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CONSTITUCIONES
Segunda Redacción
Introducción (Continuación)
...tuvo la gracia sublime de por nueve años llevarle en su pecho; ese sagrado misterio del Dios Hostia. Primero como modelo de adorador, segundo porque hemos sido sus hijos y nos sentimos sus hijos. Ha sido nuestro padre y sigue siendo nuestro padre, hacia el cual debemos una veneración y un amor grande. Él, desde el cielo, ha comprendido nuestras luchas y ha seguido____c108_____ nuestra vida y con toda seguridad nos ha bendecido, nos ha sonreido y se siente feliz con nosotros que queremos ser hijos fidelísimos de la Virgen y esclavos fidelísimos de esa eucaristía por la cual él vivió y murió. Esa eucaristía en la cual él se transformó haciéndose sagrario vivo, portador de Cristo al mundo y a la Iglesia. Hombre de fuego, como carroza misteriosa, portó a Dios en lo íntimo de su alma.
También Santa Teresa de Jesús como la gran doctora y la maestra de la vida espiritual. La gran doctora y la gran maestra de la vida espiritual...Teresa de Avila. Ésta que es capaz a los 46 años de saltar toda barrera de estrechez y de egoísmo humano, y de lanzarse a una aventura de amor y de Dios con la juvenil lozanía de una chica o una religiosa de 15 años, en medio de una madurez abocada ya a la vejez, sin embargo, con la lozanía de una quinceañera, nuestra do fidelísima hija de la Iglesia y defensora del sumo pontífice. En una época en que la Iglesia dividida por el odio, por el pecado, por el poder, por el materialismo...la Iglesia secularizada; Santa Catalina da la vida por la Iglesia. Es el modelo del alma que con toda fuerza se da a la Iglesia y no desea otra cosa nada más que la Iglesia y es capaz de morir por esa Iglesia aunque no llegó a ver la unidad de esa Iglesia tan deseada por ella. Catalina de Siena en el siglo 14 y San Juan de la Cruz en el siglo 16. De San Juan de la Cruz hablaremos más detalladamente después en la teología espiritual, y de Santa Catalina.
Y por último, la santa de este siglo; la santa de este siglo que ha robado tantos y tantos corazones y que ha hecho tantos y tantos prodigios en el alma de tantos y de muchos. La niña de Liseux, Teresita...la gran Teresa que llegó a ser y es en la Iglesia, también doctora, por su doctrina tan original de vida espiritual, la infancia. Haciendo corta pies a las corrientes jansenistas de la época; la esclava del amor misericordioso.
Así, contemplando los santos protectores, o los santos amigos, los santos que tienen para nosotros una representación oficial, comprendemos parte ya de nuestra misión en la Iglesia, cuando los enunciamos. No se han puesto por el nombre...porque son bonitos..., no se han puesto por ponerlos, no se han puesto por poner una letanía de protectores sino se han colocado ahí porque cada uno es una expresión de un latido vital de nuestra fraternidad.
(Continuación -Introducción a las Constituciones)
Espíritu Santo...
Ave María Purísima...
Para terminar el primer apartado de la introducción a las Constituciones nos faltaba comentar..., nos faltaba comentar el origen del título de la congregación, el por qué se tomó el nombre para esta fraternidad, se adoptó el nombre de Esclavos de la Eucaristía y de María Virgen. Eso es original del evangelio, lo demás son chispazos renovadores, enraizados en el mismo evangelio y todo nace del evangelio. Todo tiene su fuente en el Evangelio, la palabra de Dios revelada en su Verbo, en Jesucristo. Así, también, por eso el título de nuestra humilde fraternidad, la más pequeña de toda la Iglesia, Esclavos de la Eucaristía y de María Virgen; pues nace también del evangelio, en las palabras de la Virgen como respuesta al ángel, “Ecce ancilla Domini...he aquí la esclava del Señor”. La misma Virgen que se define como esclava y en el canto de Pablo dirigido a los cristianos de Filipos, capítulo 2: “que el signo de condición divina se abajó y adoptó la condición de esclavo pasando así como uno de tantos”.
