Fernando Prado ha traducido para el blog Mas de Cerca la entrevista realizada al P. Joseph Tobin para el National Catholic Reporter. «Creo que gran parte de la razón del nombramiento se debe a que he tenido la experiencia de escuchar durante años a otros religiosos y religiosas que representan otros carismas o formas de vida religiosa», dice el nuevo secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
(MasdeCerca/InfoCatólica) Fernando Prado, CMF, ha traducido para el blog Mas de Cerca, una interesante entrevista realizada al P. Joseph W. Tobin, CSsR, nuevo Secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, por John Allen, del Nacional Catholic Reporter.
–Además de la información básica sobre su biografía, ¿qué más cree que debería saber la gente acerca de usted?
Creo que es importante el hecho de que siempre he trabajado fuera de mi propia cultura de nacimiento. Desde mi formación inicial, nunca he vivido en un entorno principalmente estadounidense de origen irlandés. Trabajé durante 13 años en el ministerio hispano y después me trasladé a Roma, donde pude vivir en un ambiente multicultural, enriquecido por los viajes realizados por todo el mundo. Evidentemente, nunca dejas atrás del todo… lo que has sido, pero estas experiencias me han ayudado a ver la increíble riqueza y la catolicidad de la Iglesia. Eso es una parte importante de lo que soy.
–¿Por qué decidió ser Redentorista?
Vivíamos a una manzana de una parroquia redentorista en el suroeste de Detroit. Ellos visitaban nuestra casa, andaban por las calles y jugaban al balón con nosotros. Siempre querían trabajar con la gente marginada, y eso era algo que yo encontraba muy atractivo. Me ofrecieron un ideal, y por supuesto, las amistades, que siempre juegan un papel importante en todo esto.
–¿Cuándo fue por primera vez a Roma?
Fue en 1991, cuando fui elegido consultor general. A decir verdad, la idea no me hizo mucha ilusión. Yo estaba trabajando en Chicago en aquel momento, en una parroquia hispana, y me gustaba. Entre otras cosas, yo jugaba al hockey por la noche en una pista local, e ir a Roma significaba que tenía que renunciar a todo aquello.
–¿Cuándo tuvo noticia por primera vez de su nombramiento como Secretario de la Congregación para los Religiosos?
Me enteré hace un par de semanas. Había toda clase de rumores, pero sabes tan bien como yo que en Roma, los rumores son el pan de cada día. No quería tener muy en cuenta esos rumores, pues no lo había oído de nadie “oficial”. Yo estaba muy contento con mi año sabático en Oxford.
Hace dos semanas, estando en casa de mi madre en Ontario, sonó el teléfono. La voz al otro lado dijo que era el cardenal Bertone. Mi primera reacción fue pensar que era una broma … Ya sabes, pensé que tal vez fuera un Redentorista con alguna broma. Enseguida me di cuenta de que la cosa iba en serio y que realmente era Bertone. Me dijo que el Santo Padre quería que hiciera esto. Lo primero que me vino a la cabeza fue decirle que le podía dar los nombres de cinco personas mucho más cualificadas que yo para hacer este trabajo. Así lo creo, de veras.
Pero el cardenal Bertone dijo que no, y que esto era lo que el Santo Padre deseaba. Me dijo que podía tomarme una semana o diez días para pensar en ello y contestar, así que hablé con mis superiores, mis amigos religiosos más cercanos y con mi director espiritual. Si te soy honesto, la verdad es que desde el principio me está costando hacerme a la idea y caer en la cuenta de que todo esto está realmente sucediendo.
–¿Conocía de antes a Bertone?
Me encontré con él varias veces mientras él era el número dos de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Por lo general solía encontrarse en compañía del entonces cardenal-prefecto Joseph Ratzinger, actual Papa Benedicto XVI. No solían ser momentos muy felices, porque significaba que algún redentorista estaba bajo “el radar” de la Congregación. Aparte de eso, no he tenido ningún contacto con Bertone al margen de algún breve saludo en los Sínodos de los Obispos, o algo similar.
–¿Por qué cree que le han elegido a usted?
Esa misma pregunta le hice al cardenal Bertone, queriendo saber qué es lo que esperan de mí. Creo que gran parte de la razón del nombramiento se debe a que, además de tener la experiencia propia de una forma de vida consagrada determinada, he tenido la experiencia de escuchar durante años a otros religiosos y religiosas que representan otros carismas o formas de vida religiosa. He tenido mucho contacto con las congregaciones femeninas y con las masculinas.
A su vez, tengo algo de conocimiento sobre cómo han interactuado las congregaciones religiosas masculinas y femeninas con este dicasterio, pues pertenecí a ese órgano que suena tan rimbombante del “Consejo de los Dieciséis” formado por ocho hombres y ocho mujeres superiores y superioras generales que se reúnen periódicamente con la Congregación.
