terça-feira, 31 de março de 2015

Bp. Joseph Perry Administers the Subdiaconate to Four

Bp. Joseph Perry Administers the Subdiaconate to Four

February 5, 2015
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Bishop Joseph Perry Administers the Subdiaconate at Our Lady of Guadalupe Seminary 2015On the First Saturday of February, Our Lady’s day, four men sought to advance along the path to the Priesthood of Christ. The Most Rev. Joseph Perry, Auxiliary Bishop of Chicago, traveled to Our Lady of Guadalupe Seminary in Denton, where, on Saturday, February 7, 2015, he administered the Subdiaconate to four seminarians.
The Subdiaconate conveys the privilege of touching the sacred vessels, chanting the Epistle, and the responsibility of preparing the necessities of the Eucharist. With God’s grace, these men will be raised to the Diaconate in the month of March.
Many thanks to Bishop Perry for his support of the Priestly Fraternity of Saint Peter. In your kindness, please pray for our new subdeacons, as well as all of our seminarians, deacons, and priests here in North America and around the world.
 
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segunda-feira, 30 de março de 2015

Catequesis de Benedicto XVI sobre la Eucaristía



2012-06-07 Radio Vaticana
(RV).- Como todos los años en la solemnidad del Corpus Christi, el Santo Padre Benedicto XVI presidió esta tarde a las 19,00 la Santa Misa en el atrio de la Basílica de San Juan de Letrán -Catedral de Roma- de la que el Papa es su Obispo. 
El Papa reflexionó en su homilía sobre dos aspectos del Misterio eucarístico, entrelazados entre sí: el culto de la Eucaristía y su sacralidad.
Después de la ceremonia litúrgica, el Pontífice presidió la tradicional procesión eucarística desde la basílica de san Juan de Letrán a la basílica romana de Santa María la Mayor, a través de la Via Merulana. Y regresó a la Ciudad del Vaticano alrededor de las nueve y media de la noche.
Texto completo de la homilía del Santo Padre:
¡Queridos hermanos y hermanas!
Esta tarde, quisiera meditar con vosotros sobre dos aspectos, entrelazados entre sí, del Misterio eucarístico: el culto de la Eucaristía y su sacralidad. Es importante volver a tomarlos en consideración para preservarlos de visiones incompletas del mismo Misterio, como las que se han verificado en el pasado reciente.
Ante todo, una reflexión sobre el valor del culto eucarístico, en particular de la adoración del Santísimo Sacramento. Es la experiencia, que viviremos también esta tarde, después de la Misa, antes de la procesión, durante su desarrollo y cuando termine. Una interpretación unilateral del Concilio Vaticano II ha penalizado esta dimensión, restringiendo prácticamente la Eucaristía al momento de la celebración. 
En efecto, fue muy importante reconocer la centralidad de la celebración, en la que el Señor convoca a su pueblo, lo reúne alrededor de la dúplice mesa de la Palabra y del Pan de vida, lo alimenta y lo une a Sí, en la oferta del Sacrificio. Esta valoración de la asamblea litúrgica, en la que el Señor obra y realiza su misterio de comunión, permanece naturalmente válida, pero se debe colocar en su justo equilibrio. En efecto – como sucede a menudo – queriendo subrayar un aspecto, se acaba con sacrificar otro. En este caso, la acentuación realizada sobre la celebración de la Eucaristía ha disminuido la adoración, como acto de fe y de oración dirigido al Señor Jesús, realmente presente en el Sacramento del altar. Este desequilibrio ha tenido repercusiones también sobre la vida espiritual de los fieles. 
En efecto, concentrando toda la relación con Jesús eucaristía sólo en el momento de la Santa Misa, se corre el riesgo de vaciar de su presencia el resto del tiempo y del espacio existenciales. Y, de este modo, se percibe menos el sentido de la presencia constante de Jesús en medio de nosotros y con nosotros – una presencia concreta, cercana, entre nuestras casas, como «Corazón que late» de la ciudad, del país y del territorio, con sus distintas expresiones y actividades. El Sacramento de la Caridad de Cristo debe permear toda la vida cotidiana.
En realidad, es un error contraponer la celebración y la adoración, como si estuvieran en competencia la una contra la otra. Es precisamente, todo lo contrario: el culto del Santísimo Sacramento constituye el ‘ambiente’ espiritual en el cual la comunidad puede celebrar bien y en verdad la Eucaristía. Sólo si está precedida, acompañada y seguida por esta conducta interior de fe y de adoración, la acción litúrgica puede expresar su pleno significado y valor. El encuentro con Jesús en la Santa Misa se realiza verdadera y plenamente cuando la comunidad es capaz de reconocer que Él, en el Sacramento, habita su casa, nos espera, nos invita a su mesa y, luego, una vez que la asamblea se ha disuelto, permanece con nosotros, con su presencia discreta y silenciosa, y nos acompaña con su intercesión, y sigue recogiendo nuestros sacrificios espirituales y ofreciéndolos al Padre.
