La
Victoriosa Reina del mundo
Revelación a SOR MARÍA NATALIA
MAGDOLNA
III
MENSAJES A LOS SACERDOTES
“Sacrifíquense y recen por las
almas”
Una noche, Jesús me dijo lo siguiente, dirigiéndose
a los sacerdotes: “Vine al mundo por el bien de las almas. Es su vocación y su
deber salvarlas. Si ustedes permanecen en Mí y en mi amor, saldrán
victoriosos”.
Luego se volteó hacia mí y me dijo: “Esposa mía, que
padeces Conmigo, esta noche unos sacerdotes me van a ofender gravemente. Por los
méritos de tu sacrificio libraré a algunos de ellos de sus pecados, pero ¿quién
hará sacrificios por los otros? Moriría por ellos de nuevo, cada vez que ellos
infieren sus heridas mortales a mi Corazón”.
Yo sufrí junto con Jesús por esas almas. Aceptaría
todos los sufrimientos del mundo si pudiera evitar un pecado grave que ofendiera
a mi Jesús. Le dije:
–Mi querido Jesús, estoy dispuesta a hacer cualquier
sacrificio.
Él contestó:
–Flagélate hoy; así puedo librar a mis extraviados
sacerdotes del pecado y acogerlos de nuevo en mi Corazón.
En ese tiempo mis superioras me dispensaron de la
oración comunitaria a causa de las gracias extraordinarias que ellas veían tan
claramente en mí, y así pude hacer en secreto lo que Jesús me
pedía.
Jesús se queja de los
sacerdotes
En 1944 el Señor me dijo: “Quiero enviar un mensaje
al Santo Padre para que reafirme la práctica del ayuno del viernes, porque,
debido a esto, muchos sacerdotes me ofenden. Ni los hombres ni las almas a Mí
consagradas están dispensadas de la abnegación. Mi Iglesia debe saber que, al
disminuir el espíritu de renuncia, aumentan los pecados”.
Después de la santa Comunión el Señor me mostró cómo
un sacerdote cae en el pecado por falta de espíritu de mortificación. Vi a un
sacerdote sentado a una rica mesa. El Señor le sugirió que no tomara el postre,
puesto que ya había comido bastante. Él dudó un momento, luego rechazó la
inspiración, con este pensamiento: “¿Abnegación, por qué?” El paso siguiente fue
la pereza, luego vino la relajación, sus pensamientos se hicieron siempre más
mundanos y el pecado entró a través de sus ojos. Entonces entró la muerte en su
alma, y empezaron las dudas acerca de la presencia real en la Eucaristía.
Finalmente dejó el sacerdocio y se volvió ateo. Fue especialmente doloroso para
Jesús que por mucho tiempo ese sacerdote ofreciera indignamente el santo
Sacrificio.
En otra ocasión, para consolarme, Jesús me dijo que
es un gran placer para Él bajar al altar cuando un sacerdote lo llama con clara
conciencia de sus actos. De estos sacerdotes santos me dijo: “Son mi deleite, mi
orgullo, mi consuelo y mi esperanza”.
El amor a la cruz
El Señor me dijo:
–Hay solamente unas cuantas almas sacerdotales que
aman la cruz. Muchos de ellos no quieren ni oír hablar del sufrimiento y la
abnegación. Esto es porque ni siquiera Me piden tener amor por el sufrimiento.
Los sacerdotes deben pedir diario el amor a la cruz para ellos mismos y también
para las almas a ellos encomendadas. Si hicieran esto, se les daría la gracia
del amor al sufrimiento, llegaría a serles agradable y podrían hacer actos
heroicos. Yo aniquilaría en ellos todo lo que pudiera matar el amor y aumentaría
en ellos el amor a la cruz. Les daría el don del amor pobre y humilde.
Recibirían la gracia mística de poder enterarse de los secretos especiales de mi
Corazón. Me gustaría darles a conocer esta gracia especial en este tiempo en que
se aproximan los sufrimientos de mis escogidos.
En una ocasión Jesús me enseñó esta
oración:
Señor mío, dame la gracia de
amar
sufriendo como Tú lo
hiciste.
Dame la gracia de llevar mi
cruz
como Tú lo hiciste.
Señor mío, dame la gracia de poder
siempre
reconocer y cumplir tu
voluntad
y permanecer siempre unido a
Ti,
glorificándote en todo lo que
haga.
María, Madre de Jesús y Madre
mía,
enséñame a amar sufriendo.
Amén.
La
Victoriosa Reina del mundo
Revelación a SOR MARÍA NATALIA
MAGDOLNA
Sor María Natalia de las Hermanas de santa Ma.
