sábado, 23 de janeiro de 2016

DOM FERNANDO ARÊAS RIFAN APÓSTOLO DA MISSA GREGORIANA


sábado, 23 de janeiro de 2016

D. Fernando Arêas Rifan: ORIENTAÇÃO PASTORAL - O MAGISTÉRIO VIVO DA IGREJA




PRIMEIRA CONSEQUÊNCIA

APLICAÇÃO DESSES PRINCÍPIOS TEOLÓGICOS: A QUESTÃO DA MISSA

§1. A UNIDADE DE CULTO, A VARIEDADE DOS RITOS E O PODER DA IGREJA:

A unidade da Igreja Católica é uma das suas notas características essenciais, junto com a santidade, a catolicidade e a apostolicidade. A Igreja, portanto, nunca pode perder sua unidade[1], sob pena de deixar de existir. E a unidade da Igreja é tríplice: unidade de governo – um só governo, o do Romano Pontífice e dos Bispos em comunhão com ele -, unidade de fé – uma só doutrina – e unidade de culto prestado a Deus, sobretudo através dos Sacramentos, especialmente a Santíssima Eucaristia.

O Código de Direito Canônico atual assim define a santíssima Eucaristia, como sacramento e como sacrificio: “Augustíssimo sacramento é a santíssima Eucaristia, na qual se contém, se oferece e se recebe o próprio Cristo Senhor e pela qual continuamente vive e cresce a Igreja. O Sacrifício Eucarístico, memorial da morte e ressurreição do Senhor, em que se perpetua pelos séculos o Sacrifício da cruz, é o ápice e a fonte de todo o culto e da vida cristã, por ele é significada e se realiza a unidade do povo de Deus, e se completa a construção do Corpo de Cristo. Os outros sacramentos e todas as obras de apostolado da Igreja se relacionam intimamente com a Santíssima Eucaristia e a ela se ordenam” (cf. C.D.C. cânon 897). A Eucaristia é, por assim dizer, o centro, a característica e a identidade da Igreja católica. Mas a sua celebração tem diversas formas ou ritos.


“As diversas tradições litúrgicas (ou ritos), legitimamente reconhecidas por significarem e comunicarem o mesmo mistério de Cristo, manifestam a catolicidade da Igreja”[2]. A diversidade litúrgica, quando legítima, é fonte de enriquecimento e não prejudica a unidade da Igreja[3]. E a Igreja Católica conta com dezenas de diversos ritos, orientais e latinos, todos eles sendo expressões diferentes do mesmo culto católico prestado a Deus.LER...

Dom Fernando Arêas Rifan : San Juan Pablo II, fiel a la Tradición doctrinal de la Iglesia, añadía: «La Iglesia, no obstante, fundándose en la Sagrada Escritura reafirma su praxis de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados que se casan otra vez.

