quarta-feira, 31 de maio de 2017

Soy Myriam de Nazaret, la madre de Jesús y de toda la humanidad.

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PRESENTACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN A los puros de corazón 
Soy Myriam de Nazaret, la madre de Jesús y de toda la humanidad. Me manifesté al mundo para dar al mundo la esperanza, para ayudarlo en la fe, ¡para dar la fe! Y otra vez me manifiesto, con estas palabras, que dicto al alma de una criatura. Os relato mi vida pequeña y grande: episodios, recuerdos, sentimientos. Mi vida por la vida de Jesús, mi vida intensa en sentimientos, con momentos de felicidad, pero siempre a la sombra de la Cruz. Bajo la Cruz estaba toda la humanidad y Jesús os miraba a todos vosotros... Y fui elegida para ser Su Madre y vuestra Madre. Ahora os voy a narrar cosas pequeñas, cosas triviales, ¡cosas simples y profundas! ¡Mi vida! La vida terrenal: ¡días meses, años! Y el dolor que forma parte de cada vida, el regalo incomprensible y misterioso que Dios hace a los hombres. En el Reino comprenderéis también el dolor. 

En el Reino seréis felices con nosotros. Ahora escuchadme, os hablo con amor, para que podáis conocer mejor mi vida, la vida terrenal de Jesús: "Immi, ¡esta casa volará!" La casa de Nazaret, la casa de Loreto. Si Dios creó el Universo también puede hacer volar su pequeña casa. ¡Dios de Dios! Jesús vivió en aquella casa de Nazaret. "Immi, ven a ver,: ¡florecieron las rosas!" Os haré entrar en la pequeña casa cuando leáis estas páginas. Estaréis con nosotros junto al fuego, hablando con nosotros en las noches tranquilas, mirando al cielo, sentados en el pequeño jardín, saboreando pan de miel... "Entrad, sois bienvenidos, sentaos con nosotros. ¡Esta casa también es vuestra!" Entraréis en nuestra casa, ¡entraremos en vuestros corazones! Regresaré con vosotros en el tiempo, vosotros vendréis a nuestro tiempo, cercano y lejano, de Jesús. Y vendréis con nosotros al mercado y recogeréis aceitunas con Jesús. ¡Pasad, sois bienvenidos! Y creeréis en estas palabras, os lo digo Yo: Myriam, la Madre de Jesús y de la humanidad.

 23 de octubre de 1982.    
- A una mamá. Hija, de quien conozco el dolor parecido al Mío, me envía Jesús, Mi Hijo, me envía con Miguel, Arcángel de los Arcángeles, me manda aquel muchacho que en las "Tres fuentes" venía a menudo a traerme un cirio y sus oraciones1 . Yo sabía lo que había en su mente y en su corazón, por eso Yo también he rezado, para que fuese puesto a salvo en la Gloria cuanto antes. Sólo ahora te puedo hablar de esto, sólo ahora comienzas a comprender. Antes te hubieras rebelado ¡y humana hubiera sido tu rebelión! He venido a ti, Yo, la Mamá de todas las mamás y de todos los hijos. ¡Quién puede comprenderte más que Yo! Todos nosotros, desde lo alto, cuidamos de vosotros, rezamos por vosotros y os hacemos sugerencias, a menudo inútiles, a veces escuchadas. Vivimos con vosotros, junto a vosotros y listos para ayudaros, y lo que hacemos es siempre para vuestro bien. Yo, Mamá de cada uno de vosotros, amo a todos. Siento dolor por la tierra que tiembla. No soy escuchada, sino por pocos, y lucho Yo también contra el mal con plegarias y súplicas. Conozco la aflicción de la tierra, conozco a los espíritus que se perderán. ¡No hay casi ya tiempo! Vosotros podéis hacer algo aún, pero la gente es mucha y el mundo es grande. ¿Cómo salvarlo del mal? ¡Con acción y oración! LEER...