De ahí brota como nota inspiradora el título de nuestra fraternidad considerando que la respuesta clara a toda la problemática de nuestra relación con Dios, la encontramos en los labios y en los gestos de la Stma. Virgen.Y si la Virgen, que es esa respuesta clara y contundente en nuestra relación con Dios, con su misterio, con su Verbo; ella misma se consideró “ancilla”...esclava, nosotros no podemos considerarnos más...Tenemos que colocarnos en el mismo plano, en la misma vertiente, en el mismo horizonte que nuestra Stma. Madre se colocó en su relación con Dios. Y el secreto de esa relación con Dios está precisamente, en la esclavitud . Ella, portadora de toda tradición del pueblo de Israel, conocedora de toda la historia y de las gestas proféticas del antiguo Israel, en el momento solemne de su definición relacionado con Dios, sólo pronunció las palabras, “he aquí la esclava...he aquí la esclava”Por eso nosotros, en la luz de la Virgen quisimos también ver que no podemos ser otra cosa sino esclavos...; esclavos en el sentido en que Jesucristo mismo, como lo veremos más adelante, lo explica en el evangelio: dar totalmente la vida para ganarla, o mejor dicho, perder totalmente la vida, perderla...perderla...para ganarla...; para ganarla para la eternidad. Quien pierde la vida en este mundo la gana en el otro.
Ayer mismo en la oración a San Wenceslao contemplábamos como decía el “oremos”, “ el que no quiso las cosas del reino de este mundo...renunció a las cosas del reino de este mundo para ganar las cosas del reino celestial”.
Es decir, la esclavitud es morir a sí mismo para encontrarnos con Dios, renunciarnos a nosotros mismos, a nuestros gustos, criterios, caprichos, a nuestros pecados, a nuestros vicios, a nuestro carácter, a nuestras vacilaciones; morir a todo eso, dándonos, entregándonos, abandonándonos, confiándonos, poniéndonos en las manos plenamente...en esas manos bondadosas y llenas de amor... paternales, fuertes, duras, del Padre. Eso es la esclavitud, el abandono completo, sin reservas, sin condiciones, sin artificios, sin comentarios.
Es el gesto mismo de la Virgen en el momento de la Anunciación, en el momento mismo en que el Verbo asume misteriosamente la naturaleza humana en el seno virginal de María, esa actitud ...;y esa actitud de ella es la nuestra, y esa foto de ella debe ser la nuestra y esa expresión de ella también la nuestra...ser esclavos. Por eso, el origen está ahí, en la misma palabra de Dios, en la misma revelación, en la dinámica misma que la revelación porta a la humanidad, en esa dinámica salvadora de su relación del hombre con Dios y Dios con el hombre, através de su Verbo, con la colaboración maternal de María.
Y definíamos dos elementos hacia los cuales, nosotros dirigíriamos esta esclavitud y concretisaríamos esta esclavitud. Primero, esclavos de la Eucaristía ...siervos, atados con cadenas al misterio de la eucaristía. Esclavos de la eucaristía significando primero nuestra dependencia y nuestra entrega total a ese misterio del Dios Hostia, del Dios pan , del Dios amor, del Dios vida, del Verbo encarnado vivo en medio de nosotros, resucitado y glorioso en el sacramento, victimado de amor...; víctima de amor en ese augusto y admirable sacramento. Nuestra dependencia está en la eucaristía significando también la importancia central de la eucaristía como sacramento del encuentro del hombre con Dios, como sacramento del diálogo del hombre con Dios, como sacramento del hombre que se vivifica y se renueva al contacto misterioso con Dios mismo, con el Dios de María, con el Dios nacido de María...y significando también la necesidad y la urgencia que se tiene en la Iglesia de hoy de valorizar este sacramento, tanto a nivel de sacerdocio como a nivel de fieles, por el peligro que acecha de buscar una relación con Dios fuera de este sacramento, como lo realizan los protestantes. Haciendo frente así a las corrientes que intentan hacer vida en la Iglesia sin este sacramento. Hacer frente así a las corrientes protestantes y secularizantes que quieren encontrarse con Dios en una simple oración carismática prescindiendo de este sacramento. Haciendo frente así también a ciertas corrientes que quieren convertir este admirable sacramento en una simple protesta y en un gesto de violencia y nos dirigimos a la teología latinoamericana de la liberación.
