21 Mayo 2017
*Llamado de Amor y de Conversión del Corazón Doloroso e Inmaculado de María*
Amados hijitos de Mi Corazón Inmaculado, Mi Corazón desea que se abran al Amor de Dios.
Pequeñitos, todos los seres humanos cometen pecados, y el pecado también produce el orgullo, y cuando un corazón no acepta el Amor y el Perdón de Dios porque cree que su pecado es más grande que el Amor de Dios, está en el error; porque no hay ningún pecado que no pueda ser absuelto por el Amor de Dios, porque la Misericordia de Dios alcanza a todos y lo puede y lo ha perdonado todo, con Jesús en la Cruz. Por eso, el corazón que ha pecado pero que reconoce su culpa, y se arrepiente, y recibe con humildad el Amor y el beso del Perdón de Dios, es un corazón grande, porque se ha hecho pequeño.
Hijitos, abran su corazón al Amor y al Perdón de Dios, porque Él quiere perdonar, amar y llegar a todos, Él espera pacientemente que le abran la puerta de su corazón, y Él estará esperando hasta el último día de su existencia a que le hayan recibido.
Hijos Míos, abandonen el orgullo y sean tan sencillos y tan pequeños para que en la Gloria de Mi Hijo sean tan grandes y tan gloriosos. No tengan miedo de la pequeñez, no teman a la humildad, porque en eso consiste la alegría perfecta en ser tan pequeños aquí, para que sean tan grandes con nosotros, en el Cielo y la Tierra Nueva de la Celestial Jerusalén.
Pequeñitos, pidan el don de la humildad, el don de la pequeñez, porque esos pequeños son los que entrarán a la Gloria de Jesús, porque la Puerta del Cielo es muy baja muy pequeñita.
Les invito, queridos hijos, a que vivan Mis Mensajes. ¡Vívanlos! Porque necesitan de Mi Presencia Materna y vengo a ustedes y entrego Mis Últimos Llamados de Amor y Conversión a la Humanidad, por Voluntad de Mi Hijo, que les ama tanto. Yo les bendigo con Mi Amor Maternal: en Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén
- E senti o espírito inundado por um mistério de luz que é Deus e N´Ele vi e ouvi -A ponta da lança como chama que se desprende, toca o eixo da terra, – Ela estremece: montanhas, cidades, vilas e aldeias com os seus moradores são sepultados. - O mar, os rios e as nuvens saem dos seus limites, transbordam, inundam e arrastam consigo num redemoinho, moradias e gente em número que não se pode contar , é a purificação do mundo pelo pecado em que se mergulha. - O ódio, a ambição provocam a guerra destruidora! - Depois senti no palpitar acelerado do coração e no meu espírito o eco duma voz suave que dizia: – No tempo, uma só Fé, um só Batismo, uma só Igreja, Santa, Católica, Apostólica: - Na eternidade, o Céu! (escreve a irmã Lúcia a 3 de janeiro de 1944, em "O Meu Caminho," I, p. 158 – 160 – Carmelo de Coimbra)