- E senti o espírito
inundado por um mistério de luz que é Deus e N´Ele vi e ouvi -A ponta da lança como chama que se desprende, toca o eixo da terra, – Ela estremece: montanhas, cidades, vilas e aldeias com os seus moradores são sepultados. - O mar, os rios e as nuvens saem dos seus limites, transbordam, inundam e arrastam consigo num redemoinho, moradias e gente em número que não se pode contar , é a purificação do mundo pelo pecado em que se mergulha. - O ódio, a ambição provocam a guerra destruidora! - Depois senti no palpitar acelerado do coração e no meu espírito o eco duma voz suave que dizia: – No tempo, uma só Fé, um só Batismo, uma só Igreja, Santa, Católica, Apostólica: - Na eternidade, o Céu! (escreve a irmã Lúcia a 3 de janeiro de 1944, em "O Meu Caminho," I, p. 158 – 160 – Carmelo de Coimbra)
sexta-feira, 17 de janeiro de 2014
P. José María Alba Cereceda, S.J.: “hay fundamento serio y más que suficiente para poder creer en la realidad de las apariciones de la Virgen María a las cuatro niñas de San Sebastián de Garabandal”.
P. José María Alba Cereceda, S.J.
Fundador de la Sociedad Misionera de Cristo Rey, fue también fundador de la Unión Seglar de San Antonio María Claret, de la Asociación de la Inmaculada y San Luis Gonzaga, del Colegio Corazón Inmaculado de María y de la Asociación María Reina y Madre. Cofundador de la Asociación de Sacerdotes y Religiosos de San Antonio María Claret y de la Hermandad Sacerdotal Española de San Juan de Ávila.
Falleció el 11 de enero de 2002 a la edad de 77 años.
El P. José Maria Alba Cereceda escribió un informe sobre algunas consideraciones de los hechos acaecidos en San Sebastián de Garabandal con fecha 22 de agosto de 1962.Según la valoración de los médicos es impensable una explicación psicológica o anormal, como tampoco algo comercial interesado, propagandístico, fraudulento en lo familiar o en la colectividad del pueblo.
Las reacciones psicológicas de las niñas son completamente normales, no hay nada de ficticio o superpuesto. No hay tampoco ningún indicio, según las reglas de discernimiento de espíritus de los grandes maestros del espíritu, de una posible inducción diabólica. Más bien se percibe un espíritu de humildad y pobreza, de piedad, sencillez austera, un gran sentido de iglesia y de obediencia. En resumen, en opinión del P. Alba “hay fundamento serio y más que suficiente para poder creer en la realidad de las apariciones de la Virgen María a las cuatro niñas de San Sebastián de Garabandal”.
Texto completo del informe del P. José María Alba Cereceda, S.J.
Consideraciones sobre los hechos de S. Sebastián de Garabandal para el Dr. Purcernau, de Barcelona- Agosto 1962
Mi juicio personal de los hechos tal como me lo he formado hasta hoy:
La Santa Madre Iglesia Jerárquica es la única que puede darnos certeza completa de lo que puede significar religiosamente San Sebastián de Garabandal. Ella da aprobaciones permisivas o negativas como hace con tanta frecuencia o aprobaciones positivas. Sabiamente la iglesia no tiene prisa y espera el paso del tiempo. Pero nosotros con bien intencionados esfuerzos podemos ayudar y facilitar el camino a la decisión de la Jerarquía. En todo caso nuestras desviaciones o errores no serán mas que de personas privadas sin más consecuencias. Pero por nuestra parte es necesario también arriesgarse a juzgar y a formar de manera razonada nuestro juicio y a exponer nuestros personales puntos de vista; muchas veces lo pedirá la misma caridad.LEER MÁS...
Encontrar el camino del propio corazón. Es en él donde se realiza el encuentro profundo de silencio y de amor con la Trinidad
Orar es vivir en comunión con Dios Padre.
Es vivir a Dios como Padre y comunicarnos con Él desde nuestra
propia vida y en los momentos en los que explícitamente nos reservamos para
dialogar con Él.
Los niños no necesitan ninguna escuela para aprender a hablar con
sus padres. Comienzan a entablar un auténtico "diálogo" con quienes les han dado
vida. Primeramente lo hacen a través de la mirada y la sonrisa. Después, poco a
poco, por medio de palabras balbucientes, "a medio decir". Más adelante hablan.
Nadie les enseña, lo van aprendiendo en la vida.
Por ello se cuestiona el hecho de plantear una escuela de oración,
y más aún si lo que se pretende es buscar una escuela de contemplación. ¿Tiene
sentido hacerlo? ¿No es acaso algo que se va aprendiendo espontáneamente al
vivir y expresar la fe, la esperanza y el amor como actitudes esenciales de
nuestra relación con Dios? ¿Qué es, pues, lo que justifica una escuela de
contemplación?
