Muchos conocen cual era la opinión de la Beata Madre Teresa de Calcuta frente a la comunión en la mano. Ella decía: “[...] el peor mal de nuestro tiempo es la Comunión en la mano.” (The Wanderer, 23 de marzo de 1982)
Muchos podrían haber pensado que ... para ella el peor mal, podría ser otra cosa, pero no, consideraba que lo peor en este mundo era recibir a Cristo en la mano.
En el libro “Ven, sé mi luz” sobre las cartas de la Beata de Calcuta, aparece el testimonio de una religiosa sobre la devoción que tenia Madre Teresa a la Eucaristía.
En el cap.10 dice lo siguiente:
Una hermana que entró en los primeros años a la Congregación, testigo diario de las acciones de Madre Teresa, testificó sobre esta gran fe en la Eucaristía:
“Madre recibía la Sagrada Comunión diariamente con una devoción tremenda. Cuando algunos días se celebraba una segunda Misa en la casa Madre, trataba siempre de asistir, aunque estuviese muy ocupada. En semejantes ocasione la oía decía “que hermoso haber recibidos dos veces a Jesús hoy “. La profundísima reverencia de la Madre hacia el Santísimo Sacramento era un signo de su profunda fe en la Presencia Real de Jesús bajo la apariencia de pan y vino. Su actitud de adoración, gestos tales como las genuflexiones, incluso con las ambas rodillas en la presencia del Santísimo Sacramento expuesto, y esto hasta bien entrada en años, su manera de arrodillarse y juntar las mano, su preferencia por recibir la Sagrada Comunión en la lengua, todo ellos testimoniaba su fe en la Eucaristía.”
(Ven, sé mi luz. Ed. Planeta)
Este testimonio, confirmaría las palabras anteriores de la Madre Teresa, sobre el peor mal que hay en el mundo.
Son los santos de ayer y los de hoy los que nos muestran cómo debemos acercarnos a recibir a Nuestro Señor, debemos acercarnos con un corazón humilde y recibirlo en la lengua No en las manos y de rodillas. El testimonio de esta religiosa, recalca, que Madre Teresa al comulgar en la boca expresaba su fe en la Presencia Real.
Entonces esto nos confirma, qué al recibir la comunión en la boca por manos de sacerdotes, estamos dando fe a que Cristo, el mismo Dios esta presente en la Eucaristía y por eso no debemos tocarlo con nuestras manos que no están consagradas para tocar al mismo Dios.
De más esta decir qué no baste solamente los gestos externos, sino creer realmente en la Presencia Real y tener las disposiciones para acercarse a comulgar, aquéllas que manda nuestra Madre la Iglesia.