NOVENA A JUAN PABLO II - SÉPTIMO DÍA
Intención: Por todos los niños del mundo, para que puedan vivir en un mundo de paz , justicia y amor.
“Si es cierto que un niño es la alegría no sólo de sus padres, sino también de la Iglesia y de toda la sociedad, es cierto igualmente que en nuestros días muchos niños, por desgracia, sufren o son amenazados en varias partes del mundo: padecen hambre y miseria, mueren a causa de enfermedades y de la desnutrición, perecen víctimas de la guerra, son abandonados por sus padres o condenados a vivir sin hogar, privados del calor de una familia propia, soportan muchas formas de violencia y de abuso por parte de los adultos” (JPII)
Lectura: Testimonio del ceremoniero pontificio monseñor Konrad Krajewski (7)
Siguiendo al Pontífice en los viajes apostólicos, durante los largos vuelos, me preguntaba a menudo: ¿dónde está el centro del mundo?
Trece días después de su elección, con algunos de sus colaboradores, el Papa se dirigió cerca de Roma a la Mentorella, donde está el santuario de la Madre de las Gracias. Preguntó a sus compañeros de viaje: "¿Qué es más importante para el Papa en su vida, en su trabajo?". Le sugirieron: "¿Tal vez la unidad de los cristianos, la paz en Oriente Medio, la destrucción de la cortina de hierro...?". Pero él respondió: "Para el Papa lo más importante es la oración".
En mi país existe este dicho: "El rey está desnudo frente a los ojos de sus siervos". Cuanto más comenzábamos a conocer a Juan Pablo II, tanto más estábamos convencidos de su santidad, la veíamos en cada momento de su vida. Él no oscurecía a Dios. Si quisiera indicar lo más importante para la vida sacerdotal y para cada uno de nosotros, mirándolo a él podría decir: no cubrir ni ofuscar a Dios con uno mismo sino, al contrario, mostrarlo y convertirse en el signo visible de su presencia. A Dios nadie lo ha visto, pero Juan Pablo II lo hizo visible a través de su vida.
Cuando rezaba, tuve la impresión de que se echaba a los pies de Jesús. Cuando rezaba, sobre su rostro era visible la entrega total a Dios. Era realmente transparente: era, por usar una imagen poética, como el arco iris que une el cielo con la tierra, y su alma corría por las escaleras de la tierra al cielo. Vuelvo ahora a la pregunta: "¿Dónde está el centro del mundo?".
Oración:
Oh Trinidad Santa, te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al Papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de Tu paternidad, la gloria de la Cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de amor. El, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo. Concédenos, por su intercesión, y si es Tu voluntad, el favor que imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus santos.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
¡Alabado sea Jesucristo!
28 abril 2011
NOVENA A JUAN PABLO II - SEXTO DÍA
Intención: Por la paz en el mundo por las víctimas de la guerra, la violencia y de los desastres naturales.
"Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad , verdad, justicia, y solidaridad". (JPII)
Lectura: Testimonio del ceremoniero pontificio monseñor Konrad Krajewski (6)
Antes de comenzar las exequias, monseñor Dziwisz y monseñor Marini cubrieron el rostro del Papa con un paño de seda, un símbolo de muy profundo significado: toda su vida estuvo cubierta y escondida en Dios. Mientras realizaban este gesto, estaba junto al ataúd y tenía en la mano el Evangeliario, otro signo fuerte. Juan Pablo II no se avergonzaba del Evangelio. Vivía según el Evangelio. Resolvía según el Evangelio todos los problemas del mundo y de la Iglesia. Según el Evangelio construyó toda su vida interior y exterior.
El misterio de Juan Pablo II, es decir, su belleza, se expresa muy bien a través de la oración del Papa Clemente XI que se encontraba en los antiguos breviarios: "Quiero todo lo que Tú quieres, lo quiero porque Tú lo quieres, lo quiero cómo y cuándo Tú lo quieres". Quien pronuncia estas palabras con el corazón se vuelve como Jesús que, humilde, se esconde en la hostia y se ofrece para ser consumado. Quien hace propias estas palabras comienza a vivir con el espíritu de adoración del Santísimo Sacramento.(continúa mañana)
Oración:
Oh Trinidad Santa, te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al Papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de Tu paternidad, la gloria de la Cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de amor. El, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo. Concédenos, por su intercesión, y si es Tu voluntad, el favor que imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus santos.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
¡Alabado sea Jesucristo!