Esclavos de la eucristía, es decir, nosotros vivimos para proteger este misterio, para cuidar este misterio, para ser pastores de este misterio, significando así la esencia misma del sacerdocio católico. Que el sacerdocio esté en orden a ese sacramento. Y su misión es custodiar y vigilar, hacer presente ese sacramento y hacer que las almas vivan por él. Que las almas se alimenten de él, que las almas tengan sed de él, que las almas busquen de él, “...busca más, mucho más las ciervas, las corrientes...de agua...”.
Que todos vayan como locos...enamorados...eufóricos hacia este admirable sacramento; encendidos y enamorados hacia este sacramento donde Cristo es vida y vida eterna para cada uno de nosotros.
Ante el peligro de un cristianismo genérico, es decir, “ Jesús”...das una palabra que la usan hasta los ateos...No quisimos poner por ejemplo “Esclavos de Jesús” porque “Jesús” hasta los ateos la usan...esa palabra; sino “eucaristía”, concretamente, un misterio propio, un misterio central de la fe católica.
Eucaristía, acción de gracias, eucaristía Dios con nosotros, eucaristía fiesta de Yahvé, eucaristía, fiesta de los hombres, eucaristía fiesta de María, eucaristía alegría de los santos, eucaristía gozo de Dios en el alma, eucaristía vida de mi vida, alegría de mi alegría, gozo de mi gozo, luz de mi luz, mirar de mi mirar, hablar de mi hablar, amor de mi amor.
La esencia misma de mi ser, Dios mismo metiendo, Dios mismo dejándose mirar, Dios mismo mirándome, Dios mismo transformando, Dios mismo sosteniendo mi debilidad y fragilidad humana, Dios mismo haciendo de esta miseria un coloso misterioso de amor para la Iglesia.
Y contemplamos ahí en ese misterio, en medio de su gloria y de su esplendor, contemplamos también una kénosis, un anonadamiento, una inanidad, una pequeñez, una impotencia de Dios, significando así la invitación apremiante que Cristo nos hace a una vida de humildad.
La eucaristía es el sacramento de los humildes, de los pequeños, los pobres de Yahvé, de los anawim, de aquellos que sienten en sí la fragilidad de la tentación, la fragilidad de la naturaleza. Sienten hacia sí el acecho del demonio y del pecado y acuden, con lágrimas en los ojos, hacia este sacramento y con gozo de encontrarse...con gozo esperanzador de encontrarse con Dios y de recibir la fuerza que les convertirá en torres davídicas. Tantas cosas que diríamos de este misterio y lo mejor es no decirlo...sino vivirlo en el alma y silenciarlo...; en la noche adorarlo, amarlo, quemarnos en él. Tanto que diríamos de este misterio que está tan descuidado y se recibe tan...tan superficialmente...tan sin preparación...Nos sorprende muchísimas veces cuando nos enteramos de tantas almas que a veces lo reciben en pecado grave, tantas almas que olvidan...y lo reciben rutinariamente, no recibiendo así todo su fuegallada y silenciosa de un alma impotente, de un alma que necesita...; abrimos a cada instante esa puerta misteriosa del seno de la Virgen para contemplarle porque lo no, su fuerza, su luz, su misterio... En fin, lo más importante es vivirlo en la intimidad cecesitamos...¡te necesitamos, te necesitamos! Somos pobres, somos débiles, somos tentados por las fuerzas del mundo y del demonio y de la carne. Necesitamos mirarte a tí para que vistas realmente de blancura nuestro cuerpo con el hábito tuyo de eucaristía, con el hábito tuyo de luz, de esplendor, de gracia divinal, con tu mismo hábito, con el hábito de la Virgen, con el hábito de Dios.
Por eso de ahí nace, de esa inquietud viva del misterio de eucaristía, de pascua..., ha nacido pues el tútulo de esta humilde y pobre fraternidad contemplativa para P.R,para estas montañas, para estos pueblos de P.R., y quizás más allá de la frontera de esta pequeña isla.
Y junto a esta esclavitud, esta dependencia, este misterio... junto, unidísimo, es la Virgen. Nosotro somos los fanáticos de la Virgen...somos los fanáticos...los celosos de la Virgen...los celosos de la Virgen, entregados a ella y en la misma dependencia y en la misma actitud que tenemos hacia la eucaristía, en ese mismo amor, sin distinción de categoría y sin distinción de altura en el amor...Con el mismo amor hacia ella, con la misma ilusión, con la misma entrega, sabiéndonos que todo lo que le damos es para que ella sea conocida, sea amada, sea servida; conociéndonos instrumentos de su amor materno y reconociendo todo lo que ella ha hecho en nuestras pobres vidas.