SUBLIME UNIÃO DE ALMAS ENTRE A SANTÍSSIMA VIRGEM E JESUS MENINO

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SUBLIME UNIÃO DE ALMAS ENTRE A SANTÍSSIMA VIRGEM E JESUS MENINO
A primeira impressão que me causa essa imagem é a de um extraordinário relacionamento de alma entre Nossa Senhora e o Menino Jesus: um destes momentos de familiaridade entre mãe e filho em que Ela brinca com o Filho. 
Se esse relacionamento nunca admitisse um sorriso, não haveria verdadeiro convívio entre mãe e filho.
Por que razão? — Porque o menino tem qualquer coisa de débil que pede um sorriso. Do contrário, estabelecer-se-ia uma barreira entre os dois, tornando impossível um dos modos mais elevados de comunicação espiritual.
Uma certa brincadeira entre Mãe e Filho converge neste ponto: a alma d’Ele sente-se misericordiosa e benignamente atendida naquilo que possui de mais débil; e a alma d’Ela manifesta-se mais delicada, afável e flexível em relação a Ele. É um dos mais belos aspectos do estado de alma materno.
Quando se considera Nossa Senhora brincando com o Deus do Credo, Aquele que Ela sabe ser a Segunda Pessoa da Santíssima Trindade, que assumiu a natureza humana, podemos compreender o auge de veneração presente nesse convívio e o quanto esse sorriso é autêntico e não disfarçado.
Isso revela, a par da grandeza infinita, uma sublimidade, afabilidade e bondade que nos deixam desconcertados.
O sorriso nas relações entre mãe-filho apresenta-se muitas vezes de modo prosaico. Mas nesta imagem, pelo contrário, é nobilíssimo. Mãe e Filho não perdem nada de sua dignidade.
Outro aspecto a ser ressaltado nessa escultura — que, a meu ver, é muito superior às estátuas gregas clássicas: Ela enquanto rainha, envergando uma coroa e tendo um príncipe nas mãos.
Uma obra-prima de castidade, porque desse relacionamento só almas castas são capazes. Uma alma não muito casta não é capaz desse sorriso e o relacionamento transforma-se em vulgaridade.
Observem como Nossa Senhora, ao mesmo tempo em que olha para o Menino-Deus, medita a respeito d’Ele. Porque compete mais a Ela admirá-Lo do que Ele em relação à sua Mãe. Qualquer pessoa se ajoelharia diante desta cena!
Excertos de conferência proferida pelo Prof. Plinio Corrêa de Oliveira em 26 de novembro de 1967. Sem revisão do autor.
Excertos de conferência proferida pelo Prof. Plinio Corrêa de Oliveira em 26 de novembro de 1967. Sem revisão do autor.
 