En este contexto, me complace subrayar la experiencia que viviremos esta tarde juntos. En el momento de la adoración, estamos todos en el mismo plano, de rodillas ante el Sacramento del Amor. El sacerdocio común y el ministerial se encuentran unidos en el culto eucarístico. Es una experiencia muy bella y significativa, que hemos vivido varias veces en la Basílica de San Pedro y también en las inolvidables vigilias con los jóvenes – recuerdo, por ejemplo las de Colonia, Londres, Zagreb y Madrid. Es evidente para todos que estos momentos de vigilia eucarística preparan la celebración de la Santa Misa, preparan los corazones al encuentro, de forma que éste resulta más fructuoso. 
Estar todos en silencio prolongado ante el Señor presente en su Sacramento es una de las experiencias más auténticas de nuestro ser Iglesia, que se acompaña de forma complementaria con la de celebrar la Eucaristía, escuchando la Palabra de Dios, cantando, acercándose juntos a la mesa del Pan de vida. No se pueden separar – van juntas - la comunión y la contemplación. Para comunicar verdaderamente con otra persona, tengo que conocerla, saber estar en silencio cerca de ella, escucharla, mirarla con amor. El verdadero amor y la verdadera amistad viven siempre esta reciprocidad de miradas, de silencios intensos, elocuentes, llenos de respeto y de veneración, de forma que el encuentro se viva profundamente, de modo personal y no superficial. 
Y, lamentablemente, si falta esta dimensión, también la misma comunión sacramental puede llegar a ser, de parte nuestra, un gesto superficial. Sin embargo, en la verdadera comunión, preparada por el coloquio de la oración y de la vida, podemos decirle al Señor palabras de confianza, como las que resonaron hace poco en el Salmo responsorial: «Yo, Señor, soy tu servidor, tu servidor, lo mismo que mi madre: por eso rompiste mis cadenas. Te ofreceré un sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre del Señor (Sal 116, 16-17). 
Ahora quisiera pasar, brevemente, al segundo aspecto: la sacralidad de la Eucaristía. También aquí hemos sufrido, en el pasado reciente, un malentendido sobre el mensaje auténtico de la Sagrada Escritura. La novedad cristiana en lo que respecta al culto recibió el influjo de cierta mentalidad secularista, de los años sesenta y setenta del siglo pasado. Es verdad, y permanece siempre válido, que el centro del culto ya no está en los ritos y en los sacrificios antiguos, sino en Cristo mismo, en su persona, en su vida, en su misterio pascual. Y, sin embargo, de esta novedad fundamental no se debe deducir que lo sagrado ya no existe, sino que ha encontrado su cumplimiento en Jesucristo, Amor divino encarnado. 
La Carta a los Hebreos, que escuchamos esta tarde en la segunda Lectura, nos habla precisamente de la novedad del sacerdocio de Cristo, «Sumo Sacerdote de los bienes futuros» (Hb 9,11), pero no dice que el sacerdocio haya terminado. Cristo «es mediador de una Nueva Alianza» (Hb 9,15), establecida en su sangre, que purifica «nuestra conciencia de las obras que llevan a la muerte» (Hb 9,14). Él no abolió lo sagrado, sino que lo llevó a su cumplimiento, inaugurando un culto nuevo, que aun siendo verdaderamente espiritual, mientras estemos en camino en el tiempo, se sirve todavía de signos y de ritos, que desaparecerán sólo al final, en la Jerusalén celeste, donde ya no habrá ningún templo (cfr Ap 21,22) ¡Gracias a Cristo, la sacralidad es más verdadera, más intensa, y, como sucede para los mandamientos, más exigente! No basta la observancia ritual, sino que se requiere la purificación del corazón y la implicación de la vida.
Me complace también subrayar que lo sagrado tiene una función educativa y que su desaparición empobrece, inevitablemente, la cultura, en particular, la formación de las nuevas generaciones. Si, por ejemplo, en nombre de una fe secularizada, que no requiera signos sagrados, se aboliera esta procesión ciudadana del Corpus Domini, el perfil espiritual de Roma quedaría ‘mermado’ y nuestra conciencia personal y comunitaria quedaría debilitada. O, pensemos también en una mamá y en un papá que, en nombre de una fe desacralizada, privaran a sus hijos de toda ritualidad religiosa: en realidad, acabarían por dejar el campo libre a tantos subrogados presentes en la sociedad del consumo, a otros ritos y a otros signos, que con mayor facilidad se pueden volver ídolos. 
Dios, nuestro Padre, no hizo lo mismo con la humanidad: envió a su Hijo al mundo, no para abolir, sino para dar cumplimiento también a lo sagrado. En el culmen de esta misión, en la Última Cena, Jesús instituyó el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre, el Memorial de su Sacrificio pascual. De este modo, Él se puso a Sí mismo en lugar de los sacrificios antiguos, pero lo hizo en el interior de un rito, que mandó perpetuar a los Apóstoles, como signo supremo y verdadero de lo Sagrado, que es Él mismo. Con esta fe, queridos hermanos y hermanas, nosotros celebramos hoy y cada día el Misterio eucarístico y lo adoramos como centro de nuestra vida y corazón del mundo. Amén.

