sábado, 18 de julho de 2009

Ofreciendo ideas para el año sacerdotal (II)


En el post OFRECIENDO IDEAS... PARA EL AÑO SACERDOTAL (I) aportamos algunas sugerencias para celebrar el Año Sacerdotal. Estas ideas estaban dirigidas a las diocesis y a las diferentes delagaciones que tienen por objeto directo a los sacerdotes.
En este segundo post queremos ofrecer sugerencias que las diocesis pueden tomar con respecto a los fieles laicos y religiosas.

*
CAMPAÑA DE DIFUSIÓN. Lo primero será dar a conocer la convocación del Año Sacerdotal. Desde la diocesis o desde la misma Conferencia Episcopal se puede preparar un cartel -que sea hermoso y con un significado descifrable- donde se anuncie el año sacerdotal. Será un recordatorio cada vez que durante este año los fieles entren en las iglesias. En la Campaña de difusión tiene una importancia capital cada uno de los sacerdotes. Ellos son los que están en contacto directo con los fieles. También sería interesante elaborar un díptico o triptico explicando brevemente en que consiste el año sacerdotal, algunas formas de participar activamente (oración diaria, rosarios, sacrificios, apostolado) y la oración oficial.
*
MANUAL PARA EL AÑO SACERDOTAL. Sería muy conveniente, la elaboración de un manual para el año sacerdotal donde se contenga material para los jueves eucarísticos o sacerdotales. Y, que incluso, en ausencia del sacerdote, los fieles puedan reunirse a orar en torno a Jesús Sacramentado.
*
ESTAMPAS. Otro medio para que la participación de los fieles sea intensa son las típicas estampitas con la oración oficial del Año Sacerdotal y una imagen del Buen Pastor u otra.
*
CATEQUESIS. También desde las delegaciones del Clero y desde la de Catequesis se pueden elaborar unas catequesis sencillas para que los niños y jovenes tomen conciencia de la importancia del sacerdocio en la fe cristiana y la importancia de la oración por ellos. Vinculado con esto, está el trabajo de la Pastoral juvenil y de la Pastoral de la Infancia que ha de esforzarse este año en que los jovenes y los niños tengan una idea clara de lo que es el sacerdote y se sientan involucrados en actividades de oración y apoyo a los sacerdotes. Con respecto a los jóvenes y a los niños, podían realizarse encuentros de oración y de convivencia en los cuales diferentes sacerdotes den testimonio de su vocación.
*
GRUPO DE MONAGUILLOS. Raro es el sacerdote que no ha sido monaguillo en su infancia. Este primer momento de acercamiento al altar es muy importante y de lo que se vea en los sacerdotes dependerá mucho que surgan vocaciones del grupo de monaguillos. Por lo que sería muy conveniente involucrar a los monaguillos en este Año Sacerdotal con alguna actividad: primero, la oración por los sacerdotes y por su propio párroco, y segundo a nivel diocesano organizar alguna actividad especial teniendo como centro el Año Sacerdotal.
*
GRUPO INTENERANTE. Se podría crear por zonas o vicarías un grupo formado por algún sacerdote, por religiosos/as y por laicos que ayudasen a que en las parroquias se hiciesen encuentros de oración por los sacerdotes. Este grupo podría formar y dar apoyo para que estos actos de oración se hagan con la mayor dignidad y belleza posible.

Publicado por fraternidad de Cristo Sacerdote

Ofreciendo ideas para el año sacerdotal (II)

En el post OFRECIENDO IDEAS... PARA EL AÑO SACERDOTAL (I) aportamos algunas sugerencias para celebrar el Año Sacerdotal. Estas ideas estaban dirigidas a las diocesis y a las diferentes delagaciones que tienen por objeto directo a los sacerdotes.
En este segundo post queremos ofrecer sugerencias que las diocesis pueden tomar con respecto a los fieles laicos y religiosas.

*
CAMPAÑA DE DIFUSIÓN. Lo primero será dar a conocer la convocación del Año Sacerdotal. Desde la diocesis o desde la misma Conferencia Episcopal se puede preparar un cartel -que sea hermoso y con un significado descifrable- donde se anuncie el año sacerdotal. Será un recordatorio cada vez que durante este año los fieles entren en las iglesias. En la Campaña de difusión tiene una importancia capital cada uno de los sacerdotes. Ellos son los que están en contacto directo con los fieles. También sería interesante elaborar un díptico o triptico explicando brevemente en que consiste el año sacerdotal, algunas formas de participar activamente (oración diaria, rosarios, sacrificios, apostolado) y la oración oficial.
*
MANUAL PARA EL AÑO SACERDOTAL. Sería muy conveniente, la elaboración de un manual para el año sacerdotal donde se contenga material para los jueves eucarísticos o sacerdotales. Y, que incluso, en ausencia del sacerdote, los fieles puedan reunirse a orar en torno a Jesús Sacramentado.
*
ESTAMPAS. Otro medio para que la participación de los fieles sea intensa son las típicas estampitas con la oración oficial del Año Sacerdotal y una imagen del Buen Pastor u otra.
*
CATEQUESIS. También desde las delegaciones del Clero y desde la de Catequesis se pueden elaborar unas catequesis sencillas para que los niños y jovenes tomen conciencia de la importancia del sacerdocio en la fe cristiana y la importancia de la oración por ellos. Vinculado con esto, está el trabajo de la Pastoral juvenil y de la Pastoral de la Infancia que ha de esforzarse este año en que los jovenes y los niños tengan una idea clara de lo que es el sacerdote y se sientan involucrados en actividades de oración y apoyo a los sacerdotes. Con respecto a los jóvenes y a los niños, podían realizarse encuentros de oración y de convivencia en los cuales diferentes sacerdotes den testimonio de su vocación.
*
GRUPO DE MONAGUILLOS. Raro es el sacerdote que no ha sido monaguillo en su infancia. Este primer momento de acercamiento al altar es muy importante y de lo que se vea en los sacerdotes dependerá mucho que surgan vocaciones del grupo de monaguillos. Por lo que sería muy conveniente involucrar a los monaguillos en este Año Sacerdotal con alguna actividad: primero, la oración por los sacerdotes y por su propio párroco, y segundo a nivel diocesano organizar alguna actividad especial teniendo como centro el Año Sacerdotal.
*
GRUPO INTENERANTE. Se podría crear por zonas o vicarías un grupo formado por algún sacerdote, por religiosos/as y por laicos que ayudasen a que en las parroquias se hiciesen encuentros de oración por los sacerdotes. Este grupo podría formar y dar apoyo para que estos actos de oración se hagan con la mayor dignidad y belleza posible.

Publicado por fraternidad de Cristo Sacerdote

MISSA TRIDENTINA EM FÁTIMA ÀS 17,30H AOS DOMINGOS




Faz-se saber que a Missa celebrada segundo as rúbricas do Missal de João XXIII é celebrada na Capela do Seminário dos Padres Marianos, em Fátima, perto do museu da Cera.

Missa Tridentina (Missal João XXIII)
Capela do Seminário dos Padres Marianos
Rua de São Paulo, 2
Domingos, 17,30h

A Missa é celebrada por um sacerdote diocesano.

Somos um grupo regular de Católicos de vários pontos de Portugal e até de outros países que na fidelidade ao Papa Bento XVI nos reunimos para participar na Santa Missa Tridentina , que o Santo Padre colocou à disposição de todos os fiéis Católicos : é por isso que vos convidamos a que venham participar .

Liturgia e Tradizione


Dal segno... alla vita
di S. Em. A. Canizares Llovera

Sempre, ma particolarmente in questi momenti della storia, segnati da una profonda crisi di Dio nel mondo e di una forte secolarizzazione interna alla Chiesa, almeno nell’Occidente, ravvivare e rafforzare il senso e il genuino spirito della Sacra Liturgia nella coscienza e nella vita della Chiesa è urgente e incalza come nessun’altra cosa. La Chiesa, le comunità e i fedeli cristiani avranno vigore e vitalità solo se vivono della Liturgia, se si abbeverano di questa fonte, perché soltanto così vivranno di Dio stesso, di colui in cui radica la loro forza, la loro stessa vita, la loro capacità e la loro prodezza evangelizzatrice, tutta la loro collaborazione agli uomini e al futuro dell’umanità. Il futuro dell’uomo è nella Liturgia.
La Liturgia ci indirizza a Dio. Il soggetto della Liturgia non siamo noi, è Dio, è Cristo, è lo Spirito Santo, la Santa e Indivisibile Trinità. Liturgia significa, prima di tutto, parlare di Dio, presenza e azione di Dio: riconoscere Dio come centro di tutto, da cui procede ogni bene, glorificare Dio, lasciar agire Dio e che operi la sua salvezza. La costituzione sulla Sacra Liturgia del Concilio Vaticano II insegna che il fine della celebrazione è la gloria di Dio e la salvezza degli uomini. Nella Liturgia «viene resa a Dio una gloria perfetta e gli uomini vengono santificati» (SC 7).
Come ricordava l’allora cardinale Joseph Ratzinger, il fatto, osservato in retrospettiva, che la Costituzione Sacrosantum Concilium sia stata situata al principio del Vaticano II ha il senso preciso che sin dall’inizio «c’è l’adorazione. E, per tanto, Dio. Questo principio corrisponde alle parole della Regola Benedettina: Operi Dei nihil præponatur». La Chiesa, per sua natura, scaturisce dalla sua missione di glorificare Dio, ed è irrevocabilmente legata alla Liturgia, la cui sostanza è la riverenza e l’adorazione a Dio, colui che è presente nella Chiesa e agisce in essa. Una certa crisi che ha potuto incidere in modo importante nella Liturgia e nella Chiesa dagli anni dopo il Concilio fino ad oggi, è frequentemente dovuta al fatto che al centro non è stato messo Dio e l’adorazione a Lui dovuta, bensì gli uomini. «Nella storia del post-concilio la costituzione sulla liturgia non è stata certamente capita a partire da questo fondamentale primato “di Dio” e dell’adorazione, ma come un libro di ricette su quello che possiamo fare con la Liturgia. Tuttavia, quanto più la facciamo per noi stessi, risulta meno attraente perché tutti avvertono che l’essenziale si è perso» (J. Ratzinger): in questo modo, le comunità e i fedeli appassiscono, si debilitano e languiscono. In definitiva, se vogliamo una Chiesa presente nel mondo, capace di rinnovarlo e trasformarlo conforme al volere di Dio, reale e come emblematicamente indica Gaudium et Spes, precisa che sia, prima e soprattutto, una Chiesa che viva secondo quanto manifesta Sacrosantum Concilium.
Perciò nei momenti attuali l’urgenza sta nel dare impulso ad un nuovo movimento liturgico che faccia rivivere la vera eredità del Concilio Vaticano II. Abbiamo senza dubbio bisogno di questo nuovo movimento.
Il Santo Padre, prima di diventarlo, ha parlato della riforma della riforma che, secondo la sua opinione, dovrebbe essere anzitutto un processo educativo che conduca nell’ambito di tutta la Chiesa alla logike latreìa, la rationalis oblatio (cf Rm 12,1). «è urgente un ritorno allo spirito del rinnovamento liturgico: non abbiamo bisogno di forme nuove per derivare verso l’esterno, bensì di una formazione e di una riflessione, di un approfondimento mentale senza il quale qualsiasi celebrazione degenera rapidamente in pretta esteriorità» (J. Ratzinger).
continua
FONTE:IL SETTIMANALE DI PADRE PIO

