
Que sus
trabajos, que sus
familias, que sus quehaceres, vayan
dirigidos a la mayor Gloria de Dios. Glorifiquen a Dios siempre. En sus problemas y en sus
tribulaciones, alaben y agradezcan. En sus sufrimientos y enfermedades, alaben y agradezcan. En
sus tribulaciones y penas, alaben y agradezcan. Ofrezcan a Dios todo lo que
son, todo lo que viven. Regálenselo a Jesús como a una ofrenda de amor.
Ninguna de sus obras quedará sin ninguna Gracia por parte de la Divina
Misericordia si ustedes la consagran a Jesús.

Hijos Míos, ovejitas del rebaño, no se
dispersen porque los lobos son muchos y herirán al rebaño y al pastor si no
están unidos al Buen y Divino Pastor Jesucristo. Escuchen Nuestra palabra. Reciban la Gracia del Espíritu
Santo. El Señor les ama y les bendice. En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.