El domingo de Resurrección, tras la Vigilia Pascual, celebramos la Santa Misa Cantada de Pascua.
Pascua es la fiesta de las fiestas, la alegría sin igual de los cristianos. La gran oración de acción de gracias, el prefacio, nos dirá el motivo incomparable de esta alegría: Si es justo alabar a Dios en todo tiempo, mucho más lo es en este día, en que Cristo, nuestra Pascua, inmolada -para expiar los pecados del mundo, nos ha dado la vida con su muerte y su resurrección.
Pascua es el pecado destruido, la muerte vencida, la vida divina recobrada, nuestro mismo cuerpo promovido a la inmortalidad. Ante semejante certidumbre debe desaparecer toda tristeza.
Haec dies quam fecit Dominus. «He aquí el día que ha hecho el Señor.» Durante toda la octava cantaremos la alegría de este día sin precedente, que nos abre las puertas de la eternidad.
Todos los domingos no harán sino evocarlo continuamente.
Y así, domingo tras domingo y año tras año, nos conducirán las pascuas de esta tierra hacia el día bienaventurado en que nos ha prometido Cristo volver lleno de gloria para introducirnos consigo en el reino de su Padre.
9 de abril de 2012
VIGILIA PASCUAL SEGÚN LA FORMA EXTRAORDINARIA DEL RITO ROMANO
Victimae paschali laudes
immolent Christiani!
A las 21:00 horas de la noche del sábado santo daba comienzo en la Iglesia del Salvador la Solemne Vigilia Pascual según la forma extraordinaria del Rito Romano. La liturgia de este día consta de dos partes bien diferenciadas:
- La liturgia bautismal: bendición del Cirio, Pregón Pascual, las lecturas bíblicas, el canto de las letanías, la bendición del agua y la renovación de las promesas.
- La Santa Misa con el canto de Laudes.
La Vigilia pascual comienza con la Bendición del fuego nuevo símbolo de Cristo.
Terminada la Bendición del fuego, el celebrante prepara el Cirio pascual trazando sobre él una cruz, escribiendo con el mismo la primera y la última letra del alfabeto griego (Alfa y Omega) y los números correspondientes al año presente. Luego, se bendicen cinco granos de incienso (si no están ya benditos de otro año) y se los clava en el Cirio el cual se enciende con el fuego nuevo.
Este Cirio representa a Jesucristo Resucitado y recuerda a la vez a la columna luminosa que acompañaba y guiaba por la noche a los hebreos, a su paso por el desierto. Los granos de incienso recuerdan por un lado las llagas del Crucificado y por otro los perfumes y ungüentos que prepararon las santas mujeres para embalsamar el cadáver de Jesús. Por eso va a ser el Cirio, el blanco de las miradas y de los homenajes de los fieles cristianos reunidos esta noche en el templo para la Vigilia pascual, y su luz va a iluminarlo y alegrarlo todo y a todos.
El cirio pascual ha sido pintado por nuestra hermanas, las Misioneras de la Fraternidad.
El celebrante, revestido de dalmática blanca, introduce en el templo en solemne procesión el Cirio encendido, cantando por tres veces: Lume Christi. Los fieles se ponen de rodillas y responden: Deo gracias. A continuación se canta el "Exúltet", previa incensación del libro y del Cirio, que ocupa un lugar céntrico del coro.
Para las lecciones, el celebrante vuelve a tomar el pluvial morado.
Las lecciones se terminan cantando la primera parte de las letanías de los santos. Tras la cual, donde no hay Pila Bautismal, se hace la renovación de las promesas bautismales. Tras las triple renuncia hecha por los fieles de Satanás, sus obras y vanidades; se hace la profesión de fe en forma interrogativa. El celebrante asperga al pueblo con agua bendita recordando así su bautismo. Se termina esta primera parte de la Vigilia con el canto de la segunda parte de las letanías: "Propitius esto... El sacerdote se retira a la sacristía y se reviste para la santa misa, mientras los ministrantes preparan el altar y la iglesia para la Santa Misa.
Al final de la Santa Misa, saludo a Nuestra Señora recordando que a Ella fue a la primera a la que Cristo Resucitado se apareció.