Luego, cada uno a su manera, (por ejemplo, a raíz del motu propio Summorum Pontificum del papa Benedicto XVI), empezamos a redescubrir no sólo la Misa en latín, sino también la moral y el magisterio anteriores al Concilio. Y quisimos más. En nuestro corazón sabíamos que lo que estábamos descubriendo era correcto, aquello que a nuestro juicio nos había faltado hasta entonces.
Así comienza una experiencia católica enteramente nueva. Empezamos a asistir a la Misa en latín siempre que tenemos oportunidad, o a la nueva si la tenemos más mano. Las mujeres van a la iglesia con velo y visten con más decencia cuando asisten al Santo Sacrificio de la Misa.LEER...