sábado, 12 de setembro de 2009

MISSA TRIDENTINA EM FÁTIMA ÀS 17,30H AOS DOMINGOS



Celebra-se cada Domingo a Santa Missa Tridentina em Fátima na Capela do Seminário dos Marianos, na rua de S.Paulo nº2

Historia del Movimiento Litúrgico IV: Pío XII y la encíclica “Mediator Dei”


por Dom Gregori María

Ya hemos visto, apreciados lectores, las turbias maniobras del episcopado alemán para hacer prevalecer sus tesis. Maniobras denunciadas en su carta pastoral por el Obispo de Friburgo de Brisgovia Mons. Groëber. Pio XII quedó impresionado por esa pastoral e iba a responder a esas inquietudes con dos encíclicas dirigidas a la Iglesia Universal: la Mystici Corporis del 43 y la Mediator Dei del 47 fueron dos enérgicas iniciativas del genio excepcional y de las grandes cualidades del Pastor Angélico. La Mediator Dei es una de las encíclicas más largas que jamás haya salido de la Cancillería Pontificia. Con un discernimiento y una habilidad extraordinarios, el Papa va a retener todo lo que hay de bueno en el Movimiento Litúrgico y a condenar enérgicamente sus desviaciones.

Esta encíclica es admirable, y recomiendo a todos leerla y meditarla. Es una verdadera “Suma Litúrgica”. Un autentico tratado sobre la Divina Liturgia. Tanto es así que son muchos los sacerdotes de una cierta generación, que como yo mismo, en el Seminario la aprendían de memoria siendo el paradigma de todo lo que debíamos aprender, asumir y vivir como sacerdotes con respecto a la Liturgia.

Sólo una pena, y es que esa carta tan hermosa no haya sido acompañada de medidas concretas incluso sanciones. Creyó habérselas con intelectuales un poco extraviados, cuando se trataba, al menos para algunos, de verdaderos dirigentes revolucionarios. ¿Y podía ser de otro modo cuando esos dirigentes eran presentados, sostenidos y animados por influyentes prelados?. El Papa era mal informado y sería traicionado: no se retendría de la encíclica sino los estímulos por la renovación litúrgica y se callaron las numerosas puestas en guardia del documento. Meses más tarde, el 18 de mayo del 48, se creaba una “Comisión Pontificia para la Reforma de la Liturgia” , legítima pero muy inoportunamente. Emprender una reforma de la liturgia en un periodo que era atacada por todas partes por sus peores enemigos era concurrir a la ruina de la liturgia desquiciando su estabilidad ya bien comprometida. Al Papa le faltaba la perspectiva de la Historia para darse cuenta de esa situación, esa perspectiva era casi imposible. ¿Quien podía darse cuenta que debajo de una purpura cardenalicia o de un hábito blanco y negro había un discípulo de Loisy ?. Dom Beuaduin había dado en 1945 la consigna en sus “Normas prácticas para la Reforma Litúrgica” (La Maison-Dieu, ed. du Cerf enero del 45): hacer presentar nuestras demandas por los obispos y los sacrificados miembros de la ACCIÓN CATÓLICA. Se multiplicaron las súplicas a Roma para obtener reformas litúrgicas y suavización de la disciplina sacramental: ayuno, misas vespertinas, reforma de la Semana Santa, introducción de la lengua vernácula para los sacramentos. Las necesidades pastorales eran a menudo reales y Pio XII se creyó con el deber de aceptar esas demandas. Las emprendió con pureza de intención, sin darse cuenta porque no podía ver quien estaba detrás: las desiderata presentadas por el cardenal Bertram eran elaboradas por Beauduin: ese era el complot. Para el Papa se trataban de concesiones legítimas a las exigencias de la salud y de la vida moderna, mientras que para los “neoliturgos” eran las primeras etapas del “cambio”.

Vamos a encontrar exactamente esos mismos elementos en la Reforma de la Semana Santa. A partir de 1946 y 1947 el C.P.L. francés multiplicaron sus actividades y publicaciones con el fin de HACER PARTICIPAR a los fieles en las ceremonias de la Semana Santa, Ceremonias INTERMINABLES, A HORAS INDEBIDAS, ante una ASAMBLEA IRRISORIA DE FIELES. Una vez más un motivo pastoral fue el que hizo actuar a Pio XII: que los fieles puedan asistir en gran número a las más grandes ceremonias de la liturgia. En el 51 se autorizó el cambio de horarios del Sábado Santo, en el 53 se confió a la Comisión el encargo de restaurar los Oficios de Semana Santa, concluidos en el 55. Pero no se restauraron sólo los horarios con el fin de facilitar la frecuentación de los fieles: SE HICIERON PASAR EN LOS RITOS LOS DESCUBRIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS y sus concepciones de la Liturgia. Los “expertos” utilizaron esta reforma como un “banco de pruebas”: comprobando el éxito lo extenderán a toda la liturgia. Así, esas modificaciones de los Ritos fueron extendidas a toda la liturgia en la Reforma promulgada por Juan XXIII en 1960. Son reformas de una perfecta ortodoxia pero que constituyen la primera etapa de una revolución: la autodemolición de la Liturgia Romana.

La muerte de Pio XII fue recibida con alegría delirante por los descarriados del Movimiento: la ortodoxia implacable que el Papa había mantenido en las Reformas no era de su gusto. Hacía falta un Papa que comprendiera el problema del ecumenismo.

Beauduin y Roncalli eran amigos desde 1924 y en 1944 es enviado como nuncio a Paris donde permanecerá hasta el 53, en esa época se reencontraron y no dejaron de tratarse. Beauduin conocía muy bien a Roncalli, sabía desde su ascenso al solio pontificio que él consagraría sus esfuerzos al ecumenismo y que convocaría un concilio que hiciera la síntesis del MOVIMIENTO ECUMÉNICO con el MOVIMIENTO LITÚRGICO.

Pero la hora del Concilio aún no había llegado, Juan XXIII quería terminar la obra de su predecesor y extender sus conclusiones a toda la liturgia, por eso esa Reforma del 60-61 es en realidad la conclusión de las Reformas de Pio XII. Pese a algunas dolorosas desapariciones y alguna que otra torpeza, la liturgia católica permanece en ella sustancialmente sin cambios. El GRAN ERROR DE JUAN XXIII será el de confiar al CONCILIO la reestructuración de los PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA LITURGIA. A partir de ese momento, las reformas estarán animadas por una CONCEPCIÓN NUEVA DE LA LITURGIA. Concepción contenida y dominada por la vigilante ortodoxia de Pio XII.

Todas esas reformas preconciliares nos parecen hoy bien superadas y olvidadas, en comparación con las que vinieron con el Concilio y el Post- Concilio, pero no habría que olvidar que esas primeras reformas causaron ya una considerable perturbación de los fieles. ¿La excusa?: EL REJUVENECIMIENTO DE LAS IGLESIAS. ¿El programa?: HACERNOS VOLVER A UNA IGLESIA PRIMITIVA (concebida de manera falsa y muy protestantizada), NEGANDO QUINCE SIGLOS DE VIDA DE LA IGLESIA. En 1960 el Movimiento Litúrgico descarriado ha ganado ya muchas batallas, pero no ha ganado todavía la guerra. Juan XXIII ha anunciado que la reunión del Concilio Ecuménico tratará, entre otros, los principios de la Reforma Litúrgica.

