EXPERIENCIA DE DIOS EN EL HECHO DE SU OCULTAMIENTO.
1.-VISIÓN RELIGIOSA DEL SUFRIMIENTO HUMANO.
El fenómeno que en las líneas que
sigue vamos describir, tiene que ver con la existencia del mal, y más
particularmente con la del sufrimiento humano, algo que se deja ya
insinuar en el título dado al tema.
Es posible que la
pretensión de mostrar que algo perteneciente al universo del mal y del
dolor, sea un ámbito para experimentar a Dios suene, al menos, a
desconcertante.
La existencia del mal en el
mundo ha sido desde antiguo uno de los motivos más utilizados para la
negación de Dios y un obstáculo que ha debido afrontar la racionalidad
de cualquier religión.
Abordar las implicaciones que la
realidad del mal pueda tener en la existencia de Dios y en la
racionalidad de las religiones, no es el fin de este trabajo, la
referencia que antecede viene dada por el hecho de que la
conciencia religiosa pura, por más paradójico que pudiera parecer, no
sólo no ha encontrado en la existencia del mal un obstáculo para
admitir la existencia de la divinidad y de cualquier forma de
trascendencia, sino que ha visto muchas veces un halo manifestativo de
Dios en cosas que “razonablemente” podrían considerarse como contrarias
a tal existencia.
Algo de esto sugiere la exclamación de Job, quien tras los sufrimientos pasados pudo exclamar: “ Sólo te conocía de oídas, pero ahora te han visto mis ojos”(1) Éste podría ser también el caso del tema que ahora abordamos: un determinado tipo de sufrimiento humano le va a dar pie para hablarnos de una viva experiencia de Dios.
2.- EL FENÓMENO DEL OCULTAMIENTO DE DIOS.
Siguiendo a Juan de Ávila vamos a
describir éste que hemos titulado como el del ocultamiento de Dios, el
título nos orienta ya algo acerca de su naturaleza, otros calificativos
dados por el santo nos dan sintéticamente su núcleo central. Desde estos
calificativos lo podríamos también llamar como el fenómeno del abandono
de Dios, de su rechazo, de la ira divina. Esta pues, sería en pocas
palabras su esencia: una situación en la que la persona tiene
una viva sensación de que Dios la ha abandonado, sintiéndose desamada,
rechazada y como reprobada por Él.
Vamos a seguir su descripción en unos cuantos textos del santo manchego:
“ No tengáis por ira lo que es verdadero amor,
que así como la malquerencia suele alagar,
así el amor reñir y castigar…
No olvidéis que entre el Padre y nosotros es medianero nuestro Señor Jesucristo,
por el cual somos amados y atados con tan fuerte lazo de amor.
Por lo tanto no os escandalicéis por estas cosas que os vienen,
pues que todo viene dispensado por las manos que por vos y en testimonio de amaros se enclavaron en la cruz.”
UNO DE TANTOS CLAVADOS EN LA CRUZ.
Tras esta introducción
en la que se hace sospechar que la persona a quien se dirige se
encuentra en una situación muy dolora, pasa a describir tal situación:
“ Y aunque es cosa que mucho lastima este desmayo del corazón
y disfavor sentido en lo interior de él,
y no atinar el alma cómo está con Dios, y como estará, ni en que para,
mas, con todo esto pocas cosas hay con que uno purgue sus pecados…
como aquella oscuridad tenebrosa y aflicción interior que hace sudar al corazón
gotas de sangre” (2)
Y continúa después describiendo la situación como bien conocida por él:
“No me espanto de vuestra flaqueza, porque probado cuan trabajosa cosa es esconderse Dios al alma que le busca,
no sé que fatiga se pueda igualar con la que trae sus ausencia al alma deseosa,
dejada en oscuras tinieblas, que ni sabe por donde camine,
ni tiene ganas de estarse queda.
si quiere buscarle, no le halla,
si quiere quejarse, no descansa,
si contentarse, no puede,
si llama, no le responden…”(3)
RECHAZO.
En el texto va apareciendo ése que dijimos ser el núcleo central de la vivencia humana:” el esconderse Dios al alma que le busca”, experiencia de la ausencia y rechazo de Dios; sentimiento “de su ausencia y disfavor”
que ha dicho, todo lo demás son efectos derivados de este núcleo:
desconcierto vital, disgusto de todo y por todo, sufrimiento intenso,
ansia de un Dios que se vivencia airado:
De un modo dramático describe los efectos de esta ira divina:
“ Cuando Dios esconde su cara,
y no enseña favor al alma sino disfavor
entonces es duro el padecer y sabe a tormentos de infierno” (4)
Es, afirma en una frase lapidaria “el puro padecer”.
