MONS. RANJITH ANALIZA A REFORMA LITÚRGICA PÓS CONCILIAR E SUGERE A GRANDE NECESSIDADE DE REFORMAR A PRÓPRIA REFORMA JÁ FEITA
Monseñor Ranjith, Secretario de la Congregación para el Culto Divino, ha escrito el prólogo para la edición inglesa del libro “El Cardenal Ferdinando Antonelli y el desarrollo de la reforma litúrgica desde 1948 hasta 1970” de Monseñor Nicola Giampietro. Ofrecemos nuestra traducción del texto completo de este prólogo en el cual Monseñor Ranjith, con gran valentía, realiza un análisis preciso de la reforma litúrgica post-conciliar, planteando la gran necesidad de reformar la misma reforma.
¿Hasta qué punto la reforma litúrgica post-conciliar refleja en verdad a la “Sacrosanctum Concilium”, la Constitución del Concilio Vaticano II sobre la Sagrada Liturgia? Esta es una cuestión que a menudo ha sido debatida en los círculos eclesiásticos desde el mismo momento en que el Consilium ad Exsequendam Constitutionem de Sacra Liturgia culminó su trabajo. En las últimas dos décadas, ha sido debatida incluso con mayor intensidad. Y mientras algunos han sostenido que lo realizado por el Consilium estuvo en línea con aquel gran documento, otros se han mostrado totalmente en desacuerdo.
En la búsqueda de una respuesta a esta cuestión, debemos tener en cuenta la atmósfera turbulenta de los años que siguieron inmediatamente al Concilio. En su decisión de convocar el Concilio, el Papa Juan XXIII había deseado que la Iglesia se preparara para el nuevo mundo que estaba emergiendo tras la desgracia de los desastrosos acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial. Él previó proféticamente el surgimiento de una fuerte corriente de materialismo y secularismo a partir de las orientaciones nucleares de la era precedente, que había estado marcada por el espíritu de la ilustración, y en la que los valores tradicionales de la antigua visión del mundo ya habían comenzado a ser sacudidos. LER...

inundado por um mistério de luz que é Deus e N´Ele vi e ouvi -A ponta da lança como chama que se desprende, toca o eixo da terra, – Ela estremece: montanhas, cidades, vilas e aldeias com os seus moradores são sepultados. - O mar, os rios e as nuvens saem dos seus limites, transbordam, inundam e arrastam consigo num redemoinho, moradias e gente em número que não se pode contar , é a purificação do mundo pelo pecado em que se mergulha. - O ódio, a ambição provocam a guerra destruidora! - Depois senti no palpitar acelerado do coração e no meu espírito o eco duma voz suave que dizia: – No tempo, uma só Fé, um só Batismo, uma só Igreja, Santa, Católica, Apostólica: - Na eternidade, o Céu!