sábado, 16 de outubro de 2010

Papal Privileges - Patriarch of Lisbon



Papal Privileges - Patriarch of Lisbon


I have found a picture of the Mitre-tiara that used to be worn by the Patriarch of Lisbon as a privilege given to him. I have also found a picture of the sedia gestatoria that the same Patriarch was allowed to have and preach from, but he could not use it for procession or things like that - just preach (I'm pretty sure).
*

This Mitre, from far away, is supposed to resemble a (papal) Tiara. That is the purpose of the three lines of jewls on it. Of course, the top will always look like a Mitre, even from far away, because it is a Mitre! However, the tiara (very different from the Papal one) is still part of coat of arms of the Patriarch of Lisbon. Check their website!
Now, this is a picture (very small, though) of the sedia and the flabella used by the Patriarch. The sedia looks smaller than the Papal one and not as wide. The flabella are much smaller, too.
*
In a previous post, I showed a picture of the traditional Mitre-tiara of the Patriarch of Lisbon. (This was one of the liturgical privileges given to them in the past - many of them at the insistent request of King João). The above picture shows a *modern* Mitre-tiara worn by Patriarch Antonio Ribeiro.

Notice the three bands, which are supposed to resemble the 3 rings of a tiara. They could do much better than that!
*  

*
Now, this is a picture of the Fanon worn by the Patriarch of Lisbon in the past - another liturgical privilege granted to them by Popes. I do not think that they wear the Fanon anymore.
 
fonte:http://traditionalcatholicism83.blogspot.com/

El Papa Benedicto XVI presidirá mañana, en plaza San Pedro, la Santa Misa en la cual canonizará a seis beatos: Beato Stanislao Kazimierczyk, Beato André Bessette, Beata María de la Cruz MacKillop, Beata Cándida María de Jesús, Beata Julia Salzano, Beata Bautista Varano

La santidad vivida en diversos contextos: seis nuevos santos

*
canonizaciones_thumb1
*
El Papa Benedicto XVI presidirá mañana, en plaza San Pedro, la Santa Misa en la cual canonizará a seis beatos. El Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Mons. Angelo Amato, ha concedido una entrevista a L’Osservatore Romano para comentar algunos rasgos característicos de los nuevos santos que tendrá la Iglesia. Ofrecemos nuestra traducción en lengua española.
***
¿Qué sugiere la diversa proveniencia social de los seis canonizados del domingo?

La santidad está siempre presente en la Iglesia, en toda parte del mundo. Todavía hoy bautizados santos continúan siendo una buena noticia para la Iglesia y para la sociedad civil, beneficiadas no sólo por su ejemplo sino también por sus empresas caritativas.
*
El primero, en orden temporal, es Stanislao Kazimierczyk. El milagro atribuido a su intercesión, la curación del conde Pedro Komorowski, ocurrió en 1617. ¿Cómo es posible valorar hoy que aquella sanación haya sido realmente milagrosa?

El milagro atribuido a Kazimierczyk es increíble. Está bien testimoniado y cuidadosamente descrito en la documentación médica de aquellos años. Por otro lado, él siempre se dedicó con amor a la asistencia de los enfermos. Los médicos aquel tiempo – subrayó en una entrevista a L’Osservatore Romano del 21 de agosto el presidente de la Comisión médica de nuestra Congregación – no sólo eran muy buenos sino también muy escrupulosos y anotaban todo minuciosamente. Incluso a distancia de siglos, por lo tanto, no habría una opinión diferente respecto a la milagrosa curación instantánea del conde. Quisiera añadir que la fama de santidad Stanislao se ha conservado viva hasta nuestros días en Polonia, sobre todo en Cracovia. Murió en olor de santidad en Kazimierz, en 1489.
*
El cuidado de los enfermos parece haber sido también la preocupación de otro de los seis beatos que serán canonizados.

El beato André Bessette, un religioso laico, muy devoto de san José – en cuyo honor hizo construir un santuario que tuvo en custodia por toda su vida -, animado por una gran caridad y por un profundo espíritu de oración, acostumbraba visitar a los enfermos. Los consolaba y los exhortaba a tener una confiada devoción al santo. Concluido el noviciado y el período de formación, le fue asignada la tarea de portero del colegio de Nuestra Señora de Montreal, donde pasó cuarenta años desarrollando con profunda humildad su servicio. En el tiempo en que estaba libre, el beato visitaba a los enfermos y los consolaba, animándolos a nutrir una afectuosa devoción hacia san José.
*
Por María de la Cruz MacKillop festejan juntos en estos días, en Roma, los australianos y los escoceses.

Era hija de católicos escoceses inmigrantes en Australia. El cuidado de los niños pobres era su vocación. Con este fin fundó una congregación religiosa. Las Hermanas de San José del Sagrado Corazón de Jesús tuvieron enseguida una gran difusión en Australia y en otros lugares todavía hoy están presentes en trescientas cuarenta obras. La figura de educadora santa de MacKillop está muy viva en aquel continente. Frente a las muchas dificultades, sor María nunca perdió el ánimo, conservando su confianza en la Divina Providencia y profundizando su compromiso al servicio de la Iglesia y de la promoción humana y religiosa de su ambiente. De salud enfermiza, en los últimos años se vio obligada a utilizar una silla de ruedas a causa de algunos golpes apopléticos que, aunque debilitaron su cuerpo, no le quitaron la lucidez mental ni debilitaron su fe y caridad.
*
También Cándida María de Jesús, en cierto sentido, ha vivido la experiencia de la emigración y también ella ha fundado un instituto religioso.

Se trata de una española, fundadora de la Congregación de las Hijas de Jesús para la educación de la infancia y de la juventud necesitada. Desde el día de la su primera Comunión, advirtió con fuerza el deseo de pertenecer totalmente al Señor Jesús: tal convicción será fielmente mantenida también luego, a pesar de la insistencia de sus padres frente a ventajosas propuestas de matrimonio. En edad juvenil se puso al servicio de la familia de un magistrado, cuya esposa la favoreció en la vida espiritual y en la oración. También con la ayuda del confesor, Cándida María comenzó a definir las características de su espiritualidad: devoción eucarística y mariana, predilección por los pobres, donación de sí misma, penitencia y meditación de la Pasión del Señor.

Pero también es fundadora de un instituto religioso la italiana Julia Salzano, nacida en Santa Maria Capua Vetere, en la provincia de Caserta, que fundó la Congregación de las Religiosas Catequistas del Sagrado Corazón, cuyo apostolado es la formación de las jóvenes generaciones mediante la catequesis.
*
También la Salzano fundó un instituto religioso: ¿qué experiencia hizo madurar en ella una obra similar?

Julia manifestó de muy joven su carisma no sólo de educadora sino también de catequista, colaborando con dedicación en la catequesis parroquial de los niños de primera Comunión y organizando talleres de costura para el arreglo de las iglesias pobres. De este modo, se consolidó en ella la intención de fundar un instituto religioso que tuviera como principal finalidad la educación religiosa de las jóvenes generaciones. Julia prosiguió en su actividad de catequista, sin descuidar a ninguna categoría de personas: desde los niños hasta los jóvenes, los adultos, e incluso los militares de la primera guerra mundial. Su compromiso educativo, desarrollado con fe y competencia, fue apreciado unánimemente no sólo por los fieles sino también por las autoridades civiles. El intenso compromiso en la fundación y la pasión por el apostolado no disminuyeron ni siquiera durante las frecuentes crisis de angina pectoris, una de las cuales, en 1929, resultó fatal para ella.
*
Del todo diversa parece ser la experiencia vivida por la fundadora de un monasterio, que está entre los que serán proclamados santos el domingo: la noble Varano.

La noble Bautista Varano fundó un monasterio para contemplativas clarisas, del cual fue abadesa hasta su muerte, ocurrida en 1524. Además de ser una santa monja, la Varano fue una gran mística, distinguiéndose por el lirismo y la profundidad espiritual de sus escritos. Desde pequeña advirtió la fascinación de la vida religiosa. Pero sólo después de haber superado períodos de intensa lucha interior y la oposición paterna pudo realizar su vocación, vistiendo el hábito de las clarisas en el monasterio de Santa Clara de Urbino. Sucesivamente, con la institución de un convento cerca de Camerino, la beata se trasladó allí con otras compañeras. Aquí fue nombrada abadesa y, al terminar su mandato, varias veces confirmada. Su perfil interior estuvo marcado por un continuo ejercicio ascético y por la unión mística con Cristo Crucificado. De sus reflexiones sobre la Sagrada Escritura y sobre los textos litúrgicos surgieron varios escritos de meditación, apreciados también por personas de gran espiritualidad. A comienzos del siglo XVI, la ciudad de Camerino se convirtió en centro de tensiones políticas y de auténticos enfrentamientos bélicos, al punto que la beata se vio obligada a escapar. Pero, una vez que regresó, se convirtió en un punto de referencia para ciudadanos, autoridades religiosas y civiles.
***

Photos of Newly-ordained Father David Kemna, FSSP, Celebrating Mass at Saint Francis of Assisi Church, in Portage des Sioux, Missouri.


ORDAINED ON October 2nd, Father David Kemna of the Priestly Fraternity of Saint Peter (FSSP), returned to his home parish of Saint Francis of Assisi, in Portage des Sioux, Missouri, and yesterday celebrated the Holy Mass according to the Missal of Blessed John XXIII.

The small church was filled. Knights of Columbus served as honor guards, and seminarians, religious and Archdiocesan priests were in attendance as well as many of the faithful.  Both the External Solemnity of Saint Francis of Assisi, and the 20th Sunday after Pentecost were commemorated.

Father David Kemna, FSSP, at Saint Francis of Assisi Catholic Church, in Portage des Sioux, Missouri, USA - Prayers at the foot of the altar

Prayers at the foot of the altar.

Father David Kemna, FSSP, at Saint Francis of Assisi Catholic Church, in Portage des Sioux, Missouri, USA - during the Kyrie

During the Kyrie.

Father David Kemna, FSSP, at Saint Francis of Assisi Catholic Church, in Portage des Sioux, Missouri, USA - blessing before the Gospel

Blessing before the Gospel.