Empezaremos diciendo que hay muchos cristianos que oran sin
saberlo, y que viven la contemplación de modo inconsciente. Su vida de fe es
sincera y profunda, su relación con Dios es constante e ininterrumpida. Va más
allá de las palabras o del silencio. Viven la oración como un don gratuito del
Espíritu Santo. Es algo espontáneo connatural a su vida de fe.
Pero también es cierto que hay cristianos que desconocen la
necesidad vital de orar siempre y en todo lugar, o no saben cómo hacerlo, o no
lo valoran porque no han tenido la ocasión de explicitar lo que viven en su
corazón creyente.
Otros cristianos necesitan encontrar caminos para la expresión de
su vida de fe, expresión que nace del hecho de creer y que, a su vez, alimenta
la fe, y con ella la esperanza-confianza en Dios y el amor a los hermanos y al
mismo Dios Padre.
Por otra parte se desconoce la posibilidad de vivir una vida de
profunda contemplación. Es la oración profunda que se traduce en una actitud
orante en la propia vida. Es la oración ininterrumpida del alma. Es un don del
Espíritu Santo que lleva al creyente a orar desde el silencio que es fuente de
comunión interior con el Señor.
Hemos de valorar la oportunidad que tenemos de ofrecer a los que
sienten la llamada a la oración unas sendas y pasos seguros para vivirla a
fondo, con una disponibilidad total y plena a la acción del Espíritu.
El primer paso consiste en encontrar el camino del propio corazón.
Es en él donde se realiza el encuentro profundo de silencio y de amor con la
Trinidad, encuentro que se nos da como don del Espíritu Santo: es la
contemplación.
Dios está presente en la naturaleza y en la vida, Dios está en
todo. Ahí comienza una primera posibilidad de oración. Es una forma de orar
elemental pero imprescindible. A partir de esta presencia divina de inmensidad
podemos decir que orar es vivir la presencia, ser conscientes de esta presencia
amorosa del Padre en la vida. Oramos con la simplicidad que supone percibir a
Dios presente en todo. En el silencio y desde el silencio nos comunicamos con
Él, siempre presente, con su inmensidad de amor. Bastará decirnos: "Dios está en
todo. Dios está en mí". Es una primera oración.
El Espíritu Santo, es quien invita al creyente a "cruzar" la puerta
de la propia interioridad. Es importante destacar que no es fácil descubrir la
necesidad de "cruzar" esta puerta. La vida tal como está planteada hoy, lleva al
hombre a vivir volcado en las sensaciones exteriores, los ruidos, las prisas.
Muchos hombres de hoy viven el desequilibrio que provoca este problema. Les
cuesta encontrarse con su propio interior, tienen miedo a encontrarse con su
propio silencio o con el "vacío" de la propia interioridad. Por ello la acción
del Espíritu Santo invitando, o empujando, al creyente a caminar hacia el propio
corazón es una gracia muy especial. Más aún, es una gracia necesaria e
imprescindible. No es sólo un problema de tiempo o de descubrimiento de la
necesidad de orar. El Espíritu Santo nos ayudará a vencer los miedos y la
tentación de huir de nosotros mismos. No puede orar, aunque sea muy "rezador",
quien no traspase esta puerta de la interioridad del corazón.
Fr.Muatiel : el silencio es la liberación de ese Dios que está escondido, que está oculto en nuestro corazón.
LLlLlllO QUE BROTA DEL
SILENCIO
|
||||||||
Y la
esperanza
no quedará
confundida,
pues
el amor de Dios
se ha derramado
en nuestros
corazones
por virtud
del Espíritu Santo,
que nos
ha sido
dado.
(Rm
5,5)
| ||||||||
Es el silencio el que nos conduce, el que permite que lo de dentro… lo que ha sido derramado empiece a fluir. No hay que infiltrar, hay que permitir que salga, no hay que infiltrar el amor, el amor ya ha sido derramado, no hay que introducir nada, no hay que meter nada. El amor ya está ahí. Lo decía muy bellamente y muy brevemente San Pablo: “el amor ha sido derramado en nuestros corazones”. | ||||||||
Un día os decía
que el silencio siempre es inédito, no lo que me escucháis a mí, sino lo que
brota de vuestro corazón, porque lo bueno de una aventura espiritual no es lo
que… en el camino alguien nos dice, sino lo que nosotros vamos permitiendo que
brote de ese amor que ha sido derramado en nuestro corazón.
Y siempre es
nuevo, siempre es algo inédito, como el agua que brota de una fuente, siempre es
inédita,
siempre es nueva
el agua.
La luz que nos
llega del sol también es nueva.