Intervista con il cardinale RAYMOND LEO BURKE: "Aderire con più chiarezza a ciò che la Chiesa ha sempre insegnato e praticato: questa è la nostra àncora"


"Aderire con più chiarezza a ciò che la Chiesa ha sempre insegnato e praticato: questa è la nostra àncora" (card. L. R. Burke)

Ringraziamo Chiesa e post-concilio per l'importante lavoro i di traduzione che ci consente di leggere questa importante
Intervista con il cardinale RAYMOND LEO BURKE

 

— Dal Sinodo straordinario sulla famiglia, siamo entrati in un periodo di incertezza e confusione riguardo a diverse questioni «sensibili»: la comunione per le coppie divorziate e «risposate» un cambiamento di atteggiamento nei confronti delle unioni omosessuali e l'apparente allentamento verso le coppie che vivono insieme senza essere sposate. Sua Eminenza pensa che questa confusione produca già effetti negativi tra i cattolici?

— Sì, certamente. Ciò è quel che mi riferiscono i laici e che ho sentito da parte dei vescovi. Ci sono persone oggi che reclamano un «cambiamento» dell'insegnamento della Chiesa sulle relazioni sessuali fuori del matrimonio, o in rapporto alla natura intrinsecamente disordinata degli atti omosessuali. Ci sono anche persone che si trovano a vivere unioni coniugali irregolari che esigono ricevere la Santa Comunione, dicendo che questa è la volontà del Santo Padre. E ci troviamo di fronte a situazioni sconcertanti: tali le dichiarazioni del vescovo di Anversa sugli atti omosessuali, che passano senza essere sanzionate. Di modo che questa confusione si sta diffondendo in modo realmente allarmante.LEGGERE...

Francescani dell’Immacolata. La strana vicenda del sequestro di beni e l’informazione scorretta dell’agenzia Zenit – di Paolo Deotto


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DIFUSÃO DA MISSA GREGORIANA NO MUNDO

Fiesta de la Anunciación en México

Santa Misa con la forma extraordinaria del Rito Romano, el pasado 25 de marzo, fiesta de la Anunciación de la Santísima Virgen. Iglesia de Nuestra Señora del Pilar, archidiócesis de Guadalajara, México. Apostolado de la Fraternidad Sacerdotald de San Pedro.





Funeral por Ricardo III

Santa Misa solemne con la forma extraordinaria del Rito Roman, por el alma del Rey Ricardo III de Inglaterra, celebrada en la Parroquia de Santa Catalina Labouré, en Farington - Leyland,  Reino Unido.




Domingo de Ramos en Alemania

Celebración de la procesión de palmas y Santa Misa solemne el Domingo de Ramos, en la iglesia parroquial de Opfenbach, en Alemania, a la que acudieron los profesores y alumnos del cercano seminario de la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro, en Wigratzbad.