Father David Kemna, FSSP, at Saint Francis of Assisi Catholic Church, in Portage des Sioux, Missouri, USA - prayers before the Consecration

Prayers before the Canon of the Mass.

Father David Kemna, FSSP, at Saint Francis of Assisi Catholic Church, in Portage des Sioux, Missouri, USA - Canon of the Mass

Prayers before the Consecration.

Father David Kemna, FSSP, at Saint Francis of Assisi Catholic Church, in Portage des Sioux, Missouri, USA - processing out

Procession out of the church.

Father David Kemna, FSSP, at Saint Francis of Assisi Catholic Church, in Portage des Sioux, Missouri, USA - clergy processing out

Clergy process out.

Photos of Father Kemna's ordination can be found here.

Mons.Raymond Leo Burke: It is clear that we are presently experiencing a period of intense and critical struggle in the advancement of the culture of life in the world. Many governments and international organizations openly and aggressively follow a secularist, anti-life and anti-family agenda. Even though religious language may be used and the name of God invoked, programs and policies are proposed for the people without respect for God and His Law, in the words of the Venerable Pope John Paul II, as if God did not exist.

http://1.bp.blogspot.com/_WzJE4O999YQ/TDRpsigIQbI/AAAAAAAAAdc/jKvUaj1Vr0I/s1600/ArchbishopBurke.jpg

el texto completo en
http://www.hli.org/files/HE_ArchbishopBurke_Antidote_10_9_10.pdf

fonte:http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=7518

Archbishop Raymond Leo Burke at the 5th World-Prayer-Congress for Life : "Catholic Orthodoxie as an Antidote to the Culture of Death"

In order to watch the video you need the Adobe Flash Player 9.0.98. You can download it free at the following address: http://www.adobe.com/go/getflash

  fonte:http://en.gloria.tv/?media=103126&connection=dialup

Monseñor Burke denuncia el «catolicismo de cafetería» y la desobediencia al Magisterio


En una conferencia durante el Congreso Mundial de «Human Life International», el arzobispo Raymond Burke, Prefecto de la Signatura Apostólica, ha denunciado la desobediencia pública al Magisterio de la Iglesia de «quienes dicen ser católicos» en temas tan graves como la defensa de la vida humana y del matrimonio. «Cuando los pastores del rebaño son obedientes», entonces «los miembros del rebaño crecen en la fidelidad y el seguimiento de Cristo por el camino de la salvación»

(E.Pentin/Zenit/InfoCatólica) El prefecto de la Signatura Apostólica comenzó su conferencia a los líderes pro-vida de 45 países afirmando que la sociedad está pasando por “un período de una batalla dura y crucial” para la promoción de una cultura dela vida, que se agrava  por la tentación de relativizar la autoridad del magisterio. “El hombre tiene la tentación de ver al magisterio en relación con su individualismo y búsqueda de sí mismo”, dijo a la numerosa reunión de representantes pertenecientes al movimiento pro-vida. 
Mons. Burke reclamó en primer lugar a los obispos a respetar la ley moral natural, recordándoles la exhortación de Benedicto XVI a los obispos “a ser conscientes de los retos de la hora presente y tener el coraje para hacerles frente”. Al destacar que el obispo, como principal maestro de la fe y la moral en su diócesis, tiene la especial “carga pesada y constante”,  de dar la sana doctrina que protege a toda vida, el prelado hizo hincapié en que la obediencia al Magisterio es una virtud, que se obtiene “a través de la práctica” de tal obediencia.
El Prefecto, que también es miembro de la Congregación para los Obispos, resaltó que “tanto los obispos como los fieles” deben obedecer al Magisterio, que definió como la doctrina de Cristo tal como es transmitida por el sucesor de Pedro y los obispos en comunión con él. "Cuando los pastores del rebaño son obedientes al Magisterio", entonces "los miembros del rebaño crecen en la fidelidad y el seguimiento de Cristo por el camino de la salvación", dijo. "Si el pastor no es obediente, el rebaño es conducido fácilmente a la confusión y al error". Citando al profeta Zacarías, dijo que el pastor puede ser “especialmente tentado” por los ataques de Satanás, ya que, “si puede paralizarle, tendrá más fácil la tarea de dispersar al rebaño”.

Las dificultades para obedecer

“La fe es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios”, subrayó el arzobispo, y recordó las palabras de un sabio profesor de derecho canónico que conocía, quien a menudo les decía a sus clases: “Cuando hay problemas con la castidad, hay problemas con la obediencia”.  La rebelión contra la verdad moral, señaló “es una rebelión contra Dios y todo lo que nos enseña”.
Reconoció que la obediencia al Magisterio es “difícil de enseñar”, agregando que “Satanás no duerme” y en la cultura de hoy, tienta a la humanidad a actuar “como si Dios no existiera”. Satanás “enseña un individualismo radical y el propio interés, que nos aleja del amor de Dios y el amor de unos a otros”, dijo.
El arzobispo destacó también la cultura de hoy “nos enseña a creer en lo que nos gusta y rechazar lo que es nos resulta difícil”, lo que conduce a un “catolicismo de cafetería”, que “escoge y elige qué partes de la fe llevar a la práctica”.

El rechazo de la Humanae Vitae y sus consecuencias

Mons. Burke, que es también miembro de la Congregación para los Obispos, añadió que “El ejemplo más trágico de la desobediencia de la fe, también por parte de algunos obispos, fue la respuesta de muchos a la Carta Encíclica Humanae Vitae de Pablo VI, publicada el 25 de julio de 1968. Sin embargo, tras su publicación, la encíclica fue rechazada dentro de la Iglesia Católica por muchos, incluyendo sacerdotes y obispos, que habían creído que la Iglesia cambiaría su postura sobre la anticoncepción. Las consecuencias de esa disidencia, dijo, han “llevado a muchos católicos a una vida habitual de pecado en lo que se refiere a la procreación y la educación de la vida humana”.
Anteriormente, había puesto de relieve un presupuesto para las batallas actuales por preservar una cultura de la vida: que el ataque contra la vida inocente e indefensa de los no nacidos “tiene su corrupción en una visión errónea de la sexualidad humana, que trata de eliminar por medios mecánicos o químicos la naturaleza esencialmente procreativa del acto conyugal”.
Y agregó: “La llamada mentalidad anticonceptiva es anti-vida y la manipulación del acto conyugal, como el Papa Pablo VI proféticamente preveyó, ha dado lugar a muchas formas de violencia en el matrimonio y la vida familiar”. “Una vez que la unión sexual deja de entenderse según su propia naturaleza, la procreación, continuó, se abusa de la sexualidad humana en formas que son profundamente perjudiciales y en formas destructivas para los individuos y para la misma sociedad”.
La respuesta, dijo, fue el avance de la cultura de la vida a través de la “proclamación de la verdad de la unión conyugal en su plenitud y la corrección del pensamiento anticonceptivo que teme a la vida, que teme la procreación”.

Desobediencia pública a la doctrina y moral católicas 

El arzobispo Burke se refirió luego al ejercicio del magisterio sobre la vida pública. Habló de la tendencia actual a compartimentar la fe, y la “hipocresía” de algunos católicos en la política, medicina, negocios u otras actividades humanas, que dicen que personalmente sostienen la verdad de la fe con respecto a la inviolabilidad de la vida humana inocente e indefensa, pero que cooperan en los ataques contra los no nacidos, los enfermos, o personas con necesidades especiales.
Lamentó que muchos hayan llegado a confundirse acerca de “las verdades más elementales”, a saber, la dignidad inviolable de la vida humana inocente desde la concepción hasta la muerte natural, y el matrimonio entre un hombre y una mujer “como la primera e insustituible” fuente de la vida y de la sociedad. También se refirió a quienes se llaman a sí mismos católicos, pero apoyan el reconocimiento por el Estado del matrimonio del mismo sexo. “No es posible ser un católico practicante y actuar uno mismo en público de esta manera”, dijo entre aplausos.

El escándalo público 

Las palabras más fuertes de Mons. Burke se refirieron a la ausencia de reparación pública por el daño causado por la desobediencia al Magisterio. Tales acciones u omisiones, en relación con leyes que destruyen la vida humana inocente dejan a los ciudadanos en general “confundidos”,  conduciéndolos al error “sobre los principios básicos de la ley moral”. Señaló que hoy hay gran temor a hablar de tal escándalo, como si de alguna manera fuera un fenómeno propio de personas de “mentes estrecha o ignorante y por lo tanto una herramienta usada por algunas personas para condenar a los demás precipitada y equivocadamente”.
El Prefecto de la Signatura Apostólica expresó una preocupación, con la que sintonizaba plenamente con los activistas católicos pro-vida que asistían a su conferencia: "Una de las ironías de la situación presente es que quien se escandaliza por  la actuación pública gravemente pecaminosa de otro católico es acusado de falta de caridad y de crear división dentro de la unidad de la Iglesia", dijo. “Ahí se ve la mano del Padre de la Mentira, que trabaja para descartar que pueda darse el escándalo o para ridiculizar e incluso censurar a quienes lo sufren”, añadió.
La advertencia del Señor a quienes inducen a otros a pecar fue muy contundente, recordó a los oyentes. Por esta razón, dijo, la “disciplina perenne de la Iglesia prohíbe la entrega de la Sagrada Comunión o la concesión de las exequias religiosas a los que persisten después de haber sido amonestados en estado de grave violación de la ley moral”.
“Se dice que esta disciplina que la Iglesia siempre ha observado a lo largo de los siglos pretende emitir un juicio sobre el juicio eterno de un alma, juicio que sólo pertenece a Dios, y que por tanto puede ser obviado”, explicó. “Por el contrario, es esa acción pública del alma la que viola la ley moral, y daña profundamente a todos los que han sido confundidos y llevados a error por estas acciones”. Y agregó: “La Iglesia encomienda a todas las almas a la misericordia de Dios, que es mucho mayor que cuanto podemos imaginar, pero esto no le exime de proclamar la verdad de la ley moral, también mediante la aplicación de su doctrina permanente, por el bien de la salvación de todos”.