El sufrimiento se agrava por la
impresión de que se trata de una situación irreversible, que ha durar
para siempre, para la que no hay remedio, ni consuelo, ni recurso de
ningún tipo, ni bienes materiales, ni valores espirituales en los que
ampararse o resarcirse:
“ En trabajos os veréis muchas veces, que, si con sentido humano los miráis,
os padecerán ser señales de infierno y principio de él.
Porque mientras la confianza está fuerte, no hay cosa que mucho lastime;
mas cuando Dios esconde su cara… no sentiréis, entonces esperanza de escapar…
mas contentaos con no desesperar, y seaos aquel desconsuelo
penitencia por vuestros pecados
con los cuales algún día os consolasteis. ( 5)
SIN ESPERANZA
Es probablemente por haber
vivido la situación como propia, por lo que puede hablar del sentido
positivo que tiene para el manchego ese padecer:
“ Conviéneos, pues, dar buena cuenta de este peligroso paso
donde Dios ha querido poneros, y adorando sus juicios
y confortada con la confianza en su bondad,
abajar vuestra cabeza y sin más escudriñar,
abrir la boca de vuestro corazón y tragar esa píldora de oscuridad
y el sentimiento de la ausencia y disfavor de Dios,
con obediencia del mismo Dios”( 6)
El símil empleado poco después tiene especial vivacidad:
“ Coceos en el fuego de la tribulación para que seáis fuerte como ladrillo
y seáis conveniente para sufrir las tentaciones y trabajos,
no blanda como adobe de barro que se deshace en el agua
y no es fuerte para edificio.
Por este fuego os conviene pasar si queréis gozar del descanso.(7)
La descripción de Juan de Ávila se
encuentra corroborada por otros autores espirituales. Véase la
similitud que tiene con la que hace Juan de la Cruz hablando de las purgaciones pasivas del espíritu:
EN UNA NOCHE OSCURA.
“ Lo que esta doliente alma aquí más siente
es parecerle claro que Dios la ha desechado
y aborreciéndola la ha arrojado en las tinieblas…
sombra de muerte y gemidos de muerte y dolores de infierno
siente el alma muy a lo vivo, que consiste en sentirse sin Dios,
y castigada y arrojada e indigna de él
y que está enojado,
que de todo se siente aquí, y más que le parece que ya es para siempre” (8)
Este, pues, el fenómeno, tal como
aparece en los textos que de él hablan; sólo interesaba describirlo para
ver cómo puede ser experimentado Dios en él. Lo vemos en el siguiente
apartado.
3.-SOLO TE CONOCÍA DE OÍDAS AHORA TE HAN VISTO MIS OJOS.
Pienso que ha quedado
suficientemente dicho que allí hay una experiencia religiosa de la
divinidad, en cuanto fenómeno humano, cuando aparece algo en la
vida de una persona ante lo cual ésta se siente transcendida, situada
en una dimensión existencial absolutamente distinta de aquella en la que
se halla en su vida cotidiana, proporcionándole una sensación de
plenitud y felicidad distinta de las felicidades que le proporciona
cualquier otro suceso. Estas dos cualidades la del
trascendimiento y de plenitud son las que nos permiten afirmar que el
fenómeno vivido es de carácter religioso. Ambas cualidades están en el
fenómeno del ocultamiento del que venimos ocupando.
La cualidad del trascendimiento la
expresa muy claramente Juan de Ávila cuando pone esta situación en la
misma línea de las experiencias gozosas de Dios:
“ Creo…que sabe nuestro Señor consolar a sus almas tan de verdad
que ningún seno se les quede lleno y rebose de gozo
teniendo tal experiencia cuál quien no la tiene no la puede decir ni creer.”
“ Y también creed, sabe desconsolar a los suyos tan de veras,
Que ningún consuelo les puede consolar ni alegrar,
Ni aliviar el gran peso de la tristeza.
Porque así como las consolaciones de Dios, son mayores que se pueden decir,
Así las desconsolaciones de su ausencia
Son increíbles a quien no las pasa” (9)
Tanto en el caso del gozo como en el del sufrimiento la descripción lo ha destacado con vigor.
El lenguaje se ha cargado
de tintes de no saber expresar lo que se siente, algo que desborda el
sentir y sufrir corriente: ese carácter de “ increíbles a quien no las pasa”, padecer que “hace sudar gotas de sangre,” sufrimientos que “ saben a tormentos de infierno;” o esa como escueta definición de que “ es el puro padecer;” o como dice en otra ocasión que “ es un vivir muriendo” o “ mil vueltas le han de dar que le saquen de seso”(10)
Todo concurre a transmitir la idea de que se trata de una experiencia de sufrimiento única y en algún sentido sobrehumana:
“ Sabe Dios desconsolar a los suyos tan de veras, que ningún consuelo les puede consolar”
ha dicho. Es por esta dimensión del sufrimiento por la que la persona
se encuentra ante una realidad que le supera, es una experiencia de Dios
airado. ¡Dios está aquí rechazándome!.
