13 Julio 2016
Llamado de Amor y Conversión de María Rosa Mistica
Mis queridos hijos, vengo acompañada de Mi castísimo esposo San José, y por intercesión de San Rafael Arcángel, a encontrarme con ustedes y a darles el Mensaje del Cielo, el Mensaje de Mi Hijo. Queridos hijos, es preciso que abran sus corazones al Amor Santo, es preciso que en sus corazones haya Amor, para que haya Paz en sus familias. Deben cambiar sus corazones con la oración, y a través de la oración aprendan a vivir en Paz. Queridos hijos, el odio, el egoísmo, la ira, son grandes males que azotan vuestra generación, vuestros pueblos, vuestras familias. Aprendan a vivir en Paz abriendo sus corazones al Amor con la oración, el sacrificio, que representa la renuncia a uno mismo, y de la penitencia, que significa dar a Dios lo que es de Dios y dejar en el mundo lo que pertenece al mundo. Queridos hijos, sirvan al Señor y decídanse por Jesús para que vivan en Santidad, en Paz, en Amor Santo. Yo vuestra Madre, la Rosa Misteriosa del Paraíso de Dios, intercede por ustedes y pido al Señor que derrame su Santo Espíritu cuando oran con fe y con amor, cuando oran desde el corazón. Lean la Carta Primera del Evangelista San Juan. Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
- E senti o espírito inundado por um mistério de luz que é Deus e N´Ele vi e ouvi -A ponta da lança como chama que se desprende, toca o eixo da terra, – Ela estremece: montanhas, cidades, vilas e aldeias com os seus moradores são sepultados. - O mar, os rios e as nuvens saem dos seus limites, transbordam, inundam e arrastam consigo num redemoinho, moradias e gente em número que não se pode contar , é a purificação do mundo pelo pecado em que se mergulha. - O ódio, a ambição provocam a guerra destruidora! - Depois senti no palpitar acelerado do coração e no meu espírito o eco duma voz suave que dizia: – No tempo, uma só Fé, um só Batismo, uma só Igreja, Santa, Católica, Apostólica: - Na eternidade, o Céu! (escreve a irmã Lúcia a 3 de janeiro de 1944, em "O Meu Caminho," I, p. 158 – 160 – Carmelo de Coimbra)