conocemos, alimentándose de la
Palabra de Dios en el santo Evangelio; renunciando a todo aquello que le
apartara del Amor a Jesucristo Resucitado; para lo cual, él puso toda su
voluntad, inteligencia y entendimiento al servicio de la Verdad; permaneciendo,
para siempre, unido a Jesús, como “el sarmiento a la Vid”.
El firme propósito de san Charbel fue el de conocer a Jesús,
cada vez más, para servirle mejor; para que su fe, se incrementara, y así
pudiera escuchar la voz de Dios, para poder cumplir con su voluntad y vivir de
su amor. Este fue el trabajo de san Charbel durante toda su vida mortal, hacer
vida el mandamiento del Señor: “ámense los unos a los otros, como yo los he
amado” (Jn. 15, 12).
Así, la vida de san Charbel, no es otra cosa, que el
cumplimiento fiel de su vocación: religiosa, sacerdotal y de Ermitaño; la GRACIA
Y EL AMOR de Jesús no fueron estériles en san Charbel, quien realizó en su vida,
el ideal, que todos quisiéramos alcanzar: el de amar y ser amado.
.AÑO 2009
PAIS
DIRECTOR Nabil Lebbos
REPARTO Ghassan Estephan, Antoine Balabane, Julia
Kassar, Elie Metri, Khaled el Sayyed, Charbel Eid

inundado por um mistério de luz que é Deus e N´Ele vi e ouvi -A ponta da lança como chama que se desprende, toca o eixo da terra, – Ela estremece: montanhas, cidades, vilas e aldeias com os seus moradores são sepultados. - O mar, os rios e as nuvens saem dos seus limites, transbordam, inundam e arrastam consigo num redemoinho, moradias e gente em número que não se pode contar , é a purificação do mundo pelo pecado em que se mergulha. - O ódio, a ambição provocam a guerra destruidora! - Depois senti no palpitar acelerado do coração e no meu espírito o eco duma voz suave que dizia: – No tempo, uma só Fé, um só Batismo, uma só Igreja, Santa, Católica, Apostólica: - Na eternidade, o Céu!