Una de las gracias
del silencio es permitir que brote el amor que va derramado en
nosotros.
| ||||||||
- Extraído de un encuentro.
|
quinta-feira, 16 de janeiro de 2014
Fr. Muratiel: Si no hacemos el esfuerzo por estar presentes a nosotros mismos en todo momento, corremos el riesgo de no escuchar a quien nos llama por nuestro nombre.
http://www.dominicos.org/manresa/silencio/paginesSilenci/EscritoEnTiEstaLaFuenteDeLaVida.htm
EN TI ESTÁ LA FUENTE DE LA VIDA |
|
Venir a este mundo, marchar de él, no
depende de nosotros. Sin embargo, interesados por satisfacer las exigencias
inmediatas, nos olvidamos de nuestra condición de peregrinos, de seres de
paso.
El excesivo cuidado por realizar la
imagen social, el responder a lo que se espera de nosotros, el afán de llenar
los deseos que vemos como imperativos, ponen en peligro nuestra verdadera vida,
la que nos ofrece cada instante la que está presente en lo más profundo de
nuestro ser.
Si no hacemos el esfuerzo por estar
presentes a nosotros mismos en todo momento, corremos el riesgo de no escuchar a
quien nos llama por nuestro nombre.
Muchos deseos nos conducen hacia el
porvenir, muchos miedos nos retienen como prisioneros del pasado. Y el presente
que es siempre momento de gracia, no puede desarrollarse y alcanzar plenitud,
“¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su
alma?”.
Ningún deseo, ningún temor, ninguna
inquietud pueden alargar por un instante nuestra vida. La vida nos es
dada.
Por la vida podemos entrar en relación
íntima y consciente con el que es fuente de vida.
Reconocer o negar esta comunión con la
vida, es aceptar o rechazar la dependencia que nos hace existir. Esto no tiene
nada de opresivo. La revelación de Jesucristo es determinante: nos revela que
Dios es amor, que Dios es comunión. Entrar progresivamente en esta relación de
comunión, madurar como el racimo de la uva al pie de la cepa, es una experiencia
de liberación que sobrepasa todo conocimiento.
|
Acción Litúrgica supera un millón de visitas . Agradecemos a este Blog o amor e dediacação à difusão da Missa Gregoriana no mundo, mostrando o encanto, a beleza e a sacralidade da mesma.
Obispo de Bridgeport con la Liturgia tradicional
El afecto por la tradición litúrgica de la
Iglesia honra a Monseñor Frank Joseph Caggiano. Un joven prelado que fue
nombrado Obispo Auxiliar de Brooklyn por el Papa Benedicto XVI. Y al que el Papa
Francisco ha nombrado recientemente Obispo de Bridgeport, en Connecticut,
Estados Unidos.
El nuevo Obispo de Bridgeport acudió el pasado
5 de enero a la iglesia de Santa María, en Norwalk, donde bendijo el templo
recién restaurado, y asistió pontificalmente a la Santa Misa solemne con la
forma extraordinaria del Rito Romano.

fr.Muratiel: Dios permite todas las aflicciones para facilitar al hombre encontrarle dentro de sí mismo.
SOBREVINO UNA FUERTE HAMBRE EN
AQUELLA TIERRA
|
Al silencio se suele llegar después de haber tanteado y
ensayado otros caminos. Es el silencio, la alternativa, cuando otra salida u
otro camino se ve como imposible.
Es el sufrimiento el que abre las puertas de lo invisible, dilata el
campo de nuestra mirada, y se produce un despertar. Se accede por ese peldaño a
una vida más luminosa, como si fuera un amanecer.
En el dolor de un callejón sin salida está el germen de otra vida.
El hijo pródigo vuelve en sí, a su casa, al verse en las últimas. Es el dolor
como un fermento espiritual y así el interior, el volver en sí, el despertar es
el futuro del silencio. Dios mismo es el fruto del silencio.
Es un sufrimiento por gravitar en la superficie de las cosas y no en
el centro; es un sufrimiento por vivir fuera de sí, fuera del corazón, fuera de
la casa.
El dolor es como un gran maestro, admirable maestro. Porque no
enseña nada. Tan sólo despierta, abre, nos dispone.
El silencio es mejor que ninguna
otra tarea, el que nos permite abrirnos a la
verdad, sin disimulos y sin ficción. Así el silencio, es capacidad de ser. Más,
es ser, sencillamente ser.
En las horas de cierta angustia, y hasta de desesperación, puede
quebrarse algo y surgir el flujo de ciertos niveles más hondos que ignorábamos.
Ese dolor nos puede abrir a la plenitud, al horadar las capas que nos separan de
dentro.
La pedagogía del dolor busca reavivar la otra dimensión, la
interioridad. Vivimos tan cargados de conceptos, tan atiborrados de
pensamientos, que no permiten que el otro lado se abra y se despierte. Pero la
desintoxicación es dolorosa: quitar lo que enmascara la verdad puede ser
peligroso. Este dolor libera la salud.
Siempre la maduración va acompañada de un cierto descubrimiento,
pero también hay un gozo. En este paso de lo sombrío, de la pluralidad a la
unidad hay una inefable alegría.
