Me gustó la homilía que escuché hoy.
La parábola del evangelio del día ya la hemos comentado en este sitio. Jesús nos habla de como el sembrador echa la semilla al viento, y ésta cae en diferentes terrenos, el pedregoso, junto al camino, entre zarzas y en terreno fértil, y acorde con este reparto cabría esperarse que la simiente prosperase o no, y el grano que alcanzaría a producir. Una parábola que nos viene a decir que nuestra vida puede estar plena de bienes espirituales o ahogada y perdida entre zarzas, piedras o malograda por las aves… esto es, consumida inútilmente, vacía.
Y decíamos que la diferencia entre ser tierra fértil o un terreno yermo estriba en uno mismo, pero no porque el alma sea en sí misma apta o no para recibir la Palabra, sino que dependiendo de la actitud del que la recibe ésta es capaz de germinar o no. Y aquí surge una cuestión de importancia vital para el cristiano; no es lo mismo oír que entender, y Jesús, desapercibidamente, en su parábola, distingue una cosa de la otra, pues todos oímos, pero el que aplica sus capacidades a lo que oye está en disposición de comprender el mensaje, de entender. Y no hay comprensión inmediata. De la misma manera que un estudiante necesita repasar, analizar, memorizar… el cristiano ha de meditar y considerar la palabra. Es incoherente llamarse cristiano y no dedicar un tiempo al día a meditar, cada cual en intimidad, el mensaje de Cristo; qué significa en mi vida, qué consuelo me aporta, qué enseñanzas me brinda, … qué luz me da. Y a este tiempo de meditación y diálogo en presencia de Dios lo llamamos oración. ¿Se puede ser cristiano sin orar? Lo dudo.
Y meditar la vida y obra de Jesús es empezar a conocerle. Ante nuestros ojos se yergue la figura del Hombre Perfecto, molde en el que nuestra alma, al encajar, halla la horma para la que fue creada. Y es así como al mirar la figura de Jesús, comprendiéndola, asimilándola en nosotros mismos, como el hombre se hace verdaderamente cristiano, … conoce su paz, halla su dicha, encuentra la Verdad.
Y el que busca a Jesús puede no conformarse con los textos de los evangelios, lo cual no sólo es loable sino hasta recomendable, porque siendo siempre el mismo mensaje y la misma enseñanza, ésta adquiere mil matices según sea la luz del enfoque. Y no puedo yo resistirme a aportar en este blog una particular visión.
Son muchos ya los libros sobre Jesús que han pasado por mis manos. La mayoría muy recomendables, académicos e históricos unos, apasionados y emotivos otros… pero aún así, hay uno que me resulta deslumbrante y conmovedor como ninguno y que desde mi punto de vista no tiene parangón, que me ha ayudado a iluminar el mensaje evangélico con luz poderosa, y del que no puedo sino hacer una recomendación encarecida a aquel que busque nuevas fuentes espirituales. Se trata de la obra de María Valtorta “El poema del Hombre-Dios”.
Ya de por sí el título resulta esclarecedor, no se trata de un tratado académico o erudito, sino por el contrario nos prepara para llevarnos tan alto y tan cerca de Él como solo la mística puede lograr. Pero no, no tiene nada que ver con la poesía ni con lenguajes figurados ni metafóricos. De hecho el título con el que resulta más conocida esta obra es el de “El evangelio según me ha sido revelado”, y efectivamente, María Valtorta fue una mística italiana del siglo XX que según nos testimonia ella misma, recibió la gracia de, mientras yacía postrada en cama durante años a causa de una grave enfermedad, asistir a través de visiones místicas como un espectador cercano, a la vida de Jesús, tanto en su etapa oculta, como a los tres años de predicación seguidos de su pasión y muerte. Por mi parte he de decir que obvié la lectura del primer volumen porque se refería a la vida desconocida de Jesús hasta su madurez, y como no tendría posibilidad de contrastar con los evangelios empecé directamente por el segundo volumen, es decir, con el primer año de la vida pública de Jesús, esperando siempre la ocasión de superponer esta narración con los capítulos conocidos de su vida y sus enseñanzas mostradas en los Evangelios. Desde entonces esta obra la considero mi libro de cabecera.
Ha de decirse que existen defensores de la causa de María Valtorta para beatificarla y canonizarla, pero si quieres conocer más sobre la situación de estos escritos dentro de la Iglesia te recomiendo visitar el siguiente enlace dewikipedia. Resultan sorprendentes muchos de los comentarios efectuados por teólogos, historiadores, geógrafos…
Puedes considerarla ésta o bien como una obra verdadera, tal cual atestigua su autora, o bien y cuando menos, como un simple texto piadoso. Aún así es una lectura magnífica y deslumbrante, para leer y meditar poco a poco, excelente punto de partida para, tras cada lectura, practicar media hora de oración diaria, mirando, cara a cara, esa figura tan luminosa, cercana, amable, plena… que es Jesús, pues así verdaderamente es como le conocerás,….. le imitarás,…. le amarás.
En este enlace encontrarás entre otras obras suyas https://sietecirculos.wordpress.com/2014/07/14/conocer-a-jesus