Revista Catolicismo

terça-feira, 30 de maio de 2017

O SEGREDO DO ROSÁRIO

O Segredo do Rosário

El secreto para alcanzar la más elevada santidad y vida mística

FONTE



En el relato de las Bodas de Caná, en el Evangelio según San Juan (2, 1-12), está contenido misteriosamente el secreto para alcanzar la más elevada santidad y vida mística, que es la verdadera devoción a la Santísima Virgen María rezándole el rosario todos los días. Iremos explicando este misterio comentando los versículos del pasaje evangélico:
«Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos.» (vv 1-2)
Primero viene María, para que venga Jesús del modo más pleno. Donde mejor hallamos a Jesús, es con María, junto a María, es en María. Por eso el texto sagrado primero menciona a María en las bodas, y luego al Dios-Hombre, a quien es Todo. Ella es pequeña, a su lado no es nada, Él es el Infinito. Y así y todo, en el Evangelio se la menciona primero a Ella en esta fiesta, antes que al Señor, porque para que venga Jesús a nosotros del modo más perfecto y junto a todos los santos («sus discípulos»), debemos invitar primero a María. Aquí comienza a vislumbrarse el misterio de María: porque Dios, que quiso hacerse el Emanuel, el Dios-con-nosotros, y quiso hacerlo sólo viniendo a través de María, no quiere que vayamos a Él sino a través de María, invitándola primero a Ella a nuestras bodas místicas con Él, para que venga Él de la manera más hermosa. Rezando con fidelidad el rosario cada día a la Virgen, la estamos invitando a nuestras bodas con el Cordero, y si perseveramos, Ella misma preparará nuestro desposorio místico con su Hijo, el más ardiente deseo de María: que su Hijo Divino reciba cada vez más y más almas, por su mediación maternal, como sus esposas místicas.
Y esto lo afirmo con contundencia: no hay otra vía para alcanzar el más alto grado de santidad, el matrimonio espiritual con Cristo, que no sea siendo verdadero devoto de su Madre Santísima rezando el rosario diario. ¿Alguna duda? Vayamos al testimonio de los santos, que antes de dejar de rezar el rosario un solo día, preferirían morir, porque por la sabiduría de Dios han comprendido que en esta oración está cifrada su santificación y eterna salvación.
«Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: “No tienen vino”.» (v.3)
Aquí comienza la intercesión omnipotente de María. Ella, como nuestra Madre, nos conoce enteramente. Sabe nuestra necesidad: queremos ser santos, ¡pero no lo somos! El vino es signo de la alegría por la sobrebundancia y plenitud de la gracia divina, de la santidad, del amor de Dios. María nos mira y ve que no tenemos vino, que no somos santos, que nuestro amor es pobre. Esa es la única preocupación de María: hacernos santos como Ella lo es, y así formar perfectas esposas místicas para el Santo de los Santos, su Señor y Salvador, su propio Hijo, para amarlo como Ella lo ama. Por eso las primeras palabras de la Virgen en la fiesta de nuestra unión con Jesús, dan cuenta de nuestra indigencia. Si no la tuviéramos a María, si no fuéramos devotos de Ella, si no recurriéramos a su mediación, ¿quién abogaría por nosotros? ¿Quién tendría la claridad para ver nuestra verdadera necesidad? ¿Quién lo haría con la premura de Ella? Nadie, y mucho menos nosotros mismos. Rezando el rosario cada día a María, abandonándonos en sus brazos como niñitos pequeños, como el niñito Jesús, Ella inmediatamente clamará a su Hijo: «¡No tienen vino!»
«Jesús le respondió: “Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía”.» (v. 4)
Pareciera que Jesús la detiene. Claro, a los ojos que no ven en profundidad la intención del Salvador. Pero aquí sucede todo lo contrario de un freno, de un obstáculo. Aquí, justamente, ¡todo lo contrario!, Jesús nos muestra el poder maravilloso, la omnipotencia suplicante, la eficacia arrasadora de la oración intercesora de María. Porque aún no era la hora de la manifestación de Jesús mediante el milagro que Ella pedía, pero...
«Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga». (v.5)
