2 Mayo 2017
*Llamado de Amor y de Conversión del Corazón Doloroso e Inmaculado de María*
Queridos hijos, deseo enseñarles uno de los Atributos que la Misericordia de Dios me ha otorgado y es que, por Su Misericordia, la Santísima Trinidad me ha consagrado como el Altar del Cielo. Mi Corazón Doloroso e Inmaculado es el Altar Celestial y es el Perfecto Sagrario. Es el Sagrario Vivo porque en Mí se hizo Carne la Palabra de Dios y habita la Augusta y Divina Trinidad: en Mi Corazón, en Mi Vientre, en todo Mi Ser. Mi Corazón Doloroso e Inmaculado es Altar, porque en Él se ha entregado el Sacrificio de Dios; Dios Todopoderoso se ha reducido al estado de Criatura, para salvar a los hombres. En Mi Altar Dios Hijo se entregó a Dios Padre y a través de este Altar, que es Mi Corazón, Dios Espíritu Santo vino del Cielo a toda la Iglesia. Es en Mi Corazón Inmaculado, queridos Hijos, que les pido entréguense al Padre como las ofrendas se entregan en el Altar. Pequeños, el Cielo necesita de almas que se entreguen, que se donen, y que vivan con humildad, con sinceridad, y testimoniando a todos el Amor de Dios: en la oración, en el ayuno y en la vida sacramental. Así, queridos Hijos, se entregarán a la Santa Trinidad en el Altar de Mi Corazón Inmaculado. Les amo y les bendigo: en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
- E senti o espírito inundado por um mistério de luz que é Deus e N´Ele vi e ouvi -A ponta da lança como chama que se desprende, toca o eixo da terra, – Ela estremece: montanhas, cidades, vilas e aldeias com os seus moradores são sepultados. - O mar, os rios e as nuvens saem dos seus limites, transbordam, inundam e arrastam consigo num redemoinho, moradias e gente em número que não se pode contar , é a purificação do mundo pelo pecado em que se mergulha. - O ódio, a ambição provocam a guerra destruidora! - Depois senti no palpitar acelerado do coração e no meu espírito o eco duma voz suave que dizia: – No tempo, uma só Fé, um só Batismo, uma só Igreja, Santa, Católica, Apostólica: - Na eternidade, o Céu! (escreve a irmã Lúcia a 3 de janeiro de 1944, em "O Meu Caminho," I, p. 158 – 160 – Carmelo de Coimbra)