Los divorciados vueltos a casar

Se podría preguntar por qué tanta severidad. El Catecismo de la Iglesia Católica nos responde que la Iglesia no posee ningún poder de dispensa cuando se trata de disposiciones de derecho divino
06/11/14 5:59 PM | Imprimir | Enviar
Mons. Fernando Arêas Rifan
Mons. Fernando Arêas Rifan
Obispo de la Administración Apostólica Personal de San Juan María Vianney
Otros artículos del autor:
Las noticias y repercusiones del último Sínodo Extraordinario han inquietado al mundo católico, especialmente el asunto de la comunión de los divorciados vueltos a casar. Muchos consideraron que afirmar que esas parejas debían ser tratadas y acogidas con amabilidad constituía una apertura de la Iglesia y en especial del Papa Francisco, como si fuese una gran novedad.
En realidad, San Juan Pablo II ya escribió, en 1981, en su Exhortación Apostólica Familiaris Consortio (Nº 84): «La Iglesia, en efecto, instituida para conducir a la salvación a todos los hombres, sobre todo a los bautizados, no puede abandonar a sí mismos a quienes –unidos ya con el vínculo matrimonial sacramental– han intentado pasar a nuevas nupcias. Por lo tanto procurará infatigablemente poner a su disposición los medios de salvación [...] Exhorto vivamente a los pastores y a toda la comunidad de los fieles para que ayuden a los divorciados, procurando con solícita caridad que no se consideren separados de la Iglesia, pudiendo y aun debiendo, en cuanto bautizados, participar en su vida. Se les exhorte a escuchar la Palabra de Dios, a frecuentar el sacrificio de la Misa, a perseverar en la oración, a incrementar las obras de caridad y las iniciativas de la comunidad en favor de la justicia, a educar a los hijos en la fe cristiana, a cultivar el espíritu y las obras de penitencia para implorar de este modo, día a día, la gracia de Dios. La Iglesia rece por ellos, los anime, se presente como madre misericordiosa y así los sostenga en la fe y en la esperanza».
San Juan Pablo II, fiel a la Tradición doctrinal de la Iglesia, añadía: «La Iglesia, no obstante, fundándose en la Sagrada Escritura reafirma su praxis de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados que se casan otra vez. Son ellos los que no pueden ser admitidos, dado que su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía. Hay además otro motivo pastoral: si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio».
Es conocido que hubo varias propuestas más liberales en ese sentido. Ya en 1994, sin embargo, en la «Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre la recepción de la comunión eucarística por parte de los fieles divorciados que se han vuelto a casar» (Nº 6), el Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, posteriormente Benedicto XVI, explicaba: «frente a las nuevas propuestas pastorales arriba mencionadas, esta Congregación siente la obligación de volver a recordar la doctrina y la disciplina de la Iglesia al respecto. Fiel a la palabra de Jesucristo, la Iglesia afirma que no puede reconocer como válida esta nueva unión, si era válido el anterior matrimonio. Si los divorciados se han vuelto a casar civilmente, se encuentran en una situación que contradice objetivamente a la ley de Dios y por consiguiente no pueden acceder a la Comunión eucarística mientras persista esa situación».
Se podría preguntar por qué tanta severidad. El Catecismo de la Iglesia Católica nos responde que la Iglesia no posee ningún poder de dispensa cuando se trata de disposiciones de derecho divino (Nº 1640).

Dom Fernando Arêas Rifan, obispo de la Administración Apostólica Personal San Juan María Vianney

“A Brief Explanation of Some Aspects of the Mass in its Extraordinary Form Series”

 

CM 2To acquire a ”notable liturgical formation and a deep, personal familiarity with the earlier form of the liturgical celebration” (Motu Proprio, Benedict XVI, July 2007) or an exploration into the theological, historical, devotional, liturgical, ritualistic, architectural, artistic, linguistic, practical, legalistic, mystical… aspects of the Holy Sacrifice of the Mass.
Why is the Extraordinary Form so important?
Contrarily to a common misinformed affirmations, the desire to follow this Old Rite is not the fruit of a certain futile nostalgia of the past. It suffices to look at the crowds of young families and seminarians to be convinced. The EF carries within itself a mysterious strength, a power that transcends times and generations.
Since there is only one and unique teaching of our Mother the Church about the Sacrifice of the Mass, the core theology, divinely taught, cannot be the point of differentiation between one rite or another. They are all diverse expression of Continue reading 

sexta-feira, 22 de janeiro de 2016

Novo blog:" DOM FERNANDO ARÊAS RIFAN APÓSTOLO DA MISSA GREGORIANA"


DOM FERNANDO ARÊAS RIFAN  APÓSTOLO DA MISSA GREGORIANA"

Apertura Puerta Santa en Brasil y celebración posterior de la Santa Misa con la forma extraordinaria por su Obispo-Administrador Apostólico, Monseñor don Fernando Areas Rifán.