María inmediatamente vio en profundidad, como decíamos, la intención de Jesús. Jesús no quiso frenarla, ¡todo lo contrario!, le reveló el poder de su mediación maternal. Por eso la Virgen no le respondió nada a Jesús, entendió la grandeza de su vocación como Madre de todos, por lo que sin demora se dirigió a los sirvientes, se dirige a nosotros, exhortándonos a obedecer en todo a su Hijo, para hacernos sus esposas místicas. Y nosotros sabemos que conocemos todo lo que Jesús nos dice, escuchando su voz santa en cada rosario diario, porque contemplando la belleza de su rostro en cada decena, oímos su palabra, oímos lo que nos dice, lo que quiere, lo oímos a Él.
He aquí el secreto para alcanzar la santidad: siendo sus verdaderos devotos, María acelerará y asegurará que lleguemos a la unión mística con Dios cuando aún no es la hora, cuando quizá jamás llegara a ser la hora, pero llegará a serlo, y muy pronto, tan pronto que quedaremos eternamente pasmados, porque María, si se lo permitimos rezándole el rosario cada día, se lo suplicará a Jesús, como lo hizo aquella vez en Caná.
El texto sigue con una gran doctrina mística:
«Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: “Llenen de agua estas tinajas”. Y las llenaron hasta el borde. “Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete”. Así lo hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y les dijo: “Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento”. » (vv 6-10)
Tras la exhortación de la Virgen, comienza el Verbo Encarnado a decirnos qué hacer. Comienza el Hijo a indicarnos cómo proceder. Comienzan los signos que mediante las realidades sensibles significan las espirituales, la obra de la gracia divina. En estos versículos está contenida la necesidad de la vida ascética para alcanzar la vida mística. Es decir, que antes de alcanzar la unión mística con Dios, debemos esforzarnos y ejercitarnos para alcanzar la virtud, progresar en ella y perfeccionarla, mediante la oración, la meditación, la mortificación y la negación de nosotros mismos. Esto último está simbolizado en el agua, que es signo de purificación. Y una vez que alcanzamos la virtud perfecta por gracia de Dios, el contenido ascético de nuestro interior, de nosotros que somos recipientes de la vida de Dios, es transformado en vino, que es símbolo de la alegría de la unión esponsalicia con Cristo, es transformado en contenido místico, y somos conducidos a la subida contemplación que nos lleva la Virgen siendo verdaderos devotos de Ella, esforzándonos en perseverar meditando su rosario cada día hasta el día en que comienza a tornarlo en dulce fruición de Dios.
Y quienes nos rodeen, no entenderán lo que ha sucedido en nosotros por nuestra unión con María; dirán, como el encargado, que es extraño que sirvamos el mejor vino para lo último, queriendo significar que nadie comprenderá la obra sublime que habrá hecho en nosotros María, que todo se lo debemos a Ella, que todo se lo debemos a su rosario diario. Con su juicio humano, no entenderán a María, la necesidad de la verdadera devoción a Ella.
Y he aquí un gran misterio: María guarda lo mejor para lo último. Los más grandes santos, formados por Ella, formados por su rosario diario, están reservados para el fin de los tiempos, para preparar la Venida definitiva de su Hijo.
«Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él. Después de esto, descendió a Cafarnaúm con su madre, sus hermanos y sus discípulos, y permanecieron allí unos pocos días.» (vv. 11-12)
Dejemos a Jesús manifestar su gloria en nosotros permitiéndole que nos lleve al desposorio místico con Él. Obedeciendo a María, Ella nos presentará como dignas esposas a su Hijo. Rezando el rosario cada día, María pedirá el vino de la santidad a Jesús por nosotros, y maravillosamente acelerará y asegurará el proceso de nuestra transformación interior para llevarnos hasta la unión mística con su Hijo.
Este artículo que nos fue mandado por el autor aparece también en el blog Corona del Cielo
Author: 