Ese Concilio, según la expresión del cardenal SUENENS, que no mía, será “EL 1789 EN LA IGLESIA”

Fuente: El fiador: Historia de un colapso – http://www.germinansgerminabit.org/

12 de Septiembre, Festividad del Dulce Nombre de María


on qué reverente brevedad escribe San Lucas, en el capítulo primero de su Evangelio, la frase que sirve de pórtico al divino cuadro de la Encarnación!: "¡Y el nombre de la Virgen era María!". Es como presentarnos, en toda su regia sencillez, en el azahar florido y oloroso de su huerto cerrado, a la llena de gracia, a la Reina de los cielos y tierra, a la elegida, a la excelsa Madre de Dios.

Y, escuchando el acelerado palpitar de aquel corazón sorprendido ante el inefable misterio que va a realizarse, el ángel San Gabriel, con dulce confianza de siervo expresamente encargado de la custodia y guarda de su Señora, le dice, subrayando su augusto nombre: "No temas, María... ".

La creación entera se goza en balbucear el eufónico nombre que Dios le impuso a su Madre. "Nombre cargado de divinas dulzuras", como asegura San Alfonso María de Ligorio; nombre que sabe a mieles y deja el alma y los labios rezumando castidad, alegría y fervor: ¡María! Por medio de la que así es llamada, nos han venido todos los bienes y la pobre humanidad puede levantar la humillada cabeza y presentir de nuevo la cercanía de inacabables bienaventuranzas: O clemens, o pia, o dulcis Virgo María!

Bien le cantamos Mutans Evae nomen, porque Ella devolvió a la gracia, con el nombre de vida, todo lo que la desdichada madre natural de los hombres había entregado a las tinieblas, con el nombre de muerte.

Prueba de sabiduría y de acierto es imponer a la persona el nombre que justamente le corresponde. Y nadie como Dios ha sabido dar exactitud, expresión y síntesis a los nombres que Él mismo ha elegido e inspirado.

Desde la más remota antigüedad, el nombre impuesto a las personas y a las cosas tuvo, en la mayoría de los pueblos, una significación simbólica. Aun ahora, muchas tribus africanas, otras dispersas en los inmensos parques de América del Norte, y los negros australianos, consideran el nombre como una parte integrante de la personalidad, ocultándolo, a veces, a los extranjeros, bajo apodos y paráfrasis, por temor a los perjuicios que pudiera acarrear su conocimiento.

En los países cuya historia se ha ido desenvolviendo al veril de una civilización normal y cada vez más pujante, el simbolismo de los nombres perdió, poco a poco, su luz bajo la potencia bienhechora o maléfica de las personas que los ostentaron. Con razón se dice, pues, que el nombre no hace a la persona, sino la persona al nombre. Y afirma San Pedro Canisio que, puesto que "el nombre es símbolo y cifra de la persona, invocar el nombre de María equivale a empeñar su poder en favor nuestro".

Si el Señor escogió entre todas las criaturas la más perfecta, para ser Madre del Hijo divino; si como privilegio de esta maternidad la hizo inmaculada y arca de todas las virtudes, nos parece muy lógico que también eligiera para Ella el nombre más hermoso, el de más alta y acendrada significación, el más dulce entre todos los del humano lenguaje.

¿Qué significados tiene, pues, según la etimología, ese nombre cuyo misterioso sentido sólo Dios nos podría explicar?

Si, como algunos creen, deriva del idioma egipcio, su raíz es mery, o meryt, que quiere decir muy amada. Según otros, la significación sería Estrella del mar. Si el nombre de María proviene del siríaco, la raíz es mar, que significa Señor. El padre Lagrange opina que los hebreos debieron utilizar el nombre de María con el significado de Señora, Princesa. Nada más conforme a la noble misión de la humilde Virgen nazarena. Otro tercer grupo de filólogos e intérpretes sostienen que la palabra María es de origen estrictamente hebreo. Y sus diversas y preciosas significaciones son las siguientes:

Primera. Mar amargo, de la raíz mar y jam. María fue un verdadero mar de amargura, desde que en el templo, cuando la presentación de su Hijo, vislumbró la silueta cárdena y dolorida del Calvario. Y un mar de amargura desbordante en la pasión y muerte de Jesús.

Segunda. Rebeldía, de la raíz mar. Ella, la omnipotencia suplicante, vence a las satánicas huestes. "El nombre de María —escribe el padre Campana— es de una energía singular y tiene en sí una fuerza divina para impetrar en favor nuestro la ayuda del cielo."

Tercera. Estrella del mar. Le cantamos Ave, Maris Stella! ¡Y con qué arrebatador encanto glosa y profundiza San Bernardo esta expresiva metonimia!

Cuarta. Señora de mí linaje. Frase muy justa y apropiada a la prerrogativa nobilísima de ser Madre de Dios, Reina de todo lo creado.

Quinta. Esperanza. Significado más alegórico que etimológico, pero lleno de inefable consuelo. Porque Ella, Spes nostra, es el camino de la felicidad, el arco iris que señala un pacto de armonía entre Dios y los hombres. "Bienaventurado el que ama vuestro nombre, oh María —exclama San Buenaventura—, porque es fuente de gracia que refresca el alma sedienta y la hace reportar frutos de justicia."

Sexta. Elevada, grande, de ram. San Agustín y San Juan Crisóstomo coinciden en adjudicarle el excelso sentido de "Señora y Maestra".

Séptima. Iluminada, iluminadora. Está llena de luz. Sostiene en sus brazos la luz del mundo. Es pura y diáfana. "El nombre de María indica castidad", dice San Pedro Crisólogo.

Deliciosamente narra sor María Jesús de Agreda, en su Mística Ciudad de Dios, la escena en la cual la Santísima Trinidad, en divino consistorio, determina. dar a la "Niña Reina" un nombre. Y dice que los ángeles oyeron la voz del Padre Eterno, que anunciaba: "María se ha de llamar nuestra electa y este nombre ha de ser maravilloso y magnífico. Los que le invocaren con afecto devoto, recibirán copiosísimas gracias; los que le estimaren y pronunciaren con reverencia, serán consolados y vivificados; y todos hallarán en él remedio de sus dolencias, tesoros con que enriquecerse, luz para que los encamine a la vida eterna".

Y a ese nombre, suave y fuerte, respondió durante su larga, humilde y fecunda vida, la humilde Virgen de Nazaret, la que es Madre de Dios y Señora nuestra. Y ese nombre, "llave del cielo", como dice San Efrén, posee en medio de su aromática dulzura, un divino derecho de beligerancia y una seguridad completa de victoria. Por eso su fiesta lleva esa impronta: Acies ordinata.

España, siempre dispuesta a romper lanzas por la gloria de María, fue la primera en solicitar y obtener de la Santa Sede autorización para celebrar la fiesta del Dulce Nombre. Y esto acaeció el año 1513. Cuenca fue la diócesis que primeramente solemnizó dicha fiesta, siguiendo su ejemplo, en seguida, las demás, porque el amor de Nuestra Señora es efusivo y prende con facilidad en terrenos de sincera devoción.

Pero fue el papa Inocencio XI —"defensor de la Iglesia con toda la fuerza de su férreo carácter, con la sabiduría de su espíritu y, sobre todo, con el amor de absoluta entrega", como decía en el radio mensaje de beatificación nuestro Santísimo Padre Pío XII—, quien decretó, el 25 de noviembre del año 1683, que toda la Iglesia celebrara solemnemente la fiesta de este nombre excelso, pues invocándolo se había alcanzado la completa victoria sobre los turcos.