MISSA TRIDENTINA NO MUNDO

RENOVACIÓN ESPIRITUAL EN LONDRES.
29/06/09. El nuevo arzobispo de Westminster, Londres,

Reino Unido, ha entrado con excelente pie, en la línea de la renovación espiritual y litúrgica del Santo Padre. Ha reintroducido la adoración de las Cuarenta Horas, que se sucederá en diversas iglesias. Ha pedido a los fieles que recen por los sacerdoetes una hora a la semana ante el Santísimo Sacramento. Y ha decidido que el altar portátil no vuelva a la Catedral, por lo que la liturgia volverá a hacerse en el altar antiguo y, presumiblemente, en gran parte ad orientem.
London, UK.
Messa in latino

FORMA EXTRAORDINARIA
EN VILLATALLA.

29/06/09. Catorce sacerdotes y seminaristas se unieron

a los monjes benedictinos de la Inmaculada, en Villatalla, Italia, para la fiesta de San Benito. Este monasterio usa exclusivamente la Forma Extraordinaria de la Misa.

Villatalla, Italia.
Benedictinos de la Inmaculada

VÍSPERAS SOLEMNES EN BIRMINGHAM.
29/06/09. Solemnes Vísperas de la festividad de los

Santos Pedro y Pablo, según la Forma Extraordinaria del Rito Romano, en el Oratorio de Birmingham, Reino Unido, celebradas el 28 de junio.

Birmingham Oratory, UK.
Enlace


FORMA EXTRAORDINARIA EN VENECIA.
30/06/09. Santa Misa tradicional celebrada en la iglesia

de San Salvador, en Venecia, Italia, el pasado 25 de junio, con motivo de la fiesta de la Aparición de San Marcos Evangelista, patrono de la ciudad.

Chiesa di San Salvador, Venezia, Italia..
Messa in Latino

FONTE:UNA VOCE MÁLAGA

LA PROLIFERACIÓN DE PRÁCTICAS DEMONIACAS Y LA INCREENCIA ABSOLUTA, LAS CAUSAS




La Iglesia en México asegura que la influencia del diablo se ha disparado en los últimos tiempos

Según advierten desde el IV Congreso Nacional de Exorcistas y Auxiliares de la Liberación que se está celebrando en México, las prácticas satánicas, misas negras, espiritismo y consagraciones al maligno han desatado la influencia del maligno en el país centroamericano. El cardenal Rivera alerta ante la incredulidad y la hipercredulidad.


(R.B./ReL) La influencia del diablo se ha disparado en los últimos tiempos, según las palabras que recoge el diario mexicano «La jornada» del hermano Jesús Yañez, el principal asesor del padre Pedro Mendoza, coordinador de exorcistas de la archidiócesis de México. Con motivo del IV Congreso Nacional de Exorcistas y Auxiliares de la Liberación que se está celebrando esta semana, Yáñez ha apuntado que, «debido a la proliferación de prácticas como la brujería, el culto a la muerte, el espiritismo y la realización de misas negras, consagraciones al maligno, bautizos y bodas satánicas» la influencia del demonio «se ha desatado» en México y en el mundo en los últimos años. Yáñez también apunta a que «la mayor fortaleza del maligno» está en que «mucha gente no cree en la existencia del demonio».

No caer en los extremos

El cardenal primado de México, Norberto Rivera Carrera, señaló en la inauguración del congreso que hay que evitar los extremismos en la lucha contra el maligno, tanto por exceso como por defecto. Así, monseñor Rivera indicó que muchas personas llegan a ser tan escépticas que niegan la existencia del diablo com oun ser pervertido y pervertidor y todo lo reducen a fenómenos meramente psicológicos, socioculturales o paranormales. Por el otro lado, «otras son tan crédulas que llegana ver al Diablo por todas partes y le atribuyen poderes sobrenaturales, como si fuera Dios».

Monseñor Rivera abundó en el hecho de que desde el origen del universo y a través de toda la historia se extiende una dura batalla contra «los poderes de las tinieblas» que durará hasta el último día. En ese sentido, destacó el papel preponderante de la Virgen María en esa lucha y pidió a los exorcistas presentes en el congreso que no dejen de lado a la Madre de Cristo ya que «el Señor Jesús, junto con la Virgen María, da ayuda para tender la mano a los más débiles y necesitados, sobre todo cuando se trata de casos delicados y prudentes de liberación o exorcismo». «Con esto también se colabora en la construccíón del Reino de los Cielos», apuntó el prelado.

Sin patrones claros

Pese a que no existe un patrón exacto para detectar casos de posesión demoníaca, la Iglesia católica ha señalado algunos rasgos que nos pueden poner sobre la pista: hablar lenguas desconocidas por la persona, desvelar cosas escondidas o distantes, demostrar fuerzas superiores a la propia condición física, revelar hostilidad vehemente hacia Dios y las sagradas imágenes de la Iglesia, actitudes de orden inmoral, vulgares y carentes de paz espiritual y apartarse bruscamente de ritos sacramentales.

Por supuesto, no todos los casos revisten la misma gravedad. De hecho, existen dos tipos de exorcismo. El menor, lo puede realizar cualquier sacerdote y se aplica a personas que han realizado prácticas cercanas al satanismo. El exorcismo mayor, requiere de la intervención de un sacerdote especializado en estas lides, o un obispo y se aplica a aquellas personas que están poseidas por algún demonio.

fonte:religion en libertad

Algunas Mejoras para el Novus Ordo Missae.

Muchas veces en este último tiempo, hemos escuchado sobre las supuestas "reformas" al Novus Ordo Missae, por parte de S.S. Benedicto XVI, algunas de las cuales ya se encuentran contenidas en la nueva edición del Misal Romano, que pronto saldrá a la luz. Es por ello que les presentamos, en 10 puntos sencillos, las DESEABLES mejoras para el Novus Ordo Missae, que podrían, en parte, eliminar algunos abusos litúrgicos existentes. El presente texto ha sido tomado del blog Christus Vincit, y ha sido traducido, adaptado y aumentado por Sacram Liturgiam. Esperamos sus comentarios.
***
1.- Suprimir las opciones de no rezar el "Confiteor" durante el rito penitencial. El suprimir el "Confiteor" no expresa adecuadamente un reconocimiento del pecado cometido. (Esto es de gran necesidad para la Iglesia, de manera de recuperar el sentido del pecado personal.)

2.- Revisar el Leccionario y restaurar los pasajes bíblicos omitidos. (Al igual que las lecturas tomadas en los últimos domingos después de Pentecostés en la Forma Extraordinaria del Rito Romano, llamado también 'Usus Antiquior').

3.- Hacer que el Credo Niceno (de Nicea y Constantinopla) sea el único utilizable para la Santa Misa. (Por desgracia, la nueva edición del Misal Romano contiene la opción de utilizar el "Credo de los Apóstoles").

4.- Restaurar las oraciones del ofertorio (relativas al ofrecimiento de pan y vino) a las correspondientes a la forma extraordinaria del rito romano. (Estas oraciones realmente logan captar profundamente la intención del celebrante y son mucho mejores que las oraciones que tenemos ahora, las cuales son de un claro origen judaico).

5.- Suprimir las Plegarias Eucarísticas para Misas con niños, y las Plegarias Eucarísticas de la Reconciliación. Ellas contienen fórmulas que muestran una fe muy banal. Si bien, estas son totalmente válidas, no se observa la necesidad de éstas. Y entrando en el tema de las Plegarias Eucarísticas, sería útil reformar las Plegarias Eucarísticas II-IV (Sí, la Plegaria Eucarística II, que es la Plegaria Eucarística del Padre Rapidín!), agregando referencias explícitas hacia el sentido Sacrificial de la Misa, que es primordial. Si se necesitan más Plegarias Eucarísticas, podríamos mirar algunas anáforas de los Ritos Orientales: La anáfora Maronita es particularmente muy buena (se podría adaptar para el uso romano).

6.- Restaurar las rúbricas antiguas que corresponden al Canon Romano. Las múltiples genuflexiones y bendiciones, no son simples repeticiones, sino que refuerzan el aspecto ceremonial de la Sagrada Liturgia en los puntos más importantes de la Plegaria. (También recuperar el énfasis en la expresión "Nobis quoque peccatoribus").

7.- Mover o eliminar el signo de la paz. (Quizás sería una mejor idea eliminarlo, ya que es un abuso en la mayoría de los casos, ya que pasa de un saludo litúrgico (la paz sea contigo), a un saludo profano (y más que eso: Hola!, ¿Cómo estás?, ¿Cómo están tu esposa y tus hijos?; o bien, se dan un grande y sonoro beso. Podría quizás, en caso de querer mantener este rito, hacerse antes del ofertorio.)

8.- Restaurar la opción de recitar el último evangelio (de hecho, son escasas las oportunidades en que podemos escuchar el primer capítulo del Evangelio según San Juan). Podría pensarse en ello como una especie de "epílogo" de la Santa Misa. Por otro lado, sería útil restaurar la obligación de rezar las "preces leoninas", o bien, una adaptación de ellas, como modo eficaz de acción de gracias después de haber recibido al Santísimo Sacramento y de haber participado de la Santa Misa. (Es una excelente idea, pero no creo que al Padre Rapidín le guste!)

