quinta-feira, 25 de novembro de 2010

Carta introductoria a Pablo VI de Alfredo Cardenal Ottaviani y Antonio Cardenal Bacci : Tantas novedades aparecen el Novus Ordo Missae, y en cambio, tantas cosas de siempre se encuentran relegadas a un sitio menor o a otro sitio -por si acaso encuentran todavía lugar-, que podría resultar forzada y cambiada en certidumbre la duda -que desgraciadamente se insinúa en numerosos ambientes- según la cual verdades siempre creídas por el pueblo cristiano podrían cambiar o silenciarse sin que haya infidelidad al depósito sagrado de la Doctrina al que la fe católica está ligada para la eternidad.


Cardenal Alfredo Ottavianni

Carta introductoria
"Beatísimo Padre
"Después de haber examinado el Novus Ordo Missae preparado por los peritos del Consilium ad
exsequendam Constitutionem de Sacra Liturgia, después de haber largo tiempo reflexionado y orado, sentimos
de nuestro deber, ante Dios y Vuestra Santidad, expresar las consideraciones siguientes:
1) Como lo prueba suficientemente el exámen crítico adjunto, por breve que sea, obra de un grupo
escogido de teólogos, liturgistas y pastores de almas, el Novus Ordo Missae, si se consideran los elementos
nuevos, susceptibles de apreciaciones muy diversas, que aparecen subentendidos o implicados, se aleja de
manera impresionante, en conjunto y en detalle, de la teología católica de la Santa Misa, cual fue formulada en
la XXII Sesión del Concilio de Trento1, el cual, al fijar definitivamente los "cánones" del rito, levantó una
barrera infranqueable contra toda herejía que pudiera menoscabar la integridad del misterio.
2) Las razones pastorales aducidas para justificar tan grave rompimiento, aún si tuviesen el derecho de
subsistir frente a razones doctrinales, no parecen suficientes. Tantas novedades aparecen el Novus Ordo
Missae, y en cambio, tantas cosas de siempre se encuentran relegadas a un sitio menor o a otro sitio -por si
acaso encuentran todavía lugar-, que podría resultar forzada y cambiada en certidumbre la duda -que
desgraciadamente se insinúa en numerosos ambientes- según la cual verdades siempre creídas por el pueblo
cristiano podrían cambiar o silenciarse sin que haya infidelidad al depósito sagrado de la Doctrina al que la fe
católica está ligada para la eternidad.
Las recientes reformas han demostrado suficientemente que nuevos cambios en la liturgia no podrán
hacerse sin llevar a la desorientación más total a los fieles que ya manifiestan que les resultan insoportables y
disminuyen incontestablemente su fe. En la mejor parte del clero, esto se nota por una crisis de conciencia
torturadora de la que tenemos testimonios innumerables y cotidianos.
3) Estamos seguros de que estas consideraciones directamente inspiradas por lo que escuchamos por la
voz vibrante de los pastores y de la grey, no podrán menos de encontrar eco en el corazón paternal de Vuestra
Santidad, siempre tan profundamente preocupado por las necesidades espirituales de los hijos de la Iglesia.
Siempre los súbditos, para bien de quienes se promulga una ley, tienen derecho y más que derecho, deber, si la
ley se revela al contrario nociva, de pedir al legislador, con filial confianza, su abrogación.
"Por todo esto, suplicamos instantemente a Vuestra Santidad no querer que nos sea quitada -en un
momento en que la pureza de la fe y la unidad de la Iglesia sufren tan crueles laceraciones y peligros cada vez
mayores- la posibilidad de seguir utilizando el íntegro y fecundo MISSALE ROMANUM de San Pío V, tan
altamente alabado por Vuestra Santidad y tan profundamente venerado y amado por el mundo católico entero."
Alfredo Cardenal Ottaviani
Antonio Cardenal Bacci
Roma, Fiesta de Corpus Christi, 1969.
1 Año 1545
Alfredo Cardenal Ottaviani
Antonio Cardenal Bacci