Magdalena nació en 1901 cerca de Pozsony, en la actual Eslovaquia. Sus padres
eran artesanos de origen alemán. De joven aprendió el húngaro y el alemán, y más
tarde el francés. Recibió los mensajes en húngaro. Su vida está llena de
acontecimientos históricos y políticos ya que vivió casi todo este siglo. Murió
el 24 de abril de 1992, en olor de santidad.
Desde temprana edad percibió claramente su vocación
religiosa y a los diecisiete años entró al convento de Pozsony. A los treinta y
tres, sus superioras la enviaron a Bélgica de donde volvió al poco tiempo porque
se enfermó y la regresaron a Hungría, su patria, donde vivió en los conventos de
Budapest y Keeskemet.
En Hungría empezó a tener locuciones interiores y
visiones sobre el destino de Hungría y del mundo, aunque ya de niña había tenido
fuertes experiencias místicas. Estos mensajes son un llamado a la reparación de
los pecados, a la enmienda y a la devoción al Corazón Inmaculado de María como
la Victoriosa Reina del Mundo. La mayoría de estos mensajes los escribió entre
los años 1939 y 1943.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Sor Natalia
aconsejó al Papa Pío XII que no fuera a Castelgandolfo, su residencia de verano,
porque sería bombardeada, como de hecho lo fue.
Sor Natalia tuvo que transmitir unos mensajes muy
duros a la jerarquía católica de Hungría: que repartieran sus riquezas a los
pobres, que dejaran sus palacios y que comenzaran a hacer penitencia. Para
muchos este llamado no sólo era una locura sino un absurdo. Sólo unos cuantos
hicieron caso al llamado del “Apostolado de la Enmienda”. Sólo después de la
guerra, cuando el cardenal Mindszenty en 1945 fue elegido Primado de Hungría,
empezó el movimiento de reparación en forma seria. Él quiso la construcción de
una capilla en Budapest y concedió el permiso para la fundación de una nueva
orden de religiosas, cuya única finalidad sería el hacer reparación y penitencia
por los pecados de la nación. Pero desgraciadamente era demasiado tarde y la
capilla no se alcanzó a terminar. Las autoridades comunistas no sólo prohibieron
la fundación de la nueva orden, sino que dispersaron aquellas ya
existentes.
El terror contra el pueblo húngaro fue tres veces
más severo que en los países satélites vecinos. El ejército rojo hizo mártires
por miles, entre ellos el obispo Apor de Gyor, quien trató de defender a su
rebaño, en su mayoría mujeres que buscaban refugio en las iglesias para evitar
ser violadas.
Sin embargo el ejército rojo fue indulgente en
comparación con los traidores comunistas húngaros, especialmente su líder Matías
Rákosi. Esta figura cruel envió a miles de intelectuales al patíbulo y su furia
se dirigió principalmente contra la Iglesia Católica. Confiscó todas sus
escuelas, dispersó las órdenes religiosas y ocupó sus conventos y monasterios.
Todo el mundo se enteró de la trágica suerte del Primado de Hungría, el cardenal
Joseph Mindszenty, quien luchó valientemente contra la tiranía roja. Después de
haber sido encarcelado durante la Segunda Guerra Mundial por los nazis alemanes
por ayudar a los judíos, ahora los rojos lo arrestaron bajo falsas acusaciones y
lo sometieron a las más humillantes torturas. Cuando su voluntad de hierro se
dobló por as drogas que le administraban, lo sometieron a un juicio de burla. Su
rebaño se asustó y se dispersó lentamente al ver vencido al pastor. Sor Natalia
compartió la suerte de sus hermanas religiosas y tuvo que vivir escondida, pero
su vida mística continuó y bajo la guía de su nuevo director espiritual, en 1981
comenzó a escribir de nuevo su diario.
Tenemos en nuestras manos un tesoro místico de
incalculable valor, a la altura de cualquiera de los grandes tesoros de las
místicas cristianas, santa Catalina de Siena, santa Gertrudis, santa Teresa de
Jesús y santa Margarita María de Alacoque. Encontramos mensajes, enseñanzas y
avisos dirigidos a todos y especialmente a los sacerdotes que estamos viviendo
este final de siglo. Necesitamos esta guía en un tiempo en el que los pilares
tradicionales están tambaleándose y hay confusión hasta entre los mismos
consagrados.
Este libro se basa en el diario y otros mensajes que
Sor Natalia ha dado a varias personas. Sor Natalia ofreció su vida por los
sacerdotes cuando entró al convento. El Señor aceptó su ofrenda: ella ha
soportado sufrimientos increíbles, tanto en su cuerpo como en su alma, pues
Jesús ha compartido con ella su cruz, el dolor que Él siente por los sacerdotes
tibios y también su gozo por los buenos y leales. Ella se identificó
completamente con Jesús. Jesús se regocijó y sufrió en ella como él mismo dijo:
“Por mis amados hijos sacerdotes”.