9.- Que toda la "Liturgia Eucarística" sea hecha en la misma dirección que la gente, es decir, "Ad Orientem", y que el sacerdote solo quede "de cara al pueblo" para los momentos en los cuales "dialoga" con el pueblo fiel. (Sería muy interesante la obligación, además, de rezar el Confiteor ("Yo confieso"), el Gloria, la Oración Colecta y el Credo, también de forma "Ad Orientem", es decir, todos mirando hacia la Cruz, y que el sacerdote solo se de vuelta hacia el pueblo cuando entre en diálogo con él.)


10. Restauración de las vestimentas sagradas. Honestamente, ¿Podemos decir que la Liturgia es mejor sin amitos, cíngulos, manípulos, o bien, con las nuevas "modas" en vestiduras litúrgicas, como "ponchos", y casullas surrealistas (si es que las ocupan)? ¿Realmente las nuevas modas litúrgicas excitan la piedad y elevan el corazón hacia los Sagrados Misterios?
fonte:sacram liturgiam

A SANTA MISSA É A MAIS DOCE ALEGRIA DA MÃE DE DEUS E DOS SANTOS.

Julho 18, 2009

santa missa alegria

A SANTA MISSA É A MAIS DOCE ALEGRIA

DA MÃE DE DEUS E DOS SANTOS.

Nosso Senhor disse, uma vez, ao Bem-aventurado Alano: “Da mesma maneira que a divina Sabedoria escolheu uma virgem, entre todas, para ser a Mãe do Salvador, assim instituiu o sacerdócio para distribuir ao mundo, em todo o tempo, os tesouros da redenção pelo santo Sacrifício da Missa e pelos santos Sacramentos. Eis a maior alegria da minha Mãe, as delícias dos Bem-aventurados, o socorro mais seguro dos vivos e a melhor consolação das almas do purgatório” (Alanus rediv. part. E, c. 27).

A Mãe de Deus e todos os Santos gozam duma felicidade dupla: da bem-aventurança essencial e da bem-aventurança acidental.

A primeira consiste na vida e na posse de Deus, conforme o grau de glória, em que foram confirmados, no momento de sua entrada no céu. Esta bem-aventurança essencial não pode aumentar nem diminuir. A bem-aventurança acidental consiste nas horas particulares que Deus, os outros Santos ou os homens rendem aos felizes habitantes do céu. Podemos acreditar, por exemplo, que, quando lhes celebramos a festa aqui na terra, eles recebam, no céu, honras particulares e todas as nossas orações e boas obras feitas em sua honra lhes sejam apresentadas por nossos Anjos, como um ramalhete de perfume delicioso.

O Evangelho indica esta crença claramente, por estas palavras de Nosso Senhor: “Assim vos digo que haverá júbilo entre os Anjos de Deus por um pecador que faz penitência” (Lc. 15, 10). Esta alegria renova-se pelo bom Pastor, pelos Anjos e pelos Santos a cada volta de uma ovelha desgarrada, porém, cessa logo que o pecador deixa de novo o aprisco por uma recaída no pecado.

Este curto esclarecimento fará compreender em que sentido a santa Missa é a maior alegria de Maria Santíssima. É a maior alegria acidental e ultrapassa todas as outras felicidades desta ordem.

Se, em honra da Rainha do Céu, recitasse o terço, o ofício, as ladainhas, ou entoasse cânticos, enquanto um outro assistisse, piedosamente, à santa Missa, este cumpriria um ato de religião muito superior e causaria um prazer, infinitamente maior, à Santíssima Virgem.

O que torna ainda a santa Missa muito cara à Mãe de Deus, é o zelo que tem pela glória de Deus, que a divina Majestade faz consistir, sobretudo, na salvação das almas. Pelo santo Sacrifício do Altar, prestamos à augusta Trindade a única homenagem digna dela e lhe oferecemos, ao mesmo tempo, o preço da redenção do gênero humano. Ainda uma vez, que prazer agradável, suave, perfeito para Maria Santíssima ver-nos cercar o altar, onde seu amado Filho é adorado, onde choramos os pecados, onde contemplamos a dolorosa Paixão e onde o precioso Sangue é derramado sobre nossas almas!

Daí ainda expor a vantagem da santa Missa para os outros Santos.

Devemos homenagem aos Santos. São amigos de Deus que os honra; seguem a Cristo vestido de branco, “porque disso são dignos” (Apoc. 3, 4) e é deles que Nosso Senhor diz: “Quem vos glorifica, a mim glorifica” (II Reis, 2, 35). Durante a vida fugiram das honras, desprezaram-se a si próprios, sofreram, com paciência, as injúrias, os insultos, as perseguições dos maus. Por essa razão, Deus manifesta-lhes a inocência e a virtude e quer que sejam reverenciados por toda a cristandade.

Sob a inspiração do Espírito Santo, a Igreja exprime a admiração pelos filhos vitoriosos com os ofícios próprios do breviário, com cânticos, prédicas, procissões, peregrinações, mas, principalmente, pelo Sacrifício da Missa. – “Assim será honrado a quem o Rei dos Céus quiser honrar”.

Na verdade, a honra mais excelente é prestada aos Santos pelo santo Sacrifício do Altar, se mandamos celebrá-lo, ou se o assistimos com a intenção de aumentar-lhes a honra acidental. – Para honrar a um príncipe, dá-se, às vezes, uma representação teatral, e, ainda que, na peça, não se faça menção dele, o príncipe não deixa de experimentar prazer. Da mesma maneira, apesar de, na santa Missa, representar-se apenas a vida e a paixão do divino Salvador, os Santos sentem grande alegria e delícias singulares, quando este espetáculo se realiza em sua honra, e todo o céu se regozija.

Quando o sacerdote pronuncia o nome dos Santos, o coração se lhes enternece, porque, observa São João Cirsóstomo, tendo o rei alcançado a vitória, o povo, querendo exaltar-lhe os feitos, nomeará também os companheiros d’armas do herói que, valentemente, destroçou o inimigo. Da mesma forma, é grande honra para os Santos serem nomeados, em presença de seu divino Mestre, do qual se celebram, como em triunfo, a paixão e morte, ouvindo louvar as vitórias alcançadas sobre o inimigo infernal. O escritor Molina diz sobre este assunto: “Não podemos ser mais agradáveis aos Santos do que oferecendo o santo Sacrifício em seu nome à Santíssima Trindade, em reconhecimento das graças que receberam, em lembrança dos méritos adquiridos” (Tract. 4, c. 10).

Observa que não se oferece o santo Sacrifício a São Miguel nem aos outros Anjos, mas a Deus Pai. Não encontrarás, em nenhum lugar, que o Santo Sacrifício possa ser oferecido à Maria Santíssima, aos Anjos ou aos Bem-aventurados. É sempre oferecido em honra da Santíssima Trindade; apenas se menciona o nome dos felizes habitantes do céu, porque, diz Santo Agostinho, “não é aos Mártires que erigimos altares, mas unicamente a sua memória”. Qual o sacerdote que disse jamais no altar em que se acham as relíquias dos Santos: “A vós, São Paulo, a vós, São Pedro, oferecemos o Sacrifício?”. Nunca. Jamais.

O Concílio de Trento usa quase dos mesmos termos: “Se bem que a Igreja tenha o costume de celebrar a santa Missa em hora dos Santos, não pretende oferecê-la aos Santos, porém a Deus, que os coroou”. Também o sacerdote não diz: “Ofereço-vos este sacrifício, oh! São Pedro, São Paulo”, mas agradecendo a Deus a vitória concedida a tal Santo pede àqueles de quem celebramos a festa na terra que intercedam por nós no céu.

Aproveita, pois, caro leitor, do excelente poder de aumentar a felicidade acidental dos habitantes do céu, oferecendo o santo Sacrifício em honra da Santíssima Trindade e, na elevação da Sagrada Hóstia, dize a Deus: “Ofereço-Vos Vosso querido Filho para maior glória e alegria do Bem-aventurado N. …”.

Para este fim, antes de ir à igreja, tem cuidado de consultar o calendário sem jamais esquecer teu padroeiro, e, na hora da morte, bendirás o dia em que abraçaste esta prática.

Fonte: http://www.derradeirasgracas.com

El Sacrificio de la Misa es igual al de la Cruz.


“La principal excelencia del santo sacrificio de la Misa es que debe ser considerado como esencial y absolutamente el mismo que se ofreció sobre la cruz en la cima del Calvario, con esta sola diferencia: que el sacrificio de la cruz fue sangriento, y no se ofreció más que una vez, satisfaciendo plenamente el Hijo de Dios, con esta única oblación, por todos los pecados del mundo; mientras que el sacrificio del altar es un sacrificio incruento, que puede ser renovado infinitas veces, y que fue instituido para aplicar a cada uno en particular el precio universal que Jesucristo pagó sobre el Calvario por el rescate de todo el mundo. De esta manera, el sacrificio sangriento fue el medio de nuestra redención, y el sacrificio incruento nos da su posesión: el primero nos franquea el inagotable tesoro de los méritos infinitos de nuestro divino Salvador; el segundo nos facilita el uso de ellos poniéndolos en nuestras manos. La Misa, pues, no es una simple representación o la memoria únicamente de la Pasión y muerte del Redentor, sino la reproducción real y verdadera del sacrificio que se hizo en el Calvario; y así con toda verdad puede decirse que nuestro divino Salvador, en cada Misa que se celebra, renueva místicamente su muerte sin morir en realidad, pues está en ella vivo y al mismo tiempo sacrificado e inmolado: “Vidi (…) agnum stantem tamquam occisum”.
“En el día de Navidad la Iglesia nos representa el Nacimiento del Salvador; sin embargo, no es cierto que nazca en este día cada año. En el día de la Ascensión y Pentecostés, la misma Iglesia nos representa a Jesucristo subiendo a los cielos y al Espíritu Santo bajando a la tierra; sin embargo, no es verdad que en todos los años y en igual día se renueve la Ascensión de Jesucristo al cielo, ni la venida visible del Espíritu Santo sobre la tierra. Todo esto es enteramente distinto del misterio que se verifica sobre el altar, en donde se renueva realmente, aunque de una manera incruenta, el mismo sacrificio que se realizó sobre la cruz con efusión de sangre. El mismo Cuerpo, la misma Sangre, el mismo Jesús que se ofreció en el Calvario, el mismo es el que al presente se ofrece en la Misa.
“Esta es obra de nuestra Redención, que continúa en ejecución, como dice la Iglesia: Opus nostrae redemptionis exercetur. Si exercetur; se ofrece hoy sobre los altares el mismo sacrificio que se consumó en la cruz.
“Oh, qué maravilla! (…)
“Yo digo que la iniquidad es un mal en todo tiempo y lugar; pero los pecados que se cometen durante la celebración del santo sacrificio de la Misa y en presencia de los altares, son pecados que atraen sobre sus autores la maldición del Señor: Maledictus que facit opus Domini fraudulenter. Medítalo atentamente mientras que te manifiesto otras maravillas y excelencias de tan precioso tesoro”.
Fuente: San Leonardo de Porto-Mauricio: El Tesoro Escondido de la Santa Misa.