Padre Rodrigo Molina, el asceta fundador


El jesuita, natural de Pravia, creó en 1967 la asociación Lumen Dei, hoy enfrentada a Roma, y para presidirla tuvo que renunciar a ser miembro de la Compañía de Jesús 

 
Rodrigo Molina, el asceta fundador
Padre Rodrigo Molina, el asceta fundador  
 MULTIMEDIA
J. MORÁN

Una figura enjuta, un corte de pelo estilo cepillo y una sotana gastada. Austeridad y rectitud absolutas. Ascesis sin límites, hasta el punto de rechazar los tratamientos paliativos mientras se moría de cáncer, en 2002. Rodrigo Molina Rodríguez fue praviano, jesuita y fundador de Lumen Dei, la asociación católica que ha saltado a la actualidad a causa de la intervención ejecutada sobre ella por el Vaticano el pasado mayo, con la orden de destitución de todos sus mandatarios y la imposición de un comisario pontificio, el obispo Fernando Sebastián. A día de hoy, Lumen Dei sigue causando controversia. La mayoría de sus miembros, unos 600, han rechazado someterse a la obediencia de dicho comisario.

Hay quienes afirman que dicha desobediencia significa la subversión de aquello que el padre Molina quiso crear en 1967, en Cuzco (Perú). Creó Lumen Dei con tal convicción que, en 1996, puesto en el disparadero de permanecer como jesuita o continuar al frente de su asociación, eligió Lumen Dei. Pero antes de llegar a lo que esa Fundación significó en su vida, Asturias fue su origen y la Compañía, su destino.

Rodrigo Molina Rodríguez nació el 23 de octubre de 1920, en Pravia, hijo de Rodrigo Molina Gil, notario procedente de Andalucía, y de Rita Rodríguez García-Arango, señora de la localidad. El niño recibió el bautizo el 30 de octubre. José Antonio Martínez, estudioso de la historia de Pravia, explica a LA NUEVA ESPAÑA que Rodrigo Molina «nació y vivió junto al colegio de San Luis, en una casa anexa». Ante dicha casa natal acuden ocasionalmente a rezar miembros de Lumen Dei, e «incluso quisieron comprarla, pero no les fue posible». Su padre «llegó a Pravia en los primeros años del siglo XX, y la familia dejó la localidad hacia 1935, para establecerse en Madrid, aunque siguen manteniendo vínculos aquí», agrega Martínez, quien también rememora que «una de sus hermanas entró en religión -se hizo monja-, y dos de sus hermanos se casaron con pravianas».

El hermano más pequeño, Braulio, magistrado jubilado y residente en Madrid, «es con quien más traté, pues era juez en Belmonte y yo actuaba como fiscal sustituto con él», evoca José Antonio Martínez, que se hizo colaborador de Lumen Dei en 2002, al fallecer Molina. «Era una persona absolutamente íntegra y pienso que moriría otra vez del disgusto si viese cómo está su obra en este momento».

El niño Rodrigo Molina inició estudios en el Colegio de Religiosas y de Sacerdotes de Pravia, e ingresó después en el Colegio de la Inmaculada de Gijón, de los jesuitas. A causa de sucesos prerrepublicanos de la época, el centro se traslada provisionalmente a Oviedo, y, después, a Curía (Portugal). Estos años los rememora Juan Jesús Molina, hermano mayor de Rodrigo, también residente en Madrid. Ingeniero de Montes, fue director del Icona para el Norte de España. Tiene 91 años. «Estudiamos en la Inmaculada mis hermanos Fernando y Rodrigo y yo, pero el colegio cerró en diciembre de 1930, bajo el Gobierno Berenguer, cuando el incendio de la iglesia del Sagrado Corazón, y a causa de las turbas; nos fuimos provisionalmente a Oviedo y, después, a Portugal».

Respecto a su hermano, Juan Jesús asegura que «Rodrigo fue siempre número uno en sus estudios, y también número uno en austeridad y rectitud absoluta». Además de Braulio, el pequeño, y Juan Jesús, el mayor, los otros hermanos de Rodrigo Molina son Fernando, ingeniero de montes, experto en el eucaliptus; Gaspar, fiscal; Luis, fiscal, e Isabel, monja jesuitina. Otra hermana, Dolores, murió joven.

Al volver de Portugal, ingresa en el colegio de los jesuitas de Nuestra Señora del Recuerdo, en Chamartín de la Rosa (Madrid), centro que en 1936 se oculta en otro edificio como Academia Cristóbal Colón. Allí cursa el Bachillerato. Su padre fallece en 1939, el mimo año en el que Rodrigo ingresa en el noviciado de la Compañía de Jesús, el 13 de noviembre. También en la Facultad de Chamartín de la Rosa estudia Filosofía.

Después, cursa Teología en la facultad de Granada, de la misma Compañía. Recibió la ordenación sacerdotal el 13 de julio de 1956, en la madrileña casa profesa de los jesuitas, cuyo templo abre sus puertas a la calle de Serrano.