La reparación pública

Mons. Burke dijo: “Cuando una persona ha apoyado o cooperado culpablemente en actos gravemente pecaminosos, llevando a muchos al error y la confusión sobre las cuestiones fundamentales en materia de respeto a la vida y la integridad del matrimonio y la familia, su arrepentimiento de estas acciones también debe ser público”.
Hizo hincapié en que la responsabilidad es “especialmente grave” para los líderes políticos. “La reparación del escándalo comienza con un reconocimiento público de su propio error y una declaración pública de adhesión a la ley moral”, explicó. “El alma que reconoce la gravedad de lo que ha hecho entiende de inmediato la necesidad de reparar públicamente”.

La verdad en la caridad y la unidad de la Iglesia 

“En el pensamiento de una sociedad gobernada por la tiranía del relativismo y donde la corrección política y el respeto humano es el criterio último de lo que hay que hacer, la idea de que pueda llevarse a alguien a equivocarse moralmente no tiene mucho sentido”, dijo. Lo que se entiende que es perjudicial, continuó, es que “alguien no respete lo políticamente correcto y por lo tanto sea un perturbador de la llamada paz social”.
El Prelado vaticano continuó reflexionando:
“Pero mentir o no decir la verdad no es nunca señal de caridad. Una unidad que no esté basada en la verdad de la ley moral no es la unidad de la Iglesia. La unidad en la Iglesia se fundamenta en decir la verdad con caridad. La persona que es escandalizada por las acciones públicas de católicos gravemente contrarias a la ley moral, necesitan que la Iglesia repare lo que es claramente una grave herida en Su vida. Si esa persona no se escandalizara por el apoyo público a los ataques contra la vida humana y la familia, sería porque su conciencia estaría ofuscada o deformada en relación con las realidades más sagradas”.
“La batalla es feroz y las fuerzas contrarias son muchas y muy inteligentes”, concluyó, “pero la victoria ya ha sido ganada, y el vencedor nunca deja de acompañarnos en nuestra lucha”.
fonte:sector católico

Bishop Bernard Fellay : Just as the new Mass expresses a certain new spirit, that of Vatican II, so also the traditional Mass expresses the Catholic spirit. Those who cling tenaciously [mordicus] to Vatican II because they see in it a new start for the Church, or those who suppose that with Vatican II a new leaf was turned definitively in Church history, simply cannot accept the coexistence of a Mass that recalls precisely what they thought they had abandoned forever. There are two spirits embodied in the two Masses. That is a fact! And the two do not go together! We find among modern Catholics a similar hatred for the Rosary, for example. And it is all related. We see in the controversy over the Mass a very good illustration of the complexity of the crisis that is rocking the Church.

http://www.dici.org/galerie/Australie_2007/HRez/07Austr07obedience.jpgInterview with Bishop Bernard Fellay – Nouvelles de Chrétienté, Sept.-Oct. 2010
The Society of St. Pius X is celebrating its fortieth anniversary.  Is this the end of the wandering in the desert, as it was for the Hebrews in the time of Moses?
It seems to me that what we are experiencing resembles instead one of those expeditions of the scouts who catch a glimpse of the Promised Land, although circumstances do not allow the people to enter it.  In order to avoid any misinterpretation of the image just used, I hasten to add that we declare just as firmly as ever that we are Catholics and that, with God’s help, we intend to remain that way.  However for the Church as a whole this crisis does resemble a wandering in the desert, with one difference:  the manna is quite difficult to find.  There are encouraging signs, especially on the part of Rome; unfortunately they are quite mixed up in other very troubling matters.  A few blades of grass in the desert….
In spite of everything, how is the Society of St. Pius X developing throughout the world?
The Society is actually developing a bit everywhere.  Some regions are making more rapid progress than others—I’m thinking of the United States, for example—but the big handicap that we run up against is the lack of priests.  Requests for help come in from all sides, but because of our severe shortage of priests we cannot respond as we ought.   With every appointment [of an SSPX priest to a pastoral assignment] we make a choice that is going to disappoint one or more groups of the faithful.  On the one hand that is a rather good sign, since it shows a certain development in our work, but it is also quite painful.  Think of the mission countries, particularly in Africa or in Brazil.  If we could send fifty priests there, it would be a great relief.  The immense continent of Asia is waiting also….
Archbishop Lefebvre used to say that for the authorities in Rome the statistics of that growth were more eloquent than theological arguments.  Is that still true?
I don’t know whether we should say “the statistics” or “the facts”.  At any rate the two things are equally telling.  As the good old saying puts it, contra factum non fit argumentum, there is no arguing against the facts—that is still totally valid.  And Archbishop Lefebvre’s statement is quite true.  We should note that it is not so much the number that impresses Rome, since we are still a negligible quantity in the Mystical Body as a whole.  But what we represent, in an extremely vivid way, a living tradition—that overawes them.  These magnificent fruits which are very certainly, by the admission of a high-ranking Roman prelate himself, the work of the Holy Ghost—that is what induces the Roman authorities to take a look at us.  All the more because we are talking about fresh fruit springing up in the middle of the desert.
In this month of September, reports on the implementation of the Motu Proprio concerning the traditional Mass are to be sent to the Holy See.  Only a few bishops implemented the Roman directives generously.  How do you explain this hesitance, or this resistance?
Just as the new Mass expresses a certain new spirit, that of Vatican II, so also the traditional Mass expresses the Catholic spirit.  Those who cling tenaciously [mordicus] to Vatican II because they see in it a new start for the Church, or those who suppose that with Vatican II a new leaf was turned definitively in Church history, simply cannot accept the coexistence of a Mass that recalls precisely what they thought they had abandoned forever.  There are two spirits embodied in the two Masses.  That is a fact!  And the two do not go together!  We find among modern Catholics a similar hatred for the Rosary, for example.  And it is all related.  We see in the controversy over the Mass a very good illustration of the complexity of the crisis that is rocking the Church.
Do you mean to say that in the Church today, behind a façade of unity, there are hidden divisions not only between the local bishops’ conferences and the Holy See, but even in Rome among various opposing trends?  Do you have factual evidence?
Oh!  Yes, alas, we certainly are in those times that have been foretold, when there will be cardinal against cardinal, bishop against bishop.  This sort of dispute is generally very discreet and escapes the notice of the laity.  But recently, on various occasions, it has become open and public, for instance in the gratuitous attack by Cardinal Schönborn against Cardinal Sodano.  That looked a lot like a settling of scores.  But it is no secret that opposing trends clash in Rome itself.  We have the facts about several cases, but I don’t think that it is helpful to the lay faithful to reveal such things.
A recent conference given by Msgr. Guido Pozzo, Secretary of the Ecclesia Dei Commission at the seminary of the Priestly Fraternity of St. Peter1 attempts to prove the doctrinal continuity between Vatican II and Tradition.  To that end it deals with the question about the “subsistit in” and the issue of ecumenism.  Do these examples seem convincing to you?
I would not say “convincing” but surprising.  That conference is the very logical application of the principles enunciated by Benedict XVI in December of 2005.  And it gives us a presentation of ecumenism that is fairly different from what we have heard for the past forty years…, a presentation mixed in with eternal principles concerning the oneness of the Church and her unique perfection, concerning the exclusive character of salvation.  We do see in this an attempt to preserve the Church’s perennial teaching and at the same time a Council that is revisited in the light of Tradition.  The mixture, although interesting, still leaves open some logical questions concerning the role played by the other Christian confessions [denominations]… which were called “false religions” until the time of Pius XII inclusive.  Will anyone from now on dare to use that term again ?
In his lengthy conclusion, Msgr. Pozzo proposes a Second Vatican Council that has been re-examined—if not corrected;  one that denounces relativism, a certain overemphasis on the “pastoral” approach, and an excessive reliance on “dialogue”….  Do you think that this presentation is capable of bringing about unanimity in Rome and in the dioceses?  What do you think about this revised version of the Council?
It is interesting, in the sense that they are presenting a new Second Vatican Council to us, a council which in fact we never knew and which is distinct from the one that was presented during the past forty years.  A sort of new skin!  It is interesting especially inasmuch as the ultra-modern trend is condemned rather strongly.  A sort of moderate or tempered council is being presented to us.  The question remains, what kind of reception will this new formula have?  It will certainly be deemed too traditional for the modernists and not traditional enough for us.  Let us say that many of our attacks have now proved to be justified, a good deal of what we condemn is condemned.  But although the matter is condemned, there is still a major disagreement concerning its causes.  Because ultimately, if such intellectual disorientation was possible with respect to the Council, and to such a degree, to such an extent…, there certainly must be a proportionate cause!  If we discover such a great divergence in interpreting the conciliar documents, we will have to admit someday that the deficiencies in those documents are there for a reason.
Some people committed to Tradition think that the crisis in the Church should end instantaneously, that the passage from this crisis to its solution should take place all at once.  In your view is this a sign of supernatural confidence or of all-too-human impatience?  In a gradual resolution of the crisis, what are the positive steps that have already been taken?  What steps do you hope to see in the future?
The instantaneous solution of the crisis, as some people imagine it, can result only from a miracle or from large-scale violence.  If it does not come about in that way, then there will still be the gradual solution.  Although absolutely speaking one cannot exclude the possibility that God could work such a miracle, usually God governs His Church differently, through the more normal cooperation of creatures and of His saints.  In general it takes at least as much time to get over a crisis as it did to unleash it, if not more.  The path of reconstruction is long, and the work—immense.  But above all the choice of personnel will be the determining factor.  If the policy for nominating bishops finally changes, then we can hope.  By the same token there will have to be a thoroughgoing reform of teaching at the pontifical universities and of priestly formation in the seminaries.  These are long-range projects which at the moment are still dreams, but over a period of ten years they could already be taking shape seriously.  Everything depends on the pope at first.  For the moment the positive thing is above all the acknowledgment that many things have gone awry….  People are admitting that there is a sickness, a grave crisis in the Church.  Will they go much further?  We will see.
What specifically can the Society  of St. Pius X contribute as a solution to this unprecedented crisis?  What role can Catholics devoted to Tradition take in this work of restoration?  What do you expect from the young generation which is now twenty years old and will be sixty… in forty years?
[We can offer] a reminder that the Church has a past that still remains quite valuable today.  This is not dusty nostalgia but a fresh look at the Tradition of the Church—a decisive contribution toward a solution of the crisis.  We should add to this the reminder about the power of the traditional Mass, about the mission and role of the priest as Our Lord intends it, in His image and according to His Spirit.  When we ask priests who approach the Society what they expect from us, they tell us initially that they expect doctrine.  Even before the Mass!  This is surprising, but at the same time it is a good sign.  The lay faithful have the important role of witnessing, of showing that the Christian life as it has always been understood, with its demands and respect for God’s law, is quite possible in the modern world.  It is Christian life put into practice, a very concrete example needed by the man in the street.  And for the generation of twenty-year-olds, I see that it is waiting, ready for the adventure of Tradition, sensing very well that what is being offered to it apart from Tradition is nothing but imitation goods.  We are at a pivotal point for the future reconstruction and, although it is not yet clearly apparent, I think that everything is possible.
Footnote:

