Vivan en la Gloria y en la Felicidad del
Señor.
Hijos Míos, cuando oran desde el corazón hay liberación, hay sanación,
hay purificación.
Hijos
Míos, es grande la oración. He venido como maestra de oración. He tomado sus
manos y les he enseñado a orar.
Hijos
Míos, no teman abandonarse totalmente al Espíritu Santo. Si creen verán la
Gloria de Dios.
Hijos Míos, los corazones dispuestos reciben
la ayuda del Espíritu Santo. Por eso, no teman. Que Mi Señor Me envía a Mis
hijos para orar juntos, para enseñarles, para interceder, para estar con
ustedes, y regalarles la Gracia de Amor y de Misericordia que el Padre envía a Sus
hijos muy amados.
Les amo y les bendigo. En el nombre Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.