Fallece el Arzobispo Appignanesi

Monseñor Ennio Appignanesi, Arzobispo Emérito de Potenza, en Italia, ha fallecido el pasado 26 de marzo, según nos informa un amable lector. Descanse en paz este ilustre prelado, amigo de la Tradición, y que el Señor premie su apostolado.

En el año 2009, realizando ordenaciones para el Instituto del Buen Pastor

Palm Sunday at St Mary’s parish, Norwalk, Connecticut. Palm Sunday at St. Agnes Church, Manhattan



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(Above and below) The reading of the Passion according to St. Matthew – including settings by Richard Davy.
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(Above) Fr. Richard Cipolla celebrated the Mass. Mr.Stephan Genovese was the deacon and Mr. William Riccio, subdeacon.
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Palm Sunday at St. Agnes Church, Manhattan
At St. Agnes Church in Manhattan, the mass was preceded by the blessing and procession of palms. Father William Elder, Judicial Vicar of the Interdiocesan Tribunal of the Province of New York was the celebrant and homilist. Thanks to Mr. Arrys Ortanez for sending us these pictures.
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La confesión es todo para salvar y sanar tu alma. Padre Juan Manuel Rodríguez de la Rosa


Muchos piensan que la Misericordia de Dios es lo bueno de Dios, es decir, dicen: “Tengo  un pecado y me acuerdo de la Misericordia, y ya está”. La Misericordia Divina es la Suprema Justicia de Dios, que humanamente no podemos entender.
Dios Padre es el Supremo. El Señor es el Justo Juez. El Espíritu Santo es el bálsamo del penitente, pues teniendo la sentencia del Padre, siendo el Señor el Justo Juez, la invocación en el último momento al Espíritu Santo es la salvación del pecador, recibe, por ello, la Misericordia de Dios. La Misericordia del Padre no es entendible para el hombre.
Justicia-Confesión-Misericordia. He aquí cómo opera la verdadera Misericordia Divina; para que obre ha de haber previamente confesión, dolor de los pecados y sentir la contrición del alma; es para la sanación del cuerpo y salvación del alma.
¿Cómo obra la Misericordia de Dios? Como Juez permite pruebas para la purificación integra  del alma. Si será Justo, que dentro de su Justicia nos permite rectificar, comprender lo injusto cometido ante Él. De esta purificación, tribulación, el alma contrita por sus ofensas vuelve al Padre al dirigirse al confesionario. Es así  la Misericordia Divina abraza y limpia al pecador, haciéndolo resplandecer con el esplendor de la Gracia Divina.
Enfermamos por la impureza del alma y llevando a cabo la limpieza del pecado -a través de la confesión- es en esa purificación permite que se cure la persona.
Vamos a estudiar con detalle la parábola del hijo pródigo. Veremos  todo el proceso por donde pasa el alma desde que libremente comete pecado hasta que termina reconciliado con Dios.
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO.  Lc. 15, 11, 32.
Un hombre tenía dos hijos. El menor dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me corresponde de la hacienda.
EXIGENCIA. El hijo le exige al padre. Esto es lo que hacemos con Dios, exigirle.
Y él les repartió la hacienda.
OBEDIENCIA Y CUMPLIMIENTO. El padre obedece a la exigencia del hijo. Dios nos atiende, cosa distinta es lo que nos da, nos guste  o no.
A los pocos días el menor recogió sus cosas, se marchó a un país lejano y disipó su fortuna viviendo disolutamente.
DECISIÓN. En la decisión hay una consecuencia que nos traerá bien o mal. Pero, si nos dirigiéramos a preguntar al Padre Dios Todopoderoso no tendríamos problemas, y tampoco sus consecuencias. Cuando nuestras decisiones son al margen de Dios, las consecuencias se pagan muy caras a lo largo de nuestra vida.
Cuando lo había gastado todo, sobrevino una gran hambre en aquella comarca y, comenzando a pasar necesidad
CONSECUENCIA Y PRUEBA. Aquí empieza la JUSTICIA DE DIOS. En esta prueba se ve la necesidad y valores de la persona, sus ingratitudes con Dios –el reproche-, pero también el arrepentimiento, actuando la Misericordia Divina.
fue a servir a la casa de un hombre de aquel país,
SOMETIMIENTO Y OBLIGACIÓN a la voluntad divina ante la necesidad del alma.
quien lo mandó a sus campos a cuidar cerdos.
CUMPLIR. El alma debe cumplir la voluntad de Dios.
Había deseado llenar su estómago de las algarrobas que comían los cerdos,
COMIENZA EL DESEO DE CAMBIO. El alma desea cambiar al experimentar las consecuencias de su decisión.
pero nadie se las daba.
RECHAZO. El alma siente el rechazo a su alrededor.
Entonces,  entrando en sí mismo, dijo. “¿cuántos jornaleros de mi padre tienen pan de sobra,
RECAPACITAR Y RECONOCER el pecado. El alma reconoce el valor de lo que quiso perder. Ahora, en su entendimiento es capaz de simplificar todo lo que no valoró.
mientras que yo aquí me muero de hambre?
REFLEXIÓN: ante el pecado mortal que niega la presencia divina.