1.     Conference given by Msgr. Guido Pozzo on July 2, 2010 at the seminary in Wigratzbad (Germany), entitled, “Aspects of Catholic theology in the reception of Vatican II”.  See our commentary in DICI no. 220 dated August 7, 2010, “Vatican II:  a debate between Romano Amerio, Msgr. Gherardini and Msgr. Pozzo”.
Fonte:DICI

Mons. Bernard Fellay : È interessante, nel senso che ci si presenta un nuovo Vaticano II, un Concilio che in effetti non abbiamo mai conosciuto e che si distingue da quello che è stato presentato negli ultimi quarant’anni. Una sorta di nuova pelle! È interessante soprattutto per il fatto che vi si trova condannata con molta forza la tendenza ultra-moderna. Ci si presenta una sorta di Concilio moderato o temperato. Rimane la questione della ricezione di questa nuova formula, certo giudicata troppo tradizionale dai moderni e assai poco tradizionale da noi. Diciamo che una buona parte dei nostri attacchi si vede giustificata, una buona parte di ciò che noi condanniamo viene condannata. Ma se la cosa è condannata, resta la grande divergenza sulle cause. Poiché in definitiva se a proposito del Concilio è stato possibile un tale disorientamento degli spiriti, e a un tale livello, e di una tale ampiezza… ci sarà bene una causa proporzionata! Se a proposito dei testi del Concilio si constata una tale divergenza d’interpretazione, bisognerà bene un giorno convenire che le deficienze di questi testi vi svolgono una parte non da poco.

Intervista con Mons. Bernard Fellay – Nouvelles de Chrétienté, settembre-ottobre 2010.
La Fraternità Sacerdotale San Pio X celebra i suoi 40 anni. È la fine della traversata nel deserto, come per gli Ebrei al tempo di Mosè?
Mi sembra che ciò che viviamo somigli piuttosto ad una di quelle escursioni degli esploratori che intravedevano la terra promessa senza che le circostanze ne permettessero l’entrata. Tuttavia, al fine di evitare qualche falsa interpretazione dell’immagine utilizzata, tengo a precisare che noi affermiamo sempre con grande forza che siamo cattolici e che, a Dio piacendo, vogliamo restarlo. Nondimeno, è per l’intera Chiesa che questa crisi somiglia proprio ad una traversata nel deserto, con la differenza che è molto difficile trovare la manna. Vi sono dei segni incoraggianti, soprattutto da parte di Roma, ma sfortunatamente essi sono mescolati ad altri fatti molto spiacevoli. Alcuni fili d’erba nel deserto…
Malgrado tutto, come si sviluppa la Fraternità Sacerdotale San Pio X attraverso il mondo?
Effettivamente, la Fraternità si sviluppa un po’ dappertutto. Certe regioni conoscono uno slancio più marcato di altre, penso agli Stati Uniti, per esempio, ma il grande impedimento che riscontriamo è la mancanza di sacerdoti. Ci mancano fortemente dei sacerdoti per poter rispondere come si dovrebbe agli appelli di aiuto che ci giungono da tutte le parti. Ad ogni nomina facciamo una scelta che finisce col frustrare uno o più gruppi di fedeli. Per un verso si tratta di un buon segno, poiché questo dimostra un sicuro sviluppo della nostra opera, ma che è anche molto doloroso. Pensi ai paesi di missione, in particolare all’Africa o al Brasile. Se potessimo inviarvi una cinquantina di sacerdoti sarebbe una grande consolazione. Anche l’immensa Asia aspetta…
Mons. Lefebvre diceva che per le autorità romane le cifre di questa crescita erano più eloquenti degli argomenti teologici. È sempre vero?
Non so se bisogna parlare di «cifre» o di «fatti». In ogni caso le due cose sono sullo stesso piano. Secondo un buon vecchio adagio, contra factum, non fit argumentum, contro i fatti, non ci sono discussioni; questo conserva tutta la sua forza. E l’affermazione di Mons. Lefebvre è proprio vera. Notiamo che non è tanto il numero che impressiona Roma, perché noi costituiamo una quantità trascurabile nell’insieme del Corpo mistico, ma è ciò che rappresentiamo, e in maniera molto vivente, una tradizione vivente, è questo che si impone. Questi magnifici frutti che sono certamente opera dello Spirito Santo, come confessato da uno stesso alto prelato romano, ecco ciò che stimola le autorità romane a gettare uno sguardo dalla nostra parte. Tanto più che si tratta di frutti molto freschi che sorgono in mezzo al deserto.
In questo mese di settembre, dovranno essere inviati alla Santa Sede i rapporti sull’applicazione del Motu Proprio relativo alla Messa tradizionale. Sono rari i vescovi che hanno applicato generosamente le direttive romane. Come spiega questa reticenza, cioè questa resistenza?
Come la nuova Messa esprime un certo spirito nuovo che è quello del Vaticano II, così la Messa tradizionale esprime lo spirito cattolico. Coloro che tengono mordicus al Vaticano II perché vi vedono un nuovo corso della Chiesa, o coloro che ritengono che col Vaticano II sia stata chiusa definitivamente una pagina della storia della Chiesa, costoro non possono accettare semplicemente la coesistenza di una Messa che ricorda esattamente tutto ciò che pensano di aver abbandonato per sempre. Nelle due Messe si incarnano due spiriti. È un fatto! E i due non vanno d’accordo! Si constata, presso i cattolici moderni, un odio simile per il Rosario, per esempio. E tutto si tiene. In questa questione della Messa noi vediamo una chiarissima illustrazione della complessità della crisi che scuote la Chiesa.
Vuol dire che nella Chiesa odierna, dietro una facciata univoca, si nasconderebbero delle fratture, non solo tra gli episcopati e la Santa Sede, ma tra opposte tendenze diverse nella stessa Roma? Conosce dei fatti?
Oh! Sì, ci troviamo proprio nei tempi in cui si vedrà cardinale contro cardinale, vescovo contro vescovo. Questo tipo di disputa è generalmente molto discreta e sfugge all’attenzione dei fedeli. Ma ultimamente, in diverse occasioni, la cosa è divenuta aperta e pubblica, come nell’attacco gratuito del cardinale Schönborn contro il cardinale Sodano. Cosa che somiglia molto ad un regolamento di conti. Che delle opposte tendenze si scontrano nella stessa Roma, non è un segreto. Conosciamo diversi fatti, ma non credo che rientri nell’utilità dei fedeli che queste cose siano rivelate.
