Llamado de Amor y de Conversión del Sagrado Corazón Jesús
7 Abril 2017
Queridos apóstoles de Mi Sagrado Corazón, deseo que mediten la Pasión Dolorosa que vivió Mi Sagrado Corazón, las estaciones interiores de Mi Corazón; deseo que perciban el Amor, la Paz, la Fuerza con los cuales Mi Corazón recorría, meditaba, adoraba, contemplaba, cada estación en la Vía Dolorosa hasta llegar al Calvario.
Mi Sagrado Corazón iba repleto de Amor, de Amor por toda la humanidad, de Amor por las generaciones antes de Mi Presencia en la tierra, durante Mi Vida en la tierra, y todas las generaciones por venir. Mi Pasión la soporté hasta por la última alma que habitará en la tierra. Mi Corazón recorrió este camino y lo recorre ahora, cada instante, cada momento; en muchas estaciones de muchos corazones Mi Sagrado Corazón sufre.
Por eso, Mi Madre ha venido reuniendo a los Juanes, a las Marías, a las mujeres piadosas, a los Cirineos, a las Verónicas, a los hombres y mujeres que han escuchado el Llamado de Mi Madre para que consuelen el Corazón del Hijo.
Mi Sagrado Corazón cuando llegó al Calvario, y fui crucificado, explotó en Amor, en Amor Santo, en Amor Perfecto, en el Amor de Dios, y Mi Corazón explota de Amor ahora, hoy, en cada momento presente, porque desea la salvación de todos los hombres. Hombres, y mujeres piadosas, escuchen a Mi Madre, hagan lo que Mi Madre les diga, para que consuelen este Corazón, que tanto les ama. Mi Corazón doloroso, pero apasionado por sus almas, les ama, les bendice: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Llamado de Amor y de Conversión del Casto y Amante Corazón de San José
5 Abril 2017
Hijos de Mi Castísimo Corazón, en aquel tiempo, según la Ley de Moisés, estaba escrito que todo primogénito sería presentado al Señor y la purificación de la Madre, Jesús, el Hijo de Dios, y María, la Inmaculada, humildemente se sometieron a la Ley del Señor, para cumplir por amor, y no como por obligación, lo mandado por el Señor, y Yo, como el Patriarca de la Santa Familia, lleve a Mi Familia a los pies del Todopoderoso.
¡Qué dolor sintió Mi Casto y Amante Corazón cuando nos encontramos con el profeta Simeón, que anunció el futuro sacrificio de Jesús y la pasión espiritual del Corazón Inmaculado de María, que como la Corredentora se uniría a los sufrimientos de su Hijo!
Pero la alegría que invadió Mi Corazón fue cuando presentamos al Niño al Señor y recibió del Espíritu Santo la unción como Mesías en el Templo de Dios. Nadie se daba cuenta, excepto nosotros sus padres, Simeón, y la profeta Ana, que el Redentor ya estaba entre los hombres.
Hijos, preséntese ustedes junto al Niño Jesús, en unión de Él, al Padre Eterno, como una sola Hostia, que se sacrifica en el altar, para que se vuelvan santos e irreprochables a los ojos del Señor.
¡Vivan, queridos hijos, este Misterio de la Presentación del Niño Jesús, continuamente! Nunca alejando de sus corazones que Dios está en ustedes siempre; Él, siempre, permanece en ustedes.
Les bendigo como el Padre del Niño Presentado en el Templo: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.