Stephen
Foglein
INFORME OFICIAL DE UN PROFESOR DE
TEOLOGÍA
(21 de enero de 1943)
El informe fue hecho por el padre Jeno Krasznay,
STD, un renombrado teólogo europeo de esa época. El profesor Krasznay nació en
1909 en Esztergom, Hungría. Fue ordenado en 1932. Primero sirvió en la Diócesis
de Veszprem. Entre 1936 y 1943 trabajó como maestro de religión en una escuela
secundaria. Luego fue nombrado auxiliar del obispo Istvan Hasz. Junto a este
obispo emigró a Suiza en 1945. Allí se dedicó a atender a los refugiados
húngaros.
El padre Krasznay le dio dirección espiritual a Sor
Natalia en 1939 y de nuevo en 1943. Después de un cuidadoso estudio, expuso un
informe oficial a sus superiores. Citamos a continuación partes de dicho
informe:
“Conocí a Sor Natalia durante un retiro que di en el
convento de las Hermanas del Buen Pastor de santa Ma. Magdalena en Keeskemet.
Con dudas y miedo de sí misma me habló de sus experiencias místicas, las que
recibía con frecuencia durante sus oraciones y los sufrimientos que seguían a
estas experiencias. Oyendo sus relatos, me pareció claro que ella estaba
recibiendo unas gracias extraordinarias. Desde entonces –con el permiso de mis
superiores- me mantuve en contacto con Sor Natalia por carta y visitándola una o
dos veces al año para darle consejo espiritual.
En vista de sus miedos e inseguridad durante los
últimos dos años me cuestionaba: ¿Son sus experiencias reales o no? ¿Está su
vida realmente permeada por la actividad mística de Dios? ¿Vienen realmente de
Dios las mortificaciones a las cuales se somete a sí misma, por ella y por los
demás?
Para obtener una respuesta a mis preguntas, la he
sometido a pruebas duras de obediencia. Ella siguió mis indicaciones con
obediencia ciega. Bajo orden mía, ella trató de evitar las voces y las visiones.
Usé los siguientes recursos para poder hacer un juicio apropiado sobre su vida
de oración mística:
–Consulté con unos sacerdotes
jesuitas.
–Leí literatura sobre el tema, especialmente la vida
de santa Teresa de Jesús.
–Estudié cuidadosamente sus respuestas a mis
preguntas y contrapreguntas.
–Consulté con sus superioras.
Estudié psicología anormal, especialmente Die
Fulle der Gnaden (La plenitud de la gracia) de Poulain. Por medio de este
cuidadoso estudio, la vida espiritual de Sor Natalia gradualmente se me aclaró.
Observé las siguientes características en ella: era muy sensible y estaba
luchando con dudas que se repetían cada cierto tiempo. Por mucho tiempo no
comprendía este fenómeno, pues para mí era difícil relacionar esto con las
gracias extraordinarias de las cuales ella hablaba. No obstante, descubrí que
este fenómeno viene de la fragilidad humana que a menudo acompaña a las almas en
el camino hacia la unión mística.
Más aún, noté que Sor Natalia ya había avanzado
mucho en este camino. Noté las señales de virtudes heroicas en ella; entre las
más destacadas estaba la voluntad de obedecer y una genuina sinceridad. Después
de mi larga observación y cuidadoso estudio llegué a la conclusión de que las
experiencias místicas que ella sinceramente me describía eran en verdad reales,
que ella verdaderamente recibía esas visiones y mensajes. En el convento ha
tenido que sufrir serias pruebas y aflicciones de parte de algunas de sus
Hermanas. Ha soportado estas pruebas con una fe firme. Muchas de sus hermanas
religiosas me dijeron que ellas no hubieran podido soportar las pruebas por las
que pasó Sor Natalia.
Sor Natalia recibió su primera gran revelación
después de ciertas experiencias introductorias, en noviembre de 1941, de acuerdo
a sus notas escritas antes de agosto de 1942 y entregadas al padre Biro,
jesuita, ya fallecido.
En una forma mística, Sor Natalia recibió
información acerca de decisiones secretas y planes que solamente conocían unos
cuantos hombres en Budapest en esa época.
Por tanto afirmo que ¡estoy totalmente convencido de
que en el caso de Sor Natalia vemos la obra sobrenatural de Nuestro Señor
Jesucristo!”
Índice del
libro