sexta-feira, 17 de julho de 2009

TRADIZIONE E RISPETTO DEI PADRI







di Francesco Colafemmina

Le riflessioni di Martin Mosebach nel suo prezioso volume "L'eresia dell'informe" ci introducono ad un aspetto completamente obliterato della riforma liturgica seguita al Concilio.
Mi riferisco all'idea che l'interruzione della tradizione o il suo tradimento, allorchè per "tradizione" intendiamo la trasmissione ereditaria di un "bene", siano da considerarsi atti "tirannici".
La "trasmissione" di generazione in generazione riposa infatti sul riconoscimento di un valore supremo al "rispetto per il padre". Da questo rispetto discende automaticamente la sacralità della trasmissione. Trasmettere l'eredità dei padri non significa comunque non arricchirla o incrementarla, ma di certo questo passaggio di mano in mano implica il reverenziale timore della trasformazione e della negazione di quanto è trasmesso. Rottura con i padri, negazione del loro operato, rifiuto del loro "mondo", damnatio memoriae delle loro espressioni: sono tutti sinonimi della ribellione ai padri e della hybris dei figli!
Gli antichi Greci misuravano la maturità e la sanità di una società in base al rispetto che veniva tributato ai padri, agli antenati ed agli anziani in genere. Se infatti una società era sana e solida, formata attraverso le virtù (aretai), valorosa e prospettata verso la gloria, ciò era certamente da addebitarsi al rispetto (sebasmos) che i figli (la generazione vivente) aveva avuto nei riguardi dei padri (coloro che avevano posto le premesse per lo splendore attuale). Se un figlio nega, rifiuta o distrugge l'eredità del padre egli nega in qualche modo se stesso, nega la sua formazione, nega il suo status, calpesta ciò che ha ricevuto e lo fa con disprezzo ed alterigia.
Questa "tracotanza" era per gli antichi sinonimo di sacrilegio, di violazione dei patti fra gli dei e gli uomini, una palese deviazione dal cosmos per entrare nel caos. L'esempio classico del ritorno del cosmos nel caos aperto dal destino ereditario dell'uomo è quello dell'Edipo a Colono di Sofocle, dove il rispetto dei padri è esaltato e rappresentato come valore primario della società.
Allo stesso modo la riforma liturgica e le innovazioni conciliari si sono sviluppate quali tentativi non di "accrescere" l'eredità del passato, bensì di "depurarla", svilirla, cancellarla, distruggerla. E ciò è accaduto spiritualmente nella liturgia e materialmente nell'arte e nell'architettura sacra. L'iconoclastia postconciliare di cui parla Mosebach, rappresenta un unicum nella storia dell'occidente (perchè tale iconoclastia è nata in occidente), proprio per il suo configurarsi non come l'imposizione di una nuova espressione del culto (come fu in epoca bizantina), bensì quale palese ed espressa "ribellione" nei riguardi dell'eredità dei "padri".
Mosebach afferma che "nell'antichità l'interruzione di una tradizione da parte del sovrano era definita come un atto di tirannia. In questo senso potremmo dire che anche il modernizzatore e progressista Paolo VI sia stato un tiranno della Chiesa". Questa valutazione scabra e durissima su Paolo VI non nasce soltanto dalla consapevolezza che la riforma liturgica fu proposta come una negazione del passato. Essa scaturisce dall'analisi degli effetti che quella riforma ebbe e continua ad avere sui "piccoli", sui fedeli, sulle generazioni cristiane che di essa sono state imbevute.

L'uomo ha sempre cercato naturalmente di aderire al suo passato, alle generazioni, ai padri, ai nonni, agli antenati, perchè essi rappresentano la sua attualità. Senza la discendenza il nostro essere uomini sarebbe privo di un significato importante. Ecco perchè anche quegli uomini che per i più tristi casi della vita crescono privi di genitori o nella assoluta ignoranza della loro stirpe, un giorno scoprono di avere il febbrile bisogno di recuperare il proprio passato. Sappiamo tutti infatti che nelle viscere di chi ci generò è racchiuso anche il senso della nostra vita. E se questa nostra esistenza odierna è per noi un peso o una ricchezza, in ogni caso nel rapporto con il passato inteso non come il luogo del nulla, ma il luogo da cui proveniamo, possiamo trovare il senso sia del peso che della ricchezza del presente.
Il Tradizionalismo inteso come passatismo, come ambizione ad un ritorno al passato, è un semplice gioco logico inventato dai detrattori del "sebasmos" (rispetto) per i padri e la loro eredità. In una realtà ecclesiale che combatte il suo passato o tenta di rielaborarlo proditoriamente alla luce del presente, è ben scontato che i rispettosi dei padri possano arroccarsi nella loro univoca venerazione. Ma sono poi davvero così disprezzabili questi amanti della tradizione? Qual è il loro peccato di fondo? E' un peccato ecclesiale? O è forse un peccato umano o umanistico? Propendo per questa seconda spiegazione. Il peccato dei difensori e degli innamorati della tradizione, di coloro che sono "veneratori dei padri" è che non hanno ancora sposato l'idea di un uomo artefice autonomo (autolegislatore) del proprio destino e della propria realtà. Essi sono ancora legati ad una dimensione ecclesiale autentica, dove per Chiesa non si intende solo l'attuale Corpo Mistico di Cristo, ma l'estensione di questo Corpo nel passato da cui procede, nel passato a partire dal quale ha preceduto gli uomini in Galilea...
E la Chiesa amata e difesa dagli amanti della tradizione è Chiesa composta di "semplici", non mai decisa o strattonata dagli intellettuali autonomi, bensì trasmessa, estesa nel tempo e nello spazio dai tanti fedeli guidati dalla ricerca del Signore. I gesti iterati dei semplici sono stati un giorno vietati, proibiti, osteggiati per sempre e ovunque nel mondo. Ed ancor oggi, nonostante si cerchi di legare la tradizione all'innovazione del Concilio e della nuova liturgia, resta quell'hybris che è netta ed inestinta cesura. Come possono gli uomini d'oggi con un salto di due generazioni raccordarsi a tutte le innumerevoli generazioni precedenti? Dovremmo scavalcare quest'atto di indipendente vanità dell'uomo che ha calpestato il rito romano, che è saltato sugli altari e ne ha distrutto la bellezza, che si è arrampicato sulle chiese e le ha ridotte a vuoti cantieri, che si è introdotto nel cuore dell'uomo e vi ha scacciato la presenza Reale del Signore? Come e quanto dovremmo tornare indietro? Dovremmo anche noi rinnegare le due generazioni che ci hanno preceduto, smascherarne le inconsistenti utopie e condannarci all'orphanage di una umanità tradita?
E' difficile rispondere a questo quesito, ma nondimeno è opportuno porselo. Credo, infatti, che sia questo il centro sia della fioritura "tradizionale" di questi ultimi anni, sia dell'ostilità diffusa e progressista, ma più spesso inconsapevole e meccanica. Quest'ultima è diffusa eredità di chi non esita ad accettare supinamente la "neotradizione" degli iconoclasti. La riforma postconciliare ha anch'essa bisogno di instaurare una "neotradizione" per vivere, e l'ignoranza di ciò che la precede o la semplice assuefazione alle nuove consuetudini è il vero bacino di coltura del progressivismo reazionario (con un palmare capovolgimento di ruoli i veri "rivoluzionari" sono oggi i tradizionalisti). Ma mentre il progressivismo realmente bigotto e conformista è promosso da reduci delle utopie postocnciliari e dai loro zelanti discepoli, la tradizione invece è oggi difesa e promossa da uomini relativamente giovani, spesso semplicemente da ragazzi. Sono loro gli eredi di generazioni che hanno vissuto nell'utopia e che oggi, dopo il crollo di quelle fantasie di libertà e progresso, si confrontano con la ricerca di una appartenenza. Così questi giovani, tra i quali ci sono misermente anch'io, scoprono in quel passato negato, nei gesti ormai dimenticati dei nonni, il senso di quel "tradere" che dà sostanza e verità a questo presente plastificato ed opaco.

Concludo citando, a mò di riassunto di quanto finora espresso, un illuminante passaggio del volume di Mosebach: "La mancanza di riguardo con cui qualcosa che è venerato, è che ora non lo deve essere più, è profanato, eliminato, soppresso, gettato via, liquefatto, svenduto, è volgare. Alle numerose ondate di distruzione che nella storia del nostro Paese si sono abbattute sui nostri santuari - la riforma, la secolarizzazione con le sue centinaia di migliaia di profanazioni - ne è seguita una più recente assolutamente degna dei suoi predecessori per forza distruttiva: si dovrebbe un giorno compilare una lista di quanti altari in Germania a partire dal Concilio sono stati distrutti. Le nostre chiese dispendiosamente restaurate e costosamente sistemate secondo l'architettura d'interni, di volta in volta alla moda, assomigliano spesso a scheletri preparati con accuratezza, che vengono predisposti in modo eccellente per un futuro da museo. Nessuno, che creda realmente alla forza della grazia e della preghiera, oserebbe disprezzare e distruggere ciò che è stato consacrato attraverso l'uso della preghiera, e ciò che risulta per così dire caricato elettricamente da molte grazie."(pag.59).
h
Martin Mosebach, Eresia dell'Informe, Cantagalli, 2009.
FONTE:FIDES ET FORMA

MISSA TRIDENTINA NO MUNDO

PONTIFICAL EN NUEVA YORK (1).
26/06/09. Hace unos días nos referíamos

al pontificial según la Forma Extraordinaria

del Rito Romano celebrado por Monseñor

don Fernando Areas Rifán, Superior de la

Administración Apostólica de San Juan

María Vianney, en la iglesia de San Juan

Bautista, en la ciudad de Nueva York, EE.UU.