Apertura de la Puerta Santa, el pasado 13 de diciembre, en la Administración Apostólica San Juan María Vianney, en Campos, Brasil, y celebración posterior de la Santa Misa con la forma extraordinaria por su Obispo-Administrador Apostólico, Monseñor don Fernando Areas Rifán.





quarta-feira, 20 de janeiro de 2016

Bishop Robert Morlino of Madison at a Pontifical Nuptial Mass at the Throne


Nuptial Mass at the Throne - Madison, Wisconsin


On January 2nd, I was blessed to be united in the Sacrament of Matrimony to my amazing wife. Not only that, but we were also doubly blessed by Bishop Robert Morlino of Madison being the celebrant at our Pontifical Nuptial Mass at the Throne, and witness our vows. I hope some of the pictures of the Nuptial Rite and Mass are edifying for readers! More of them can be found here. The music was as follows:

OrdinaryMessa da Cappella a quattro voci, 1641 (Monteverdi)
PropersDeus Israel (Votive Mass Pro Sponsis)
Procession: O God Beyond All Praising (Tʜᴀxᴛᴇᴅ, arranged by Richard Proulx)
After Last Gospel: Alma Redemptoris Mater (sung by all)
Recession: How Shall I Sing that Majesty (Cᴏᴇ Fᴇɴ, arranged by Michael Mills)

Wedding procession with
the entrance of the bishop

The bishop receives our vows as the MC holds the ritual book.

Nuptial blessing following the reception of vows

The sacred ministers bowing for the confiteor during the prayers
at the foot of the altar
The bishop, reading the introit and kyrie at the throne
Epistle chanted by the Subdeacon

D. Fernando Areias Rifan, Bispo Administrador Apóstolico da Administração de São João Maria Vianney, Campos, Brasil; celebrou em Lisboa na Igreja de São Nicolau uma Missa Cantata na Forma Extraordinária do Rito Romano.

D. Fernando Areias Rifan, Bispo Administrador Apóstolico da Administração de São João Maria Vianney, Campos, Brasil; celebrou em Lisboa na Igreja de São Nicolau uma Missa Cantata na Forma Extraordinária do Rito Romano.
Most Reverend Bishop Fernando Areias Rifan, Apostolic Administrator of the Administration of Saint John Maria Vianney, Campos, Brazil; celebrated in Lisbon at the Church of St. Nicholas a Missa Cantata in the Extraordinary Form of the Roman Rite.
Profunda alegria e gratidão ter sua Ex. Rev.ma em Lisboa a celebrar na Paróquia de S. Nicolau. Grande Saudade e gratidão a toda a Ad. Apost. S. João Vianney. — com Dom Fernando Rifan eMargarida Godinho em Lisboa.

terça-feira, 19 de janeiro de 2016

MESSAGGI DELLA VERGINE DI NAJU sugli ultimi tempi



Notizie su Julia, la prescelta dalla Vergine, e i suoi familiari
Ecco quello che Julia, dietro mia richiesta, ha scritto nel suo secondo diario, cominciato nel gennaio del 1987:
«Scrivo questo diario guardando alla mia vita passata, che non è stata né lunga, né corta.
Questo passato, in cui tutto mi accadeva in maniera imprevedibile e du­rante il quale ho riso, ho pianto, mi sono adirata per motivi puramente uma­ni, ora lo trovo insignificante.
Mi era difficile capire il senso della vita.
Fino all'età di quattro anni sono vissuta felice in seno ad una famiglia molto unita: mio padre, maestro di scuola a Kwangju mia madre, una sorellina nata due anni dopo di me e mio nonno.
La sventura colpì la mia famiglia quando si scatenò la guerra di Corea, il 25 giugno 1950. All'arrivo delle truppe comuniste, ci demmo tutti alla fuga. Mio padre e mio nonno caddero prigionieri dei comunisti; non ritor­narono più e non ne abbiamo mai più avuto notizia. Sono stati uccisi? So­no stati deportati nella Corea del Nord?
Dall'età di quattro anni in poi, la mia vita non è stata che un susseguirsi di lacrime. Ero una timida, un'isolata, una creatura infelice, che non riu­sciva a trovare la sua libertà e una sua propria volontà. Il cielo era buio; mi sentivo sola, e vagavo senza sosta per la nostra casa di campagna, in­vocando il padre che avevo perduto.
Le tenebre erano forse le mie sole amiche e il pianto era l'unico riposo che mi consolasse.
Quando la mia sorellina morì, all'età di tre anni, rimasi sola con mia madre. Non ci furono risparmiate né le difficoltà, né le sofferenze. Partimmo e andammo a vivere insieme a Kwangju.