Una recente conferenza di Mons. Pozzo, Segretario della Commissione Ecclesia Dei, tenuta nel seminario della Fraternità San Pietro (1), si sforza di fornire una prova della continuità dottrinale tra il Vaticano II e la Tradizione. Egli cita a proposito la questione del subsistit in e quella dell’ecumenismo. Questi esempi Le sembrano convincenti?
Io non dico convincenti, ma sorprendenti. Questa conferenza è l’applicazione molto logica dei principi enunciati nel dicembre del 2005 da Benedetto XVI. Essa ci fornisce una presentazione dell’ecumenismo passabilmente differente da quella che abbiamo ascoltata per quarant’anni… una presentazione mescolata ai principi eterni sull’unicità della Chiesa e sulla sua perfezione unica, sull’esclusività della salvezza. In questo si vede bene un tentativo di salvare l’insegnamento di sempre e contemporaneamente un Concilio rivisitato alla luce tradizionale. Il miscuglio, quantunque interessante, lascia ancora aperte delle questioni di logica sul ruolo che giuocano le altre confessioni cristiane… chiamate, fino a Pio XII incluso, «false religioni». Si oserà usare finalmente questi termini di nuovo?
Mons. Pozzo, nella sua lunga conclusione, propone un Concilio Vaticano II rivisto – se non corretto – che denuncia il relativismo, un certo «pastoralismo», una forma di «dialoghite» acuta… Pensa che questa presentazione sia suscettibile di mettere tutti d’accordo a Roma e nelle diocesi? Come giudica questa versione rivista del Concilio?
È interessante, nel senso che ci si presenta un nuovo Vaticano II, un Concilio che in effetti non abbiamo mai conosciuto e che si distingue da quello che è stato presentato negli ultimi quarant’anni. Una sorta di nuova pelle! È interessante soprattutto per il fatto che vi si trova condannata con molta forza la tendenza ultra-moderna. Ci si presenta una sorta di Concilio moderato o temperato. Rimane la questione della ricezione di questa nuova formula, certo giudicata troppo tradizionale dai moderni e assai poco tradizionale da noi. Diciamo che una buona parte dei nostri attacchi si vede giustificata, una buona parte di ciò che noi condanniamo viene condannata. Ma se la cosa è condannata, resta la grande divergenza sulle cause. Poiché in definitiva se a proposito del Concilio è stato possibile un tale disorientamento degli spiriti, e a un tale livello, e di una tale ampiezza… ci sarà bene una causa proporzionata! Se a proposito dei testi del Concilio si constata una tale divergenza d’interpretazione, bisognerà bene un giorno convenire che le deficienze di questi testi vi svolgono una parte non da poco.
Certuni in ambito tradizionale pensano che la crisi della Chiesa dovrebbe risolversi istantaneamente, col passaggio subitaneo dalla crisi alla soluzione. Secondo Lei si tratta di un segno di fiducia soprannaturale o di impazienza troppo umana? In una soluzione graduale della crisi, quali sono le tappe positive già registrate? Quali sono quelle che Lei si augura di vedere in avvenire?
La soluzione istantanea della crisi, come l’immaginano certuni, non può avvenire che per un miracolo o una grande violenza. Se non accade così, rimane allora la soluzione graduale. Pur se in assoluto non si può escludere che Dio possa fare un tale miracolo, resta il fatto che in maniera abituale Dio governa in un altro modo la sua Chiesa, con una cooperazione più normale delle sue creature e dei suoi santi. In genere il riassorbimento di una crisi dura un tempo non inferiore a quello della sua messa in atto, e anche di più. Il cammino della ricostruzione è lungo, il lavoro immenso. Ma sarà determinante innanzi tutto la scelta degli uomini. Se la politica delle nomine dei vescovi alla fine cambierà, si potrà sperare. Nella stessa ottica, occorrerà una profonda riforma dell’insegnamento nelle università pontificie, della formazione dei sacerdoti nei seminari. Sono lavori a lungo respiro che per il momento sono ancora dei sogni, ma che nel giro di dieci anni potrebbero prendere forma seriamente. Tutto dipende innanzi tutto dal Papa. Per adesso la cosa positiva è soprattutto il riconoscimento che molte cose vanno male… Si accetta di dire che vi è una malattia, una grave crisi nella Chiesa. Si andrà molto più lontano? Lo vedremo.
Concretamente, cos’è che la Fraternità Sacerdotale San Pio X può apportare per la soluzione di questa crisi senza precedenti? Quale ruolo possono svolgere i fedeli legati alla Tradizione in quest’opera di restaurazione? Che si aspetta dalla nuova generazione che oggi ha 20 anni e ne avrà 60… tra 40 anni?
Il richiamo che la Chiesa ha un passato che ancora oggi resta del tutto valido. Questa visione, non polverosa, ma limpida sulla Tradizione della Chiesa è un apporto decisivo nella soluzione della crisi. A questo bisogna aggiungere il richiamo alla potenza della Messa tradizionale, alla missione e del ruolo del sacerdote, così come lo vuole Nostro Signore, a sua immagine e secondo il suo spirito. Quando chiediamo ai sacerdoti che si avvicinano alla Fraternità, che cos’è che si aspettano da noi, ci rispondono subito che si aspettano la dottrina. E questo anche prima della Messa. Questo è sorprendente, ma al tempo stesso è un gran buon segno. I fedeli hanno il ruolo importante della testimonianza, dimostrare che la vita cristiana come tale è sempre possibile nel mondo moderno. È la vita cristiana messa in pratica l’esempio concreto di cui ha bisogno l’uomo della strada. Per la generazione di coloro che hanno vent’anni, io vedo che è in attesa, pronta per l’avventura della Tradizione, poiché sentono proprio che ciò che viene loro offerto al di fuori è solo senza valore. Ci troviamo ad un punto cardine per la ricostruzione futura, e benché questo non appaia ancora nettamente, io credo che tutto è possibile.
(19 – Conferenza tenuta da Mons. Guido Pozzo, il 2 luglio 2010, al seminario di Wigratzbad, dal titolo “Aspetti dell’ecclesiologia cattolica nella ricezione del Vaticano II». Si veda il nostro commento in DICI n° 220 del 7 agosto 2010, «Vaticano II, un dibattito tra Romano Amerio, Mons. Gherardini e Mons. Pozzo».
La Fraternità San Pio X, Distretto Italia
fonte:DICI