Saint Jean Baptiste church, New York, USA.
The Expectation of Our Lady

¿CRISTOCENTRISMO
O CLERIGOCENTRISMO?.

27/06/09. En su obra El espíritu de la liturgia, el Cardenal

Joseph Raztinger escribió: "Considero absurdas las innovaciones que ponen en un lado la Cruz para liberar la vista de los fieles al sacerdote. ¿Será que la cruz incomoda? ¿Será que el sacerdote es más importante que el Señor?. Este error debería ser corregido lo más deprisa posible. El Señor es el punto de referencia. Es el sol naciente de la Historia... el sacerdote no puede ser visto como el centro de la celebración". El Santo Padre propone, por ello, el crucifijo en el centro del altar. No teme el Papa ser tapado por la cruz.
Subsídios Litúrgicos Summorum Pontificum

FORMA EXTRAORDINARIA EN CAGLIARI.
28/06/09. Tras numerosas dificultades y no pocas

hostilidades, los fieles de Cagliari, Italia, ya tienen Misa tradicional en la Basílica Magistral de la Santa Cruz, todos los domingos y fesivos a las 11 horas.

Basilica Magistrale di Santa Croce, Cagliari, Italia.
Rinascimento Sacro

OBISPO DE BASEL DENUNCIA LA
INTERPRETACIÓN POBRE DEL CONCILIO.

28/06/09. Monseñor Kurt Koch, Obispo de Basel, Suiza,
ha denunciado la interpretación pobre y parcial del Concilio Vaticano II por parte de quienes opinan contra Benedicto XVI. El Concilio, dice Monseñor Koch, establece el latín como lengua litúrgica del Rito Romano salvo excepciones, y el canto gregoriano; describe como naturaleza propia de la Misa el sacrificio eucarístico, mientras hoy en muchas parroquias se silencia ese carácter sacrificial. Koch pide mayor honestidad y advierte que no todo lo que se ha hecho tras el Concilio se ha hecho conforme a él.

What does the prayer really say?

FONTE:UNA VOCE MÁLAGA




Diagnosi e prognosi della catastrofe liturgica postconciliare






Il blog di P. Matias Augé, che talvolta ci onora della sua presenza in questo blog (a sua lode: son pochi i liturgisti che accettino di confrontarsi con i tradizionalisti retrogradi ed ignoranti per definizione), pubblica un lungo articolo di G. Boselli, monaco di Bose, su "Spiritualità e liturgia del ministero presbiterale". Ne riportiamo l'ultima parte. L'interesse del testo è, in particolare, nel fatto che riporta le constatazioni dell'episcopato italiano circa il sostanziale fallimento della riforma liturgica, che ha portato alla più grave e micidiale delle conseguenze: l'interruzione della trasmissione generazionale della fede. Naturalmente, i vescovi constatano questo esito concreto (che è sotto gli occhi di tutti) senza dire una parola contro la sua causa... anzi, siamo ancora ai "tantissimi benefici della riforma liturgica". Quali questi siano a livello effettivo (e non di mera sciacquatura orale di "accesso alla mensa della Parola" e "partecipazione attiva del Popolo di Dio"), si ha però il buon gusto di non precisarlo.

Il testo è interessante laddove riferisce che i vescovi vedono nell'ampia tendenza delle più giovani generazioni a recuperare gli elementi della Tradizione (anzi, del ritorno ai "vecchi formalismi") una spia del fallimento. E su questo siamo d'accordo. Anche se, in realtà, quel "ritorno" non è semplicemente un segno di disagio e un moto inconsulto di reazione (come opinano i vescovi), bensì l'antidoto e la cura della malattia, almeno per quanto si possa curare un malato apparentemente senza speranze.

Nella chiusa dell'articolo, un motivo di speranza: forse un poco di buon senso comincia a riguadagnare terreno dov'esso s'era perduto per quarant'anni.


II. I presbiteri e la trasmissione del senso della liturgia. La liturgia oggi tra stanchezza, tentazione del formalismo e ricerca dello spettacolare.

Da alcuni anni le chiese che sono in occidente, e in tra queste anche la chiesa italiana, hanno preso coscienza che negli ultimi decenni è venuta creandosi una certa frattura nella trasmissione della fede. Si constata che tra la generazione che ha vissuto il passaggio decisivo del Concilio e la generazione dei credenti nati a riforma conciliare avvenuta vi è un vuoto che ha in parte pregiudicato la trasmissione dei contenuti essenziali della fede. Questo spiega, almeno in parte, la ragione per cui molte chiese locali in Italia hanno scelto in questi ultimi anni di lavorare sul tema dell’educare alla fede, specie i più giovani. Una scelta che indica la necessità di rimediare alla mancata trasmissione della fede e, al tempo stesso, la volontà di riavviarla.

All’interno di questo quadro complessivo i vescovi italiani, nei già citati orientamenti pastorali affermano, come abbiamo visto, che oggi uno dei principali problemi è il venir meno della trasmissione del vero senso della liturgia cristiana. Questo tentativo di analisi della vita della liturgia oggi prenderà le mosse su questa valutazione che, in quanto offerta dai vescovi, possiede un alto valore ecclesiale e un’indiscutibile autorevolezza. Scrivono i vescovi: “Nonostante i tantissimi benefici apportati dalla riforma liturgica del concilio Vaticano II, spesso uno dei problemi più difficili oggi è proprio la trasmissione del vero senso della liturgia cristiana. Si costata qua e là una certa stanchezza e anche la tentazione di tornare a vecchi formalismi o di avventurarsi alla ricerca ingenua dello spettacolare. Pare, talvolta, che l’evento sacramentale non venga colto. Di qui l’urgenza di esplicitare la rilevanza della liturgia quale luogo educativo e rivelativo, facendone emergere la dignità e l’orientamento verso l’edificazione del Regno. La celebrazione eucaristica chiede molto al sacerdote che presiede l’assemblea e va sostenuta con una robusta formazione liturgica dei fedeli. Serve una liturgia insieme seria, semplice e bella, che sia veicolo del mistero, rimanendo al tempo stesso intelligibile, capace di narrare la perenne alleanza di Dio con gli uomini”(n. 49).

I vescovi italiani rilevano anzitutto come spesso, soprattutto alle giovani generazioni, non è stato trasmesso il significato della liturgia, il suo vero senso [ma il problema è proprio questo: la liturgia moderna, sia ciò colpa del nuovo messale o dei suoi applicatori, questo senso non solo non lo esprime, ma non sa più qual è. Prima, il senso era chiaro: pregare Dio, attraverso l'oblazione perfetta di Suo Figlio, per gli innumerevoli peccati nostri, di chi ci circonda e di tutti i cristiani vivi e defunti, confidando nell'amore misericordioso inesauribile della SS. Trinità. Ora invece, che senso ha la Messa? Fare festa e "condivisione comunitaria" perché tanto "Dio ci ama" - secondo il corrente gergo parrocchiale? Ma per far qualcosa di così banale, ci sono modi infinitamente più divertenti che perder tempo ad ascoltare il "presbitero"]. Questo rilievo deve interrogare profondamente la cosiddetta “pastorale giovanile” condotta in questi ultimi decenni. A cosa sono stati educati i giovani se non si è riusciti ad educarli anche al vero senso della liturgia? Quali liturgie sono state loro proposte e fatte vivere al punto da non aver acquisito il vero senso della liturgia? Il vero senso della liturgia, infatti, non è trasmesso anzitutto da insegnamenti sulla liturgia, ma lo si acquisisce in primo luogo dalle liturgie che si vivono e si celebrano ordinariamente, domenica dopo domenica nelle comunità cristiane di appartenenza.

Come conseguenza diretta della mancata trasmissione del vero senso della liturgia alle generazioni più recenti, i vescovi colgono “una certa stanchezza” delle nostre liturgie. Una stanchezza reale, che si manifesta in una sorta di routine, di un fare perché deve essere fatto, perlopiù senza convinzione e passione. Una prima reazione alla stanchezza mal vissuta proprio dai più giovani è “la tentazione di tornare a vecchi formalismi”, quelli che la riforma liturgica conciliare ha inteso superare. Spesso i giovani, e tra questi quelli che hanno più attenzione e passione per la liturgia (in particolare i seminaristi e i novizi) sembrano avere nostalgia di un passato che in realtà essi neppure conoscono, in quanto non lo hanno mai vissuto. Hanno nostalgia di quella liturgia che i loro padri e le loro madri subivano perché del tutto incomprensibile, lontana dalle loro attese e dalle loro esigenze e che, con il sopraggiungere della riforma liturgica conciliare, hanno salutato senza il minimo rimpianto. La tentazione di tornare ai vecchi formalismi è il segnale non solo che qualcosa non ha funzionato nella recezione e nella trasmissione della riforma liturgica conciliare, ma soprattutto che qualcosa oggi non va nel modo di comprendere, vivere e celebrare la liturgia. Se la liturgia non è correttamente compresa, vissuta e celebrata anche la sua vita è in qualche modo compromessa e alterata. Desiderare il passato è di chi è insoddisfatto dell’oggi, di chi riceve dall’attuale modo di celebrare poco o nulla per la sua vita di fede. Forse sono stati rinnovati i riti, ma il modo di vivere e di comprendere la liturgia è rimasto quello del preconcilio. In tal caso, si dovrebbe applicare alla riforma liturgica un detto della tradizione rabbinica: “Per Dio è stato più facile far uscire gli ebrei dall’Egitto che l’Egitto dagli ebrei” [questo punto è un'analisi miope! Non è la comprensione dei fedeli che è rimasta "a quella del preconcilio". E' la nuova liturgia che, avendo perso il senso di ciò che deve trasmettere, non offre più granché alla comprensione. E non diciamo nulla del peccato di superbia sotteso a quella similitudine, di chi crede di aver fabbricato la Terra promessa liturgica per far uscire la Chiesa da 2000 anni di schiavitù!].