27 abril 2011
NOVENA A JUAN PABLO II - QUINTO DÍA
Intención: Por los enfermos, y todos los que sufren en el alma y en el cuerpo. Por los mendigos, abandonados y todos aquellos que son marginados y olvidados
"Pido para vosotros la gracia de la luz y de la fuerza Espiritual en el sufrimiento, para que no perdáis el valor, sino que descubráis individualmente el sentido del sufrimiento y podáis, con la oración y el sacrificio, aliviar a los demás". (JPII)
Lectura: Testimonio del ceremoniero pontificio monseñor Konrad Krajewski (5)
Cada día celebro la Eucaristía en las Grutas Vaticanas. Observo cómo los empleados de la basílica y todos aquellos que se dirigen al trabajo en los diversos dicasterios y oficinas del Vaticano, los gendarmes, los jardineros, los choferes, comienzan la jornada con un momento de oración frente a la tumba de Juan Pablo II: tocan la lápida y le dan un beso. Y así todas las mañanas.
Desde el 2000 el Papa había comenzado a debilitarse cada vez más. Tenía grandes dificultades para caminar. Preparando el gran Jubileo con el arzobispo Piero Marini esperábamos que al menos pudiese abrir la puerta santa. Era casi imposible pensar en el futuro. Mientras me encontraba en las montañas polacas, una vez escuché esta afirmación: "Todavía no nos conocemos porque no hemos sufrido juntos". Con monseñor Marini participamos por cinco largos años en los sufrimientos del Papa, en su heroico combate consigo mismo para soportar el sufrimiento. Me vienen a la mente las palabras del salmo 51: "Purifícame con el hisopo y quedaré limpio", que se pueden entender también así: "Tócame con el sufrimiento y seré puro".
Estar con Juan Pablo II quería decir vivir en el Evangelio, estar dentro del Evangelio. En los últimos años del servicio junto a él me di cuenta de que la belleza está siempre ligada al sufrimiento. No se puede tocar a Jesús sin tocar la cruz: el Pontífice estaba tan probado, se puede decir martirizado por el sufrimiento, pero tan extremadamente bello, en cuanto que con alegría ofreció todo esto que había recibido de Dios y con alegría restituyó a Dios todo lo que de Él había tenido. La santidad, de hecho, - como decía la Madre Teresa de Calcuta - no significa sólo que nosotros ofrecemos todo a Dios sino también que Dios toma de nosotros todo aquello que nos ha dado. El atleta que caminaba y esquiaba en las montañas ahora había dejado de caminar; el actor había perdido la voz. Poco a poco se le había quitado todo.(continúa mañana)
Oración:
Oh Trinidad Santa, te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al Papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de Tu paternidad, la gloria de la Cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de amor. El, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo. Concédenos, por su intercesión, y si es Tu voluntad, el favor que imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus santos.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
¡Alabado sea Jesucristo!
26 abril 2011
NOVENA A JUAN PABLO II - CUARTO DÍA
Intención: Por los perseguidos a causa de la fe y por los no creyentes.
"La Iglesia necesita muchos y cualificados evangelizadores que, con nuevo ardor, renovado entusiasmo, fino espíritu eclesial, desbordantes de fe y esperanza, hablen cada vez más de Jesucristo". (JPII)
Estuve en contacto con el Papa por siete largos años: durante su vida, pero también cuando su alma se separó del cuerpo. En el momento de la muerte quedaron con nosotros sólo los restos mortales que se transformarán en polvo: el cuerpo se desvanece y la persona es acogida en el misterio de Dios.
Entre las tareas de los ceremonieros está también la de encargarse del cuerpo del Papa difunto. Lo hice por siete largos días, hasta el funeral. Poco después de su muerte, vestí a Juan Pablo II junto a tres enfermeras que lo habían seguido por largo tiempo. Si bien ya había transcurrido una hora y media del deceso, ellas continuaban hablando con el Papa como si estuviesen hablando al propio padre. Antes de ponerle la sotana, el alba, la casulla, lo besaban, lo acariciaban y lo tocaban con amor y reverencia, precisamente como si se tratase de una persona de familia. Su actitud no manifestaba sólo la devoción al Pontífice: para mí representaba el tímido anuncio de una beatificación cercana. Tal vez es por esto que no me he dedicado nunca a rezar intensamente por su beatificación, desde el momento en que ya había comenzado a participar. (continúa mañana)
Oración:
Oh Trinidad Santa, te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al Papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de Tu paternidad, la gloria de la Cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de amor. El, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo. Concédenos, por su intercesión, y si es Tu voluntad, el favor que imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus santos.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
¡Alabado sea Jesucristo!