terça-feira, 17 de março de 2015

Música sacra. Benedicto XVI y la Liturgia. Sobre la Misa Tradicional.Hecho histórico y muy significativo

Música sacra

 
A continuación les ponemos un extracto de una entrevista concedida al cardenal Zenon Grocholewski, prefecto de la Congregación para la Educación Católica y gran canciller del Pontificio Instituto de Música Sacra.
-¿Cómo se integra la música sacra en la liturgia?
La música sacra es parte integrante de la liturgia y por lo tanto tiene que ser una oración que expresa este momento. No es un accesorio, es algo esencial.  (…)
Hoy observamos una completa banalidad de estos cantos que no se adaptan a la oración, que son simplemente ruido. La liturgia necesita también de silencio.
Por otra parte, el canto es oración coherente con lo que se sucede con la eucaristía. En realidad en el pasado grandes músicos realizaron composiciones estupendas referentes a la misa, como Giovanni de Palestrina. Todos hicieron muchas cosas estupendas aptas a la oración.
- ¿Hoy sería quizás necesario volver a tener un poco más de música sacra en las iglesias?. 
Sí, habría que reforzar la comprensión de la música sacra. Hay nuevas composiciones, muchas veces las he oído en las iglesias, completamente nuevas pero muy bellas. (…)
- Usted habló de sacralidad. ¿Qué es la sacralidad?
La sacralidad se expresa en la medida en la que se manifiesta la oración, en cuanto es nostalgia por algo, en la medida que expresa transcendencia. Pienso que sea muy importante. .Hoy por ejemplo algunas músicas modernas que escuchamos, digamos en televisión, no tienen nada de trascendental, son pura diversión sobre la tierra, no hay nostalgia de nada. (…)
- En alguna oportunidad un prelado decía que la música en la liturgia nos lleva a vivir lo que será el Paraíso. ¿Qué nos da la música sacra?
(…) Benedicto XVI subraya que la música sacra tiene que llevarnos a otro mundo, llevarnos a una nostalgia de lo trascendente. No es solamente ruido, que nos saca fuera de la realidad. El Papa dice que cuando se pierde este horizonte trascendente de la vida humana, todo se reduce a lo terreno, mismo la música y la profundidad del pensamiento. La música tiene que abrir espacio a lo trascendental.
- Hay un cierto consenso en la Iglesia que el órgano es el instrumento más sacral
Pienso que sí, que cuando uno entra en una iglesia el órgano crea una atmósfera, da una cierta plenitud. En muchas iglesias modernas incluso importantes se busca conservar el órgano.
- ¿A los párrocos, especialmente más jóvenes, les daría algún consejo?
Pienso que hay que sensibilizar la gente a la música sacra, aquella que es oración. Claramente en cada parroquia no es posible crear un lindo coro. Entre tanto es necesario sensibilizar a la gente sobre aquello que es la sacralidad del canto que se interpreta en la iglesia.
Fuente: zenit.org