Uno de los más trascendentales y emotivos episodios de la historia universal nos da el relato de esta decisiva victoria:

Si el empuje de las fuerzas cristianas en Lepanto, cuya alma había sido también el papa San Pío V, debilitó la potencia otomana, frenando el ímpetu de sus conquistas, el límite de los territorios dominados por los turcos no había retrocedido, y la puerta tendía a resurgir con el intento de una invasión total de Europa. En 1683 el peligro se hizo ya inminente. Los cálculos menores estiman el ejército que el gran visir Kara Mustafá llevó contra Viena, en unos 200.000 hombres. Era un momento critico en la historia del mundo. Inocencio XI, ante las indecisiones ambiciosas y la política turbia de algunos príncipes europeos, le escribía a Luis XIV de Francia: "Te conjuro, por la misericordia de Dios, que acudas en auxilio de la oprimida Cristiandad, para que no caiga bajo el yugo del tirano. Dios te ha señalado con tan buenas cualidades, y a tu reino con tantas fuerzas y recursos, que creo estás llamado por la Providencia para lograr la más hermosa gloria. ¡Sé digno de la grandeza de tu vocación!". Pero, mientras Luis XIV contestaba con frías excusas, la católica Polonia, al mando de su heroico rey Juan Sobieski, ajustaba alianza con el emperador de Austria, Leopoldo I, y acudía en su ayuda.

Desde el 14 de julio, Viena había quedado ya enteramente cercada por los turcos y aislada del ejército imperial, que se había retirado a la izquierda del Danubio.

Un bosque de tiendas de campaña se extendía en forma de medialuna en torno a la ciudad. Comenzó el terrible bombardeo y, por efecto de él, un incendio imponente. Las enfermedades se cebaban también en los sitiados. Las provisiones de pólvora y los víveres disminuían con suma rapidez. Cada día se hacía más violento y amenazador el apremio de los enemigos. Pero la Providencia divina atendió, una vez más, las oraciones del papa Inocencio XI y de los fieles devotos de la Madre de Dios, que en Ella habían puesto sus esperanzas. Juan Sobieski se preparó al combate recibiendo el Pan de los fuertes y oyendo devotamente la santa misa, y todo el ejército polaco siguió el ejemplo de su rey. "La hora histórica de la batalla definitiva de Viena sonó al alborear el límpido sol del día 12 de septiembre" —dice S. S. Pío XII en el citado radiomensaje con motivo de la beatificación de Inocencio XI—. El ejército de socorro, dirigido por Juan Sobieski, atacó a los asaltantes. Una inesperada tormenta de granizo cayó sobre el campamento de los turcos. Antes de la noche, la victoria sonreía a las fuerzas cristianas que se habían lanzado al combate invocando el Nombre de María. Si como instrumento de liberación Dios había escogido al rey de Polonia, unánimes afirman los críticos e historiadores que el artífice primario de esta misma liberación fue el papa Inocencio, y éste, a su vez, con humildad conmovedora, atribuyó el mérito y la gloria de aquella jornada al favor y socorro de María. Por eso quiso dedicar este luminoso día de septiembre a la fiesta de su Santísimo Nombre.

"El Señor ha hecho vuestro Nombre tan glorioso que no se caerá de la boca de los hombres" (Judith, 13, 25). Sublime elogio que corresponde a María, a la cual todas las generaciones llaman bienaventurada, y Aquel que "hizo en Ella cosas grandes y cuyo Nombre es santo", quiso darle íntima participación de esa misma santidad para consuelo y gozo de quienes invocaren su dulce Nombre. Nombre que ha de ser también loado, "santificado", como el Nombre de Dios, en todo el mundo, porque —repitámoslo una vez más— infunde valor y fortaleza. Bien lo aprendieron los indios mejicanos de boca de los pobres soldados españoles cautivos, que subían al pavoroso "teocalli" invocando: "¡Ay, Santa María!", y con este nombre en los labios expiraban.

En el áureo Blanquerna, de Raimundo Lulio, en el cual, según alada frase del excelentísimo doctor García y García de Castro, arzobispo de Granada, "el beato mallorquín logró aprisionar las transparencias de las ondas del mar de Mallorca y las incógnitas armonías de los montes de Miramar...", se lee de aquel monje que sólo tenía por oficio dirigir, tres veces al día, una salutación a Nuestra Señora. "Es el ruiseñor del monasterio —continúa el doctor García y García de Castro con galana pluma— y canta las delicias de María, y envídianle los otros ruiseñores esparcidos por aquellos bosques que se reflejan en las aguas luminosas del Mediterráneo mallorquín".

"¿Quién se resistirá a escuchar sus melodiosos trinos?"

"¡Ave, María! Salúdate tu siervo de parte de los ángeles y de los patriarcas y los profetas y los mártires y los confesores y las vírgenes, y salúdate por todos los santos de la gloria. ¡Ave, María! Saludos te traigo de todos los cristianos, justos y pecadores; los justos te saludan porque eres digna de salutación y porque eres esperanza de salvación; los pecadores te saludan porque te piden perdón y tienen esperanza de que tus ojos misericordiosos miren a tu Hijo para que tenga piedad y misericordia de sus culpas y recuerde la dolorosa pasión que sostuvo para darles salud y perdonarles sus culpas y pecados.

¡Ave, María! Saludos te traigo de los sarracenos, judíos, griegos, mongoles, tártaros, búlgaros, húngaros de Hungría la menor, comanos nestorinos, rusos, quinovinos, armenios y georgianos. Todos ellos y muchos otros infieles te saludan por ministerio mío, cuyo procurador soy..." (Obras selectas de Raimundo Lulio: B.A.C., p.160).

Esa debe ser nuestra salutación y nuestro ruego: que todos conozcan y alaben a María, que todos pronuncien con reverencia su santo Nombre y que Ella mire a todos sus hijos, dispersos por el mundo, con ojos de misericordia y de amor.

Su Nombre, para los que luchamos en el campo de la vida, es lema, escudo y presagio. Lo afirma uno de sus devotos, San Antonio de Padua, con esta comparación: "Así como antiguamente, según cuenta el Libro de los Números, señaló Dios tres ciudades de refugio, a las cuales pudiera acogerse todo aquél que cometiese un homicidio involuntario, así ahora la misericordia divina provee de un refugio seguro, incluso para los homicidas voluntarios: el Nombre de María. Torre fortísima es el Nombre de Nuestra Señora. El pecador se refugiará en ella y se salvará. Es Nombre dulce, Nombre que conforta, Nombre de consoladora esperanza, Nombre tesoro del alma. Nombre amable a los ángeles, terrible a los demonios, saludable a los pecadores y suave a los justos."

Que el sabroso Nombre de Nuestra Madre, unido al de Jesús, selle nuestros labios en el instante supremo y ambos sean la contraseña que nos abra, de par en par, las puertas de la gloria.

MARÍA DE LA EUCARISTÍA, R. DE J. M

:

“Cuore semplice e riservato”. Don Alessandro Galeotti parla di Ratzinger e dei Suoi scritti.