También me pregunto si el hecho de ser norteamericano tiene algo que ver en todo esto. Hay un gran desconocimiento entre los religiosos norteamericanos a cerca de las decisiones de la Santa Sede y, en particular, sobre la visita de las religiosas. Siento que podré aportar algo en este sentido, pues he trabajado toda mi vida con religiosas. Ellas me enseñaron cuando era niño. La familia de mi madre estuvo siempre muy cercana a las hermanas del Corazón Inmaculado de María. Las he dado retiros y las he escuchado mucho durante años. Tal vez pueda ofrecer una fotografía diferente de las religiosas norteamericanas que la que se ha presentado en Roma. Mi impresión personal es extremadamente positiva.
Más allá de eso, me gusta estar con personas variadas y diferentes, hablar con personas que piensan de forma distinta o tienen diferentes mentalidades culturales. Espero que todo ello me servirá en el este cargo.
–A lo largo de los años ha habido algunas tensiones entre el Vaticano y algunas de las órdenes tradicionales y grupos en la vida religiosa, como la Unión de Superiores Generales. Eres un veterano de la USG ¿es este nombramiento un símbolo de reconciliación?
Así lo espero, y quisiera comprenderlo así. Durante décadas, ha habido una especie de brecha misteriosa entre la Unión de Superiores Generales y el Vaticano … “Misteriosa” en el sentido de que nadie sabe explicar qué fue lo que la causó. La Unión de Superiores Generales intentó sin éxito durante años conseguir una audiencia con el Santo Padre Juan Pablo II. Cuando fue elegido Benedicto XVI, se reunió con las dos uniones de superiores y superioras generales. Esto mostró cierta apertura al diálogo.
Podrías pensar que mi nombramiento se mueve en esa misma dirección…pero, en fin, ¡es una explicación tan válida como cualquier otra! He estado muy involucrado en numerosos proyectos de la USG, incluyendo un congreso iInternacional sobre la vida religiosa en 2004 que fue más o menos boicoteado por el Vaticano. Tal vez este nombramiento represente cierto tipo de rehabilitación.
–Usted ha mencionado la visita a las religiosas en los Estados Unidos. Muchas personas se preguntarán si su nombramiento tiene algo que ver en ese proceso. ¿Qué cree usted?
Creo que sí. Tal vez sugiera un cierto conocimiento de lo mal que ha ido discurriendo este tema. Esta semana voy a estar presente en la reunión de la Conferencia de Superiores Mayores en Long Beach, California, y algunas de las representantes de la Conferencia de Superioras Mayores (LCWR) estarán allí. Mi intención es reunirme con ellas para hablar sobre cómo podemos sacar algo de luz de todo esto. Quisiera tener una discusión franca que me ayude a tener claridad para saber qué tipo de propuestas debo llevar a la congregación.
–Otro de los asuntos importantes en el que se ha visto envuelta la Congregación es la visita apostólica a los Legionarios de Cristo, que ha llevado a la designación de un visitador apostólico. ¿Espera jugar usted algún papel en este tema?
El visitador tiene un amplio y completo conjunto de facultades para llevar adelante la situación. Pero me imagino que en algún momento hará recomendaciones a la Congregación. Estoy seguro de que el dicasterio querrá mantenerse informado.
Como ustedes saben, se ha construido un castillo de naipes en los medios de comunicación y en otros lugares, queriendo retratar a Benedicto XVI como alguien indiferente, despreocupado o flojo con le tema de las conductas sexuales de los sacerdotes. A esto hay que responder con honestidad que una de las primeras cosas que hizo como Papa fue, precisamente, abordar el tema de Maciel. Esta intervención fue suficientemente elocuente. Yo he estado en Roma y veía la increíble influencia que tenía Maciel. El hecho de que Benedicto XVI interviniera, y lo hiciera rápidamente, fue una clara señal de que el Papa es serio a la hora de corregir esta situación.
Teológicamente y espiritualmente, creo que los legionarios afrontan enormes retos, dado que toda forma de vida religiosa tiende a subrayar la persona y la inspiración de su fundador.
–¿Conoce algún precedente de este tipo de cuestiones que salen a la luz pública sobre un fundador?
No, no conozco ninguna otra experiencia como esta. Como le digo, teológicamente y afectivamente es un duro golpe, dada la veneración que en las comunidades religiosas se tiene a la figura del fundador. En los Redentoristas, por ejemplo, hablamos a menudo de San Alfonso María de Ligorio como “Nuestro Santo Padre,” y sé que los dominicos hablan de forma similar sobre Santo Domingo. Lo mismo sucede con los Hermanos de las Escuelas Cristianas cuando hablan sobre Jean-Baptiste de La Salle.