Vi è tuttavia un altro modo per reagire alla stanchezza, scrivono i vescovi, ed è quello di “avventurarsi alla ricerca ingenua dello spettacolare”. Lo spettacolare, ovvero, la liturgia come spettacolo, come fenomeno di attrazione, coinvolgimento ed esaltazione. Lo spettacolare ha come suo fine quello di far vivere emozioni forti, sensazioni intense, quello di esaltare gli affetti a scapito dell’interiorità, della razionalità, del silenzio, e soprattutto della povertà e semplicità di mezzi e di segni di cui da sempre la liturgia cristiana è fatta: un pezzo di pane, un sorso di vino, la solita gente della mia comunità, il mio prete, la mia chiesa di paese e le liturgie che in essa si celebrano, che non hanno davvero nulla di spettacolare. Occorre domandarsi se anno dopo anno, giornata mondiali dopo giornata mondiali, raduno nazionale dopo raduno nazionale, evento dopo evento, i giovani non sono stati troppo abituati e dunque educati solo a liturgie spettacolari, liturgie di massa, emozionanti ed esaltanti, certamente cristiane nella sostanza ma non nello stile e nella forma. Occorre ricordare che nella liturgia ciò che è spettacolare incanta gli occhi di tutti ma non converte il cuore di nessuno. Cedere alla spettacolarità significa cedere alla mondanità perché nel cristianesimo l’essenziale è e resta invisibile [l'osservazione è condivisibile, se si precisa tuttavia che c'è una spettacolarità mondana che non trasmette alcun contenuto pregnante di fede ma, magari, scimmiotta moduli da show televisivo o sportivo - pensiamo alle ole o ai battimani di certe messe da stadio, o anche parrocchiali - e la sacra rappresentazione che, pur nel fascino e nella ricercatezza delle forme, magari tale da ingenerare una sorta di sindrome di Stendhal, esprime comunque una simbologia di fede percepita come tale, facilmente comprensibile e quindi veramente mistagogica: l'esecuzione liturgica di una Messa di Mozart, lungi dall'essere spettacolarizzazione deteriore, è espressione di una Bellezza di universale comprensione che, platonicamente, evoca e rimanda al Sommo Bene].

Per i vescovi questa è la situazione attuale: il venir meno della trasmissione del vero senso della liturgia. Il rischio reale è il formalismo e la spettacolarità, mentre la via da loro indicata è la riscoperta della serietà, della semplicità e della bellezza della liturgia. Per i vescovi, infatti, il solo antidoto al formalismo e alla spettacolarità è “una liturgia insieme seria, semplice e bella che sia veicolo del mistero”. Per essere “veicolo del mistero” la liturgia oggi deve ritrovare serietà, semplicità e bellezza [ma deve anche, primariamente, ritrovare un senso e un significato. Con quello, ritroverà anche serietà, sobria bellezza e simbolismo efficace: si pensi all'efficacia simbolica di un gesto semplice come la comunione in ginocchio]. La liturgia ha bisogno di ritrovare queste tre caratteristiche affinché alle giovani generazioni e a quelle future sia data la reale possibilità di conoscere il vero senso della liturgia cristiana.

La liturgia domani: più interiore e contemplativa. Oggi, a più di quarant’anni dal concilio e con davanti anni certamente impegnativi e decisivi per il futuro del cristianesimo in occidente, i presbiteri dovranno anzitutto saper cogliere maggiormente e rispondere adeguatamente a un bisogno che i credenti oggi manifestano qua e là, spesso in modo ambiguo e disarticolato, così da richiede una grande capacità di discernimento e intuizione spirituale e pastorale. Il bisogno spesso manifestato è quello di trovare nella liturgia un’atmosfera più orante e più meditativa. In altri termini, il desiderio di una liturgia contemplativa che accordi il primato all’interiorità e all’interiorizzazione, ovvero dell’appropriazione personale da parte del cristiano di ciò che si dice e si fa nell’azione liturgica. Potremmo dire una liturgia più spirituale e meno conviviale. Più contemplativa e meno festaiola. Dove vi siano meno parole e più Parola. Meno segni improvvisati e più significati compresi. “Incontrarsi per fare festa” sembra essere stato dal Concilio ad oggi lo slogan liturgico per eccellenza. L’autentica festa liturgica cristiana è anzitutto interiore, silenziosa, pacata e sobria, perché è festa della fede. Attenzione, parlare di festa interiore, di interiorizzazione e di interiorità non significa in alcun modo auspicare un ritorno all’intimismo e tanto meno al rifiuto e al disprezzo verso quella insostituibile manifestazione corporale e sensibile che la liturgia necessariamente implica. Al contrario, rilevare il bisogno di una liturgia più contemplativa significa invece recuperare il primato dell’interiorità che forse un mal compreso ed eccessivo accento posto sull’esteriorizzazione ha inavvertitamente posto in ombra.

A questo fine, nei prossimi anni sarà necessario ripensare profondamente il concetto di “partecipazione attiva” che resta certamente un’acquisizione fondamentale e irrinunciabile del Concilio, un punto di non ritorno. In questi ultimi decenni, sulla base di un’errata interpretazione della partecipazione attiva, si è forse troppo insistito sull’esteriorizzazione nella liturgia. che privilegiava la necessità di esprimere i sentimenti, di manifestare le emozioni nella ricerca di un clima per lo più di incontro e di festa. Oggi si avverte, o forse si riscopre, che la liturgia prima di essere la somma delle emozioni di un gruppo umano è anzitutto “interiorizzazione”, ovvero accoglienza di una Parola che convoca l’assemblea, la nutre al fine di permetterle di vivere di ciò che ha ricevuto. La celebrazione liturgica dovrà sempre più divenire per il cristiano spazio di contemplazione, tempo di interiorizzazione, ovvero esperienza della liturgia come ascolto della Parola, come preghiera, come reale incontro con Dio. Al termine di una celebrazione eucaristica domenicale i cristiani dovrebbero dire in cuor loro: abbiamo vissuto un’esperienza spirituale.

Torna qui la necessità dell’interiorizzazione sulla quale ci siamo già lungamente soffermati. Compito primario del presbitero sarà quello di porre l’interiorizzazione al cuore della liturgia, perché, ripetiamolo ancora, se il senso dei testi e dei gesti liturgici non è interiorizzato da chi partecipa alle liturgie, questi testi e questi gesti non diventeranno mai il nutrimento del cristiano e non saranno in grado di formare la sua identità profonda di credente.

Oggi questa esigenza di interiorità è espressa soprattutto dai giovani credenti seri e motivati che ricercano, in modi forse disarticolati ma veri, una relazione più interiore con Dio. Questo, il più delle volte, dicono di non trovarlo nelle liturgie ordinarie. Ci basti qui soffermarci a riflettere su un fenomeno che sta davanti agli occhi di tutti: il ritorno dell’adorazione eucaristia soprattutto tra i giovani. La preghiera di adorazione dell’eucaristia, che di sua natura stabilisce un rapporto sacramentalmente mediato con Dio ed ecclesialmente istituito, è un sintomo inequivocabile della domanda di un liturgia orante, meditativa, silenziosa, con poche parole se non quelle necessarie.

Oggi si assiste ad un vero e proprio paradosso: quei giovani ai quali si propongono liturgie spettacolari e celebrazioni di massa, in realtà sono alla ricerca di una maggiore interiorizzazione della relazione con Dio anche attraverso una liturgia più contemplativa. I presbiteri sono per primi chiamati a interpretare, dare risposta a questo segnale proveniente soprattutto dai giovani. Questo lavoro di discernimento richiede anche vigilanza, educazione che significa anche correzione. In ogni caso, la risposta a questa domanda appare inderogabile, diversamente per le prossime generazioni di cristiani l’alternativa sarà una vita spirituale extraliturgica che plasmerà cristiani senza liturgia. I presbiteri si troveranno così a fare i conti e a gestire una nuova forma di devotio, in questo caso non più moderna ma una devotio post-moderna. Un segno, talvolta preoccupante, di questa nuova forma di devotio è l’attuale esaltazione, anche da parte di teologi e liturgisti, dei sentimenti, degli affetti e delle emozioni, ai quali i giovani sono molto sensibili. La conoscenza e l’intelligenza umana sono certamente abitate da una componente affettiva ed emozionale. Una componente certo necessaria anzi indispensabile dell’esperienza umana. Tuttavia occorre vigilare attentamente all’esaltazione del sentimento e dell’emotività a scapito dell’interiorizzazione, dell’intelligenza spirituale e della fatica dell’appropriazione personale dei contenuti e dei significati della liturgia. La liturgia cristiana pur non esaurendosi nella razionalità è pur sempre un loghiké latreian, un culto secondo ragione (cf. Rm 12,1). I facili sentimenti e gli affetti superficiali, a lungo andare, non nutrono la vita del credente che invece ha bisogno del cibo solido della parola di Dio e dell’eucaristia, i quali costituiscono il nutrimento del cristiano. La liturgia cristiana è molto raramente e solo in situazioni straordinarie fonti di emozioni forti. Chi frequenta con regolarità l’eucaristia domenicale, domenica dopo domenica, anno dopo anno, per una vita intera, non cerca l’emozione forte, ma la consolazione profonda capace di rinsaldare e fortificare una fede spesso messa alla prova. Cerca la speranza certa che viene dal perdono dei propri peccati. Cerca la fede salda che viene dalla parola dell’evangelo e, infine, cerca la carità sincera che viene dalla comunione al corpo di Cristo. Chi prega la liturgia delle ore più volte al giorno conosce la fatica della fedeltà e sa che quell’intima consolazione dello Spirito è dono raro da accogliere dopo aver sperimentato tanta aridità e tanta stanchezza.

In questa situazione i presbiteri sono chiamati a riacquisire il valore dell’interiorizzazione del contenuto della liturgia, unita alla riscoperta di un’atmosfera più orante e contemplativa come condizione, certo non unica ma fondamentale, affinché la liturgia possa continuare ad essere luogo di trasmissione della fede.

Conclusione. Occorre allora essere abitati dalla consapevolezza del ruolo decisivo sebbene non esclusivo della liturgia nell’educazione alla fede e nella trasmissione della fede oggi, nella consapevolezza che la prima pratica della fede è la preghiera. Oggi la pastorale ordinaria fatica a comprendere che la liturgia è l’azione più efficace di qualunque altra attività che la chiesa possa intraprendere, allora occorre rileggere ancora una volta il n. 7 della la Sacrosanctum concilium: “Ogni celebrazione liturgica … è actio sacra per eccellenza e nessun’altra azione della Chiesa ne uguaglia l’efficacia allo stesso titolo e allo stesso grado” (n.7). Giungere a credere che la liturgia è l’azione più efficace della chiesa e per questo l’azione più efficace dello stesso ministero presbiterale richiede un serio cammino di conversione individuale e comunitaria, umana e pastorale al tempo stesso. Sono oltremodo convinto che i presbiteri delle chiese che sono in Italia abbiano oggi più di ieri le capacità, le possibilità e gli strumenti per percorrere questo cammino di conversione personale ed ecclesiale.
fonte:messainlatino.it

quinta-feira, 16 de julho de 2009

NOSSA SENHORA DO CARMO Memória – O amor à Virgem e o escapulário do Carmo. – As graças e as ajudas especiais de Nossa Senhora no momento da morte.