Mia madre lavorò con grande coraggio per permettermi di continuare gli studi alle Scuole Medie, che completai all'età di diciotto anni.
Nel 1971, quando avevo 25 anni, sposai Julio. Ci sono nati quattro fi­gli.
Adesso, cioè nel 1988, la nostra figlia maggiore, Rosa, ha diciotto an­ni. È studentessa dell'ultimo anno delle Medie Superiori (High School). Tommaso ha sedici anni e frequenta il primo anno delle Superiori. Teresa, di dodici anni, ha cominciato a frequentare le Medie Inferiori; e l'ultimo, Filippo, che ha dieci anni, fa la quarta elementare».
A questo punto, vi riassumo in breve quanto è scritto in questo secon­do diario.
Sposa e madre ancora giovanissima, Julia cominciò ad essere afflitta da varie malattie. Fu più volte ricoverata e poi rimandata a casa, dove, a det­ta dei medici, non le restava che attendere la morte.
Ma Julia persisteva nel volersi curare per poter aiutare la madre e per non abbandonare i suoi quattro bimbi ancora piccini. Ricordava quanto aveva sofferto per la mancanza di suo padre, che le era stato strappato dai comunisti.
Tuttavia, ad un certo punto, finì per rendersi conto che per lei ormai non c'era più speranza. Infatti scrive: «... i dottori erano del parere che non c'e­ra più niente da fare. Tuttavia fecero tutto quanto era in loro potere per aiu­tarmi, ma invano. A questo punto, mi ero rassegnata a morire». Più avan­ti, scrive ancora: «Avevo persino preparato del cianuro di potassio e un te­stamento destinato a colei che sarebbe diventata la seconda moglie di mio marito. Fu allora che, per mezzo di mio marito, il buon Dio mi chiamò al­la Chiesa».
Julia aveva prima tentato di ricorrere a certi «mezzi legati alla super­stizione». Ma vi rinunciò subito, rendendosi conto che non era quella la via da seguire. Frequentò anche per qualche tempo la Chiesa protestante, ma neanche questa la soddisfece. Cominciò allora a seguire, insieme al mari­to e ai figli, dei corsi di catechismo seguendo il consiglio di una parente; si era prima consultata con un sacerdote coreano, che aveva fama di per­sona eccellente.
Julia gli disse: «Se Dio esiste, è troppo crudele con me. Che ho fatto per dover bere questo calice così amaro? (Nel parlare di calice amaro, ella intendeva la morte, ma dagli altri fu interpretato come calice della sofferenza). Il padre le rispose: «Ma non sai che la grazia della sofferenza è ancora più grande della grazia della salute? Tu l'hai ricevuta nel tuo corpo malato. Io stesso non ho avuto la fortuna di una tale grazia. Devi credermi». Queste pa­role venivano, per la bocca del padre, dallo Spirito Santo. Julia prosegue: «In quello stesso istante sentii il mio corpo gelato diventare caldo e sudai copiosamente. Credetti al padre e comprai tutto quello che ritenevo necessa­rio per poter pregare la santa Vergine: un velo per il capo, un crocifisso da appendere sopra la sua statua, e due ceri da accendervi davanti. Lo feci sen­za neanche capire che cosa stessero a significare i ceri e il velo.
Tre giorni dopo essermi incontrata col prete, ebbi un sogno, o meglio, udii soltanto una voce che mi diceva: "Accostati alla Bibbia; in verità, le parole della Bibbia sono le mie parole viventi". Mi svegliai: erano le tre del mattino. Aprii il libro a caso, e mi capitò sotto gli occhi il racconto del­l'emorroissa. La donna era stata guarita in virtù della sua grande fede. Si era detta: "Se riuscirò solo a toccare la sua veste, sarò guarita". E Gesù le aveva detto: "Figlia, la tua fede ti ha salvata; va' in pace". Credetti a quel­le parole di Gesù, poiché mi sembrò che fossero state rivolte anche a me. E infatti, secondo la sua parola, io, benché fossi appena una catecumena, fui completamente sanata.