Sinceramente no sé qué habrá que hacer al respecto. Sé que hay apoyo a los Legionarios en Roma, así que será interesante ver cómo se desarrolla este tema. Desde luego, no siento ninguna alegría malsana por lo que está pasando… Sé que es terriblemente doloroso.
fonte:incatólica
–Además de la información básica sobre su biografía, ¿qué más cree que debería saber la gente acerca de usted?
Creo que es importante el hecho de que siempre he trabajado fuera de mi propia cultura de nacimiento. Desde mi formación inicial, nunca he vivido en un entorno principalmente estadounidense de origen irlandés. Trabajé durante 13 años en el ministerio hispano y después me trasladé a Roma, donde pude vivir en un ambiente multicultural, enriquecido por los viajes realizados por todo el mundo. Evidentemente, nunca dejas atrás del todo… lo que has sido, pero estas experiencias me han ayudado a ver la increíble riqueza y la catolicidad de la Iglesia. Eso es una parte importante de lo que soy.
–¿Por qué decidió ser Redentorista?
Vivíamos a una manzana de una parroquia redentorista en el suroeste de Detroit. Ellos visitaban nuestra casa, andaban por las calles y jugaban al balón con nosotros. Siempre querían trabajar con la gente marginada, y eso era algo que yo encontraba muy atractivo. Me ofrecieron un ideal, y por supuesto, las amistades, que siempre juegan un papel importante en todo esto.
–¿Cuándo fue por primera vez a Roma?
Fue en 1991, cuando fui elegido consultor general. A decir verdad, la idea no me hizo mucha ilusión. Yo estaba trabajando en Chicago en aquel momento, en una parroquia hispana, y me gustaba. Entre otras cosas, yo jugaba al hockey por la noche en una pista local, e ir a Roma significaba que tenía que renunciar a todo aquello.
–¿Cuándo tuvo noticia por primera vez de su nombramiento como Secretario de la Congregación para los Religiosos?
Me enteré hace un par de semanas. Había toda clase de rumores, pero sabes tan bien como yo que en Roma, los rumores son el pan de cada día. No quería tener muy en cuenta esos rumores, pues no lo había oído de nadie “oficial”. Yo estaba muy contento con mi año sabático en Oxford.
Hace dos semanas, estando en casa de mi madre en Ontario, sonó el teléfono. La voz al otro lado dijo que era el cardenal Bertone. Mi primera reacción fue pensar que era una broma … Ya sabes, pensé que tal vez fuera un Redentorista con alguna broma. Enseguida me di cuenta de que la cosa iba en serio y que realmente era Bertone. Me dijo que el Santo Padre quería que hiciera esto. Lo primero que me vino a la cabeza fue decirle que le podía dar los nombres de cinco personas mucho más cualificadas que yo para hacer este trabajo. Así lo creo, de veras.
Pero el cardenal Bertone dijo que no, y que esto era lo que el Santo Padre deseaba. Me dijo que podía tomarme una semana o diez días para pensar en ello y contestar, así que hablé con mis superiores, mis amigos religiosos más cercanos y con mi director espiritual. Si te soy honesto, la verdad es que desde el principio me está costando hacerme a la idea y caer en la cuenta de que todo esto está realmente sucediendo.
–¿Conocía de antes a Bertone?
Me encontré con él varias veces mientras él era el número dos de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Por lo general solía encontrarse en compañía del entonces cardenal-prefecto Joseph Ratzinger, actual Papa Benedicto XVI. No solían ser momentos muy felices, porque significaba que algún redentorista estaba bajo “el radar” de la Congregación. Aparte de eso, no he tenido ningún contacto con Bertone al margen de algún breve saludo en los Sínodos de los Obispos, o algo similar.
–¿Por qué cree que le han elegido a usted?
Esa misma pregunta le hice al cardenal Bertone, queriendo saber qué es lo que esperan de mí. Creo que gran parte de la razón del nombramiento se debe a que, además de tener la experiencia propia de una forma de vida consagrada determinada, he tenido la experiencia de escuchar durante años a otros religiosos y religiosas que representan otros carismas o formas de vida religiosa. He tenido mucho contacto con las congregaciones femeninas y con las masculinas.
A su vez, tengo algo de conocimiento sobre cómo han interactuado las congregaciones religiosas masculinas y femeninas con este dicasterio, pues pertenecí a ese órgano que suena tan rimbombante del “Consejo de los Dieciséis” formado por ocho hombres y ocho mujeres superiores y superioras generales que se reúnen periódicamente con la Congregación.
