Monseñor Gullickson tuvo palabras duras y valientes contra los obispos que ningunean y bordean, para evitarlo, el motu proprio “Summorum Pontificum”. Este es uno de los párrafos traducido al castellano:
“¿Por qué, incluso tres años después de la promulgación de Summorum Pontificum (sólo por citar un ejemplo), todavía algunos laicos bien intencionados, que demandan la “Misa en latín”, son tratados con gran desdén nada menos que por algunos obispos?. Obispos que se dicen en comunión (¿en corazón, alma, mente y plenitud?) con el Sucesor de San Pedro. ¿No es eso más que mera hipocresía?. Ustedes toleran abundantes muestras de mal gusto, pésima música y caprichos, al tiempo que regatean a unos pocos un puerto seguro en medio de la tormenta de abusos litúrgicos que parece no querer amainar”.
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