CONSTITUCIONES
Segunda Redacción
Capítulo I-número 7
Vamos a seguir la contemplación de...de nuestras constituciones... pasar al número 5.
(Aquí alguien le corrige sobre el número que correspondía discutir.)
Vamos entonces a la número 7 para definir lo que es el Esclavo. Un Esclavo de la Eucaristía y de María Virgen...¿quién es? En esta definición se encuentran todos los elementos necesarios, los elementos sustanciales de nuestra vocación esclavista, lo que nos distingue en medio de la Iglesia, lo que origina nuestra vocación, lo que debemos ser en la Iglesia, hacia lo cual deben de tender todas nuestras fuerzas y potencialidades interiores...El ideal de nuestra vida se encuentra aquí, en este número 7, en una palabra el número 7, es como el resumen de todas las constituciones, su síntesis, su programa, su vida misma...
Se dice que entonces el Esclavo de la Eucaristía y de María Virgen... lo primero que se pone es, “un hombre que se cansa sin cansarse...que se cansa sin cansarse”. ¿Lo entiendes Jorge Juan? “...que se cansa sin cansarse”, ¿qué quiere decir? Explícalo. ¿Qué quiere decir la frase “que se cansa sin cansarse”? Normalmente cuando nos cansamos, nos cansamos; cuando el cuerpo se agota, se agota; cuando hay sueño, pues, se acuesta y se duerme y ya...¿verdad? Pero sin embargo, cuando decimos que se cansa sin cansarse, lo que se refiere es: se cansa el cuerpo, se cansa la vida humana, se siente el dolor del desierto, el padecer...se agotan las fuerzas físicas, síquicas...un agotamiento total...exterior, “es el hombre que se cansa...”. Pero a la misma vez, decimos “sin cansarse”, es decir, el espíritu está siempre despierto, el espíritu siempre está vivo, el espíritu siempre está disponible para el amor y para el sacrificio, el espíritu está siempre contento, está alegre, dispuesto a entregarse... Por eso decimos que “se cansa sin cansarse”, o sea, que aunque estés agotado, aunque estés agobiado, siempre sonríes, siempre bendices, siempre tienes una mirada de bondad para los demás; aunque estés que no puedas más, que la vida se te está acabando, se está rompiendo, todo se está destrozando...; a pesar de todo eso, seguimos siempre sonriendo, bendiciendo, como si no pasase nada.
Es el misterio de Santa Teresita del Niño Jesús que, precisamente, aunque parecía que ...que todo se...se acababa...su cuerpo se destruía, cuando su vida... hace mención ¿verdad?...apenas podía llegar a su habitación, tardaba horas para quitarse el pesado hábito del Carmelo... cansaba, agotaba... Sin embargo, aunque ella estaba agotada, físicamente enferma...que no podía ...sin embargo, se levantaba por la mañana, sonreía, compartía, rezaba, trabajaba...hasta el punto que la misma superiora y las hermanas, no se dieron cuenta de la gravedad de su enfermedad hasta que ella misma lo dijo. Se cansaba sin cansarse...se cansaba su cuerpo pero no se cansaba nunca su espíritu de darse a Dios. Es el misterio de los héroes, de los santos, de los mártires, de las víctimas de Dios.
Por eso nosotros aunque sintamos el agobio de muchísimos accidentes en torno a nuestro alrededor, aunque sintamos el agobio y el peso, el cansancio, el calor de una jornada en el desierto, aunque sintamos la sed...y lo que tengamos para apagar esa sed sea simple arena...y arena más candente, por consiguiente, más destructora; a pesar de eso, siempre el alma seguir dispuesta, amante, servicial, bondadosa, como si nada pasase, como si nada ocurriese... nada más que el amor de Dios en nuestros corazones.
Muy fácil es cansarnos espiritual y fisicamente y acabar con todo... y responder e insultar y maldecir...y vengarnos...eso es muy fácil, eso es el criterio del mundo, de los hombres del mundo, aunque estén señaladas y marcadamente como oficios de Iglesia. No importa si tienes oficios de Iglesia y no...no vives esa ...esa entrega así victimal y total, eres uno más...un oficiante más y no un Cristo. Por eso “cansarnos sin cansarnos...cansarnos sin cansarnos”, he aquí el lema nuestro, nuestra jornada diaria... “ cansarnos sin cansarnos”... dar la vida siempre.
