Milagros de San José esposo de María
Aunque nunca pronunció una palabra en la Biblia, San José llevó una vida notable y su legado perdura hasta el día de hoy.
Uno de los santos más populares en el cristianismo es San José, esposo de María. A pesar de que los escritores de los Evangelios no registraron ninguna palabra de lo que dijo, su vida sigue siendo una inspiración para muchos, e innumerables almas se han vuelto a él en su momento de necesidad.
El día que San José construyó una escalera en Nuevo México
La escalera de la Capilla de Loreto en Santa Fe, Nuevo México, está envuelta en mitos y leyendas. Algunas tradiciones piadosas locales afirman que la identidad de su constructor y la física de su estructura son milagrosas. El hecho de que la estructura se mantenga sobre sus base sin ningún tipo de soporte central unido a ella ha sido considerado, por muchos, como casi sobrenatural.
En 1852, por orden del obispo de Santa Fe, Jean Baptiste Lamy, se construyó la Capilla de Nuestra Señora de la Luz (inspirada en la Sainte-Chapelle de París). Quedó bajo el cuidado de las Hermanas de Loreto, que iban a llegar desde Kentucky para fundar una escuela para niñas.
Cuando la capilla estaba casi lista, cuenta una piadosa leyenda, los constructores se encontraron con un problema inesperado: no había forma de subir desde la nave hasta el coro, en el segundo piso. La leyenda dice que fue un triste error en el diseño, uno que el arquitecto del edificio, Antonio Mouly, no pudo resolver, ya que ya había fallecido. Sin embargo, es muy poco probable que se tratara de un error: seguramente el arquitecto ya había decidido que una escalera en forma de caracol iba a conectar la planta baja y el coro.
En cualquier caso, la piadosa leyenda afirma que cuando las monjas insistieron en construir una escalera, los albañiles les dijeron que sería imposible y que construir una escalera normal y corriente ocuparía demasiado espacio. Algunas versiones incluso afirman que aconsejaron a las monjas demoler el coro.
En lugar de eso, las monjas decidieron rezar una novena a San José, patrón de los carpinteros, pidiendo una solución.
Terminada la novena apareció un hombre en la puerta de la capilla, diciendo que podía construir una escalera, con una condición: que se le concediera total privacidad.
El forastero se encerró en la capilla durante tres meses con una sierra, una escuadra y algunas otras herramientas sencillas, y desapareció tan pronto como terminó el trabajo, sin haber pedido nunca pago alguno por sus servicios.
La escalera, de unos seis metros de altura, da dos vueltas completas sobre su eje hasta llegar al coro. Según algunos, debería haberse derrumbado en el primer momento en que alguien lo usó, aunque al parecer la escalera es lo suficientemente estrecha como para funcionar como soporte central por sí sola.
En todo caso, la escalera original no se adosó a ningún muro hasta 1887, diez años después, cuando se añadió la barandilla y se adosó la espiral exterior a un pilar cercano.