Sus cohermanos llamaban a Padre Pío "el rosario viviente". "¿hay oración más bella -decía él- que aquella que nos enseñó la Virgen misma? Recen siempre el rosario"
Así aconsejaba a los cristianos:
"Amen a la Virgen y háganla amar! la oración del rosario es la oración que hace triunfar de todo y a todos. Ella, María nos lo ha enseñado así, lo mismo que Jesús nos enseñó el Padre Nuestro"                                      
Padre Pío consideraba a la Virgen Santísima especialmente como Madre,  la Madre de Jesús y después la Madre nuestra espiritual. Son miles de veces que Padre Pío llama a María con el dulce nombre Madre: mamma, mammina mia, mammina bella, etc.
Decía: "¡cuántas veces he confiado a esta Madre las penosas ansias de mi corazón agitado y cuántas veces me ha consolado en mis grandes aflicciones. Al no tener ya madre en esta tierra de angustias, no puedo olvidar que tengo una muy amante y misericordiosa en el cielo. ¡Pobre madrecita mía, cuánto me quiere Lo he llegado a comprobar muchas veces, de manera bien elocuente, al despuntar este hermosísimo mes de mayo. Con qué cuidado me ha acompañado al altar esta mañana. Parecía que no tenía que pensar en otra cosa sino sólo en mí, a fin de llenar mi corazón de santos afectos!
Con el rosario en la mano, pronunciando dulcemente los nombres de Jesús y María entregó su hermosa alma a Dios.

 inundado por um mistério de luz que é Deus   e N´Ele vi e ouvi -A ponta da lança como chama que se desprende, toca o eixo da terra, – Ela estremece: montanhas, cidades, vilas e aldeias com os seus moradores são sepultados. - O mar, os rios e as nuvens saem dos seus limites, transbordam, inundam e arrastam consigo num redemoinho, moradias e gente em número que não se pode contar , é a purificação do mundo pelo pecado em que se mergulha. - O ódio, a ambição provocam a guerra destruidora!  - Depois senti no palpitar acelerado do coração e no meu espírito o eco duma voz suave que dizia: – No tempo, uma só Fé, um só Batismo, uma só Igreja, Santa, Católica, Apostólica: - Na eternidade, o Céu!
inundado por um mistério de luz que é Deus   e N´Ele vi e ouvi -A ponta da lança como chama que se desprende, toca o eixo da terra, – Ela estremece: montanhas, cidades, vilas e aldeias com os seus moradores são sepultados. - O mar, os rios e as nuvens saem dos seus limites, transbordam, inundam e arrastam consigo num redemoinho, moradias e gente em número que não se pode contar , é a purificação do mundo pelo pecado em que se mergulha. - O ódio, a ambição provocam a guerra destruidora!  - Depois senti no palpitar acelerado do coração e no meu espírito o eco duma voz suave que dizia: – No tempo, uma só Fé, um só Batismo, uma só Igreja, Santa, Católica, Apostólica: - Na eternidade, o Céu!