Sin embargo, celebró su primera misa en el Pozo del Tío Raimundo, al que jesuitas como José María de Llanos o el gijonés José María Díez Alegría harían célebre años después. Pasaba así el padre Molina del templo más elitista de la Compañía a la barriada más humilde. Esta preocupación social se comprobaría asimismo cuando los superiores le encargan fundar y dirigir una escuela profesional en Murcia. Cuando, en 1966, el jesuita Ricardo Durand Flórez fue ordenado obispo de Cuzco, el padre Molina fue destinado a la capital peruana como colaborador de la mitra. Allí vio directamente la miseria del pueblo quechua y decidió crear una asociación para servir de puente entre Perú y España, tanto para obtener recursos económicos como espirituales (vocaciones, sacerdotes, colaboradores, etcétera). Nace «el ideal» PRODESA el 10 de julio de 1967, año en el que también viaja a España a buscar misioneros. El matrimonio formado por José Cruz Vicente Letamendía y Rosa María Urras, recién casados, se va con él. La Fundación del padre Molina contará con dos competencias. Primera, «la conversión y la promoción del reino de Dios», mediante la asociación de derecho eclesiástico Lumen Dei. Y, segunda, «la promoción de estructuras y plataformas para facilitar la conversión y la promoción del reino de Dios», mediante la Asociación Benéfico Cristiana de Desarrollo Integral (ABC Prodein), de derecho civil. Este esquema básico registrará después modificaciones. En 1969, Lumen Dei contará con 15 miembros; con 50, en 1975; 109 en 1985; 280 en 1990, y 429 en 1997. En la actualidad suma unos 600 miembros en tres sectores: sacerdotal, mujeres consagradas y matrimonios. Este último número fue superior años atrás, pero la crisis interna de la asociación, que provocó la referida intervención de la Santa Sede, trajo expulsiones y deserciones.

En la cadena de hechos de la Fundación del padre Molina sobresale el día 1 de noviembre de 1996, cuando abandona la Compañía de Jesús. Sus superiores le habían planteado «que era muy difícil compaginar el apostolado propio de la Compañía y mantener al mismo tiempo las responsabilidades sobre Lumen Dei», explicó a este periódico Rafael María Sanz de Diego, profesor de la Universidad de Comillas-ICADE, en Madrid. Al año siguiente, el 25 de mayo de 1997, fue elegido por unanimidad presidente general de la unión Lumen Dei, cargo que desempeñó hasta su fallecimiento. Le sucedió el avilesino Francisco Javier Mahía Colao.

Un pariente asturiano del padre Molina, que prefiere el anonimato, explica que «su fidelidad al mensaje de San Ignacio de Loyola fue extraordinaria, y, a la vez, su preocupación social, como lo muestra la gran obra en Murcia». Molina ofrecerá en Lumen Dei tandas de los ejercicios espirituales al más puro estilo de San Ignacio. «Quiso crear el Opus Dei del siglo XVI, es decir, seglares guiados por la espiritualidad ignaciana original. Era muy tradicional, con una extremo rigor en su vida, y también muy obediente a la Iglesia; pero, ahora, Lumen Dei no está respondiendo a la Santa Sede ni siquiera como la descarriada Compañía lo hizo obedientemente tras la intervención de Juan Pablo II, en 1981».

«La austeridad y ascesis del padre Molina son casi impensables en nuestros tiempos, pero también le vi actuar con humanidad y comprensión ante pecados muy graves; no sé si sus seguidores le han entendido», concluye este familiar. Rodrigo Molina perteneció al grupo de jesuitas que fundaron o tutelaron nuevas congregaciones en la segunda mitad del siglo XX, todas ellas con perfil tradicional. Como Luis María Mendizábal, que creó la Fraternidad Reparadora Apostólica en el Corazón de Cristo Sacerdote; o Tomas Morales, con los Cruzados y Cruzadas de Santa María; o José Ramón Bidagor Altuna, consejero espiritual de los Discípulos de los Corazones de Jesús y María; o José María Alba Cereceda, fundador de la Unión Seglar de San Antonio María Claret y la Asociación de la Inmaculada y San Luis Gonzaga. Son hijos de San Ignacio inscritos en el reflujo del posconcilio.