Per darmi la sua luce, Dio mi ha chiamata a servirlo proprio quando le mie funzioni vitali stavano definitivamente per cessare e mi ha reso la sa­lute.
Mio marito ne fu felicissimo; per lui, sua moglie era stata risuscitata. Fu per questo che mi portò a fare un viaggio, dicendo che si trattava di un secondo viaggio di nozze.
Potemmo anche aprire un salone di parrucchiere, mentre prima non ave­vamo neanche i mezzi per prendere in affitto una stanza.
È stato il Signore che ci ha visitati, elargendoci molto più di quanto avremmo potuto sperare...».
«Sono sempre stata dalla parte dei deboli. La nostra casa era chiamata l'alloggio dei mendicanti e dei venditori ambulanti. A volte, davo loro da mangiare a costo di privarmene io stessa. La gente mi chiamava "angelo" o "fata". Penso che il buon Dio mi abbia salvata perché sapeva che la mia vita era rivolta al bene.
Ed è stato in queste circostanze che Dio ha stabilito un rapporto fra lui e me. Gli avevo chiesto di farmi crescere spiritualmente, e fu così che al­le tre del mattino ebbe inizio un dialogo fra Dio e me. Io non facevo che ripetere: "Signore, perdona questa peccatrice...". Sentii allora una voce che veniva dal cielo. Era la stessa voce che avevo udita tre giorni prima. Per tre volte la voce ripeté: "Ecco aperta la porta del cielo". E quando io, pic­cola anima, gli ebbi risposto due volte: "Signore, apri ancora di più il mio cuore", il cielo cominciò improvvisamente ad aprirsi. Il velo nero si dissi­pò e apparve la luce.
Nell'aprile del 1982, avevo offerto di nuovo le mie sofferenze al Si­gnore. Gli avevo detto: "Signore, anche se le malattie fanno soffrire il mio corpo così vile, sarei talmente felice se potessero servire, non fosse che ap­pena un poco, ai tuoi disegni!".
Fu da quel momento che le sofferenze cominciarono a poco a poco ad as­salirmi, e che Gesù mi fece vedere, in varie occasioni, il suo Cuore aperto. Un'altra volta, mentre mi trovavo nella Casa di ritiro delle suore del Piccolo Fiore, (1) In Corea, santa Teresa di Lisieux viene chiamata «Il Piccolo Fiore».
alle tre del mattino mi apparve Gesù col petto aperto: il suo Cuore dilaniato sanguinava. Ho gridato: "Signore, che posso fare per il tuo Cuore straziato?". Il Signore mi ha risposto: "Ogni volta che i pec­catori commettono una colpa, un lembo del mio Cuore si strappa. Almeno tu, che mi conosci, non dovresti riparare il mio Cuore così dilaniato?". "Sì, Signore, riparerò il tuo Cuore".
Dopo questo fatto, fui ricoverata varie volte in ospedale.
Ogni volta, Gesù mi fece la grazia di non soffrire unicamente in modo umano; meditavo continuamente sui sette dolori della Vergine.
Poi, nel maggio del 1985, dovetti prepararmi di nuovo alla morte.
E mentre passavo da un ospedale all'altro, offrivo sempre le mie soffe­renze per la conversione dei peccatori. Mi alzavo alle cinque per meditare sulle cinque piaghe di Gesù e sui sette dolori della Vergine, e continuavo così fino alle sette. La mia vita di preghiera continuava anche negli ospe­dali. Accendevo anche due ceri per supplicare il Signore di degnarsi di il­luminare i peccatori.
Quando uscii per l'ultima volta dall'ospedale, dovevo far uso di un ap­parecchio respiratorio che mi opprimeva il petto e mi rendeva penoso re­spirare.
Quando ero entrata in ospedale, riuscivo ancora a mangiare il riso, ma allorché ne uscii, non ce la facevo neanche a inghiottire il brodo di miglio filtrato. Eppure è stato proprio allora, durante le mie sofferenze, che ho of­ferto un maggior numero di preghiere e di sacrifici.