Intevista a don Alessandro Galeotti, il collaboratore di Rinascimento Sacro che sta curando per Cantagalli la collana benedettiana "Strumenti per la Riforma".



di Elisa Manieri

L'Editore Cantagalli ha pubblicato recentemente una raccolta di scritti del Cardinal Joseph Ratzinger sulla liturgia dal titolo “Davanti al Protagonista”. Per tracciare le fila del percorso spirituale che ha portato Sua Santità Benedetto XVI a regalare al lettore, ancora una volta, una visione dell’assoluta bellezza di Cristo, abbiamo intervistato Don Alessandro Galeotti, Direttore della collana Strumenti per la Riforma. Don Alessandro sottolinea il significato della riflessione liturgica dell’Autore, che in questo libro “sonda la profondità della domanda umana e la tenera maternità della Chiesa” non sfuggendo alle critiche ma affrontandole “con un coraggio che i più troveranno impensabile, tanto è vero che il primo testo della raccolta definisce la Chiesa come una Compagnia che ha necessità di riforma, sempre e in profondità”.

Di cosa parla Sua Santità Benedetto XVI, nel nuovo volume pubblicato dalle Edizioni Cantagalli?
“Il volume “Davanti al Protagonista” raccoglie scritti ed interventi del cardinal Joseph Ratzinger sulla Chiesa e sulla liturgia. È un percorso che, come sempre fa il papa, non parte da luoghi comuni e non si afferma grazie al consenso, ma entra, con la profonda semplicità tipica dell’Autore, nella natura dell’argomento. Ovviamente quando si parla di liturgia, non si può dimenticare che essa ha una duplice fonte: il senso religioso dell’uomo, che attinge all’esperienza elementare di desiderio, e la tradizione potente della Chiesa che viene incontro alla nostra libertà abbracciandola”.

Spesso definite letture complicate, affini alla filosofia e alla teologia, cosa significa secondo lei, leggere i testi scritti dal Papa?

“La realtà in genere smaschera i luoghi comuni. Gli scritti del professor Ratzinger prima, poi del cardinale e infine di Benedetto XVI non sono mai “complicati”: il cuore semplice di un uomo riservato, ma sensibile al bello e al dramma dell’uomo, avendo attraversato anche epoche tragiche come il secondo conflitto mondiale, parla proprio per essere compreso, con una semplicità e un’apertura di speranza impressionanti. La filosofia e la teologia in fondo sono l’esperienza normale delle nostre giornate: di fronte alla nascita di un figlio, alla morte di un amico, alla estenuante quotidianità o al contraccolpo, di fronte agli occhi della donna amata, ogni uomo fa filosofia e teologia, si interroga sul proprio Destino, sul proprio significato. È quello che la banalizzazione del quotidiano tenta di farci dimenticare, ma che risulta insopprimibile. Ratzinger ha una lettura chiara, che non parte da dogmatismi, ma proprio dall’esperienza elementare di ciascuno”.

Come Direttore di una collana religiosa, in base a quali parametri sceglie i testi da editare?
“La caratteristica dell’epoca contemporanea è quella della confusione: dentro e fuori la Chiesa, nella cellula familiare come in un orizzonte più ampio, quello sociale, e quello delle relazioni tra culture che oggi inesorabilmente si incontrano, a livello globale. A questa confusione si cerca di rispondere inventandosi una solidità che non si riesce a ritrovare e creando una irenica tensione ad un futuro senza radici, parlando di progresso, ma senza mai definire una meta (mi viene in mente la celeberrima battuta di un film con Totò e De Filippo: “per andare dove dobbiamo andare, per dove dobbiamo andare?”). Da qualche decennio anche nella Chiesa si è affermata la stessa dinamica, cercando un progresso per se stesso, proprio mentre si cercava di cancellare le radici della Tradizione che ci ha generato, avendo come oggetto un uomo perfetto, che non esiste, obliando la stanchezza e il limite del singolo e della comunità. E così gli uomini entrano in chiesa e non trovano Dio, ma un bel discorso sociologico, spiritualista o moralista, che non interessa il cuore, né aggiunge nulla alla congerie di informazioni che già ci piovono addosso. La collana “Strumenti per la Riforma” nasce proprio da questa necessità di sviluppare una riflessione sul cuore dell’esperienza cristiana: Cristo che si è fatto uomo per farci incontrare il Padre. Non è venuto a risolvere i problemi, ma il dramma umano. Parafrasando un celebre libro (“Il dramma dell’umanesimo ateo”), credo ci si trovi davanti alla “farsa di un Cristianesimo ateo”. Ma negli ultimi decenni sono sorti autori che impongono una seria riflessione sul fatto liturgico, riflessione che dopo il Concilio non fu affrontata imponendo un cambiamento (che era necessario), ma che si è rivelato ideologico e devastante”.

Quanto è importante leggere nella cultura cattolica?
“Uno degli strumenti per cui si afferma una cultura e si tramanda con speranza è proprio la lettura. Purtroppo oggi la cultura cattolica è nel popolo una chimera: allo studio e all’acribia nella riflessione, si è sostituita la discussione. Certo, è sempre più evidente una domanda di ‘sacro’ nelle librerie. In fondo è una domanda di verità su se stessi, che a volte però ottiene solo risposte volgari”.

Editate testi religiosi non legati al Cristianesimo?
“L’editrice ha evidentemente una consuetudine cattolica, ma questo non vuol dire necessariamente sacra o religiosa, ma propriamente universale: ci interessa l’uomo. Crediamo che la modalità più intelligente e appassionata per questo sguardo sia proprio quello della Chiesa cattolica. Ma parliamo a questo uomo e in questa società, per esempio, ha avuto un ottimo successo un piccolo testo sul dr. House, vero fenomeno delle fiction di questi anni”.
fonte:rinascimento sacro

“Cuore semplice e riservato”. Don Alessandro Galeotti parla di Ratzinger e dei Suoi scritti.

Intevista a don Alessandro Galeotti, il collaboratore di Rinascimento Sacro che sta curando per Cantagalli la collana benedettiana "Strumenti per la Riforma".



di Elisa Manieri

L'Editore Cantagalli ha pubblicato recentemente una raccolta di scritti del Cardinal Joseph Ratzinger sulla liturgia dal titolo “Davanti al Protagonista”. Per tracciare le fila del percorso spirituale che ha portato Sua Santità Benedetto XVI a regalare al lettore, ancora una volta, una visione dell’assoluta bellezza di Cristo, abbiamo intervistato Don Alessandro Galeotti, Direttore della collana Strumenti per la Riforma. Don Alessandro sottolinea il significato della riflessione liturgica dell’Autore, che in questo libro “sonda la profondità della domanda umana e la tenera maternità della Chiesa” non sfuggendo alle critiche ma affrontandole “con un coraggio che i più troveranno impensabile, tanto è vero che il primo testo della raccolta definisce la Chiesa come una Compagnia che ha necessità di riforma, sempre e in profondità”.

Di cosa parla Sua Santità Benedetto XVI, nel nuovo volume pubblicato dalle Edizioni Cantagalli?
“Il volume “Davanti al Protagonista” raccoglie scritti ed interventi del cardinal Joseph Ratzinger sulla Chiesa e sulla liturgia. È un percorso che, come sempre fa il papa, non parte da luoghi comuni e non si afferma grazie al consenso, ma entra, con la profonda semplicità tipica dell’Autore, nella natura dell’argomento. Ovviamente quando si parla di liturgia, non si può dimenticare che essa ha una duplice fonte: il senso religioso dell’uomo, che attinge all’esperienza elementare di desiderio, e la tradizione potente della Chiesa che viene incontro alla nostra libertà abbracciandola”.