El 28 de abril de 2002, fallecía en Madrid el Padre Molina. Había rechazado medicinas contra el cáncer; sólo quiso los últimos sacramentos. 

domingo, 28 de maio de 2017

INTIMIDADE COM DEUS POR UM CARTUXO ANÔNIMO



INTIMIDADE COM DEUS


POR
UM CARTUXO ANÔNIMO
Título original
Parole de Dieu et vie Divine

LA VIDA OCULTA EN DIOS, ROBERT DE LANGEAC

 


ESPECIAL: La vida oculta en Dios - Robert de Langeac

Nota do blogue: Inicia-se hoje a divulgação de uma ótima obra cartuxa: La vida oculta en Dios


v     INTRODUCCIÓN
I. EL ESFUERZO DEL ALMA

Þ   La vida interior
Þ El desorden y la lucha
Þ Despojo de la imaginación
Þ Mortificación del corazón
Þ Renunciamiento a la voluntad propia
Þ Humildad
Þ Mansedumbre
Þ Amor a la Cruz
Þ Paciencia
Þ La fe
Þ La esperanza que engendra el abandono
Þ El amor
Þ Morad en Cristo
Þ Bajo la mirada de Dios
Þ A la sombra de la Eucaristía
Þ María, nuestra Madre
Þ Hallar a Cristo en sus manos
Þ El espíritu de oración
Þ La caridad para con el prójimo
Þ Silencio y soledad del corazón

II. LA ACCIÓN DE DIOS

Þ El deseo de la perfección
Þ El deseo de la unión plena con Dios/Su invitación viene al alma desde dentro de si misma
Þ Dios es quien la escoge y quien la atrae
Þ Presencias y ausencias de Dios
Þ Necesidad de las purificaciones pasivas
Þ Dios vacía poco a poco el alma para entregarse a ella
Þ Dios abrasa el alma
Þ Y la deja recaer en su miseria nativa
Þ Aceptad en paz la prueba
Þ Contemplación feliz y contemplación dolorosa
Þ Palabras de Dios al alma
Þ Éxtasis y oración
Þ Gracias místicas y actividad externa.
Þ Los «pianissimos» de la unión: nuevas búsquedas de Dios
Þ El deseo torturante de Dios
Þ Sufrimientos purificadores, sufrimientos redentores y apostólicos
Þ Alegría en el sufrimiento que conduce a Dios
Þ Levántate, amada mía

III. LA UNIÓN CON DIOS

Þ Dios, último centro del alma/Dios, morada del alma
Þ Intimidad
Þ Realidad de la posesión de Dios
Þ «Matrimonio» espiritual/El alma participa en la vida trinitaria
Þ Cristo entra en el alma
Þ Dignidad y armonía del alma interior
Þ Su modestia/Su soltura
Þ El sueño del alma en Dios
Þ El alma se convierte en la presa del Amor divino
Þ Pureza, fuerza y riqueza de este amor
Þ Llaga de amor
Þ El alma, elevada por encima de sus facultades, recibe las confidencias
divinas
Þ Conocimiento divino
Þ El alma se enriquece con el conocimiento de los atributos de Dios
Þ Dios revela especialmente su Poder, su Sabiduría y su Belleza
Þ Los divinos perfumes
Þ El alma exulta
Þ El alma canta
Þ Dios elogia al alma su belleza
Þ La Virgen Maria, preferida de Dios
Þ El alma es absorbida por Dios
Þ El alma interior es más o menos incomprendida

IV. FECUNDIDAD APOSTÓLICA

Þ La unión se realiza en la Cruz
Þ Fecundidad de la Cruz
Þ La acción del alma unida a Dios
Þ Poder de ese alma en obras e incluso en silencio
Þ Acción sobre las almas
Þ Maternidad espiritual
Þ Lucha contra los malos
Þ El amor divino ignora los celos