Dovevo ringraziare il buon Dio anche se mi richiamava a sé. I miei fi­gli erano cresciuti; avevano messo da parte qualche soldo... Di che cosa potevo aver paura, se seguivo la volontà di Dio? Per offrirmi quale sacri­ficio e con spirito di penitenza, dicevo: "Nella vita come nella morte, ap­partengo al Signore".
Il 29 giugno 1985 andai in autobus, con alcune cristiane della parroc­chia, al villaggio "Kkot Tongnai" (Villaggio dei Fiori)».
In questo villaggio, un prete coreano accoglie i mendicanti senza al­loggio o malati, gli handicappati abbandonati, gli emarginati più disereda­ti; tutto è gratuito. Nel 1987 questo prete aveva già raccolto più di 900 bi­sognosi. Molte persone, sia cristiani che non, vi si recano o aiutano questa opera.
Julia mi ha raccontato personalmente che lei e le sue compagne erano rimaste molto commosse e impressionate, durante la loro visita al Villag­gio dei Fiori, nel vedere tanta infelicità. Nel visitare le camere dei malati, Julia cercava di prestare quel poco di aiuto che poteva, poiché in ognuno di essi vedeva Gesù.
Julia scrive: «Rientrai a Naju verso le 23,30 del 30 giugno... Recitai il Rosario per la conversione dei peccatori e per la comunità dei poveri del Villaggio dei Fiori.
Mentre dicevo: "Santa Maria, Madre di Dio, prega per noi peccatori adesso e nell'ora della nostra morte. Amen", feci un "Oh!" di meraviglia. Nel guardare gli occhi e le gote della statua della Vergine, avevo visto co­lare delle lacrime. Non sapevo se si trattasse di gocce di acqua o di lacri­me. Profondamente turbata, svegliai mio marito che si era appena addor­mentato; era quasi mezzanotte. Per essere ben certi, riguardammo insieme e constatammo che erano proprio lacrime».
Il 1° luglio 1985 Julia scrive: «Mi alzai verso le sei e andai subito a ve­dere la statua. L'acqua santa con cui l'avevo aspersa era completamente scomparsa. Le lacrime, che la sera prima colavano dall'occhio sinistro, ora sgorgavano da entrambi gli occhi. Perplessi da questo fatto straordinario, mio marito ed io recitammo le nostre preghiere. Chiedevamo insistente­mente alla Vergine di spiegarci il motivo del suo pianto».
La Vergine continuò a piangere anche nei giorni seguenti. Il giovedì 4 luglio, Julia scrive: «Al mattino mi alzai e tornai a guardare. La Vergine piangeva ancora. Prima di andare al lavoro, mio marito Julio mi disse: "Per ora, non devi dirlo ad anima viva". E mi raccomandò di pregare con fervore.
A partire dalle nove e mezzo, cominciai a sentirmi in preda ad una sen­sazione straordinaria (come quella che ebbi durante le assemblee del Rin­novamento Carismatico). A un certo punto non fui più capace di resistere e telefonai alle suore della parrocchia. Non rispose nessuno. Allora telefo­nai in canonica, ma inutilmente...
Nel frattempo, erano arrivati da me alcuni membri di un "praesidium" della Legione di Maria. Recitammo insieme il Rosario davanti alla statua che versava lacrime. Li pregai di non farne parola con alcuno. Mi rispose­ro che non c'era alcun motivo di tenere nascosto il fatto. Io insistetti e ten­tai di nuovo di mettermi in contatto telefonico con le suore; ma non rispo­se nessuno.
Al mio ritorno da una visita ad alcuni malati, appresi che durante la mia assenza era venuta parecchia gente, alcuni addirittura dalla città di Kwangju».
Da quel momento, gli eventi precipitarono: accorsero cattolici, prote­stanti e persone non cristiane.