Aunque parezca paradójico también
esa cualidad de plenitud aparece, aunque de un modo negativo. Si la
vivencia de plenitud se mostraba de forma que nada en la estructura
humana se quedase sin llenar, la ausencia de Dios se muestra como la
fractura y desintegración de la persona.
Juan de Ávila lo expresa utilizando metáforas muy significativas, como la del vidrio arrojado en alto” que si el vidrio pudiera hablar, temblaría de caer hecho pedazos”, o la del “ ser trillada”, desintegrada que emplea en otra ocasión.
Lo que es claro es que Juan de Ávila tiene conciencia de que en ese sufrimiento,
Dios está presente, Él y nadie más que Él
y puede causar este dolor; por ello lo califica de experiencia viva de
Él y recurre a la historia de Job y a las tribulaciones por las que pasó
que le hicdieron exclamar:
“ Sólo te conocía de oídas, pero ahora te han visto mis ojos” (11)
4.-EL MODO DEL ENCUENTRO CON DIOS.
¿ De qué modo y cuál es la clase de este encuentro?
En principio parece que bastaría
con entender que se trata de una experiencia de Dios mediata: El Dios
trascendente está siendo captado en los sufrimientos que su rechazo
produce, de un modo simultáneo al sufrimiento.
Unas palabras del santo, sin
embargo, insinúan una experiencia parecida al fenómeno de la
contemplación, en la que Dios es captado sin intermediarios, mas no como
fuego de amor que enardece, sino como fuego y luz que consume y
entenebrece, dice el santo que lo que hace sufrir no es tanto:
“ lo que sentimos en nosotros…que no es dulzura, sino amargura…
sino lo que sentimos de Él” (12)
como si estuviera siendo directamente
siendo captado en ese aspecto terrible de un Dios que está repeliendo y
rechazando a la persona.
La experiencia del encuentro gozoso
y plenificante de Dios y ésta de su ocultamiento forman parte de un
mismo proceso, si es que se puede decir así. Desde luego sólo las
personas que han descubierto y se han encontrado con un Dios
plenificante pueden sufrir de este modo su ausencia:
“ Quien a Dios no ha gustado, no sabe qué cosa es tener hambre
ni tampoco hartura”.(13)
por ello se podrían decir que sólo desde el punto de vista de la descripción es permisible separar las dos experiencias.
Es por lo que el maestro Ávila ,
que como se ha visto se toma tan en serio el problema de los
sufrimientos humanos, éste del que venimos hablando lo relativice:
“Oh padre, dice a un predicador amigo,
y si no fuese porque veía a vuestra reverencia penado,
y cuán de buena gana, oyéndole quejar y temblar, me reía yo,
como quien oye a ún niño llorar y temblar
porque le han asombrado con un león de paja
o con una máscara de hamarrache” (14)
Es claro que está hablando como quien conoce cual es el fin y final de esta historia:
“ Demostróle su amigo la luz, y luego encerróla en su mano,
mas él la tornará a abrir y volverá a enseñar con tan gran alegría,
que las piedras secas y duras se le harán dulces.” (15)
Este es el
fenómeno completo tal como lo vive el que lo experimenta, una vivencia
directa de Dios que abraza al hombre y lo desborda de planificación y
otras, con el mismo abrazo lo desmenuza, por eso Juan de Ávila llama a
este no el fenómeno no el del rechazo y reprobación divina, sino como el
de su ocultamiento:
ESCONDIOSE LA MADRE TRAS LA CORTINA DE SARGA,
“ Escondióse la madre tras la sarga ( 16)
y está oyendo llorar al niño, que no se halla sin ella;
mas ella saldrá, que no lo sufrirá el corazón y tomará el niño en los brazos,
y darle ha leche y estará él contento
que olvide los trabajos pasados como si no hubieran pasado” (17)
Y termina Juan de Ávila dando una interpretación del fenómeno cuando dice:
“ La penetración en el misterio de Dios,
se da a cambio de no vivir de gana en este mundo…
a vosotros , los atribulados por mí
hechos escoria de este mundo,
si algo de ello me dio, que si me dio
a trueque de esto me lo dio”(18)
Tales palabras son parte de una
interpretación que de acuerdo con el fin de nuestro trabajo, no entran
en nuestro objetivo.
NOTAS: (1) Job.
42,25;(2) Carta 20. II; (3) Carta 20.I (4) Ibidem; (5) Ibidem;(6)
Ibidem; (7) Ibidem;(8) Noche 800 s.s. O.C.(9) Carta 20;(10) Carta 20;
(11) Job. 42,5;(12)Carta 20; (13) Carta 74; (14) Carta 2.(15)
Ibidem;(16) La sarga es una tela áspera que se utilizaba como
cortina.(17) Carta 2; (18) Carta,2.