Spesso definite letture complicate, affini alla filosofia e alla teologia, cosa significa secondo lei, leggere i testi scritti dal Papa?

“La realtà in genere smaschera i luoghi comuni. Gli scritti del professor Ratzinger prima, poi del cardinale e infine di Benedetto XVI non sono mai “complicati”: il cuore semplice di un uomo riservato, ma sensibile al bello e al dramma dell’uomo, avendo attraversato anche epoche tragiche come il secondo conflitto mondiale, parla proprio per essere compreso, con una semplicità e un’apertura di speranza impressionanti. La filosofia e la teologia in fondo sono l’esperienza normale delle nostre giornate: di fronte alla nascita di un figlio, alla morte di un amico, alla estenuante quotidianità o al contraccolpo, di fronte agli occhi della donna amata, ogni uomo fa filosofia e teologia, si interroga sul proprio Destino, sul proprio significato. È quello che la banalizzazione del quotidiano tenta di farci dimenticare, ma che risulta insopprimibile. Ratzinger ha una lettura chiara, che non parte da dogmatismi, ma proprio dall’esperienza elementare di ciascuno”.

Come Direttore di una collana religiosa, in base a quali parametri sceglie i testi da editare?
“La caratteristica dell’epoca contemporanea è quella della confusione: dentro e fuori la Chiesa, nella cellula familiare come in un orizzonte più ampio, quello sociale, e quello delle relazioni tra culture che oggi inesorabilmente si incontrano, a livello globale. A questa confusione si cerca di rispondere inventandosi una solidità che non si riesce a ritrovare e creando una irenica tensione ad un futuro senza radici, parlando di progresso, ma senza mai definire una meta (mi viene in mente la celeberrima battuta di un film con Totò e De Filippo: “per andare dove dobbiamo andare, per dove dobbiamo andare?”). Da qualche decennio anche nella Chiesa si è affermata la stessa dinamica, cercando un progresso per se stesso, proprio mentre si cercava di cancellare le radici della Tradizione che ci ha generato, avendo come oggetto un uomo perfetto, che non esiste, obliando la stanchezza e il limite del singolo e della comunità. E così gli uomini entrano in chiesa e non trovano Dio, ma un bel discorso sociologico, spiritualista o moralista, che non interessa il cuore, né aggiunge nulla alla congerie di informazioni che già ci piovono addosso. La collana “Strumenti per la Riforma” nasce proprio da questa necessità di sviluppare una riflessione sul cuore dell’esperienza cristiana: Cristo che si è fatto uomo per farci incontrare il Padre. Non è venuto a risolvere i problemi, ma il dramma umano. Parafrasando un celebre libro (“Il dramma dell’umanesimo ateo”), credo ci si trovi davanti alla “farsa di un Cristianesimo ateo”. Ma negli ultimi decenni sono sorti autori che impongono una seria riflessione sul fatto liturgico, riflessione che dopo il Concilio non fu affrontata imponendo un cambiamento (che era necessario), ma che si è rivelato ideologico e devastante”.

Quanto è importante leggere nella cultura cattolica?
“Uno degli strumenti per cui si afferma una cultura e si tramanda con speranza è proprio la lettura. Purtroppo oggi la cultura cattolica è nel popolo una chimera: allo studio e all’acribia nella riflessione, si è sostituita la discussione. Certo, è sempre più evidente una domanda di ‘sacro’ nelle librerie. In fondo è una domanda di verità su se stessi, che a volte però ottiene solo risposte volgari”.

Editate testi religiosi non legati al Cristianesimo?
“L’editrice ha evidentemente una consuetudine cattolica, ma questo non vuol dire necessariamente sacra o religiosa, ma propriamente universale: ci interessa l’uomo. Crediamo che la modalità più intelligente e appassionata per questo sguardo sia proprio quello della Chiesa cattolica. Ma parliamo a questo uomo e in questa società, per esempio, ha avuto un ottimo successo un piccolo testo sul dr. House, vero fenomeno delle fiction di questi anni”.
fonte:rinascimento sacro

La riforma della riforma è in marcia


Dal National Catholic Register, una notizia che non farà del bene all'atra bile dei riformatori bugninisti i quali, avendo bloccato le lancette dell'orologio agli "anni formidabili" della loro turbolenta giovinezza, vivono con orrore l'amara constatazione che il mondo e la Chiesa vanno avanti e non possono restare bloccati al 1970:


La Congregazione per il Culto Divino ha rifiutato di commentare ulteriormente circa le informazioni che il Vaticano sta studiando una 'riforma della riforma' della liturgia, ma una pronunzia ufficiale sulla materia è attesa a breve.

Un funzionario ha riferito al Register questa mattina che "ogni cosa è in corso di studio e sta procedendo", ma ha aggiunto di non poter dire di più finché il card. Antonio Llovera Cañizares, Prefetto della Congregazione, o la Sala Stampa della S. Sede, non emanino una dichiarazione ufficiale.

Alla fine di agosto il vaticanista veterano Andrea Tornielli ha riferito che cardinali e vescovi della Congregazione per il Culto Divino avevano votato quasi unanimemente alla loro plenaria di marzo 'in favore' di 30 proposte volte ad incrementare la riverenza nella liturgia.

Tornielli ha detto che i vescovi hanno riaffermato l'importanza di ricevere la comunione sulla lingua piuttosto che in mano e che il card. Canizares stava studiando la possibilità di 'recuperare' la pratica di celebrare Messa con il prete rivolto ad oriente. Comunque, ci sono voci confliggenti circa il fatto che queste due ultime proposte fossero incluse nelle proposte che Tornielli ha riferito siano state consegnate a Papa Benedetto XVI il 4 aprile.

Il vicedirettore della Sala Stampa vaticana, il Padre passionista Ciro Benedettini, ha sminuito il rapporto di Tornielli, dicendo che non ci sono “proposte istituzionali esistenti circa una modifica dei libri liturgici attualmente in uso”. Comunque, Tornielli ha confermato la sua versione, aggiungendo che non aveva parlato di 'proposte istituzionali', ma aveva riferito invece che un periodo di 'studi era iniziato' su quello che porterà ad una riforma a lungo termine dopo moltissime consultazioni.

L'assenza di chiarezza su questa questione è in parte dovuta all'assenza dei capi dicastero, specialmente il card. Cañizares, che è in vacanza e tornerà a Roma più avanti in questo mese. Anche il nuovo Segretario della Congregazione per il Culto Divino, l'arcivescovo americano Augustine Di Noia, è stato appena nominato e non è preparato al momento a commentare in luogo del cardinale.

“Stiamo aspettando che il cardinale torni alla fine del mese”, ha detto il funzionario della Congregazione. “Ci sarà una pronunzia della Sala Stampa o dello stesso cardinale”.

fonte:messainlatino.it

La riforma della riforma è in marcia

Dal National Catholic Register, una notizia che non farà del bene all'atra bile dei riformatori bugninisti i quali, avendo bloccato le lancette dell'orologio agli "anni formidabili" della loro turbolenta giovinezza, vivono con orrore l'amara constatazione che il mondo e la Chiesa vanno avanti e non possono restare bloccati al 1970:


La Congregazione per il Culto Divino ha rifiutato di commentare ulteriormente circa le informazioni che il Vaticano sta studiando una 'riforma della riforma' della liturgia, ma una pronunzia ufficiale sulla materia è attesa a breve.