16 DE JULHO

3. NOSSA SENHORA DO CARMO

Memória

– O amor à Virgem e o escapulário do Carmo.

– As graças e as ajudas especiais de Nossa Senhora no momento da morte.

– O escapulário, símbolo da veste nupcial.

Esta festa, instituída em 1726, comemora o dia em que, conforme as tradições carmelitas, a Virgem apareceu a São Simão Stock, primeiro Superior Geral da Ordem. Maria prometeu abençoar especialmente todos aqueles que, no decorrer dos séculos, usassem o seu escapulário. A Igreja aprovou solene e repetidamente esta devoção mariana nascida na Inglaterra, e os Papas concederam-lhe numerosos privilégios espirituais.

A Virgem do Carmo é padroeira dos marinheiros. Ela é o Porto seguro onde devemos refugiar-nos em todas as tempestades da vida.

I. O CULTO E A DEVOÇÃO à Virgem do Carmo remonta às origens da Ordem Carmelita, cuja tradição mais antiga a relaciona com a pequena nuvem, como a palma da mão de um homem, que se levantava do mar1 e que era vista do cume do Monte Carmelo, enquanto o profeta Elias suplicava ao Senhor que pusesse fim a um longo período de estiagem. A nuvem cobriu rapidamente o céu e trouxe chuva abundante à terra sedenta há tanto tempo. Nessa nuvem carregada de bens viu-se uma figura da Virgem Maria2, que, dando o Salvador ao mundo, foi portadora da água vivificante de que toda a humanidade estava sedenta. Ela nos traz continuamente bens sem número.

A 16 de julho de 1251, a Santíssima Virgem apareceu a São Simão Stock, Superior da Ordem dos Carmelitas, e prometeu graças e bênçãos especiais a todos os que usassem o escapulário. Esta devoção “fez correr sobre o mundo um rio caudaloso de graças espirituais e temporais”3, e a Igreja aprovou-a diversas vezes com numerosos privilégios espirituais. Durante séculos, os cristãos acolheram-se a essa proteção de Nossa Senhora. “Traz sobre o teu peito o santo escapulário do Carmo. – Poucas devoções (há muitas e muito boas devoções marianas) estão tão arraigadas entre os fiéis e têm tantas bênçãos dos Pontífices. Além disso, é tão maternal este privilégio sabatino!”4

A Virgem prometeu aos que vivessem e morressem com o escapulário – ou com a medalha, devidamente abençoada, do Sagrado Coração e da Virgem do Carmo, que o substitui – a graça de obterem a perseverança final5, isto é, uma ajuda particular para se arrependerem nos últimos momentos da sua vida, se não estiverem em graça. A esta promessa acrescenta-se o chamado privilégio sabatino – que consiste em a alma se libertar do Purgatório no sábado seguinte à morte6 – e muitas outras graças e indulgências. Maria, “pela sua caridade maternal, cuida dos irmãos do seu Filho que ainda peregrinam rodeados de perigos e dificuldades, até que sejam conduzidos à pátria bem-aventurada”7. Não deixemos de recorrer a Ela diariamente, para que nos ajude e proteja. O próprio escapulário pode recordar-nos freqüentemente que pertencemos à nossa Mãe do Céu e que Ela nos pertence, pois somos seus filhos e foi muito o que cada um de nós lhe custou.

II. POR MEIO DESTA DEVOÇÃO, exprimimos uma especial dedicação de todo o nosso ser a Nossa Senhora, pois “na aparição em que a Santíssima Virgem entregou o escapulário a São Simão Stock, a Mãe de Deus manifestou-se como Senhora da graça e como Mãe que protege os seus filhos na vida e na morte.

“O povo cristão venerou a Virgem do Carmo, especialmente por meio do santo escapulário, como Mãe de Deus e Mãe nossa, que se apresenta com estas credenciais: “Na vida, protejo; na morte, ajudo; e, depois da morte, salvo”8. Ela é vida, doçura e esperança nossa, como repetimos tantas vezes na recitação da Salve-Rainha.

A devoção ao santo escapulário do Carmo manifesta a certeza com que confiamos no auxílio maternal da Virgem. Assim como se utilizam troféus e medalhas para exprimir relações de amizade, evocar recordações ou triunfos, nós damos um sentido muito íntimo ao escapulário para nos lembrarmos freqüentemente do nosso amor à Virgem e da sua bendita proteção. Ela toma-nos pela mão e, ao longo de todos os dias da nossa vida aqui na terra, leva-nos por um caminho seguro, ajuda-nos a vencer as dificuldades e tentações: nunca nos abandona, “pois é seu costume favorecer os que se querem valer do seu amparo”9.

Chegará um dia em que soará a hora do nosso encontro definitivo com o Senhor. Precisaremos então, mais do que nunca, da sua proteção e ajuda. A devoção à Virgem do Carmo e ao seu santo escapulário é penhor de esperança no Céu, pois a Santíssima Virgem prolonga a sua proteção maternal além da própria morte. “Maria guia-nos para esse futuro eterno; faz que ansiemos por ele e o descubramos; dá-nos a esperança da vida bem-aventurada, a sua certeza, o seu desejo. Animados por tão esplendorosa realidade, dominados por uma alegria indizível, a nossa humildade e fatigante peregrinação terrena, iluminada por Maria, transforma-se em caminho seguro – iter para tutum – para o Paraíso”10. Ali a veremos, com a graça divina.

Em 1605, foi eleito Papa o Cardeal De Médicis, que tomou o nome de Leão XI. Quando o revestiam com as vestes pontifícias, quiseram tirar-lhe um grande escapulário do Carmo que trazia entre a roupa. Mas o Papa disse aos que o ajudavam: “Deixem-me Maria, para que Maria não me deixe”. Nós também não queremos deixá-la, pois necessitamos muito da sua proteção. Por isso trazemos sempre o seu escapulário. E agora dizemos-lhe que, quando chegar o nosso último momento, iremos abandonar-nos nos seus braços. Temos-lhe pedido tantas vezes que rogue por nós agora e na hora da nossa morte que Ela não se esquecerá!

Na sua visita a Santiago de Compostela, o Papa João Paulo II desejava a todos: “Que a Virgem do Carmo [...] vos acompanhe sempre. Seja Ela a estrela que vos guie, a que nunca desapareça do vosso horizonte, a que vos conduza a Deus, ao porto seguro”11. Pelas mãos de Maria, chegaremos à presença do seu Filho. E se nos restar alguma coisa por purificar, Ela adiantará o momento em que, totalmente limpos, possamos ver a Deus.

Antigamente, representava-se a Virgem do Carmo com um grupo de pessoas aos seus pés, formado por almas rodeadas de chamas no Purgatório, para indicar que Ela intercede particularmente pelos que se encontram nesse lugar de purificação12. “A Virgem é boa para aqueles que estão no Purgatório, porque por Ela obtêm alívio”13, ensinava com freqüência São Vicente Ferrer. O seu amor ajudar-nos-á a purificar-nos nesta vida para podermos estar com o seu Filho imediatamente depois da morte.

III. O ESCAPULÁRIO é também imagem da veste nupcial, da graça divina que deve revestir sempre a alma.

O Papa João Paulo II, falando aos jovens numa paróquia romana dedicada à Virgem do Carmo, recordava-lhes em confidência como recebera especial socorro e amparo da sua devoção à Virgem do Carmo. “Devo dizer-vos – comentava-lhes – que na minha juventude, quando era como vós, Ela me ajudou. Não poderia dizer-vos em que medida, mas penso que foi numa medida imensa. Ajudou-me a encontrar a graça própria da minha idade, da minha vocação”. E acrescentava: a missão da Virgem, essa que se encontra prefigurada e “começa no Monte Carmelo, na Terra Santa, está ligada a uma veste. Esta veste chama-se santo escapulário. Eu devo muito, nos anos da minha juventude, a este escapulário carmelitano. Que a mãe se mostre sempre solícita e se preocupe com a roupa dos seus filhos, de que se apresentem bem vestidos, é algo encantador”. E quando essas vestes se rasgam, “a mãe procura consertá-las”. “A Virgem do Carmo, Mãe do santo escapulário, fala-nos desse cuidado maternal, dessa sua preocupação por vestir-nos. Vestir-nos em sentido espiritual. Vestir-nos com a graça de Deus e ajudar-nos a conservar essa roupa sempre limpa”. O Papa aludia às vestes brancas usadas pelos catecúmenos dos primeiros séculos, como símbolo da graça santificante que recebiam com o batismo. E depois de exortar a conservar a alma sempre limpa, concluía: “Sede também vós solícitos em colaborar com a Mãe boa, que se preocupa com as vossas vestes, e especialmente com as vestes da graça, que santifica a alma dos seus filhos e filhas”14. Essas vestes com que um dia nos apresentaremos ao banquete nupcial.

O escapulário do Carmo pode ser uma grande ajuda para amarmos mais a nossa Mãe do Céu, um lembrete para que não nos esqueçamos de que lhe estamos dedicados e de que, num momento de dificuldade, no meio de uma tentação, contamos com a sua ajuda. Com palavras do Gradual da festa de hoje, pedimos a Nossa Senhora: Recordare Virgo Mater Dei [...] ut loquaris pro nobis bona. “Lembrai-vos, ó Virgem Mãe de Deus, quando estiverdes na presença de Deus, de dizer-lhe coisas boas de nós”15; também nesses dias em que não tenhamos sido tão fiéis como Deus espera dos seus filhos.