El paso es una ruptura. Y por eso duele; es un verdadero desgarro.
Pero el abandono y el despojo son madurez y eternidad.
Quedar sin imágenes, sin pensamientos, es como quedarse en el vacío,
en la soledad, al no estar ya ligado a nada. Pero el desprendimiento de toda
imagen de Dios puede ser el hallazgo del verdadero Dios.
El silencio puede surgir en la crisis, en el desajuste, en el
desequilibrio, que es una especie de coma psíquico. Tanto, que uno busca a la
desesperada el sosiego y la paz, y el silencio se hace presente como una
alternativa insustituible.
Dios permite todas las aflicciones para facilitar al hombre
encontrarle dentro de sí mismo. El hombre acostumbra buscar a Dios fuera, en la
exterioridad, en los objetos. Y lo hace hasta la fatiga, hasta el agotamiento. Y
es ahí mismo, cuando al no hallarlo, se le ofrece la oportunidad de regresar a
su corazón. Ahí en el puro silencio se celebra el encuentro, sin mediaciones. Es
el maravilloso cara a cara.
|
FR. MURATIEL: Todo se hizo de la nada , De la nada de tus deseos.
De la nada de tus deseos.
De la nada de tus proyectos, de tus
reconocimientos.
De la nada
de tus valoraciones, de tus egoísmos.
(...)
quarta-feira, 15 de janeiro de 2014
NOTA UFFICIALE SUL DISAGIO SPIRITUALE E PASTORALE DEI FEDELI PRIVI DELL’APPLICAZIONE DEL SUMMORUM PONTIFICUM IN ITALIA IN QUESTO INIZIO DEL 2014
Riportiamo la Nota Ufficiale pubblicata il 10
gennaio 2014 da Segreteria Generale. Con questa notizia iniziamo il
monitoraggio dell'intera situazione, cercando di seguire uno per uno i casi dei
centri di culto tradizionale soppressi, perorando il ripristino della cura
pastorale secondo le aspettative dei molti fedeli rimasti privi del Rito
Antiquior da loro seguito, anche e non solo ai sensi del motu
proprio Summorum Pontificum.
Il Coordinamento Nazionale del Summorum
Pontificum desidera richiamare nuovamente l’attenzione dei fedeli e di
quanti – religiosi e laici – hanno a cuore la piena e pacifica applicazione del
Motu Proprio Summorum Pontificum, sulle situazioni di grave disagio
spirituale e pastorale dovute alla soppressione di numerose regolari
celebrazioni della Santa Messa nella forma straordinaria del rito romano finora
assicurate dai Frati Francescani dell’Immacolata. In tal modo, il Coordinamento
intende dar voce ai fedeli che hanno subito incolpevolmente la perdita di tante
S. Messe, affinché non venga loro negata la cura pastorale che essi filialmente
attendono dalla Chiesa.
In proposito, è inevitabile rilevare,
purtroppo, che le preoccupazioni espresse dal Coordinamento nella sua precedente nota del 31 luglio scorso hanno trovato ampia
conferma. Nelle ultime settimane il Coordinamento ha cercato di raccogliere
utili informazioni in ordine a tale doloroso problema, ed ha potuto così
appurare che all’11 luglio 2013 (quando, per effetto del noto Decreto della
Congregatio Pro Institutis Vitae Consecratae et Societatibus Vitae
Apostolicae, sono state sospese tutte le celebrazioni officiate dai Frati
Francescani dell’Immacolata) la S. Messa tradizionale risultava celebrata –
almeno settimanalmente, ma spesso quotidianamente – pressoché in tutte le 27
Case dell’Istituto (ci si riferisce, ovviamente, alle sole Case ubicate in
Italia). Inoltre, essa era celebrata presso le parrocchie affidate ai Frati: si
segnalano, in particolare, le parrocchie di Ognissanti a Firenze, di S. Spirito
a Ferrara, di S. Maria Maggiore a Trieste, di S. Domenico a Teramo. Infine, la
S. Messa era presente presso il Santuario della B. V. Addolorata di
Campocavallo (AN), il Seminario di Sassoferrato (AN), nonché presso la
Chiesa di Santa Maria Annunziata in Borgo a Roma (la “Nunziatina”). In totale,
dunque, circa 33 celebrazioni regolari della S. Messa tradizionale. Oggi, a
quanto risulta al Coordinamento, la celebrazione è cessata presso tutte le Case
conventuali (tre delle quali, tra l’altro, sono state chiuse, così come il
Seminario di Sassoferrato), poiché – sempre a quanto consti – non è stata
concessa dal Commissario Apostolico la necessaria autorizzazione. È altresì
cessata presso le parrocchie di Ferrara e di Trieste, nonché presso la
Nunziatina; mentre permane presso le parrocchie di Ognissanti a Firenze e di S.
