Caridad en la verdad
«Caritas in veritate» es el título atrevido, significativo y estimulante de la nueva Encíclica de Benedicto XVI, singular aportación y servicio de la Iglesia al mundo. El Papa aborda la llamada «cuestión social», la temática amplia y compleja del desarrollo humano, cuarenta años después de aquella gran encíclica «Populorum progressio», en la que Pablo VI iluminó el «gran tema del desarrollo de los pueblos con el esplendor de la verdad y la luz suave de la caridad de Cristo». Si Pablo VI, en su momento, «iluminó el camino de la humanidad en vías de unificación» (CiV, 8), ahora Benedicto XVI, «en un mundo de expresiva y expansiva globalización» (CiV, 9), ofrece de nuevo la luz del Evangelio, de la que la Iglesia es portadora y servidora, esto es, «la luz de la caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho testigo con su vida terrenal y, sobre todo, con su muerte y resurrección», como «principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad» (CiV, 1), es decir, de la transformación del universo, de todo el mundo humano, de toda la creación; el vivir, sufrir y resucitar de Jesús ha sido el verdadero gran salto del progreso para el mundo, para la humanidad (Benedicto XVI).
En medio de la compleja encrucijada en la que se encuentra la humanidad entera tan ampliamente globalizada y sujeta a tan profundos cambios sociales, culturales y humanos, y en plena crisis económica mundial, con tantas repercusiones, y cuyas raíces no son separables de estas mutaciones, el Papa, con la libertad y honestidad que le caracteriza escribe esta Encíclica y señala lo que es esencial, lo que es el norte del camino de la humanidad: la verdad y la caridad, ambas inseparables.
La verdad del hombre inseparable de la verdad de Dios, que es Amor, como se nos ha hecho palpable y visible en el rostro humano de Jesús, su Hijo, Agape y Logos, Caridad y Verdad, Amor y Palabra. Verdad y caridad van unidas. Siempre debemos medir las cosas según el criterio de que la verdad venga a ser caridad, se realice en el amor, y que la caridad nos haga verdaderos, nos lleve a caminar en la verdad. En un contexto social y cultural que, con frecuencia relativiza la verdad, «por esta estrecha relación con la verdad, se puede reconocer la caridad como expresión auténtica de humanidad. La verdad es luz que da sentido a la caridad» (CiV 3).
Caridad en la verdad es el principio sobre el que gira la doctrina social de la Iglesia, el principio nuclear de su aportación a una humanidad nueva. No son principios teóricos los que el Papa expone; va al núcleo de la cuestión, al centro neurálgico de lo que sucede y aflige en la actual situación de crisis múltiple, y ofrece una salida de futuro, que no impone a nadie. Porque «la Iglesia no tiene soluciones técnicas que ofrecer y no pretende de ninguna manera mezclarse en la política de los Estados. No obstante, tiene una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia en favor de una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación. Sin verdad se cae en una visión empirista y escéptica de la vida, incapaz de elevarse sobre la praxis, porque no está interesada en tomar en consideración los valores -a veces ni siquiera el significado- con los cuales juzgarla y orientarla. La fidelidad al hombre exige la fidelidad a la verdad, que es la única garantía de libertad y de un desarrollo humano integral». (DiV 9).
* El Cardenal Antonio Cañizares es prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
* Publicado en La Razón.