Mgr Bernard Fellay : nous sommes bien aux temps annoncés où l’on verra cardinal contre cardinal, évêque contre évêque. Ce genre de dispute est généralement très discret et échappe à l’œil des fidèles. Mais ces derniers temps, en diverses occasions, cela est devenu ouvert et public, comme dans l’attaque gratuite du cardinal Schönborn contre le cardinal Sodano. Cela ressemblait fort à un règlement de compte. Mais que des tendances opposées se heurtent à Rome même, ce n’est pas un secret. Nous avons plusieurs faits, mais je ne crois pas qu’il soit dans l’utilité des fidèles que ces choses soient révélées

 Entretien exclusif avec Mgr Bernard Fellay, Supérieur général de la Fraternité Sacerdotale Saint-Pie X, paru dans Nouvelles de Chrétienté (N° 125, sept.-oct. 2010).
Nouvelles de Chrétienté : La Fraternité Sacerdotale Saint-Pie X célèbre ses 40 ans. Est-ce la fin de la traversée du désert, comme pour les Hébreux au temps de Moïse ?
Mgr Bernard Fellay : Il me semble que ce que nous vivons ressemble plutôt à l’une de ces incursions des éclaireurs qui entrevoient la terre promise sans que cependant les circonstances en permettent l’entrée. Afin d’éviter quelque interprétation fausse de l’image utilisée, je tiens cependant à préciser que nous affirmons toujours aussi fort que nous sommes catholiques et que, Dieu aidant, nous voulons le rester. Toutefois pour l’Eglise tout entière, cette crise ressemble bien à une traversée du désert, avec la différence que la manne est bien difficilement trouvable. Il y a des signes encourageants, surtout du côté de Rome, ils sont malheureusement bien entremêlés à d’autres faits bien affligeants. Quelques brins d’herbe dans le désert…
Malgré tout, comment se développe la Fraternité Sacerdotale Saint-Pie X à travers le monde ?
La Fraternité se développe effectivement un peu partout. Certaines régions connaissent un essor plus rapide que d’autres, je pense aux Etats-Unis par exemple, mais le grand handicap que nous rencontrons est le manque de prêtres. Il nous manque cruellement des prêtres pour pouvoir répondre comme il faudrait aux appels au secours qui nous arrivent de toutes parts. A chaque nomination, nous faisons un choix qui va frustrer un ou plusieurs groupes de fidèles. D’un côté, c’est plutôt bon signe car cela montre un développement certain de notre œuvre, mais c’est aussi bien douloureux. Pensez aux pays de mission, en particulier en Afrique ou au Brésil. Si nous pouvions y envoyer une cinquantaine de prêtres, ce serait un grand soulagement. L’immense Asie attend aussi…
Mgr Lefebvre disait que pour les autorités romaines les chiffres de cette croissance étaient plus parlants que les arguments théologiques ? Est-ce toujours vrai ?
Je ne sais pas s’il faut dire « les chiffres » ou « les faits ». De toute façon les deux sont du même registre. Selon un bon vieil adage, contra factum non fit argumentum, contre les faits, il n’y a pas de discussion ; cela garde toute sa force. Et l’affirmation de Mgr Lefebvre est bien vraie. Notons que ce n’est pas tant le nombre qui impressionne Rome, car nous restons quantité négligeable dans l’ensemble du Corps mystique. Mais ce que nous représentons et de manière fort vivante, une vivante tradition, cela en impose. Ces magnifiques fruits qui sont très certainement, de l’aveu même d’un haut prélat romain, l’œuvre du Saint Esprit, voilà ce qui incite les autorités romaines à jeter un regard de notre côté. D’autant plus qu’il s’agit de fruits tout frais poussant au milieu du désert.
En ce mois de septembre, les rapports sur l’application du Motu Proprio concernant la messe traditionnelle doivent être adressés au Saint-Siège. Rares sont les évêques qui ont appliqué généreusement les directives romaines. Comment expliquez-vous cette réticence, voire cette résistance ?
De la même manière que la nouvelle messe exprime un certain esprit nouveau qui est celui de Vatican II, ainsi la messe traditionnelle exprime l’esprit catholique. Ceux qui tiennent mordicus à Vatican II parce qu’ils y voient un nouveau départ pour l’Eglise, ou ceux qui considèrent qu’avec Vatican II une page de l’histoire de l’Eglise a été définitivement tournée, ceux-là ne peuvent tout simplement pas accepter la coexistence d’une messe qui rappelle exactement tout ce qu’ils pensaient avoir abandonné pour toujours. Il y a deux esprits incarnés dans deux messes. C’est un fait ! Et les deux ne vont pas ensemble ! On trouve chez le catholique moderne une haine semblable envers le chapelet, par exemple. Et tout se tient. Nous voyons dans la question de la messe une très belle illustration de la complexité de la crise qui secoue l’Eglise.
Voulez-vous dire que dans l’Eglise aujourd’hui, derrière une façade unie, se cacheraient des fractures non seulement entre les épiscopats locaux et le Saint-Siège, mais à Rome même entre diverses tendances opposées ? Avez-vous des faits ?
Oh ! Oui, hélas nous sommes bien aux temps annoncés où l’on verra cardinal contre cardinal, évêque contre évêque. Ce genre de dispute est généralement très discret et échappe à l’œil des fidèles. Mais ces derniers temps, en diverses occasions, cela est devenu ouvert et public, comme dans l’attaque gratuite du cardinal Schönborn contre le cardinal Sodano. Cela ressemblait fort à un règlement de compte. Mais que des tendances opposées se heurtent à Rome même, ce n’est pas un secret. Nous avons plusieurs faits, mais je ne crois pas qu’il soit dans l’utilité des fidèles que ces choses soient révélées.
Une récente conférence de Mgr Guido Pozzo, secrétaire de la Commission Ecclesia Dei, au séminaire de la Fraternité Saint-Pierre (1) s’efforce de donner une preuve de la continuité doctrinale entre Vatican II et la Tradition. Il cite à cet effet la question du subsistit in et celle de l’œcuménisme. Ces exemples vous paraissent-ils convaincants ?
Je ne dis pas convaincants, mais surprenants. Cette conférence est l’application très logique des principes énoncés en décembre 2005 par Benoît XVI. Et cela nous donne une présentation de l’œcuménisme passablement différente de ce que nous avons entendu pendant quarante ans…, une présentation mêlée aux principes éternels sur l’unicité de l’Eglise et sa perfection unique, sur l’exclusivité du salut. On voit bien là un essai de sauver l’enseignement de toujours et simultanément un Concile revisité à la lumière traditionnelle. Le mélange quoique intéressant laisse encore ouvertes des questions de logique sur le rôle que jouent les autres confessions chrétiennes… appelées jusqu’à Pie XII inclus, les « fausses religions. » Osera-t-on désormais user de ce terme à nouveau ?
Mgr Pozzo propose dans sa longue conclusion un concile Vatican II revu – sinon corrigé –, dénonçant le relativisme, un certain « pastoralisme », une forme de « dialoguite » aiguë… Pensez-vous que cette présentation est susceptible de faire l’unanimité à Rome et dans les diocèses ? Comment jugez-vous cette version revue du concile ?
Elle est intéressante, dans le sens que l’on nous présente un nouveau Vatican II, un concile que de fait nous n’avons jamais connu, et qui se distingue de celui qui a été présenté pendant les quarante dernières années. Une sorte de peau neuve ! C’est intéressant surtout en ce que se trouve condamnée assez fortement la tendance ultra-moderne. Une sorte de concile modéré ou tempéré nous est présentée. Reste la question de la réception de cette nouvelle formule, certainement jugée trop traditionnelle pour les modernes et pas assez pour nous. Disons qu’une bonne partie de nos attaques se voit justifiée, une bonne partie de ce que nous condamnons est condamnée. Mais si la chose est condamnée, la divergence reste grande sur les causes. Car enfin, si une telle désorientation des esprits a été possible à propos du concile, et à une telle échelle, à une telle ampleur…, il faut bien une cause proportionnée ! Si l’on constate une telle divergence d’interprétation au sujet des textes du Concile, il faudra bien un jour convenir que les déficiences de ces textes y sont bien pour quelque chose.
Certains au sein de la Tradition pensent que la crise de l’Eglise devrait se terminer instantanément, le passage de cette crise à sa solution s’opérant d’un seul coup. A vos yeux, est-ce un signe de confiance surnaturelle ou d’impatience trop humaine ? Dans une résolution graduelle de la crise, quelles sont les étapes positives déjà enregistrées ? Quelles sont celles que vous souhaitez voir dans l’avenir ?
La solution instantanée de la crise, comme certains se la représentent, ne peut tenir que du miracle ou d’une grande violence. Si cela ne se passe pas ainsi, restera alors la solution graduelle. Si de puissance absolue, on ne peut pas exclure que Dieu puisse faire un tel miracle, cependant de façon habituelle Dieu gouverne autrement son Eglise, par une coopération plus normale des créatures et de ses saints. En général la résorption d’une crise dure au moins aussi longtemps que son déclenchement, voire plus. Le chemin de la reconstruction est long, le travail immense. Mais avant tout le choix des hommes sera déterminant. Si la politique des nominations d’évêques change enfin, on peut espérer. Dans le même registre, il faudrait une profonde réforme de l’enseignement dans les universités pontificales, de la formation des prêtres dans les séminaires. Ce sont des travaux de longue haleine qui pour le moment sont encore des rêves, mais qui sur une période de dix ans pourraient déjà sérieusement prendre forme. Tout dépend du pape d’abord. Pour l’instant le positif est surtout la reconnaissance que beaucoup de choses vont de travers… On accepte de dire qu’il y a une maladie, une crise grave dans l’Eglise. Va-t-on beaucoup plus loin ? Nous le verrons.
Concrètement qu’est-ce que la Fraternité Sacerdotale Saint-Pie X peut apporter comme solution à cette crise sans précédent ? Quel rôle les fidèles attachés à la Tradition peuvent-ils tenir dans cette œuvre de restauration ? Qu’attendez-vous de la jeune génération qui a aujourd’hui 20 ans et qui en aura 60… dans 40 ans ?
Le rappel de ce que l’Eglise a un passé qui reste aujourd’hui encore tout à fait valable. Ce regard non pas poussiéreux mais frais sur la Tradition de l’Eglise est un apport décisif dans la solution de la crise. On doit y ajouter le rappel de la puissance de la messe traditionnelle, de la mission et du rôle du prêtre tel que le veut Notre Seigneur, à son image et selon son Esprit. Lorsque nous demandons aux prêtres qui se rapprochent de la Fraternité ce qu’ils attendent de nous, ils nous répondent d’abord qu’ils attendent la doctrine. Et cela même avant la messe. C’est surprenant, mais en même temps c’est un très bon signe. Les fidèles ont le rôle important du témoignage, celui de montrer que la vie chrétienne comme elle a toujours été comprise, avec ses exigences et le respect de la loi de Dieu est tout à fait possible dans le monde moderne. C’est la vie chrétienne mise en pratique, un exemple très concret dont a besoin l’homme de la rue. Et pour la génération de ceux qui ont vingt ans, je vois qu’elle est en attente, prête pour l’aventure de la Tradition, sentant bien que ce qui lui est offert au dehors n’est que du toc. Nous sommes à un point charnière pour la reconstruction à venir, et bien que cela n’apparaisse pas encore nettement, je crois que tout est possible. (DICI n°223 du 16/10/10)
(1) Conférence donnée par Mgr Guido Pozzo, le 2 juillet 2010, au séminaire de Wigratzbad, intitulée « Aspects de l’ecclésiologie catholique dans la réception de Vatican II ». Voir notre commentaire dans DICI n°220 du 7 août 2010, « Vatican II, un débat entre Romano Amerio, Mgr Gherardini et Mgr Pozzo ».
fonte:DICI