Benedicto XVI y la Liturgia

 
Extraemos algunas de las palabras que el Papa Benedicto XVI pronunció ante los miembros del Instituto Litúrgico San Anselmo que, pensamos, son de gran importancia para la vida litúrgica de la Iglesia.
«(…) necesidad de estudiar de modo más profundizado el fundamento teológico de la Liturgia, para evitar caer en el ritualismo o favorecer el subjetivismo, el protagonismo del celebrante, y para que la reforma estuviese bien justificada en el ámbito de la Revelación y en continuidad con la tradición de la Iglesia.»
«Existe un vínculo estrechísimo y orgánico entre la renovación de la Liturgia y la renovación de toda la vida de la Iglesia.»
«Pablo VI, refiriéndose al culto de la Iglesia, con una expresión sintética afirmaba: “De lalex credendi pasamos a la lex orandi, y esta nos lleva a la lux operandi et vivendi“.»
«Culmen hacia el cual tiende la acción de la Iglesia y al mismo tiempo fuente de la que brota su virtud (cfr Sacrosanctum Concilium, 10), la Liturgia, con su universo celebrativo, se convierte así en la gran educadora en la primacía de la fe y de la gracia. La Liturgia, testigo privilegiado de la Tradición viviente de la Iglesia, fiel a su deber original de revelar y hacer presente en el hodie de las vicisitudes humanas la opus Redemptionis, vive de una relación correcta y constante entre sana traditio legitima progressio, lúcidamente explicitada por la Constitución conciliar en el n. 23. Con ambos términos, los Padres conciliares quisieron consignar su programa de reforma, en equilibrio con la gran tradición litúrgica del pasado y el futuro. No pocas veces se contrapone de manera torpe tradición y progreso. En realidad, los dos conceptos se integran: la tradición es una realidad viva, que por ello incluye en sí misma el principio del desarrollo, del progreso. Es como decir que el río de la tradición lleva en sí también su fuente y tiende hacia la desembocadura.»
Desde este humilde blog deseamos que las palabras del Papa sean escuchadas y tenidas en cuenta pues, si una Liturgia rectamente celebrada es expresión de la fe de la Iglesia, una Liturgia mal celebrada lleva a la expresión de una fe diferente a la de la Iglesia, conforme al principio de Lex orandi, lex credendi.
«Ciertamente, en la historia del posconcilio la constitución sobre la liturgia no fue comprendida a partir de este fundamental primado de la adoración, sino más bien como un libro de recetas sobre lo que podemos hacer con la liturgia. Mientras tanto, los creadores de la liturgia están de modo cada vez más apremiante en reflexionar sobre cómo pueden hacer que la liturgia sea cada vez más atractiva, comunicativa, de forma que la gente participe cada vez más activamente, no han tenido en cuenta que, en realidad, la liturgia se “hace” para Dios y no para nosotros mismos. Sin embargo, cuanto más la hacemos para nosotros mismos, tanto menos atractiva resulta, porque todos perciben claramente que se ha perdido lo esencial.»

 

