
Al margen de la credibilidad de estos estudios, como el que se hizo público hace solo unas pocas semanas en Francia, lo que sí parece claro es que la mayor parte de los católicos hace lo que le da la gana, y sólo algunos, lo que pueden; bien porque no se les explica adecuadamente la enseñanza magisterial, bien porque el clero no la comparte o carece de la formación adecuada para hacerlo. Lo cual tampoco extraña a nadie.
Sin embargo, lo que se encuentra de fondo en estas cuestiones, es la voluntad inequívoca de persistir, en la mayoría de los casos, en la autonomía de las conciencias (que ya nadie se encarga de formar), y se produce así un divorcio entre lo que la realidad es (y lo que Dios enseña sobre ésta) y la voluntad del hombre (se diga católico o no) de decidir cómo debe de ser el mundo que le rodea. Una visión idealista que rompe claramente con la visión tradicional del hombre y del mundo, propio de las sociedades cristianas de antaño.
FONTE:SECTOR CATÓLICO
FONTE:SECTOR CATÓLICO