Monseñor Bernard Fellay : Del mismo modo que la nueva misa expresa un cierto espíritu nuevo que es el de Vaticano II, así también la misa tradicional expresa el espíritu católico. Los que se aferran con los dientes a Vaticano II porque ven en él un nuevo punto de partida de la Iglesia, o los que consideran que con Vaticano II una página de la historia de la Iglesia quedó atrás definitivamente, son quienes simplemente no pueden aceptar la coexistencia de una misa que recuerda exactamente todo lo que pensaban haber dejado atrás para siempre. Hay dos espíritus diferentes encarnados en dos misas. Es un hecho ! Y los dos no van juntos ! Se encuentra en el católico moderno un odio semejante para con el rosario, por ejemplo. Y todo se relaciona. Vemos en la cuestión de la misa un muy buen ejemplo de la complejidad de la crisis que sacude a la Iglesia.

http://www.unavox.it/NuoveImmagini/CapitoloFSSPX2006/Mons_Fellay.jpgfulda_fellay2
Entrevista con Monseñor Bernard Fellay – Nouvelles de Chrétienté sept.-oct. 2010
La Fraternidad Sacerdotal San Pío X celebra sus 40 años. Es el fin de la travesía por el desierto, como para los hebreos en el tiempo de Moisés?
Creo que lo que vivimos se parece más a una de esas incursiones de los exploradores que entrevén la tierra prometida, sin que las circunstancias les permitan entrar.
Para evitar alguna falsa interpretación de la imagen utilizada, quiero precisar que continuamos afirmando siempre y firmemente que somos católicos y que, con la ayuda de Dios, queremos permanecer tales. Sin embargo, para la Iglesia toda, esta crisis se parece mucho a una travesía por el desierto, con la diferencia de que el maná es muy difícil de encontrar. Hay signos alentadores, sobre todo de parte de Roma, pero desafortunadamente están junto a otros signos bien preocupantes. Algunas briznas de pasto en el desierto…
A pesar de todo, cómo se desarrolla la Fraternidad Sacerdotal San Pío X en todo el mundo?
En efecto, La Fraternidad se desarrolla un poco por todas partes. Algunas regiones tienen un impulso mayor que otras, pienso, por ejemplo, en los Estados Unidos, pero el gran handicap que encontramos es la falta de sacerdotes. Carecemos desesperadamente de sacerdotes para responder como deberíamos a los pedidos de auxilio que nos llegan de todas partes. Con cada nominación hacemos una elección que deja sin respuesta uno o varios grupos de fieles. Por una parte es más bien un buen signo, pues ello muestra claramente el desarrollo de nuestra obra, pero también es muy doloroso. Piensen en los países de misión, en particular en África o en Brasil. Si pudiéramos enviar allí unos cincuenta sacerdotes, sería una gran alivio. El Asia también espera…
Monseñor Lefebvre decía que para las autoridades romanas las cifras de este crecimiento eran más elocuentes que los argumentos teológicos? Sigue siendo así?
No sé si hay que decir las « cifras » o los « hechos ». De todos modos los dos pertenecen al mismo orden de cosas. Según un viejo adagio, contra factum non fit argumentum, ante los hechos, no hay discusión posible; esto conserva toda su fuerza. Y la afirmación de Mons. Lefebvre es muy cierta. Destaquemos que no es tanto el número lo que impresiona a Roma, pues seguimos siendo una cantidad despreciable en el conjunto del Cuerpo místico. Esos frutos magníficos, que son ciertamente, según las palabras mismas de un alto prelado romano, la obra del Espíritu Santo, son lo que mueve a las autoridades romanas a dirigir sus miradas hacia nosotros. Tanto más cuanto que se trata de frutos frescos que crecen en medio del desierto.
En este mes de septiembre los informes sobre la aplicación del Motu Proprio referidos a la misa tradicional deben ser enviados a la Santa Sede. Son pocos los Obispos que han aplicado generosamente las directivas romanas. Cómo explica Ud. esta reticencia, o más bien esta resistencia?
Del mismo modo que la nueva misa expresa un cierto espíritu nuevo que es el de Vaticano II, así también la misa tradicional expresa el espíritu católico. Los que se aferran con los dientes a Vaticano II porque ven en él un nuevo punto de partida de la Iglesia, o los que consideran que con Vaticano II una página de la historia de la Iglesia quedó atrás definitivamente, son quienes simplemente no pueden aceptar la coexistencia de una misa que recuerda exactamente todo lo que pensaban haber dejado atrás para siempre. Hay dos espíritus diferentes encarnados en dos misas. Es un hecho ! Y los dos no van juntos ! Se encuentra en el católico moderno un odio semejante para con el rosario, por ejemplo. Y todo se relaciona. Vemos en la cuestión de la misa un muy buen ejemplo de la complejidad de la crisis que sacude a la Iglesia.
Quiere decir Ud. que hoy en la Iglesia, detrás de una fachada de unidad, se esconderían fracturas no solo entre los episcopados locales y Roma, sino en la misma Roma entre diversas tendencias opuestas? Tiene Ud. hechos?
Oh ! Sí, lamentablemente estamos en los tiempos anunciados en los que se verá cardenal contra cardenal, obispo contra obispo. Este tipo de disputa es generalmente muy discreto y escapa a la vista de los fieles. Pero en estos últimos tiempos, en diversas ocasiones, se ha convertido en algo público y notorio, como en el ataque gratuito del cardenal Schönborn contra el cardenal Sodano. Eso se parecía mucho a un arreglo de cuentas. Pero que tendencias opuestas chocan en la misma Roma no es un secreto. Conocemos varios hechos, pero no creo que sea útil para los fieles que esas cosas sean reveladas.
En una reciente conferencia en el seminario de la Fraternidad San Pedro(1) Mons. Guido Pozzo, secretario de la Comisión Ecclesia Dei, se esfuerza en dar una prueba de continuidad doctrinal entre Vaticano II y la Tradición. Cita con este fin la cuestión del subsistit in y la del ecumenismo. Esos ejemplos le parecen convincentes?
Yo no diría convincentes, sino sorprendentes. Esta conferencia es la aplicación muy lógica de los principios enunciados en diciembre de 2005 por Benedicto XVI. Y nos ofrece una presentación del ecumenismo bastante diferente de lo que hemos escuchado durante cuarenta años…, una presentación mezclada con los principios eternos sobre la unicidad de la Iglesia y su perfección única, sobre la exclusividad de la salvación. Claramente se ve un intento de salvar la enseñanza de siempre y al mismo tiempo un Concilio reconsiderado bajo una luz tradicional. La mezcla, aunque interesante, deja todavía abiertas cuestiones de lógica sobre el rol que juegan las otras confesiones cristianas… llamadas hasta Pío XII inclusive, las “falsas religiones”. Se atreverán, en algún momento, a utilizar nuevamente ese término?
Mons. Pozzo propone en su larga conclusión un Concilio Vaticano II revisado  –sino corregido –, denunciando el relativismo, un cierto “pastoralismo”, una especie de “dialoguismo” excesivo… Piensa Ud. que esta presentación es capaz de llegar a la unanimidad en Roma y en las diócesis? Cómo juzga Ud. esta versión revisada del Concilio?
Es interesante en el sentido de que se nos presenta un nuevo Vaticano II, un concilio que de hecho nunca hemos conocido, y que se distingue del que ha sido presentado durante los últimos cuarenta años. Una especie de nueva piel! Es interesante sobre todo porque la tendencia ultra-moderna es condenada bastante fuertemente. Se nos presente una especie de concilio moderado o calmado. Queda, sin embargo, la cuestión de la recepción de esta fórmula nueva, ciertamente juzgada como demasiado tradicional por los modernos y no suficientemente tradicional por nosotros. Digamos que una buena parte de nuestros ataques se ve justificada, une buena parte de lo que condenamos es condenado. Pero si se condenan ciertas cosas, la divergencia sigue siendo grande sobre las causas. Ya que, en fin, si una desorientación tal a cerca del concilio ha sido posible, y en tal escala, y con tal amplitud…, es necesaria una causa proporcionada! Si se comprueba semejante divergencia de interpretación a propósito de los textos del Concilio, habrá que concluir algún día que las deficiencias de los textos tienen su parte de culpa.
Algunos en el seno de la Tradición piensan que la crisis debería terminar instantáneamente, realizándose el paso de esta crisis a su solución de un solo golpe. Según su opinión, se trata de un signo de confianza sobrenatural o de impaciencia demasiado humana? En una solución gradual de la crisis, cuáles son las etapas positivas ya verificadas? Cuáles son las que Ud. desearía ver en el futuro?
La solución instantánea de la crisis, como algunos se la representan, no puede provenir sino de un milagro o de una gran violencia. Si eso no sucede así, queda entonces la solución gradual. Si bien, en potencia absoluta, no se puede excluir que Dios pueda hacer un milagro tal, sin embargo de manera habitual Dios gobierna su Iglesia de otro modo, por una cooperación más normal de las creaturas y de sus santos. En general, la reabsorción de una crisis dura al menos tanto tiempo como su activación, incluso más. El camino de la reconstrucción es largo, el trabajo es inmenso. Pero ante todo la elección de los hombres será determinante. Si la política de las nominaciones de los obispos cambia finalmente, podemos tener esperanza. En el mismo orden, sería necesaria una profunda reforma de la enseñanza en las universidades pontificias, de la formación de los sacerdotes en los seminarios. Se trata de trabajos de largo aliento que por el momento son todavía sueños, pero que en un período de diez años podrían ya tomar forma concreta. Todo depende primero del papa. Por el momento lo positivo es el reconocimiento de que muchas cosas van mal… Se acepta decir que hay una enfermedad, una grave crisis en la Iglesia. Se va mucho más lejos que eso? Lo veremos.
Qué puede aportar, concretamente, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X como solución a esta crisis sin precedentes? Que rol pueden tener los fieles de la Tradición en esta obra de restauración? Qué espera Ud. de la joven generación que hoy tiene 20 años y que tendrá 60… dentro de 40 años?
Recordar que la Iglesia tiene un pasado que aun hoy permanece completamente válido. Este acercamiento fresco, no marchito, a la Tradición de la Iglesia es un aporte decisivo para la solución de la crisis. A esto debemos agregar el llamar la atención sobre el poder de la misa tradicional, de la misión y del rol del sacerdote tal como lo quiere Nuestro Señor, según su imagen y según su Espíritu. Cuando les preguntamos a los sacerdotes que se acercan a la Fraternidad qué esperan de nosotros, nos responden primero que esperan la doctrina. Y eso incluso antes que la misa. Es sorprendente, pero al mismo tiempo es un buen signo. Los fieles tiene el importante rol del testimonio, de mostrar que la vida cristiana como siempre fue entendida, con sus exigencias y el respeto de la ley de Dios, es perfectamente posible en el mundo moderno. La vida cristiana llevada a la práctica es un ejemplo muy concreto del que tiene necesidad el hombre de la calle. Y en cuanto a la generación de los que ahora tienen 20 años, veo que está a la espera, lista para la aventura de la Tradición, sabiendo bien que lo que le es ofrecido allí afuera es pura apariencia. Estamos en un punto de inflexión para la reconstrucción del futuro, y aunque eso no se vea todavía claramente, creo que todo es posible.
(1) Conferencia dad por Mons. Guido Pozzo, el 2 de julio de 2010, en el seminario de Wigratzbad, titulada, “Aspectos de la eclesiología católica en la recepción de VaticanoII”. Ver nuestro comentario en DICI n° 220 del 7 de agosto de 2010, « Vaticano II, en debate entre Romano Amerio, Mgr Gherardini et Mgr Pozzo ».


fonte:Dici

Nova entrevista de Dom Bernard Fellay: Do mesmo modo que a nova missa expressa um certo espírito novo que é o do Vaticano II, assim também a missa tradicional expressa o espírito católico. Os que se agarram com unhas e dentes ao Vaticano II por verem nele um novo ponto de partida da Igreja, ou os que consideram que com o Vaticano II uma página da história da Igreja foi deixada para trás definitivamente, são quem simplesmente não podem aceitar a co-existência de uma missa que recorda exatamente tudo o que pensavam ter deixado eternamente para trás. Há dois espíritos diferentes encarnados em duas missas. É um fato! E os dois não caminham juntos! Encontra-se no católico moderno um ódio semelhante para com o rosário, por exemplo. E tudo se relaciona. Vemos na questão da missa um exemplo muito bom da complexidade da crise que sacode a Igreja.