“...que no huye de la angustia”, es el punto segundo que se pone al definir el Esclavo..., “que no huye de la angustia”. Por leyes sicológicas inherentes a nuestra naturaleza tendemos a no querer la angustia...tendemos a no querer la angustia...Al contrario, vamos buscando la manera de que no ...de no encontrarnos con ese hecho, evadirlo, no amarlo y convertir la vida así, en algo completamente superficial...en algo completamente superficial. Por eso, no debemos de huir nunca de la angustia sino que debemos aceptarla, afrontarla con esperanza. La virtud propia de la angustia...sí, la virtud para...para madurar esa angustia y superarla es la esperanza. Pase lo que pase seguimos esperando, seguimos aguardando, seguimos en la vigilante espera de los hijos de Dios.
Y la angustia, aunque sea dolorosísima y abate el alma, debe ser para nosotros motivo de gran entrega victimal...una angustia gozosa,sonriente, porque pues, una angustia con cara triste y seria, pues, no es virtuosa. Oye, así actúan todos, cuando se le angustia el alma, pues, se callan, se cierran, no sonríen, no hablan...así actúan todos. La angustia cuando es meritoria, es cuando es victimal y a la misma vez, gozosa, es decir, cuando a la misma vez que nos entrega al sacrificio, esa angustia, nos entrega al dolor, a la misma vez se vive con gozo, con paz en el alma...con paz...mucha angustia pero mucha paz...Mucho dolor pero también mucho amor y alegría. Aquella alma que huye de la angustia pues huye de los misterios más profundos y más finitos de Dios, es decir, los misterios más delicados que son sus purificaciones en las raíces más íntimas del alma.
“...que cae rendido en el surco”, se pone el tercer elemento...Al decir, “cae rendido en el surco”es aquel que se deja lanzar por Dios en el surco oscuro del dolor y se deja apabullar, matar y morir a sí mismo. Mientras no se caiga en el surco, nada se puede hacer en la vida. El que no caiga en el surco ése no tiene vida...Es muy fácil hablar de caer en el surco, pero muy difícil nosotros...dejarnos caer. Tenemos que tener esa convicción profundísima de que hasta que tu alma, tu vida entera, no cae en el surco del dolor y de la muerte, no llegaremos a nada. Del dolor y de la muerte a todo lo que para nosotros es más o menos apreciado, del dolor y de la muerte a todo aquello que para nosotros puede ser lo más importante, del dolor y de la muerte a nuestros criterios, a nuestros gustos, a nuestros deseos. Para que haya vida tiene que haber surco, surco callado...Porque también si nos dejamos ir al surco también hay la posibilidad de que nosotros nos quejemos, gritemos...nos justifiquemos, busquemos la manera de encontrar prestigio.
Hablando naturalmente, el surco es el descrédito del hombre. Si uno lo piensa y miramos naturalmente la muerte del hombre y la disolución de su cuerpo en un sepulcro, en un surco...es un descrédito para el hombre. El surco que no está abierto a la trascendencia, es el descrédito porque dice al hombre: “Hombre ¿qué eres tú?...eres polvo, eres nada, eres puro animal.” Es un descrédito, un desprestigio, una derrota...caer en un surco. Es celebrar a los hombres su pobreza natural, la decadencia de su cuerpo, la fugacidad de la vida y lo superficial de su ser.
Pero si nosotros lo miramos desde Dios, que es como debemos de mirar todo, nos damos cuenta que caer en el surco para nosotros es vida, porque solamente Dios puede realizar sobre nosotros, cuando nos dejamos con amor lanzar a ese surco que es muerte y destrucción de todo lo nuestro y manifestación de todo lo de Dios.
Jesús mismo lo dice en el evangelio, que tenemos que ser como ese grano misterioso que se deja triturar, que se deja apretar, se deja destruir, se deja enterrar... para dar vida. Esa es la manera de nosotros vivir el evangelio...vía surco o camino del surco, orientados hacia el surco...y surco callado.
Muchos en la antigüedad e incluso hasta la época del Renacimiento fueron enterrados vivos...fueron enterrados vivos. Después se descubrió que se enterraron vivos cuando fueron a...a recoger los restos...encontraban huellas de...de lucha exterior en la caja...marcas. Es el caso famoso de Fray Luis...cuando fueron, en su causa de beatificación, a levantar sus restos el sepulcro estaba todo arañado. Es decir que el surco, podemos caer en él pero puede ser un surco, un surco hablado, un surco contestado, un surco dialogado o mal logado, como quieran decirle. Si se habla allí, si se grita así, se allí, si estamos allí porque no nos cuesta otro remedio, pues, no nos vale.
El surco cuando vale es cuando está cargado de silencio y de amor, de renuncia y de entrega. Muy fácil es estar allí como obligados...hablando, discutiendo...Por eso la imagen prototípica, la imagen propia del surco es el corazón de la Virgen. El corazón de la