(1) 1 Rs 18, 44; (2) cfr. Professores de Salamanca, Bíblia comentada, BAC, Madrid, 1961, vol. II, pág. 450; (3) Pio XII, Alocução, 6-VIII-1950; (4) Josemaría Escrivá, Caminho, 7ª ed., Quadrante, São Paulo, n. 500; (5) cfr. Inocêncio IV, Bula Ex parte dilectorum, 13-I-1252; (6) cfr. João XXII, Bula Sacratissimo uti culmine, 3-III-1322; (7) Conc. Vat. II, Const. Lumen gentium, 62; (8) Card. Gomá, María Santísima, 2ª ed., R. Casulleras, Barcelona, 1947; (9) Santa Teresa, Fundações, 23, 3; (10) Paulo VI, Homilia, 15-VIII-1966; (11) João Paulo II, Alocução, 9-XI-1982; (12) cfr. M. Trens, María, Iconografía de la Virgen en el arte español, Plus Ultra, Madrid, 1946, pág. 378; (13) São Vicente Ferrer, Sermão II sobre o Natal; (14) João Paulo II, Alocução, 15-I-1989; (15) Graduale Romanum, pág. 580.

fonte:http://www.franciscofcarvajal.org/meditacaodiaria.asp


Webmaster mail; Languages: Deutsch English Español Français Italiano Latviešu Nederlands Polski Port

Falta fe en la Presencia Real


Por Deborah Morlani

La Sagrada Liturgia es uno de los lugares más importantes donde debiéramos comenzar nuestras consideraciones cada vez que dirigimos nuestra atención hacia los problemas en la fe, o al deseo de volver a poner énfasis o reafirmar alguna verdad de fe. Esto se desprende naturalmente como una extensión del antiguo principio de lex orandi, lex credendi (reafirmado en el Catecismo de la Iglesia Católica, que señala que “la Iglesia cree como ora”) y también se ajusta a la experiencia y a la razón, que comprenden la importancia de las acciones y la práctica en relación con los principios y las creencias.

En algunas instancias esta relación es más indirecta, pero en otras es mucho más directa. Un ejemplo de esto último es una crisis de fe que es bien conocida hoy en muchos lugares, a saber: la falta de fe en la Presencia Real de Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento. Abundan las historias de irreverencias y abusos contra el Santísimo. Los católicos culpables de tales cosas no son, muy probablemente, ni maliciosos ni malintencionados. En lugar de esto, lo que sucede es que tienen poco o ningún sentido de lo que hacen y de a Quien se lo están haciendo. A menudo, ni siquiera es culpa de ellos, ya que la culpa debe adjudicarse en gran parte al pobre estado de la Sagrada Liturgia durante años en muchas parroquias, unido con una catequesis ausente o distorsionada.

La Sagrada Liturgia es el corazón y el torrente sanguíneo de la Iglesia. Nuestro acercamiento a la misma, por tanto, es capaz de transmitir claramente las creencias de la fe católica, pero también es capaz de oscurecerlas o distorsionarlas, lo que tiene claramente un efecto adverso. Si los textos y las ceremonias aprobadas de la Liturgia se siguen con fidelidad, belleza y reverencia, los fieles serán llevados, más probablemente, al sentido y a la fe en la Presencia Real. En contraste con esto, si la Misa se propone como un concierto de culto y alabanza, como una conferencia o una reunión comunitaria, entonces es mucho más probable que los fieles no vayan a tener ningún sentido o comprensión de la Eucaristía.

Por supuesto que podemos leer y hablar sobre la Presencia Real, pero es especialmente mediante la experiencia del encuentro con Cristo en la Liturgia que el corazón es movido a la fe y al amor. No considerar a la Liturgia como una parte de la solución es ignorar tanto esta realidad como la enseñanza de la Iglesia que sostiene que la Liturgia es fuente y cumbre de la fe cristiana: “es el lugar privilegiado de la catequesis [de los fieles]”, dado que “la catequesis está intrínsecamente unida a toda la acción litúrgica y sacramental” (CATIC 1074).

A muchos preocupa, y con razón, la poca fe en la Presencia Real en sus parroquias, pero lo que a menudo queda fuera de las discusiones sobre este asunto es una demasiado común exclusión, e incluso una negación, no sólo de la importancia primordial de la Sagrada Liturgia a la hora de buscar una solución; directamente se niega que la Liturgia tenga importancia alguna. Las soluciones que a menudo se enumeran son tener más catequesis, más adoración eucarística, y dar la Comunión de rodillas y en la lengua. Todas estas cosas ayudarán sin duda, son todas buenas e incluso necesarias. Pero si no tratamos de la necesidad de unas celebraciones apropiadas, reverentes y bellas de la Sagrada Liturgia, probablemente continuaremos viendo una ausencia de fe o una fe distorsionada en la Presencia Real.

Como el Santo Padre Benedicto XVI nos ha enseñado tan profundamente en Sacramentum Caritatis, “la mejor catequesis sobre la Eucaristía es la Eucaristía misma bien celebrada” (SC 64), y “es necesario que en todo lo que concierne a la Eucaristía haya gusto por la belleza. También hay que respetar y cuidar los ornamentos, la decoración, los vasos sagrados, para que, dispuestos de modo orgánico y ordenado entre sí, fomenten el asombro ante el misterio de Dios, manifiesten la unidad de la fe y refuercen la devoción” (SC 41).

Fuente: The New Liturgical Movement
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

MASTERPLAN PARA DESTRUIR LA IGLESIA :CAMBIAR EL SENTIDO DE LA EUCARISTÍA




Todo el propósito del Masterplan es quitar en los hombres el amor a Dios, porque, razona, al final si no se ama a Dios nadie va a amar al prójimo; el amor al prójimo no puede existir sin una razón, el amor al prójimo es un imposible sin el amor a Dios.

La Eucaristía es lo central del catolicismo, dice el Masterplan, porque es, ¡nada menos! que Cristo Dios hecho pan para hacer a los hombres amor. No se puede quitar de una vez, porque ningún católico lo aceptaría. Pero propone un plan de ataque que es exquisitamente diabólico: Lo primero, quitar lo más posible todo aspecto sagrado de la Eucaristía: Que la gente no se arrodille para recibir la comunión por ejemplo, insistiendo en que es una comida, y hay que hacerla de forma natural, coger la comunión con la mano ayudaría también a quitarle ese sentido misterioso, divino, sagrado... es una comida... pues cogerla con la mano, normalmente, sin que le den a uno de comer... sólo a los niños les ponen la comida en la boca... y que se use pan corriente, sin misterios, que nada suene a sagrado, sino natural, que se coma, que se mastique... que se haga como en la última cena de Cristo.

Esta primera parte está tan bien planteada que convence a cualquiera: Insistir en que se haga como lo hizo Cristo... hacerlo natural... al más bueno convence... pero el fin es tratar de quitarle el sentido sagrado, misterioso, quitarle importancia a la Eucaristía. Lo más importante del Masterplan, y es el segundo punto, es conseguir que Cristo-Dios no sea el centro de la Eucaristía, sino insistir en que la Eucaristía es una confraternidad, es un banquete de comunión de los cristianos, donde se reunen para amarse.

Esta segunda parte es lo esencial, insiste reiteradamente el Masterplan, e indica que es fácil de conseguir: Insistir en el elemento de hermandad, de comunión, de reunión de hermanos... y continúa con ironía diciendo: ¡Dejad que los "hermanos" se reunan y se "amen"; en cuanto les falte Cristo, en cuanto les falte lo sagrado, esos "hermanos" van a terminar por pelearse "hermanadamente"!.

Para conseguir esto esencial el Masterplan propone muchas ideas, además de las ya expuestas: Propone que se eliminen las exposiciones del Santísimo, porque ahí no hay "banquete" de "hermanos". Propone que se hagan las misas y las comuniones en las casas privadas, porque así se quita ese sentido "sagrado", de la Iglesia, a la Eucaristía; no es que se quite de una vez, dice el Masterplan, pero todo eso ayudará a ir quitando el sabor "sagrado" de la Eucaristía, y convertirlo en sólo sabor de reunión de confraternidad.

Propone el Masterplan que se acabe con eso de recibir la comunión fuera de la Misa, insistiendo en que ahí no hay comida de confraternidad.

Querido amigo, si todo esto se parece algo a lo que está pasando en tu ambiente, no creas que es pura casualidad.

El Masterplan ofrece otros mil detalles, que parecen " sin importancia", pero, razona el Masterplan, ayudarán a quitarle el sentido "sagrado" de la Eucaristía: Así propone que no se use patena para distribuir la comunión, porque, explica, hay que decir que si se caen partículas de la Sagrada Hostia, no importa, Dios está en todas partes, al fin y al cabo. Propone que se trabaje en que los fieles lleven Sagradas Hostias a sus casas, para ternerlas en cuadros, o que el padre de familia las distribuya después de las comidas.

Como se puede ver el Masterplan es exquisitamente diabólico, ofrece cosas que parecen razonables, pero que en definitiva no son más que grandes mentiras disfrazadas de piel de verdad.

El objetivo final, en cuanto a la Eucaristía, es tratar de infundir en la mente de las personas que lo importante es amar al prójimo, no comulgar. Divulgar la idea de que hay muchos que comulgan y luego no aman al prójimo... colgar en el cuello de los que comulgan el letrero "hipócritas", pero todo esto poco a poco... con insinuaciones, porque si lo exponemos de frente nadie lo va a creer.

¡Alerta, amigo Alerta!... los hijos del diablo trabajan duro... y bien. De nuevo ¡Alerta!

Pero no todos han sido éxitos para el Masterplan, (?). El Concilio Vaticano II reiteró la extraordinaría importancia de la Eucaristía en más de cien ocasiones, entre ellas dice: "La Eucaristía es el centro de la vida cristiana y de todo apostolado... es el Sacramento especialísimo para creer en el amor a Dios y al prójimo, y dar fruto abundante... La Eucaristía es la fuente y la culminación de todo trabajo de la Iglesia... El Señor nos dejó un compromiso de esperanza y de fuerza para peregrinar en la vida en el Sacramento de la fe, donde elementos naturales se transforman en Su gloriosa Carne y Sangre, proveyéndonos un alimento de solidaria hermandad, y un anticipo del banquete del Cielo".

Tampoco ha tenido éxito en separar a los cristianos de la Eucaristía. Yo veo como cada día más seglares se acercan con devoción a la Eucaristía (?), para así vivir cada día más en Cristo y poder amar más a los hermanos, haciendo eco de las palabras de Cristo: "En verdad, en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene le vida eterna y yo le resucitaré en el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre está en mí y yo en él".