A Fraternidade Sacerdotal São Pio X celebra seus 40 anos. É o fim da travessia pela deserto, como para os hebreus nos tempos de Moisés?
Creio que o que vivemos se parece mais com uma dessas incursões dos exploradores que entrevêem a terra prometida, sem que as circunstâncias lhes permitam adentrá-la.
Para evitar alguma falsa interpretação da imagem utilizada, quero precisar que continuamos afirmando sempre e firmemente que somos católicos e que, com a ajuda de Deus, queremos permanecer como tais. No entanto, para a Igreja toda, esta crise se parece muito com a travessia pelo deserto, com a diferença de que o maná é muito mais difícil de ser encontrado. Há sinais alentadores, sobretudo da parte de Roma, mas infelizmente estão juntos de outros sinais bem preocupantes. Algumas fiapos de grama no deserto…
Apesar de tudo, como se desenvolve a Fraternidade Sacerdotal São Pio X em todo o mundo?
Com efeito, a Fraternidade se desenvolve um pouco por toda parte. Algumas regiões tem um impulso maior que outras, penso, por exemplo, nos Estados Unidos, mas o grande obstáculo que encontramos é a falta de sacerdotes. Falta-nos desesperadamente sacerdotes para responder como deveríamos aos pedidos de auxílio que nos chegam de todas as partes. A cada nomeação fazemos uma escolha que deixa sem resposta um ou vários grupos de fiéis. Por um lado, é antes um bom sinal, pois mostra claramente o desenvolvimento de nossa obra, mas também é muito doloroso. Pensem nos países de missão, em particular na África ou no Brasil. Se pudéssemos enviar para lá uns cinqüenta sacerdotes seria um grande alívio. A Ásia também espera…
Dom Lefebvre dizia que para as autoridades romanas as cifras deste crescimento eram mais eloqüentes que os argumentos teológicos? Continua sendo assim?
Não sei se devemos dizer as “cifras” ou os “feitos”. De todo modo, ambos pertencem à mesma ordem de coisas. Segundo um velho adágio, contra factum non fit argumentum, contra fatos, não há discussão possível; isto conserva toda a sua força. E a afirmação de Dom Lefebvre é muito correta. Destaquemos que não é tanto o número o que impressiona Roma, pois continuamos a ser uma quantidade insignificante no conjunto do Corpo Místico. Esses frutos magníficos, que certamente são, segundo as próprias palavras de um alto prelado romano, a obra do Espírito Santo, são o que move as autoridades romanas ao voltar seus olhares para nós. Tanto mais quanto se trata de frutos frescos que crescem no meio do deserto.
Neste mês de setembro, os relatórios sobre a aplicação do Motu Proprio com referência à missa tradicional devem ser enviados à Santa Sé. São poucos os bispos que aplicaram generosamente as diretrizes romanas. Como o senhor explica esta reticência, ou melhor, esta resistência?
Do mesmo modo que a nova missa expressa um certo espírito novo que é o do Vaticano II, assim também a missa tradicional expressa o espírito católico. Os que se agarram com unhas e dentes ao Vaticano II por verem nele um novo ponto de partida da Igreja, ou os que consideram que com o Vaticano II uma página da história da Igreja foi deixada para trás definitivamente, são quem simplesmente não podem aceitar a co-existência de uma missa que recorda exatamente tudo o que pensavam ter deixado eternamente para trás. Há dois espíritos diferentes encarnados em duas missas. É um fato! E os dois não caminham juntos! Encontra-se no católico moderno um ódio semelhante para com o rosário, por exemplo. E tudo se relaciona. Vemos na questão da missa um exemplo muito bom da complexidade da crise que sacode a Igreja.
O senhor quer dizer que hoje, na Igreja, por detrás de uma fachada de unidade, esconderiam-se fraturas não só entre os episcopados locais e Roma, mas mesmo Roma entre diversas tendências opostas? O senhor tem provas?
Oh ! Sim, lamentavelmente estamos nos tempos anunciados em que se verão Cardeal contra Cardeal, Bispo contra Bispo. Este tipo de disputa é geralmente muito discreto e escapa à vista dos fiéis. Mas nesses últimos tempos, em diversas ocasiões, converteu-se em algo público e notório, como no ataque gratuito do Cardeal Schönborn contra o Cardeal Sodano. Isso se pareceu muito com um acerto de contas. Mas não é segredo que tendências opostas se chocam mesmo em Roma. Conhecemos vários fatos, mas não creio que seja útil para os fiéis que essas coisas sejam reveladas.
Em uma recente conferência no seminário da Fraternidade São Pedro (1), Mons. Guido Pozzo, secretário da Comissão Ecclesia Dei, esforça-se em dar uma prova de continuidade doutrinal entre Vaticano II e a Tradição. Cita, com este fim, a questão do subsistit in e a do ecumenismo. Esses exemplos lhe parecem convincentes?
Eu não diria convincentes, mas surpreendentes. Esta conferência é a aplicação muito lógica dos princípios enunciados em dezembro de 2005 por Bento XVI. E nos oferece uma apresentação do ecumenismo bastante diferente do que temos escutado durante quarenta anos…, uma apresentação mesclada com os princípios eternos sobre a unidade da Igreja e sua perfeição única, sobre a exclusividade da salvação. Claramente se vê uma tentativa de salvar o ensinamento de sempre e, ao mesmo tempo, um Concílio reconsiderado sob uma luz tradicional. A mescla, ainda que interessante, deixa ainda abertas questões de lógica sobre o papel que desempenham as outras confissões cristãs… chamadas, inclusive por Pio XII, de “falsas religiões”. Eles se atreverão, em algum momento, a utilizar novamente este termo?

Peregrinação da Fraternidade São Pio X a Roma para o Jubileu do ano 2000.
Peregrinação da Fraternidade São Pio X a Roma por ocasião do Jubileu do ano 2000.

Mons. Pozzo propõe em sua extensa conclusão um Concílio Vaticano II revisado – se não corrigido –, denunciando o relativismo, um certo “pastoralismo”, uma espécie de “dialoguismo” excessivo… O senhor pensa que esta apresentação é capaz de chegar à unanimidade em Roma e nas dioceses? Como o senhor julga esta versão revisada do Concílio?
É interessante no sentido de que se nos apresenta um novo Vaticano II, um Concílio do qual, de fato, nunca tivemos conhecimento, e que se distingue daquele que nos tem sido apresentado nos últimos quarenta anos. Uma espécie de nova pele! É interessante, sobretudo, porque a tendência ultra-moderna é condenada muito fortemente. Nos é apresentado uma espécie de Concílio moderado ou “acalmado”. Permanece, no entanto, a questão da recepção desta fórmula nova, certamente julgada como muito tradicional pelos modernos e não suficientemente tradicional por nós. Digamos que uma boa parte de nossos ataques se vê justificada, uma boa parte do que condenamos é condenado. Mas se certas coisas são condenadas, a divergência permanece sendo grande sobre as causas. Já que, enfim, se foi possível semelhante desorientação acerca do Concílio, e em tal escala, e com tal amplitude… é necessária uma causa proporcional! Se comprovam semelhante divergência de interpretação a propósito dos textos do Concílio, há de se concluir algum dia que as deficiências dos textos têm sua parte de culpa.
Alguns no seio da Tradição pensam que a crise deveria terminar instantaneamente, realizando a passagem desta crise até sua solução de uma só vez. Em sua opinião, trata-se de um sinal de confiança sobrenatural ou de impaciência demasiadamente humana? Em uma solução gradual da crise, quais são as etapas positivas já verificadas? Quais são as que o senhor desejaria ver no futuro?
A solução instantânea da crise, como alguns imaginam, não pode provir senão de um milagre ou de uma grande violência. Se não ocorre assim, permanece então a solução gradual. Mesmo que, em potência absoluta, não se pode excluir que Deus possa fazer tal milagre, todavia, de maneira habitual, Deus governa sua Igreja de outra maneira, por uma cooperação mais normal das criaturas e de seus santos. Em geral, a reabsorção de ma crise dura ao menos tanto tempo como sua ativação, inclusive mais. O caminho da reconstrução é longo, o trabalho é imenso. Mas, acima de tudo, a escolha dos homens será determinante. Se a política de nomeações dos bispos finalmente mudar, podemos ter esperança.  Na mesma ordem, seria necessária uma profunda reforma do ensinamento das universidades pontifícias, da formação dos sacerdotes nos seminários. Trata-se de trabalhos de longo prazo que, por ora, são ainda sonhos, mas que em um período de dez anos poderiam já tomar forma concreta. Tudo depende primeiramente do Papa. No momento, o positivo é o reconhecimento de que muitas coisas vão mal…  Aceita-se dizer que há uma enfermidade, uma grande crise na Igreja. Eles irão muito mais longe do que isso? Veremos…
Com o que a Fraternidade Sacerdotal São Pio X pode contribuir, concretamente, para a solução desta crise sem precedentes? Que papel podem ter os fiéis da Tradição nesta obra de restauração? O que o senhor espera da jovem geração que hoje tem 20 anos e que terão 60… dentro de 40 anos?
Recordar que a Igreja tem um passado que ainda hoje permanece completamente válido. Um novo olhar, não empoeirado, sobre a Tradição da Igreja é uma contribuição decisiva para a solução da crise. A isso devemos acrescentar o chamar a atenção sobre o poder da Missa Tradicional, da missão e do papel do sacerdote tal como quer Nosso Senhor, segundo sua imagem e segundo seu Espírito. Quando perguntamos aos sacerdotes que se aproximam da Fraternidade o que esperam de nós, eles nos respondem primeiro que esperam a doutrina. E isso mesmo antes da Missa. É surpreendente, mas ao mesmo tempo é um bom sinal. Os fiéis têm o importante papel do testemunho, de mostrar que a vida cristã como sempre foi entendida, com suas exigências e o respeito à lei de Deus, é perfeitamente possível no mundo moderno. A vida cristã levada à prática é um exemplo muito concreto do que tem necessidade o homem da rua. E quanto à geração dos que hoje têm 20 anos, vejo que ela está à espera, pronta para a aventura da Tradição, sabendo bem que lhes é oferecido fora dela é pura aparência. Estamos em um ponto de inflexão para a reconstrução do futuro, e mesmo que isso ainda não seja visto claramente, creio que tudo é possível.
(1)    Conferência dada por Mons. Guido Pozzo, em 2 de julho de 2010, no seminário de Wigratzbad, intitulada, “Aspectos da eclesiologia católica na recepção do Vaticano II” [tradução do Fratres in Unum aqui] . Ver nosso comentário em DICI n. 220 de 7 de agosto de 2010, Vaticano II,um debate entre Romano Amerio, Mons. Gherardini e Mons. Pozzo”. [tradução do Fratres in Unum aqui].
fonte:fratres in unum

II Pellegrinaggio del CSP Emilia Romagna: * Pellegrinaggio del Coordinamento regionale del Summorum Pontificum Emilia Romagna al Santuario della Madonna di San Luca, Bologna.

 
 
 
Inicie sessão para gostar desta fotografia.
Inicie sessão para gostar desta fotografia.
Inicie sessão para gostar desta fotografia.

Usus Antiquior First Mass of a New Community in Paraguay

 
The Missionary Community of Jesus (Comunidad Misionera de Jesús) is a new community of clerics and lay people founded in 2002 and erected as a public association of the faithful in the diocese of Ciudad del Este, Paraguay. Their founder and Superior, Fr. Jorge Miguel Martínez, was ordained to the priesthood (together with nine other diocesan priests) on Sunday, 3 October 2010, by the bishop of Ciudad del Este, Most Rev. Rogelio Livieres Plano. Fr. Martínez celebrated his First Mass on the following day as a Solemn Mass in the Extraordinary Form. Deacon of the Mass was Fr. Dominic Carey, rector of the Major Seminary of Ciudad del Este, and subdeacon Fr. Kevin Liberman, Vicar General of the diocese. The Mass was attended by numerous faithful. You can see a photo gallery here; these are some of the pictures:





(H/t to our friend José Luis Cabrera at Una Voca Málaga.) 

visto em:newliturgical movement