La ruptura con la Tradición. Martin Mosebach.
1.- La ruptura con la Tradición. Martin Mosebach.
La reforma de la Misa hecha por Pablo VI después del Concilio Vaticano Segundo representa un evento único en la historia de la Iglesia. Nunca antes había la Iglesia prohibido un rito antiguo, nunca antes había ella, como lo declaró el Cardenal Ratzinger, colocado un “rito fabricado” en el lugar de uno tradicional. El rito establecido en la Iglesia Occidental antes de 1968 no es en ninguna medida “Tridentino”, lo que significa, una creación del Concilio de Trento, como mucho lo han definido erróneamente, sino que puede en su esencia ser trazado hasta Gregorio Magno. El rito del Papa y de la Ciudad de Roma fue declarado obligatorio para la Iglesia Universal cuando, en el inicio de la Reforma, elementos heréticos comenzaron a infiltrarse en muchos ritos parroquiales. El concilio de Trento, de todas formas,hizo de este rito el sujeto de intensas investigaciones. En conformidad, reconoció que este rito no contenía elementos sin importancia o presindibles: todo en el estaba minuciosamente entretejido y conectado intrínsecamente.
La liturgia era un organismo viviente del cual sus partes no podían ser removidas o sustituidas como bloques constructivos, sin dañar el todo. Este organismo no era otra cosa que un ícono de la Encarnación. Así como en todas las otras religiones antiguas, el ritual Cristiano también tenía la tarea de hacer presente a la deidad, la vieja Misa envolvía la presencia del Dios Encarnado quien, en el Sacramento, de nuevo se hacía carne, nacía, moría y resucitaba de entre los muertos. Conforme a las más antiguas fuentes teológicas, que sobreviven inquebrantadas en la Ortodoxia, no era la Ultima Cena del Jueves Santo,, sino primeramente el sacrificio en la Cruz el cual estaba presente en la Misa.
Recientemente después de su fallecimiento, la ideología de la secularización ha penetrado a la iglesia en varios disfraces. Conceptos como el pecado, la culpa, el sacrificio y la salvación, han venido a asemejarse al residuo de una religión vestida barbáricamente que causa solo vergüenza en una sociedad sofisticada, el Sacramento Tradicional fue reinterpretado como una conmemorativa fracción del pan por la comunidad, que nos trae la paz. Ha existido una irresoluta contradicción en la iglesia desde entonces: La doctrina Papal promulga incesantemente el punto de vista tradicional del Sacramento de la Eucaristía, mientras que la práctica, que siempre tiene más peso que las enseñanzas, se ha apartado menos o más de la enseñanza de siglos atrás y creado una mentalidad enteramente nueva entre los fieles.
Si el Magisterio Papal es vago en su deber a la Historia de la Iglesia como un todo, por su constante falla de aplicar su doctrina como práctica de la Iglesia Universal, los resultados destructivos de esta contradicción pronto se mostrará.