También me pregunto si el hecho de ser norteamericano tiene algo que ver en todo esto. Hay un gran desconocimiento entre los religiosos norteamericanos a cerca de las decisiones de la Santa Sede y, en particular, sobre la visita de las religiosas. Siento que podré aportar algo en este sentido, pues he trabajado toda mi vida con religiosas. Ellas me enseñaron cuando era niño. La familia de mi madre estuvo siempre muy cercana a las hermanas del Corazón Inmaculado de María. Las he dado retiros y las he escuchado mucho durante años. Tal vez pueda ofrecer una fotografía diferente de las religiosas norteamericanas que la que se ha presentado en Roma. Mi impresión personal es extremadamente positiva.
Más allá de eso, me gusta estar con personas variadas y diferentes, hablar con personas que piensan de forma distinta o tienen diferentes mentalidades culturales. Espero que todo ello me servirá en el este cargo.
–A lo largo de los años ha habido algunas tensiones entre el Vaticano y algunas de las órdenes tradicionales y grupos en la vida religiosa, como la Unión de Superiores Generales. Eres un veterano de la USG ¿es este nombramiento un símbolo de reconciliación?
Así lo espero, y quisiera comprenderlo así. Durante décadas, ha habido una especie de brecha misteriosa entre la Unión de Superiores Generales y el Vaticano … “Misteriosa” en el sentido de que nadie sabe explicar qué fue lo que la causó. La Unión de Superiores Generales intentó sin éxito durante años conseguir una audiencia con el Santo Padre Juan Pablo II. Cuando fue elegido Benedicto XVI, se reunió con las dos uniones de superiores y superioras generales. Esto mostró cierta apertura al diálogo.
Podrías pensar que mi nombramiento se mueve en esa misma dirección…pero, en fin, ¡es una explicación tan válida como cualquier otra! He estado muy involucrado en numerosos proyectos de la USG, incluyendo un congreso iInternacional sobre la vida religiosa en 2004 que fue más o menos boicoteado por el Vaticano. Tal vez este nombramiento represente cierto tipo de rehabilitación.
–Usted ha mencionado la visita a las religiosas en los Estados Unidos. Muchas personas se preguntarán si su nombramiento tiene algo que ver en ese proceso. ¿Qué cree usted?
Creo que sí. Tal vez sugiera un cierto conocimiento de lo mal que ha ido discurriendo este tema. Esta semana voy a estar presente en la reunión de la Conferencia de Superiores Mayores en Long Beach, California, y algunas de las representantes de la Conferencia de Superioras Mayores (LCWR) estarán allí. Mi intención es reunirme con ellas para hablar sobre cómo podemos sacar algo de luz de todo esto. Quisiera tener una discusión franca que me ayude a tener claridad para saber qué tipo de propuestas debo llevar a la congregación.
–Otro de los asuntos importantes en el que se ha visto envuelta la Congregación es la visita apostólica a los Legionarios de Cristo, que ha llevado a la designación de un visitador apostólico. ¿Espera jugar usted algún papel en este tema?
El visitador tiene un amplio y completo conjunto de facultades para llevar adelante la situación. Pero me imagino que en algún momento hará recomendaciones a la Congregación. Estoy seguro de que el dicasterio querrá mantenerse informado.
Como ustedes saben, se ha construido un castillo de naipes en los medios de comunicación y en otros lugares, queriendo retratar a Benedicto XVI como alguien indiferente, despreocupado o flojo con le tema de las conductas sexuales de los sacerdotes. A esto hay que responder con honestidad que una de las primeras cosas que hizo como Papa fue, precisamente, abordar el tema de Maciel. Esta intervención fue suficientemente elocuente. Yo he estado en Roma y veía la increíble influencia que tenía Maciel. El hecho de que Benedicto XVI interviniera, y lo hiciera rápidamente, fue una clara señal de que el Papa es serio a la hora de corregir esta situación.
Teológicamente y espiritualmente, creo que los legionarios afrontan enormes retos, dado que toda forma de vida religiosa tiende a subrayar la persona y la inspiración de su fundador.
–¿Conoce algún precedente de este tipo de cuestiones que salen a la luz pública sobre un fundador?
No, no conozco ninguna otra experiencia como esta. Como le digo, teológicamente y afectivamente es un duro golpe, dada la veneración que en las comunidades religiosas se tiene a la figura del fundador. En los Redentoristas, por ejemplo, hablamos a menudo de San Alfonso María de Ligorio como “Nuestro Santo Padre,” y sé que los dominicos hablan de forma similar sobre Santo Domingo. Lo mismo sucede con los Hermanos de las Escuelas Cristianas cuando hablan sobre Jean-Baptiste de La Salle.
Sinceramente no sé qué habrá que hacer al respecto. Sé que hay apoyo a los Legionarios en Roma, así que será interesante ver cómo se desarrolla este tema. Desde luego, no siento ninguna alegría malsana por lo que está pasando… Sé que es terriblemente doloroso.
fonte:incatólica