Sobre la Misa Tradicional

 
El joven Joseph Ratzinger oficiando la Misa Tradicional
Pocos son los fieles que conocen que hace ya casi cuatro años, el 7 de julio del 2007, el Papa Benedicto XVI hizo público el Motu Proprio Summorum Pontificum reconociendo el derecho que asiste a los fieles de participar en la Misa conocida como Tridentina, Tradicional o Gregoriana, es decir, la Misa anterior a 1970. Pero, ¿qué tiene de especial la Misa Tridentina? ¿Qué motivos hay para asistir?
En primer lugar resaltaría la curiosidad bien entendida. Difícilmente podremos responder las dudas que suelen asaltar sobre la Misa Tradicional si nunca hemos asistido a la misma. Luego me fijaría en el ejemplo de tantísimos santos que asistieron, amaron y veneraron este rito de la Misa. Sólo por mencionar unos pocos: San Antonio Mª Claret, Santo Hermano Pedro, San Francisco de Sales, Santa Rita…
San Nicolas de Tolentino oficiando la Misa Tradicional
Luego, podemos señalar una serie de motivos que se ven más nítidamente perfilados en la Misa Tridentina. En primer lugar hablaría de la belleza. Todo el arte católico de siglos pasados: iglesias, retablos, imágenes, esculturas, etc. estaba relacionado con la Misa. Si acudimos a la Misa Tridentina tenemos la posibilidad de contemplar una belleza que ha inspirado a un gran número de artistas y que, sin embargo, ninguno ha igualado. Podremos asistir a un rito de una belleza singular, extraordinaria, sobrenatural… en una palabra, un rito inspirado por Dios.
Por otro lado, hoy por hoy, se ha olvidado mucho cuál es la tarea del sacerdote, confundiéndola a veces con cosas propias de los seglares. La Misa Tridentina nos muestra la importancia del sacerdocio ministerial, enseñándonos, pues, la función propia del sacerdote. Una de las formas en que deja patente el sacerdocio ministerial es que, durante la Misa, el sacerdote no mira al pueblo sino a Dios, pues su carácter propio es ser mediador entre Dios y los hombres. Y, en la Misa, ¿de qué hace de mediador el sacerdote? Pues ofrece a Dios, por y para los fieles, el Sacrificio de Jesucristo en la Cruz -fuente infinita de gracias-, renovado de forma incruenta en el Altar. Y este «mirar a Dios» no significa, ni mucho menos, un «desprecio» a los fieles, pues como bien dice Antoine de Saint Exupéry: «amor no es mirarse el uno al otro, sino mirar los dos en la misma dirección».
Finalmente, está la cuestión del latín. Hoy se habla mucho de la unidad en la Iglesia, y es una pena ver que los católicos no estamos unidos en una misma lengua para rezar a Dios. El latín era el vínculo universal que unía a todos los católicos, fuesen de dónde fuesen. Con la pérdida del latín, se ha perdido parte de esa universalidad, favoreciéndose cierto regionalismo. Por otro lado, el latín no sólo ayuda a entrar en el ambiente de sacralidad, belleza y majestad, sino que trasciende a la misma Misa, vinculándose con toda la cultura católica de dos mil años de tradición. Como afirmó el sacerdote Miguel Poradowski: «El completo abandono del latín significaría, al fin y al cabo, el abandono del pensamiento cristiano de dos mil años, es decir, de la tradición y a eso sólo pueden atreverse los bárbaros».
Estas son sólo algunas de las muchas razones que se pueden presentar para animar a participar de este magnífico don que Dios ha regalado a la Iglesia que es la Misa Tridentina. Aunque, desgraciadamente, todavía no se está celebrando en nuestra isla, esperamos que en no mucho empiece a hacerse regularmente. Quedan pues, todos los católicos interesados, invitados a asistir a la Santa Misa Tradicional.

Hecho histórico y muy significativo

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El pasado domingo, 15 de mayo de 2011, se produjo un hecho histórico:  Se ofició la Misa Tradicional, de forma solemne, en la Basílica de San Pedro del Vaticano, en el altar de la Cátedra de San Pedro.
Es un hecho histórico porque desde la reforma litúrgica conciliar no se había vuelto a oficiar la Forma Extraordinaria del Rito Romano,  de manera solemne,  en el templo más emblemático de la Cristiandad.
Tiempo atrás, en la Basílica de San Juan de Letrán también se celebró la Misa Tradicional y también solemnemente, oficiada por el Cardenal Prefecto de la Sgda. Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Cabe señalar, además del oficiante, que la Basílica de San Juan de Letrán es la catedral del obispo de Roma, o sea, del Papa.
Este proceder desde la Santa Sede responde bien al artículo 8.a. de la Instrucción Universae Ecclesiae, hecha pública el pasado viernes, fiesta de Nuestra Señora de Fátima.
Dice ese apartado que el Motu Propio Summorum Pontificum tiene como objetivo, entre otros:
“a) ofrecer a todos los fieles la Liturgia romana en el usus antiquior, considerada como un tesoro precioso que hay que conservar.”
Destacables son las palabras:
“Ofrecer”: Por lo que se va más allá de la demanda, petición o iniciativa de los fieles, expresada en el apartado 8.b.
“Todos los fieles”:  Por lo que no va dirigido sólo a los que expresamente pidan la Misa Tradicional. Además, hay que señalar que no dice fieles laicos, por lo que dentro de ese “todos los fieles” se incluye a los sacerdotes, que evidentemente son, antes que nada, fieles católicos.
“Tesoro precioso que hay que conservar.” : Uno de los motivos por los que hay que “ofrecer” y a “todos los fieles”.
En fin, el que quiera entender que entienda.