Un funzionario ha riferito al Register questa mattina che "ogni cosa è in corso di studio e sta procedendo", ma ha aggiunto di non poter dire di più finché il card. Antonio Llovera Cañizares, Prefetto della Congregazione, o la Sala Stampa della S. Sede, non emanino una dichiarazione ufficiale.

Alla fine di agosto il vaticanista veterano Andrea Tornielli ha riferito che cardinali e vescovi della Congregazione per il Culto Divino avevano votato quasi unanimemente alla loro plenaria di marzo 'in favore' di 30 proposte volte ad incrementare la riverenza nella liturgia.

Tornielli ha detto che i vescovi hanno riaffermato l'importanza di ricevere la comunione sulla lingua piuttosto che in mano e che il card. Canizares stava studiando la possibilità di 'recuperare' la pratica di celebrare Messa con il prete rivolto ad oriente. Comunque, ci sono voci confliggenti circa il fatto che queste due ultime proposte fossero incluse nelle proposte che Tornielli ha riferito siano state consegnate a Papa Benedetto XVI il 4 aprile.

Il vicedirettore della Sala Stampa vaticana, il Padre passionista Ciro Benedettini, ha sminuito il rapporto di Tornielli, dicendo che non ci sono “proposte istituzionali esistenti circa una modifica dei libri liturgici attualmente in uso”. Comunque, Tornielli ha confermato la sua versione, aggiungendo che non aveva parlato di 'proposte istituzionali', ma aveva riferito invece che un periodo di 'studi era iniziato' su quello che porterà ad una riforma a lungo termine dopo moltissime consultazioni.

L'assenza di chiarezza su questa questione è in parte dovuta all'assenza dei capi dicastero, specialmente il card. Cañizares, che è in vacanza e tornerà a Roma più avanti in questo mese. Anche il nuovo Segretario della Congregazione per il Culto Divino, l'arcivescovo americano Augustine Di Noia, è stato appena nominato e non è preparato al momento a commentare in luogo del cardinale.

“Stiamo aspettando che il cardinale torni alla fine del mese”, ha detto il funzionario della Congregazione. “Ci sarà una pronunzia della Sala Stampa o dello stesso cardinale”.

fonte:messainlatino.it

sexta-feira, 11 de setembro de 2009

Messa tridentina, il richiamo del Culto Divino e della Disciplina dei Sacramenti





“Sacerdoti, Vescovi e Cardinali obbediscano al Papa

di Bruno Volpe

CITTA’ DEL VATICANO – Il clero ad ogni livello obbedisca al Papa: e' la parte centrale del messaggio di Monsignor Albert Malcolm Ranjith Patabendige, ex-segretario per la Congregazione del Culto Divino e la Disciplina dei Sacramenti intervistato in esclusiva da ‘Petrus’.

Eccellenza, che accoglienza ha avuto il Motu Proprio di Benedetto XVI che ha liberalizzato la Santa Messa secondo il rito tridentino? Qualcuno, in seno stesso alla Chiesa, ha un po’ storto il naso…

"Vi sono state reazioni positive e, inutile negarlo, critiche e prese di posizione contrarie, anche da parte di teologi, liturgisti, sacerdoti, Vescovi e persino Cardinali. Francamente, non comprendo queste forme di allontanamento e, perche' no?, di ribellione al Papa. Invito tutti, soprattutto i Pastori, ad obbedire al Papa, che e' il successore di Pietro. I Vescovi, in particolare, hanno giurato fedelta' al Pontefice: siano coerenti e fedeli al loro impegno".

A Suo, avviso, a cosa si devono queste manifestazioni contrarie al Motu Proprio?

"Lei sa che ci sono stati, da parte di alcune Diocesi, anche documenti interpretativi che mirano inspiegabilmente a limitare il Motu Proprio del Papa. Dietro queste azioni si nascondono da una parte pregiudizi di tipo ideologico e dall’altra l'orgoglio, uno dei peccati piu' gravi. Ripeto: invito tutti ad obbedire al Papa. Se il Santo Padre ha ritenuto di dover emettere il Motu Proprio, ha avuto le sue ragioni che io condivido in pieno".

La liberalizzazione del rito tridentino decisa da Benedetto XVI è parsa come il giusto rimedio ai tanti abusi liturgici registrati tristemente dopo il Concilio Vaticano II con il ‘Novus Ordo’…

"Guardi, io non voglio criticare il ‘Novus Ordo’. Pero' mi viene da ridere quando sento dire, anche da amici, che in una parrocchia un sacerdote e' Santo per l’omelia o per come parla. La Santa Messa e' sacrificio, dono, mistero, indipendentemente dal sacerdote che la celebra. E' importante, anzi fondamentale, che il sacerdote si faccia da parte: il protagonista della Messa e' Cristo. Non comprendo, quindi, le celebrazioni Eucaristiche trasformate in spettacolo con balli, canti o applausi, come purtroppo spesso accade con il Novus Ordo"

Monsignor Patabendige, la Sua Congregazione ha più volte denunciato questi abusi liturgici…

"Vero. Esistono tanti documenti, che pero' spiacevolmente sono rimasti lettera morta, finiti negli scaffali polverosi o, peggio ancora, nel cestino dei rifiuti".

Un altro punto: molte volte si assiste ad omelie lunghissime...

"Anche questo e' un abuso. Sono contrario a balli e agli applausi nel corso delle Messe, che non sono un circo ne' uno stadio. In quanto alle omelie, esse devono riguardare, come ha sottolineato il Papa, esclusivamente l'aspetto catechetico evitando sociologismi e chiacchiere inutili. Ad esempio, spesso i sacerdoti la buttano sul politico perche' non hanno preparato bene l’omelia, che invece deve essere scrupolosamente studiata. Un’omelia eccessivamente lunga e' sinonimo di scarsa preparazione: il tempo giusto di una predica deve essere di 10 minuti, al massimo 15. Ci si deve rendere conto che Il momento culminante della celebrazione e' il mistero Eucaristico, senza con ciò voler sminuire la liturgia della Parola ma chiarire come va applicata una corretta liturgia".

Tornando al Motu Proprio, qualcuno critica l’impiego del latino durante la Messa

"Il rito tridentino fa parte della tradizione della Chiesa. Il Papa ha doverosamente spiegato le ragioni del suo provvedimento, un atto di liberta' e di giustizia verso i tradizionalisti. In quanto al latino, vorrei sottolineare che non e' mai stato abolito, ed in piu' garantisce l’universalita' della Chiesa. Ma lo ripeto: invito sacerdoti, Vescovi e Cardinali all’obbedienza, lasciando da parte ogni tipo di orgoglio o pregiudizio".

Ad Orientem up North: "They now prefer it"


Good news from a priest-friend, Fr. Mitchell Beachey, on the issue of ad orientem. I have spoken of him and his liturgical endeavours here before on a few occasions. He has been busy working at restoring the liturgical orientation of his churches through, not only the Benedictine arrangement of the altar, but also through the use of ad orientem liturgicum -- amongst his other liturgical pursuits, including the usus antiquior.

Just this evening he gave me an update on one of his parishes where he began celebrating ad orientem at the beginning of Advent. His intention was to do this solely for Advent and Christmas and then return to the Benedictine arrangement, but what should transpire but this:

I have been celebrating ad orientem since Advent. I was going to stop after Christmas, but they now prefer it [ad orientem].

