- E senti o espírito inundado por um mistério de luz que é Deus e N´Ele vi e ouvi -A ponta da lança como chama que se desprende, toca o eixo da terra, – Ela estremece: montanhas, cidades, vilas e aldeias com os seus moradores são sepultados. - O mar, os rios e as nuvens saem dos seus limites, transbordam, inundam e arrastam consigo num redemoinho, moradias e gente em número que não se pode contar , é a purificação do mundo pelo pecado em que se mergulha. - O ódio, a ambição provocam a guerra destruidora! - Depois senti no palpitar acelerado do coração e no meu espírito o eco duma voz suave que dizia: – No tempo, uma só Fé, um só Batismo, uma só Igreja, Santa, Católica, Apostólica: - Na eternidade, o Céu! (escreve a irmã Lúcia a 3 de janeiro de 1944, em "O Meu Caminho," I, p. 158 – 160 – Carmelo de Coimbra)
terça-feira, 14 de abril de 2009
Os Jesuítas continuam a diminuir
Los datos que nos da el Anuario Pontificio de este año 2009 son especialmente tristes para la Compañía de Jesús. No se detiene la sangría constante de jesuitas sino que se incrementa.
Ya han descendido del listón de los 19.000 en el que se habían mantenido en 2005 (19.850), 2006 (19.573) y 2007 (19.216). En 2008 eran ya solamente 18.711. Casi exactamente la mitad de los que llegaron a ser en 1966 (36.038).
Muchísimos son ancianos y desaparecen. Mientras que las nuevas vocaciones no consiguen compensar el número de los que se van. Y así año tras año. Se puede dar por seguro que en 2010 serán menos de 17.000. Y dada la pirámide de edad ese número, salvo milagro de Dios, va a descender notablemente en los próximos años. Un estudio de hace algún tiempo preveía que se estabilizarían en torno a los 14.000. Hoy me parece una cifra optimista.
Sigue siendo la Compañía de Jesús la Orden más numerosa de la Iglesia y, por tanto, la que más actividades puede desarrollar. Si a la cantidad uníamos la calidad de sus miembros teníamos en ella verdaderamente al buque insignia del clero regular. El calificativo de ínclita Compañía como tantas veces se la designaba no era ninguna exageración. Fueron el paradigma de la vida religiosa. Yo, que me formé con ellos y a quienes tanto debo, no puedo sino contemplar con inmensa tristeza su estado actual. Que supone una tremenda pérdida para la Iglesia.
Y lo peor es que no se ve remedio. Kolvenbach fue incapaz de detener el fracaso de Arrupe y no parece que Nicolás mejore a Kolvenbach. El barco sigue haciendo agua. Seguramente menos que en los años sesenta y setenta del pasado siglo pero las vías siguen siendo muy graves. No sé cual es la edad media de los jesuitas pero debe superar los sesenta años. Con lo que en el próximo decenio van a desaparecer bastantes miles. Ya sé que son numerosas las vocaciones en India, Vietnam y algún sitio más pero no bastan para detener la hemorragia. En los próximos años se van a seguir cerrando casas y los únicos sitios que rebosarán jesuitas en el primer mundo van a ser los asilos de ancianos.
La contestación eclesial, la secularización de la vida, han dado un pésimo resultado. Que continúa. De algunos se diría que parecen empeñados en suicidarse. Invito a mis lectores a que hoy eleven una oración por la Compañía de Jesús. Fue un lujo de la Iglesia. Debería seguir siéndolo.
Fonte: La cigueña de la torre