Le strade erano affollate... venne istituito un servizio d'ordine. L'attivi­tà nel salone di parrucchiere si disorganizzò, con grande irritazione delle pettinatrici che non riuscivano più a portare a termine il loro lavoro.leggere...

MESSAGGIO DI GESÙ A JULIA KIM "SE PRATICATE I MESSAGGI D'AMORE


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IL SANGUE CHE MIO FIGLIO GESÙ
ED IO VERSIAMO NON SARÀ SPRECATO
 Messaggio della Vergine a Julia kim
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NAJU - MESSAGGIO DI GESÙ A JULIA KIM IO SONO L'ALFA E L'OMEGA Olio profumato disceso sulla Montagna della Vergine Così, miei cari figli che seguite Me e Mia Madre, che accettate e mettete in pratica i messaggi d'amore, avrete l'albero della vita eterna, chiamandomi "Abba, Padre", come miei figli e figlie.

1
NAJU - MESSAGGIO DI GESÙ A JULIA KIM Messaggio del 19 ottobre 2007 (210 anniversario della prima lacrimazione di sangue di Nostra Signora) A notte fonda del 210 anniversario della prima lacrimazione di sangue di Nostra Signora a Naju, un vescovo, un monsignore, alcuni sacerdoti della Malaysia e alcuni sa¬cerdoti degli Stati Uniti, dell'Indonesia, delle Filippine, del Canada e di altri paesi si in¬contrarono con circa 300 pellegrini laici di diverse nazionalità e con circa 2000 pelle¬grini coreani per recitare il rosario e percorrere la Via Crucis sulla Montagna della Vergine con il rosario in una mano e una candela nell'altra.
NAJU - MESSAGGIO DI GESÙ A JULIA KIM----IMITATE LA FEDE DEI MARTIRI----Messaggio della Vergine di Naju sugli ultimi tempi
NAJU - MESSAGGIO DI GESU A JULIA KIM I NOSTRI APPELLI RlMANGONO,. INASCOLTATI Messaggio del 3 febbraio 2007
La lacrimazione della statua della Madonna A Naju scorre il sangue del Signorea
La Vergine: Mia povera figlia che si dice indegna e incapace ma che offre sempre le sofferenze per la conversione dei peccatori! Poiché tu porti il peso della penitenza in riparazione dei peccati commessi da molte anime ingrate per le grazie che hanno ricevuto, lo lavorerò con te che porti il peso della penitenza e che con umiltà pensi di essere indegna e incapa¬ce. Anche se il peso della peniten¬za è grave, seguimi con amore per salire sul Monte Calvario con mio Figlio Gesù e offri le tue sofferen¬ze ancora più generosamente per la conversione dei peccatori. Amati figli al mondo! Ho scelto tante anime come strumenti, ma mio Figlio Gesù non può fare a meno di versare lacrime di sangue anche oggi perché la maggior parte dei figli compiono azioni offensive e irriverenti mettendo se stessi al primo posto e non ascoltano i miei messaggi.
La Vergine porta Julia la veggente di Naju in Paradiso in Purgatorio in inferno
Messaggio di Gesu a JuliaSito web http://www.najumary.org