And so, this parish church will now just continue on, from henceforth, with the celebration of the Mass ad orientem. Needless to say, this is a marvellous and gratifying thing.


(Fr. Beachey celebrating the modern liturgy ad orientem liturgicum)


There is something very pertinent in this account.

Evidently there must always be some preparation and catechesis and there must also be prudence employed when dealing in these matters -- and indeed, situations can vary from place to place, and this must be earnestly taken into account -- but perhaps this report is a reminder of what these things, in combination with a little bit of pioneering spirit, can accomplish. It is perhaps also a reminder that the faithful themselves should not be underestimated in their ability to receive that catechesis and come to appreciate our venerable liturgical tradition.

Speaking of pioneering spirit, some of you may also recall a story I told you of, of another priest-friend, Fr. Paul Nicholson, who celebrated his first Mass in the usus antiquior on Christmas morning:



NLM readers will be happy to know that, as of today, Fr. Nicholson has now begun offering Mass in the usus antiquior on a weekly Sunday basis.

[As always, priests who are instituting ad orientem, the Benedictine arrangement, other elements of the reform of the reform, or the usus antiquior, are invited to send in your news and photos to the NLM. Do know that your stories help to encourage your brother priests -- and future priests -- to go and do likewise, and you also help give the faithful a sense of consolation.]
fonte:new liturgical movement

Maranathá Italia dirige una carta al Papa Benedicto XVI en la que denuncia la actuación de algunos obispos y sacerdotes tras el Motu Proprio Summorum

El blog, SECTOR CATOLICO, informa que Maranathá, (www.maranatha.it) un conocido site católico en italiano, con más de 10.000 vistas diarias, ha hecho llegar una carta al Papa Benedicto XVI en la que sus responsables, los hermanos Paolo y Giovanni Gandolfo Lambruschini, denuncian la situación creada tras la promulgación del Motu Proprio Summorum Pontificum, cuya aplicación está siendo deliberadamente obstaculizada por muchos obispos y sacerdotes, dentro y fuera de su país. De hecho la situación no difiere en absoluto con lo ocurrido en España (UVC: y en otros lugares), donde los fieles que desean participar en la liturgia gregoriana son apartados de sus comunidades parroquiales para ser redireccionados, en el mejor de los casos, a otros templos o capillas dando lugar así a una especie de “guetos” tradicionalistas que en nada benefician al conjunto de la Iglesia.


Lettera aperta di
Maranatha.it a

S.S. BENEDETTO XVI

con filiale devozione

Versión en español, traducido por Mons. Dr. Gustavo Enrique Podestá
www.catecismo.com.ar


Beatísimo Padre.

Escribimos humildemente a Su Santidad con el deseo de hacerle conocer lo que estamos viviendo en lo hondo de nuestro corazón.

Antes que nada sentimos la necesidad de expresarle nuestro agradecimiento por las enseñanzas que Su Santidad ha prodigado en las Audiencias, Homilías, Cartas y Encíclicas que desde hace años acompañan nuestro crecimiento espiritual. Esto nos ha asegurado ‑y creemos que a toda la Iglesia‑ un enorme provecho, especialmente en estos tiempos de profunda crisis.

Las enseñanzas de S. S. representan verdaderamente una liberación del horror espiritual de los tiempos modernos, un refugio firme y un alimento seguro para el alma, después de haber sido adoctrinados con tanta engañosa sabiduría y tantas interpretaciones personales erigidas en falsos dogmas.

Gracias a Su Santidad está comenzando a encontrar remedio el malestar espiritual que venía anidándose, desde hace años, en la Iglesia. Malestar que hemos percibido con gran dolor. Malestar debido a la confusión entre lo verdadero y lo falso, lo justo y lo erróneo, cada vez más difíciles de distinguir y percibidos con menos nitidez, aún por los mismos pastores.

Desgraciadamente, empero, queremos comunicar a Su Santidad lo que en verdad nos preocupa, algo que hemos experimentado al día siguiente del 7 de Julio del 2007 en la sencillez de una cotidiana vida de parroquia.

En particular, queremos poner en conocimiento de Su Santidad lo que ha sido nuestra vida, como la de tantos otros, después del Motu Proprio ‘Summorum Pontificum’.

Gracias a este documento y a la sensibilidad litúrgica de Su Santidad, (cercana al corazón de quienes, como nosotros, no ve ningún “mal” en la expresión litúrgica de la fe que ha alimentado a tantos santos en tantos siglos de vida de la Iglesia) hemos obtenido, no sin muchos sacrificios, sufrimientos y humillaciones por parte de nuestro Obispo, la celebración de la Santa Misa de siempre en un oratorio externo a nuestra parroquia.

El gozo de descubrir la Santa Misa amada por nuestros padres ‑que la creían eliminada para siempre‑, se ha empañado con la gran desilusión de constatar que esta Santa Liturgia no ha encontrado lugar dentro de nuestra amadísima comunidad parroquial.

En el Art. 5 § 1 de Su Motu Proprio ‘Summorum Pontificum’, Usted, Su Santidad, ha hecho un gran don a toda la Iglesia, reafirmando la importancia y la centralidad de la parroquia y de la comunidad parroquial unida ‘en’ y ‘por medio de’ la liturgia. Algo que desde hace años, en justicia, se exigía que fuera aclarado.

Ha dicho, allí, claramente, que la tradición litúrgica de 20 siglos no ha sido “excomulgada”, sino que siempre ha sido válida, lícita, legítima y santificante. ‘Summorum Pontificum’ fue verdaderamente un gran acto de justicia.

La extraordinaria grandeza de este documento, creemos, reside en el hecho de que por fin la Misa de siempre ha querido ser devuelta a la vida parroquial de todos los días y no se ve más relegada sólo a las ‘manos’ privadas de asociaciones ‑que merecen ciertamente aplauso por haber conservado este tesoro‑.

Porque la verdadera Tradición no reside tan solo en palabras y gestos codificados en la antigüedad y transmitidos por la Iglesia durante siglos.

La tradición es también el vínculo de la propia sangre con el propio suelo. Las raíces que se hunden en la propia comunidad. Es allí donde se experimenta verdaderamente el sentido místico de la tradición. No una ley o un rito, sino una comunidad de espíritus, unidos y vivientes, que ni siquiera la muerte ha tenido el poder de separar.

En la parroquia nuestros antepasados, nuestros padres y nuestros descendientes, todos, están unidos espiritualmente a nosotros, como un solo pueblo, vivo y reunido frente al Sacrificio de Cristo. Éste es el sentido de la así llamada “Iglesia local” que hacemos nuestro.

Pero ¡qué tristeza constatar que se nos ha impuesto una opción trágica: elegir si mantener nuestras raíces, pero humillar nuestra sensibilidad litúrgica o, por el contrario, alimentar esta sensibilidad, pero erradicando nuestro vínculo con la parroquia, obligándonos a transformarnos en fugitivos, exiliados, relegados a una capilla, sin párroco, sin una verdadera y propia cura de almas!

Frecuentemente estas capillas son ‘centros de Misa’ que reúnen personas de todas partes. Todos en fuga de sus respectivas parroquias y que no tienen manera de santificarse, así, del mismo modo que lo harían accediendo a la fuente de la Tradición en el lugar donde tiene más sentido que ella se manifieste.

Esta exclusión de la vida comunitaria y parroquial es una verdadera ‘guetización’ y es la auténtica causa de esta división no querida, sino padecida.