Domenico a Teramo, e presso il Santuario di Campocavallo. Su circa 33 S.
Messe, dunque, ne sopravvivono – per quanto risulta al Coordinamento – soltanto
3.
A fronte di ciò, sono segnalate anche ulteriori
soppressioni di regolari celebrazioni della Santa Messa tradizionale;
soppressioni che – intervenute per decisione, talora improvvisa ed inattesa,
delle competenti Autorità – non sembrano trovare motivo né nel disinteresse dei
fedeli (i quali, anzi, ne risultano dolorosamente sorpresi), né in particolari
esigenze pratiche o organizzative. In questo quadro, si segnala come tristemente
emblematica la soppressione della S. Messa celebrata con costante regolarità sin
dal 2001 il primo sabato di ogni mese nella Cappella Cesi della Basilica di
Santa Maria Maggiore in Roma. Il Coordinamento, preso atto della mancanza di
qualunque comunicazione ufficiale in merito alla questione, con nota del proprio
promotore per il Lazio inoltrata alla Basilica nei giorni scorsi, ha chiesto di
sapere se si tratti di una soppressione definitiva o di una sospensione
temporanea, e quali siano le ragioni della decisione assunta, e resta in
fiduciosa attesa di tali chiarimenti.
Con la soppressione per così dire unilaterale
di tante celebrazioni, sono state tristemente colpite la sensibilità e la
serenità spirituali dei numerosi fedeli che, in piena obbedienza alla Santa
Chiesa, e confortati dalla protezione del diritto, trovavano nella viva
partecipazione alla S. Messa celebrata secondo il Messale promulgato da S. Pio V
e nuovamente edito dal B. Giovanni XXIII – il quale “ob venerabilem et
antiquum eius usum debito gaudeat honore”[1] – il proprio insostituibile
nutrimento spirituale, ed “una forma, particolarmente appropriata per loro, di
incontro con il Mistero della Santissima Eucaristia”[2]. Il sentimento di aspra
privazione che colpisce tutti questi fedeli, richiama alla mente le illuminate
parole di S.S. Benedetto XVI: “ciò che per le generazioni anteriori era sacro,
anche per noi resta sacro e grande, e non può essere improvvisamente del tutto
proibito o, addirittura, giudicato dannoso”[3]. È ugualmente dolorosa la
sensazione, spesso suscitata dalle recenti vicende, che, attraverso la
soppressione di tante celebrazioni, già felicemente inserite nella vita
pastorale di più d’una comunità parrocchiale, o fruttuosamente inquadrate nella
vita liturgica delle chiese principali onde “Liturgiam Romanam in Antiquiori
Usu, prout pretiosum thesaurum servandum, omnibus largire fidelibus”[4], si
voglia come allontanare la S. Messa tradizionale dal cuore pulsante della
Chiesa, e creare una sorta di periferia liturgica per quei fedeli – quasi fedeli
“di serie B” – che amano la S. Messa di San Pio V e vi vedono la mirabile
espressione della fede cattolica tutta intera.
Il Coordinamento Nazionale del Summorum
Pontificum rinnova dunque il proprio accorato appello ai Pastori della
Chiesa, perché, con paterna sollecitudine, vogliano assicurare la ripresa
della regolare celebrazione delle SS. Messe recentemente soppresse, affinché
quanti ne avvertono la spirituale esigenza possano continuare a vivere la loro
fede al ritmo della forma straordinaria della Sacra Liturgia: l’uso della
Liturgia tradizionale, infatti, è una facoltà elargita per il bene dei fedeli,
da interpretare in senso favorevole ai fedeli stessi, che ne sono i principali
destinatari[5].
Piacenza, 13.1.2014
[1] “Deve essere tenuto nel
debito onore per il suo uso venerabile e antico”. Motu Proprio Summorum
Pontificum, art. 1.
[2] S.S. Benedetto XVI, Lettera ai Vescovi di tutto il mondo per presentare il “Motu
Proprio” sull’uso della Liturgia Romana anteriore alla riforma del
1970.
[3] S.S. Benedetto XVI, Lettera ai Vescovi di tutto il mondo per
presentare il “Motu Proprio” sull’uso della Liturgia Romana anteriore alla
riforma del 1970.
[4] “Offrire a tutti i fedeli la Liturgia Romana
nell’Usus Antiquior, considerata tesoro prezioso da conservare”.
Istruzione Universae Ecclesiae, 8, a).
[5] Cfr. Istruzione Universae
Ecclesiae, 8, b): “(…) considerando ipsum Usum Liturgiae Romanae anno
1962 vigentem esse facultatem ad bonum fidelium datam, ac proinde in favorem
fidelium benigne esse interpretandam, quibus praecipue destinatur”.