Me levantaré, iré a mi padre y le diré. “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de llamarme hijo tuyo; hazme como uno de tus obreros”.
DECISIÓN-ACTUACIÓN-CONFESIÓN-ARREPENTIMIENTO. Se obra el milagro de Dios, y ante Él, cuando el alma en pleno arrepentimiento y reflexión es capaz de pronunciar todo lo cometió contra Dios Todopoderoso.
En su arrepentimiento, el alma reconoce su bajeza ante el pecado cometido, clama por la Justicia de Dios y pide recibir el justo castigo.
Se levantó y fue a su padre.
Cuando nos dirigimos (“dirigirnos=humillamos” es todo, ya obra el Espíritu Santo) a Dios Padre, después de reconocernos indignos ante Él, nos da la recompensa (sea para bien o para mal según lo entienda el alma, pero siempre es un bien para el alma) después de nuestra valía humana.
Cuando aún estaba lejos, su padre le vio
El Padre Eterno nunca rechaza si hay pleno arrepentimiento de mi pecado. Por muy lejos que esté un alma de Dios, Dios siempre está a su lado. Nunca debemos temer el rechazo de Dios Padre, pero siempre reconociéndonos pecadores.
y, lleno de emoción fue corriendo a echarse al cuello de su hijo
Ante el arrepentimiento, la Gratitud de Dios -la felicidad que siente el Padre Eterno- la convierte en   Gracia, la que se obra ante el pecador.
y le cubrió de besos.
Son las gracias que nos proporciona Dios Padre, Dios Justo.
El hijo empezó a decirle: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de llamarme hijo tuyo”.
La confesión ante Dios tiene que ser íntegra, reconociendo todo pecado y humillándose ante Dios.
Pero el padre dijo a sus criados: “En seguida, sacad el traje mejor y ponédselo, ponedle un anillo en su mano y sandalias en sus pies. Traed el ternero cebado, matadlo y festejemos alegremente; porque ese hijo mío había muerto y ha vuelto a la vida, se había perdido y ha sido hallado”. Y se pusieron a festejarlo.
Se obra la Gracia de Dios ante el indigno pecador. La alegría de Dios se muestra en el perdón que lleva a la salvación del alma. Aquí actúa la Misericordia de Dios.
Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando vino y se acercó a la casa, al oír la música y los cantos llamó a uno de sus criados y le preguntó qué era aquello.
Aquí empieza la obra de quien no es juez, peros sí sentencia: al “oír”, dando  lugar a un daño que cometemos cuando prejuzgamos lo que no nos gusta.
Éste le dijo: “ha vuelto tu hermano, y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado sano”.
Aquí se produce un nuevo pecado, por parte de quien contesta sin autorización al no dirigir a quien pregunta a la persona afectada. Aun así, Dios Padre, nos da una nueva oportunidad de poder darle una visión distinta de lo que se va a obrar.
Él se enfadó, y no quería entrar;
Cuando estamos enfadados nos relevemos ante Dios, y no acudimos al confesionario.
su padre salió a persuadirle,
Dios Padre nos da infinitas oportunidades  para aceptar su voluntad e ir a confesar los pecados de nuestra alma.
pero él contestó a su padre: “Hace ya tantos años que te sirvo sin desobedecer jamás tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para divertirme con mis amigos.
REPROCHAMOS a Dios Padre ante las contestaciones que lanzamos con ofensas. ¿Somos capaces de exigir a Dios?
Pero llega este hijo tuyo que dilapidó su hacienda con  prostitutas, y vas y le matas el ternero cebado”.
Ajusticiamos con soberbia, ira, maldad, volvemos a cometer pecado uno tras otro. Dios Padre permite esto para que en el desempeño de nuestra misión en la vida cumplamos con Su voluntad.
Pero él le respondió: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Pero había que festejar y alegrarse, porque tu hermano que estaba muerto ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado”.
Dios Padre siempre nos dice: hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Pero para que el Padre diga que “todo lo mío es tuyo”, previamente hemos tenido que ganárnoslo.
Dios Padre siempre nos enseña: siempre hay una y muy importante enseñanza en todo. Todo lo que es de Dios.
Dios Padre siempre nos explica todo: con enseñanza y  firmeza en todas las pruebas que nos permite.
Dios Padre siempre nos lo facilita todo: para poder comprender todo lo que Él nos da; siempre tiene que haber un profundo deseo de querer cumplir la voluntad de Dios.
Dios Padre siempre nos da una oportunidad: la de la confesión.
El Señor, por muy perdidos que estemos, siempre recupera al alma pecadora. Para Dios no importa el tiempo que un alma tarda en reconocer su pecado y sentir contrición de su alma. He aquí la importancia para un católico de reconocer que la salvación de su alma está en el confesionario. “Estaba muerto y ha vuelto a la vida”.
Cuando un pecador en el confesionario es capaz de pronunciar todos los pecados que ha guardado en su alma durante años, es ahí donde actúa la Gracia  y ayuda de Dios.
Padre Juan Manuel Rodríguez de la Rosa
 