Casi como si la Tradición fuera una enfermedad infecciosa que debiera mantenerse a distancia para evitar el contagio de los católicos aún indemnes. ¡Cuánto querríamos poder participar de la Santa Misa de siempre celebrada por nuestro párroco, en nuestra parroquia, del mismo modo en que escuchamos la Santa Misa en su sacrosanta Forma Ordinaria!

¡Y sin embargo ha sido arrinconada lejos, cual si se tratara de un subproducto de la liturgia católica, de dignidad inferior, y merecedora de ser frecuentada sólo por católicos de inferior dignidad!

Sin hablar de los muchos problemas que han comenzado a precipitarse sobre nosotros desde que pusimos a disposición de los sacerdotes de todo el mundo el ‘Misal Romano’ del Beato Papa Juan XXIII con las explicaciones y comentarios espirituales ligados a los ritos de la Santa Misa. Inconvenientes de toda índole y padecimientos, tanto en la comunidad parroquial como en nuestra Diócesis.

Son incontables los agravios que día a día nos toca sufrir, las burlas antes desconocidas, las hostilidades y reacciones ‑a veces destempladas y de auténtica mala educación‑ por parte de sacerdotes. Sea por estar definitivamente en contra de celebrar la Santa Misa en lo que, según ellos, –y menospreciando el parecer de Su Santidad– es una forma obsoleta y anticuada, o porque en la Diócesis no hay nadie que esté dispuesto en lo más mínimo a enseñarles este ‘ars celebrandi’.

En la práctica, como si nuestro amor por la Sacrosanta Liturgia de siempre (que ha acompañado en todo momento de modo armónico y nunca polémico a la Sacrosanta Liturgia conciliar) y nuestra obediencia a Su Motu Proprio invitándonos a aprovechar los tesoros del culto tradicional, en lugar de ser apreciada por el clero como una manifestación de espíritu cristiano, representara algo vil, sucio, impuro.

¡Nos sentimos, por nuestra fidelidad a Su Santidad y a Cristo, como si fuésemos apestados, mantenidos a prudente distancia y maltratados!

Hay momentos en que los pastores nos hacen sentir fuera de la comunidad parroquial ‑y, aún más, fuera de la Iglesia‑ con sus continuas acusaciones, críticas y agravios. Si no participásemos de la Misa de siempre, estas personas se cuidarían bien de señalarnos con tanta maldad.

El resultado es que ‘ahora’, gracias a estas continuas y sutiles persecuciones, somos nosotros quienes nos sentimos, a pesar nuestro, lejos de la Iglesia. Sentimos con vivo dolor que nuestra Madre Iglesia nos ha echado de casa, dado la espalda, humillado. ¡El vacío que experimentamos es terrible!

Es decir, sufrimos dolor al constatar que muchos sacerdotes y muchos obispos interpretan la Fe Católica (la nuestra) y la Divina Liturgia (la nuestra) que es la expresión final de esa Fe, no en ‘continuidad’ con su bimilenaria Tradición (como Su Santidad ha explicado más de una vez), sino en abierta e incurable ‘ruptura’ con ella, haciendo de esto, incluso, una bandera que ha de mostrarse audazmente al mundo.

Resulta tremendo experimentar todos los días, tangiblemente, que en la mismísima Iglesia es imposible tener la libertad de adherir plenamente a todo cuanto el Magisterio enseña, sin sufrir motetes y sarcasmos.

Esto es sencillamente absurdo. Somos simplemente católicos, hijos de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, obedientes al Vicario de Cristo y a sus leyes, fieles a su enseñanza y deseosos de participar en el mismo Sacrificio de Cristo, que tiene lugar tanto bajo la Forma Ordinaria y moderna como bajo la Extraordinaria y más antigua de la única Misa Católica.

Sentimos que nos han dejado solos, a merced de gente que nos detesta, puesto que, desde que el Motu Proprio fue promulgado, su aplicación ha sido obstaculizada constantemente y en todas partes. En algunos casos, incluso, arbitrariamente impedida con amenazas, prepotencia, injurias, venganzas, sea para con nosotros los laicos, sea, sobre todo, contra aquellos sacerdotes dispuestos a ofrecer esta Misa al pueblo de Dios.

No se han tomado medidas realmente eficaces para que, en nuestra Iglesia Católica, sea permitida la pacífica convivencia de las dos formas del mismo Sacrificio, con el consiguiente enriquecimiento mutuo.

Antes que recibir esta avalancha de insultos y humillaciones de parte de cristianos e, inclusive, de parte de los mismos pastores que deberían precedernos en la obediencia a Su Santidad, preferiríamos, casi, retornar a las catacumbas, donde, sin embargo, los cristianos eran verdaderamente hermanos y los enemigos tenían rasgos fácilmente identificables. Aquella Iglesia humilde y oculta aparecía más unida y fiel que la de hoy, desgarrada en su interior por corrientes, facciones, interpretaciones contrastantes, religiosas o no, independiente y malévolamente fantasiosas.

De los continuos testimonios que el sitio web registra desde hace meses, podemos afirmar que estamos seguros de que esta experiencia que vivimos no es un caso aislado.

Hemos optado por hacer pública nuestra sentida carta, que humildemente hemos decidido presentar a Su Santidad, para reunir también espiritualmente las invocaciones y sufrimientos de muchos otros católicos que se hallan en nuestra misma condición y han sufrido los mismos vejámenes y humillaciones.

Queremos que Su Santidad esté al tanto de esta realidad. Asimismo queremos que los fieles que no conocen la Tradición Litúrgica de la Iglesia, se den cuenta de que, en el estado actual, existen graves problemas para la coexistencia pacífica en el interior de la catolicidad. Y no, ciertamente, por culpa de aquellos que aman la Tradición.

Imploramos a Su Santidad, de todo corazón, tomar las medidas adecuadas que solo Vd. es capaz de implementar, para que el Motu Proprio ‘Summorum Pontificum’ sea aplicado en las parroquias.

Que Su Santidad nos ayude a poder alcanzar esos frutos de santificación en nuestra comunidad parroquial, con naturalidad y sencillez, sin indebidas discriminaciones. Permita a los fieles poder elegir de verdad, sin tener que afrontar consecuencias negativas, humillaciones y costos gravosos.

Estamos seguros de que a esta súplica se unen las de tantos hermanos que, en Italia y en el mundo, experimentan el mismo dolor, pero que muchas veces no tienen voz para poder expresar su malestar. Lo suplicamos a Su Santidad en nombre de la Historia y también en nombre de las futuras generaciones y en nombre de la verdadera unidad de la Iglesia.

Le suplicamos, Santo Padre: ¡no nos deje solos! Rezaremos al Espíritu Santo, mediante la intercesión de la Santísima e Inmaculada Virgen María, para que conserve siempre a Su Santidad en salud, y le de fuerzas y coraje para guiar siempre de modo eficaz a la Iglesia, ayudándonos a celebrar la Liturgia Tradicional en nuestras parroquias.

Primero de Julio de 2009, en la Fiesta de la Preciosísima Sangre de Cristo, con la expresión de nuestra alta estima y respeto, permaneciendo de Su Santidad devotísimos en Cristo


Paolo y Giovanni

Gandolfo Lambruschini


Muchas gracias por la traducción al Mons. Dr. Gustavo Enrique Podestá
fonte:una voce cordoba