Riportiamo la Nota Ufficiale pubblicata il 10
gennaio 2014 da Segreteria Generale. Con questa notizia iniziamo il
monitoraggio dell'intera situazione, cercando di seguire uno per uno i casi dei
centri di culto tradizionale soppressi, perorando il ripristino della cura
pastorale secondo le aspettative dei molti fedeli rimasti privi del Rito
Antiquior da loro seguito, anche e non solo ai sensi del motu
proprio Summorum Pontificum.
Il Coordinamento Nazionale del Summorum
Pontificum desidera richiamare nuovamente l’attenzione dei fedeli e di
quanti – religiosi e laici – hanno a cuore la piena e pacifica applicazione del
Motu Proprio Summorum Pontificum, sulle situazioni di grave disagio
spirituale e pastorale dovute alla soppressione di numerose regolari
celebrazioni della Santa Messa nella forma straordinaria del rito romano finora
assicurate dai Frati Francescani dell’Immacolata. In tal modo, il Coordinamento
intende dar voce ai fedeli che hanno subito incolpevolmente la perdita di tante
S. Messe, affinché non venga loro negata la cura pastorale che essi filialmente
attendono dalla Chiesa.
In proposito, è inevitabile rilevare,
purtroppo, che le preoccupazioni espresse dal Coordinamento nella sua precedente nota del 31 luglio scorso hanno trovato ampia
conferma. Nelle ultime settimane il Coordinamento ha cercato di raccogliere
utili informazioni in ordine a tale doloroso problema, ed ha potuto così
appurare che all’11 luglio 2013 (quando, per effetto del noto Decreto della
Congregatio Pro Institutis Vitae Consecratae et Societatibus Vitae
Apostolicae, sono state sospese tutte le celebrazioni officiate dai Frati
Francescani dell’Immacolata) la S. Messa tradizionale risultava celebrata –
almeno settimanalmente, ma spesso quotidianamente – pressoché in tutte le 27
Case dell’Istituto (ci si riferisce, ovviamente, alle sole Case ubicate in
Italia). Inoltre, essa era celebrata presso le parrocchie affidate ai Frati: si
segnalano, in particolare, le parrocchie di Ognissanti a Firenze, di S. Spirito
a Ferrara, di S. Maria Maggiore a Trieste, di S. Domenico a Teramo. Infine, la
S. Messa era presente presso il Santuario della B. V. Addolorata di
Campocavallo (AN), il Seminario di Sassoferrato (AN), nonché presso la
Chiesa di Santa Maria Annunziata in Borgo a Roma (la “Nunziatina”). In totale,
dunque, circa 33 celebrazioni regolari della S. Messa tradizionale. Oggi, a
quanto risulta al Coordinamento, la celebrazione è cessata presso tutte le Case
conventuali (tre delle quali, tra l’altro, sono state chiuse, così come il
Seminario di Sassoferrato), poiché – sempre a quanto consti – non è stata
concessa dal Commissario Apostolico la necessaria autorizzazione. È altresì
cessata presso le parrocchie di Ferrara e di Trieste, nonché presso la
Nunziatina; mentre permane presso le parrocchie di Ognissanti a Firenze e di S.
Domenico a Teramo, e presso il Santuario di Campocavallo. Su circa 33 S.
Messe, dunque, ne sopravvivono – per quanto risulta al Coordinamento – soltanto
3.
A fronte di ciò, sono segnalate anche ulteriori
soppressioni di regolari celebrazioni della Santa Messa tradizionale;
soppressioni che – intervenute per decisione, talora improvvisa ed inattesa,
delle competenti Autorità – non sembrano trovare motivo né nel disinteresse dei
fedeli (i quali, anzi, ne risultano dolorosamente sorpresi), né in particolari
esigenze pratiche o organizzative. In questo quadro, si segnala come tristemente
emblematica la soppressione della S. Messa celebrata con costante regolarità sin
dal 2001 il primo sabato di ogni mese nella Cappella Cesi della Basilica di
Santa Maria Maggiore in Roma. Il Coordinamento, preso atto della mancanza di
qualunque comunicazione ufficiale in merito alla questione, con nota del proprio
promotore per il Lazio inoltrata alla Basilica nei giorni scorsi, ha chiesto di
sapere se si tratti di una soppressione definitiva o di una sospensione
temporanea, e quali siano le ragioni della decisione assunta, e resta in
fiduciosa attesa di tali chiarimenti.
Con la soppressione per così dire unilaterale
di tante celebrazioni, sono state tristemente colpite la sensibilità e la
serenità spirituali dei numerosi fedeli che, in piena obbedienza alla Santa
Chiesa, e confortati dalla protezione del diritto, trovavano nella viva
partecipazione alla S. Messa celebrata secondo il Messale promulgato da S. Pio V
e nuovamente edito dal B. Giovanni XXIII – il quale “ob venerabilem et
antiquum eius usum debito gaudeat honore”[1] – il proprio insostituibile
nutrimento spirituale, ed “una forma, particolarmente appropriata per loro, di
incontro con il Mistero della Santissima Eucaristia”[2]. Il sentimento di aspra
privazione che colpisce tutti questi fedeli, richiama alla mente le illuminate
parole di S.S. Benedetto XVI: “ciò che per le generazioni anteriori era sacro,
anche per noi resta sacro e grande, e non può essere improvvisamente del tutto
proibito o, addirittura, giudicato dannoso”[3]. È ugualmente dolorosa la
sensazione, spesso suscitata dalle recenti vicende, che, attraverso la
soppressione di tante celebrazioni, già felicemente inserite nella vita
pastorale di più d’una comunità parrocchiale, o fruttuosamente inquadrate nella
vita liturgica delle chiese principali onde “Liturgiam Romanam in Antiquiori
Usu, prout pretiosum thesaurum servandum, omnibus largire fidelibus”[4], si
voglia come allontanare la S. Messa tradizionale dal cuore pulsante della
Chiesa, e creare una sorta di periferia liturgica per quei fedeli – quasi fedeli
“di serie B” – che amano la S. Messa di San Pio V e vi vedono la mirabile
espressione della fede cattolica tutta intera.
Il Coordinamento Nazionale del Summorum
Pontificum rinnova dunque il proprio accorato appello ai Pastori della
Chiesa, perché, con paterna sollecitudine, vogliano assicurare la ripresa
della regolare celebrazione delle SS. Messe recentemente soppresse, affinché
quanti ne avvertono la spirituale esigenza possano continuare a vivere la loro
fede al ritmo della forma straordinaria della Sacra Liturgia: l’uso della
Liturgia tradizionale, infatti, è una facoltà elargita per il bene dei fedeli,
da interpretare in senso favorevole ai fedeli stessi, che ne sono i principali
destinatari[5].
Piacenza, 13.1.2014
[1] “Deve essere tenuto nel debito onore per il suo uso venerabile e antico”. Motu Proprio Summorum Pontificum, art. 1.
[2] S.S. Benedetto XVI, Lettera ai Vescovi di tutto il mondo per presentare il “Motu Proprio” sull’uso della Liturgia Romana anteriore alla riforma del 1970.
[3] S.S. Benedetto XVI, Lettera ai Vescovi di tutto il mondo per presentare il “Motu Proprio” sull’uso della Liturgia Romana anteriore alla riforma del 1970.
[4] “Offrire a tutti i fedeli la Liturgia Romana nell’Usus Antiquior, considerata tesoro prezioso da conservare”. Istruzione Universae Ecclesiae, 8, a).
[5] Cfr. Istruzione Universae Ecclesiae, 8, b): “(…) considerando ipsum Usum Liturgiae Romanae anno 1962 vigentem esse facultatem ad bonum fidelium datam, ac proinde in favorem fidelium benigne esse interpretandam, quibus praecipue destinatur”.
The Franciscans of the Immaculate under visitation
Il Coordinamento Nazionale del Summorum
Pontificum reports
that out of 33 sites where the Franciscans of the Immaculate had offered the
Traditional Latin Mass daily or weekly before July 11, only 3 still have this
Mass.
More specifically, the Vetus Ordo had been said
daily, or at least weekly, in almost all the houses of the Franciscan Friars of
the Immaculate in Italy. In addition, it was celebrated in parishes entrusted to
the friars, namely, the parishes of All Saints' (Ognissanti) in Florence,
Santo Spirito in Ferrara, S. Maria Maggiore in Trieste and S.
Domenico in Teramo. The Vetus Ordo was also celebrated by the friars in the
Santuario della B. V. Addolorata in Campocavallo, the FI's Seminary in
Sassoferrato, and in Santa Maria Annunziata in Borgo in Rome (the
Nunziatina).
After July 11, by order of the Apostolic
Commissioner, the Seminary in Sassoferrato was closed (as Rorate earlier reported)
and another three houses suppressed (in the Diocese of Albenga-Imperia, where
the bishop had tried to support the friars in trying to retain the Traditional
Latin Mass, as reported in numerous sources). In the remaining places where the
FI had offered the Vetus Ordo before July 11, only the Ognissanti in
Florence, S. Domenico in Teramo, and the Santuario della B. V.
Addolorata in Campocavallo still have them. Requests to continue the
celebration of the Vetus Ordo in the other sites were refused by the Apostolic
Commissioner.
A brief English notice relaying the same news
can be found here;
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segunda-feira, 13 de janeiro de 2014
Fr.Muratiel: Es el silencio un lugar para encontrarse, descansar, reobrarse, amar, crecer.
HABITARÉ SIEMPRE EN TU MORADA
Sl 60,5
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Hay muchos espacios. Existe el espacio físico, el espacio social, el
espacio ideológico, el espacio artístico. Y otro más: el mar, el cielo, la
llanura, el valle, la sierra. Todavía se puede hallar el espacio espiritual un espacio silencioso. Es
el silencio un lugar para encontrarse, descansar, reobrarse, amar, crecer.
El espacio silencioso no necesita decoración ninguna,
ningún adorno: ni alfombras, ni murales, ni biblioteca, ni chimenea, ni
muebles. No es para
contemplar sino para albergar otra presencia, a caso imprevisible.
Este albergue es el silencio; un silencio que surge
el poner fin a todas las voces de afuera, de las zonas más superficiales. Porque el silencio no es lo
que se toca, o se ve; no entra por los sentidos sino que es el espacio donde la
presencia se muestra y se hace evidente.
En el silencio lo visible se disipa, y lo invisible se puede volver
visible. Es un espacio, el silencio, donde amanecen huellas de la presencia
íntima.
El silencio hace del corazón un lugar de
revelación, no del entorno que nos circunda, sino del mundo que se aloja
dentro. Es la explosión
de lo oculto, de lo hospedado en la interioridad; es el descubrimiento, la
reconquista de lo que ya va con nosotros.
Al alejarnos del
exterior recobramos la mirada primitiva, la mirada original de nuestro corazón, los ojos del
hijo que somos, del amor que nos da a luz.
El que mora en el
silencio es insumiso a lo establecido, indomable al atare a una tradición, y
a la vez a lo verdadero.
Es, en el silencio,
una morada sin deshechos, sin memoria, sin residuos. Por eso nos regala, el silencio, una
coherente unidad de visión. En ese espacio uno se siente configurado
por la exterioridad, pues no está construido de fuera a dentro, de arriba a
bajo, lo que nos daría una casa sin honduras, sin profundidad. Y por si fuera
poco nos estandarizaría, nos uniformaría.
El que mora en el silencio se vive a sí mismo, sin
reservas y serenamente. Pues
todo lo serena el silencio. Serena la noche y el día, serena la aurora
y el atardecer, serena las horas oscuras, las horas de luz y de bochorno. El silencio nos trae la paz y
deja emerger la inocencia y la plenitud. Apenas he de decir que jamás
la vida se siente tan rimada, tan pura, tan sosegada, tan clara como las
horas calladas, como en la morada del silencio.
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Padre Moratiel: el silencio es el espacio donde la presencia se muestra y se hace evidente. Es un espacio, el silencio, donde amanecen huellas de la presencia íntima.
HABITARÉ SIEMPRE EN TU MORADA
Sl 60,5
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Hay muchos espacios. Existe el espacio físico, el espacio social, el
espacio ideológico, el espacio artístico. Y otro más: el mar, el cielo, la
llanura, el valle, la sierra. Todavía se puede hallar el espacio espiritual un espacio silencioso. Es
el silencio un lugar para encontrarse, descansar, reobrarse, amar, crecer.
El espacio silencioso no necesita decoración ninguna,
ningún adorno: ni alfombras, ni murales, ni biblioteca, ni chimenea, ni
muebles. No es para
contemplar sino para albergar otra presencia, a caso imprevisible.
Este albergue es el silencio; un silencio que surge
el poner fin a todas las voces de afuera, de las zonas más superficiales. Porque el silencio no es lo
que se toca, o se ve; no entra por los sentidos sino que es el espacio donde la
presencia se muestra y se hace evidente.
En el silencio lo visible se disipa, y lo invisible se puede volver
visible. Es un espacio, el silencio, donde amanecen huellas de la presencia
íntima.
El silencio hace del corazón un lugar de
revelación, no del entorno que nos circunda, sino del mundo que se aloja
dentro. Es la explosión
de lo oculto, de lo hospedado en la interioridad; es el descubrimiento, la
reconquista de lo que ya va con nosotros.
Al alejarnos del
exterior recobramos la mirada primitiva, la mirada original de nuestro corazón, los ojos del
hijo que somos, del amor que nos da a luz.
El que mora en el
silencio es insumiso a lo establecido, indomable al atare a una tradición, y
a la vez a lo verdadero.
Es, en el silencio,
una morada sin deshechos, sin memoria, sin residuos. Por eso nos regala, el silencio, una
coherente unidad de visión. En ese espacio uno se siente configurado
por la exterioridad, pues no está construido de fuera a dentro, de arriba a
bajo, lo que nos daría una casa sin honduras, sin profundidad. Y por si fuera
poco nos estandarizaría, nos uniformaría.
El que mora en el silencio se vive a sí mismo, sin
reservas y serenamente. Pues
todo lo serena el silencio. Serena la noche y el día, serena la aurora
y el atardecer, serena las horas oscuras, las horas de luz y de bochorno. El silencio nos trae la paz y
deja emerger la inocencia y la plenitud. Apenas he de decir que jamás
la vida se siente tan rimada, tan pura, tan sosegada, tan clara como las
horas calladas, como en la morada del silencio.
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