domingo, 29 de março de 2015

S. Ecc. Mons. Athanasius Schneider : Il rito e ogni dettaglio del Santo Sacrificio della Messa deve incentrarsi sulla glorificazione e adorazione di Dio. Le cinque piaghe del Corpo mistico di Cristo liturgico.


S. Ecc. Mons. Athanasius Schneider : Il rito e ogni dettaglio del Santo Sacrificio della Messa deve incentrarsi sulla glorificazione e adorazione di Dio. Le cinque piaghe del Corpo mistico di Cristo liturgico.

Rito della Messa: Forma straordinaria e nuova evangelizzazione

di S. Ecc. Mons. Athanasius Schneider

L’articolo che segue, di Mons. Athanasius Schneider, il vescovo autore di “Dominus est“, è stato pubblicato sull’edizione dell’estate 2012 di “The Latin Mass“. Il vescovo Schneider esamina i punti di rottura tra la liturgia preconciliare e postconciliare considerandoli vere e proprie “piaghe liturgiche”, anche perché, per la maggior parte, non sono nemmeno previste dalla Sacrosanctum Concilium. Propone anche il ristabilimento di un minimo di continuità, che considera condizione imprescindibile per la nuova evangelizzazione, vista la corrispondenza tra lex orandi e lex credendi.
Volgendo lo sguardo verso Cristo
Per parlare correttamente di nuova evangelizzazione, è necessario in primo luogo a volgere lo sguardo verso Colui che è il vero evangelizzatore, cioè Nostro Signore e Salvatore Gesù Cristo, il Verbo di Dio fatto Uomo. Il Figlio di Dio venne su questa terra per espiare e riparare il più grande peccato, il peccato per eccellenza. E questo peccato, il peccato per eccellenza dell’umanità, consiste nel rifiuto di adorare Dio e nel rifiuto di mantenere per lui il primo posto, il posto d’onore. Questo peccato da parte dell’uomo consiste nel non prestare attenzione a Dio, non avendo più il senso della convenienza delle cose, o anche il senso dei dettagli relativi a Dio e dell’adorazione che gli è dovuta, nel non voler vedere Dio, e nel non voler a inginocchiarsi davanti a Dio.
Per chi ha un tale atteggiamento, l’incarnazione di Dio è una fonte di imbarazzo e di conseguenza anche la presenza reale di Dio nel mistero eucaristico è motivo di imbarazzo, come lo è la centralità della presenza eucaristica di Dio nelle nostre chiese. Infatti l’uomo peccatore vuole il centro della scena per se stesso, sia all’interno della Chiesa che durante la celebrazione eucaristica. Vuole essere visto, per farsi notare. LER...

BENTO XVI:" A LITURGIA É O CORAÇÃO DA VIDA CRISTÃ "


BENTO XVI:" A LITURGIA É O CORAÇÃO DA VIDA CRISTÃ "



Bento XVI: liturgia não é «algo acrescentado» à vida cristã, mas seu «coração»

O Papa responde às perguntas dos párocos da diocese de Roma

Por Inma Álvarez

ROMA, quinta-feira, 5 de março de 2009 (ZENIT.org).- Bento XVI considera que a liturgia «não é algo estranho» no afazer da paróquia, mas o «ponto de unificação» e inclusive o «coração» do qual vem a força para agir.

Esta foi a resposta que o Papa ofereceu ao Pe. Marco Valentini, vigário na paróquia de Santo Ambrósio, durante o encontro que teve com os párocos da diocese de Roma, em 26 de fevereiro passado.

O Papa respondeu que «todos nós devemos aprender melhor a liturgia, não como algo exótico, mas como o coração de nosso ser cristão».

A celebração litúrgica dos sacramentos, explicou, não deve ser «algo estranho junto a trabalhos mais contemporâneos como a educação moral, econômica etc. Pode acontecer facilmente que o sacramento fique um pouco isolado em um contexto mais pragmático e se converta em uma realidade não totalmente integrada na totalidade de nosso ser humano», admitiu.

O pontífice destacou a necessidade de que os fiéis «redescubram» a Eucaristia em toda a sua plenitude.

«Devemos aprender a celebrar a Eucaristia, aprender a conhecer Jesus Cristo, o Deus com rosto humano, de perto, entrar realmente em contato com Ele, aprender a escutá-lo e aprender a deixá-lo entrar em nós», explicou.

A comunhão sacramental «é precisamente esta interação entre duas pessoas. Não pego um pedaço de pão ou de carne, mas pego ou abro meu coração para que o Ressuscitado entre no contexto do meu ser, para que esteja dentro de mim e não só fora de mim, e assim fale comigo e transforme meu ser, me dê o sentido da justiça, o dinamismo da justiça, em zelo pelo Evangelho».

Diante disso, acrescentou, «devemos colaborar todos em celebrar cada vez mais profundamente a Eucaristia: não só como rito, mas como processo existencial que me toca em minha intimidade, mais que qualquer outra coisa, e me muda, me transforma. E transformando-me, dá início à transformação do mundo que o Senhor deseja e da qual quer fazer-me instrumento».

Mais catequese mistagógica

O Papa afirmou também a necessidade de que as pessoas ofereçam maior formação aos fiéis nos mistérios que se celebram na liturgia, ou seja, mais catequese mistagógica.


«Os mistérios não são uma coisa exótica no cosmos das realidades mais práticas. O mistério é o coração do qual vem nossa força e ao qual voltamos para encontrar este centro», declarou.

Acrescentou que a catequese mistagógica «é realmente importante», porque «se refere à nossa vida de homens de hoje».

O Papa destacou que a celebração dos mistérios da fé revelam o próprio ser do homem: «Realmente, nós devemos ensinar a ser homens. Devemos ensinar esta grande arte: como ser um homem. Isto exige, como vimos, muitas coisas: desde a grande denúncia do pecado original nas raízes de nossa economia e de tantos aspectos de nossa vida, até guias concretos sobre a justiça, até o anúncio aos não-crentes».

«Se é verdade que o homem em si não tem sua medida – o que é justo e o que não é – mas encontra sua medida fora dele, em Deus, é importante que este Deus não seja distante, mas reconhecível, concreto, que entre em nossa vida e seja realmente um amigo com o qual podemos falar e que fala conosco», acrescentou.

Neste sentido, afirmou que a catequese sacramental «deve ser uma catequese existencial. Naturalmente, ainda aceitando e aprendendo cada vez mais o aspecto de mistério – ali onde acabam as palavras e os raciocínios – esta é totalmente realista, porque me leva a Deus, e Deus a mim».

«Em outras palavras, a catequese eucarística e sacramental deve realmente chegar ao profundo de nossa existência, ser precisamente educação para abrir-me à voz de Deus, a deixar-me abrir para que rompa esse pecado original do egoísmo e seja abertura de minha existência em profundidade, de maneira que eu possa chegar a ser um verdadeiro justo», concluiu.