Esclavos de la Eucaristía y de María Virgen, es decir, que nuestras manos están atadas a ese misterio de la Virgen, a sus manos mismas...y están atadas desde ella, desde esa cadena que brota de ella, hacia la eucaristía misma.
Por eso la Madre de la Vida resume nuestra espiritualidad y nuestra misión en la Iglesia. Es la imagen prototipo de todo lo que nosotros queremos ser en la Iglesia, presencia de eucaristía pero através de María. Esto será motivo para más comentarios y más profundizaciones.
La inspiración original en el evangelio; segundo, la inspiración histórica que la encontramos en San Luis María Grignon de Monfort, a quien consideramos también como padre y maestro de nuestra fraternidad y sus escritos son para nosotros sagrados e inspiradores y portadores contundentes de nuestra espiritualidad; una espiritualidad muy concreta.
Porque si adoptamos una espiritualidad muy amplia no logramos nada, no llegamos a nada, mejor quedarnos con algo concreto, específico en la Iglesia y dar ahí un golpe de vida; en un punto. Es decir, si recogemos todos los puntos de las dificultades de la Iglesia, no hacemos nada, cojamos lo principal: la eucaristía, la Virgen y de ahí la esclavitud y esa esclavitud bíblica,y esa esclavitud luego como San Luis María Grignon de Monfort lo comenta, tan bien comentado, que para nosotros es padre, maestro y doctor. Luego más tarde hablaremos más..implicaciones y más concretizaciones.
Y tercero, se adoptó el título en honor del Sumo Pontífice felizmente reinante Juan Pablo II. Él se ha considerado “totus tuus”, todo tuyo María, esclavo de la Virgen. Por consiguiente también, esclavo con la esclava del misterio de la eucaristía en honor a la espiritualidad que el pontífice reinante vive y ha hecho patente en todos sus discursos y en su vida misma, y en todos sus gestos, desde la primera aparición en la fachada exterior de la Basílica, la fachada central de la Basílica en su primera aparición como pontífice romano y por ende, pontífice de todo el catolicismo, padre de todo el catolicismo. Sus primeras palabras se aceptaron: “... con mi fe, mi confianza puesta en el Señor y en su Stma. Madre.” Desde ese momento y en todos los discursos ha desarrollado toda la espiritualidad esclavista y por eso para él, nosotros hemos también adoptado este nombre. De ahí los tres elementos originantes, la biblia, la tradición de los santos, especifícamente San Luis María Grignon de Monfort y un elemento vivo, el Papa actual, cuyo lema es esclavista: “todo tuyo, María”.
De ahí el origen de nuestra ...nuestro título de nuestra humilde fraternidad. Que en él va implicado pues, especifícamente toda la espiritualidad y toda la misión nuestra en la Iglesia: ser los esclavos de amor de la eucaristía y de la Virgen María...¡pobres esclavos, humildes siervos!...sencillos, espontáneos, alegres, acogedores, serenos, firmes, roqueños, pero pobres siempre y fijos en la humildad porque somos esclavos.
Pues nada más que __c358___hoy, este día de San Miguel,y dar gracias al gran príncipe porque él también ha colaborado al nacimiento de esta humilde fraternidad en la Iglesia de P.R. Agradeciendo a San Miguel, contemplando su figura egregia, altísima del príncipe de los ángeles, el príncipe de la milicia celestial; en este momento, hacemos nuestras súplicas pidiéndole que a nosotros, al comienzo de esta fraternidad, que será muy tentada por el demonio, muy atacada por el demonio porque es una fraternidad mariana, que él en todo momento nos dé esa claridad para nosotros discernir el mal del misterio de la iniquidad y nos dé San Miguel, esa valentía, ese coraje, esa fuerza, para nosotros empuñar nuestras armas, las armas de la oración, las armas de la entrega, de la confianza y del abandono en Dios, en nuestra Madre, para así vencer los ataques que él quiera (Satanás) dar y encestar contra nosotros.
Que San Miguel sea para nosotros el prototipo del luchador, del que vence, del que se une a Dios. Que San Miguel sea para nosotros el prototipo del hombre fiel, del esclavo fiel de María y de ___c390____.
Que nos bendiga ahora y siempre, en este día, en esta fiesta, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima...