a- LA MISA ES UN SACRIFICIO
Y sacrificio propiciatorio (no solamente de acción de gracias y de alabanza)
* Se ve claramente ya en el Ofertorio…: “Suscipe, Sancte Pater, omnipotens aeternae Deus, hanc inmaculatam hostiam, quam ego indignus famulus tuus offero tibi Deo meo vivo et vero…” por los pecados propios y ajenos…
Cáliz: “Offerimus tibi Domine, calicem salutaris…”
Un pastor luterano L.Reed dice respecto a esto: “…la parte central del ofertorio, ‘Suscipe Sancte Pater’ es una exposición perfecta de la doctrina romana sobre el sacrificio de la Misa”
Por eso fue cambiado por Lutero, ya que manifiesta claramente la teología católica de la Misa. En efecto, dijo el apóstata: “Repudiando todo lo que huele a sacrificio y Ofertorio juntamente con todo el Canon, retengamos aquello que es puro y santo, y así ordenemos nuestra Misa” (Formula Missae, 1523)
El Ofertorio actual (“Bendito seas Señor…”) es una bendición judía de la mesa.
* La presencia de la cruz sobre el altar y la obligación del sacerdote de mirar hacia ella en varias ocasiones recuerda esta unión entre el altar y la cruz
* También las bendiciones que se repiten abundantemente a lo largo del rito, aun después de la consagración
* El detalle tipográfico de los misales, al comenzar el Canon: “Te igitur…” se estila dibujar una Tau en forma de cruz
* La obligación de colocar reliquias de mártires en el altar…
La concepción de la Misa como Cena trajo aparejado:
- Sin fieles no celebro Misa: “Están fuera del camino de la verdad los que no quieren celebrar el Santo Sacrificio si el pueblo cristiano no se acerca a la sagrada mesa; pero más yerran todavía los que, para probar que es enteramente necesario que los fieles, junto con el sacerdote, reciban el alimento eucarístico, afirman capciosamente que aquí no se trata sólo de un Sacrificio, sino del (Sacrificio) y del convite de la comunidad fraterna, y hacen de la Sagrada Comunión, recibida en común, como la cima de toda celebración” (Pío XII, Mediator Dei)
b- CRISTO ESTÁ REALMENTE PRESENTE EN LA HOSTIA
En cada partícula de la sagrada hostia y en cada gota del cáliz está presente Nuestro Señor Jesucristo con su cuerpo, su sangre, su alma y divinidad.
De allí las múltiples muestras de respeto que le prodiga la Iglesia en la liturgia tradicional:
* Tres manteles: por respecto a la sangre de Cristo. Si se derrama será absorbida por ellos y luego se los purificará debidamente.
El mantel se hace de lino en memoria de la Sábana Santa que envolvió el sacratísmo Cuerpo de N.S.
* Genuflexión inmediatamente después de consagrar
* Los dedos permanecen unidos después de haber consagrado
* El comulgar de rodillas
* El uso de la patena
* La forma de hacer las purificaciones – recoger partículas del corporal
De rodillas:
“Existen ámbitos, no poco influyentes, que intentan convencernos de que no hay necesidad de arrodillarse” (p.209)
“Puede ser que la cultura moderna no comprenda el gesto de arrodillarse, en la medida en que es una cultura que se ha alejado de la fe, y no conoce ya aquel ante el que arrodillarse es el gesto adecuado, es más, interiormente necesario. Quien aprende a creer, aprende también a arrodillarse. Una fe o una liturgia que no conociese el acto de arrodillarse estaría enferma en un punto central. Allí donde ese gesto se haya perdido, hay que volver a aprenderlo, para permanecer con nuestra oración en comunión con los apóstoles y los mártires, en comunión con todo el cosmos y en unidad con Jesucristo mismo” (p.219)
San Pablo nos dice que al nombre de Jesús toda rodilla se dobla (debe doblarse), hasta en los Infiernos (Fil.2, 6-11)
El silencio: implica la pérdida del sentido del misterio. Ante la manifestación de lo divino uno se queda sin palabras, boquiabierto…Por sentimiento de reverencia ante lo que nos sobrepasa infinitamente y por arrobarnos frente a la belleza divina
Ratzinger: “Este concepto nobilísimo (el de participación activa) ha sufrido una restricción fatal en las interpretaciones postconciliares. Se ha llegado a creer que sólo se daba ‘participación activa’ allí donde tenía lugar una actividad exterior, verificable: discursos, palabras, cánticos, homilías, lecturas, estrechamiento de manos…Pero se ha olvidado que el Concilio, por actuosa participatio, entiende también el silencio, que permite una participación verdaderamente profunda y personal, abriéndonos a la escucha interior de la Palabra del Señor” (Informe sobre la fe, p.140)
Como momentos concretos el cardenal dice deben ser:
- El Ofertorio
- El Canon (ver abajo)
- Especialmente la elevación de la Hostia
- Algunas oraciones que el sacerdote dice solo: antes del Ev., etc
“Con disgusto de muchos liturgistas, en 1978 sostuve que no se ha dicho, en absoluto, que el Canon haya que recitarlo en voz alta. Después de haber reflexionado, quiero volver a repetirlo una vez más con insistencia, con la esperanza de que, después de veinte años esta tesis encuentre un poco más de comprensión…
…Pero, por lo que yo puedo ver, continúan negando la posibilidad de que también el silencio y precisamente el silencio, pueda contribuir a crear comunión ante Dios. No es, sin embargo, una coincidencia que en Jerusalén, incluso en tiempos más antiguos, se recitara parte del Canon en silencio, y que en Occidente el silencio durante el Canon…se haya convertido en norma.
Quien explica esto como consecuencia de equívocos, procede con demasiada ligereza. En efecto, no es verdad que la recitación en voz alta, y sin interrupción, de la plegaria eucarística sea la condición para la participación de todos en la plegaria eucarística” (p.240)
c- EL SACERDOCIO MINISTERIAL
Dom Guéranger: “La herejía antilitúrgica, para asentar para siempre su imperio, necesitaba destruir, de hecho y por principio, todo sacerdocio en el cristianismo…” “…En el protestantismo sólo hay laicos, y así tenía que ser puesto que ya no hay Liturgia, y ya no hay más Liturgia porque sólo hay laicos” (n.11)
Pío XII ya había denunciado este error de querer equipar el sacerdocio genérico de los fieles con el sacerdocio del presbítero.
“102. Es necesario, Venerables Hermanos, explicar claramente a vuestro rebaño cómo el hecho de que los fieles tomen parte en el Sacrificio Eucarístico no significa, sin embargo, que gocen de poderes sacerdotales.
103. Hay en efecto, en nuestros días, algunos que, acercándose a errores ya condenados , enseñan que en el Nuevo Testamento, con el nombre de Sacerdocio, se entiende solamente algo común a todos los que han sido purificados en la fuente sagrada del Bautismo; y que el precepto dado por Jesús a los Apóstoles en la última Cena de que hiciesen lo que El había hecho, se refiere directamente a toda la Iglesia de fieles; y que el Sacerdocio jerárquico no se introdujo hasta más tarde. Sostienen por esto que el pueblo goza de una verdadera potestad sacerdotal, mientras que el Sacerdote actúa únicamente por oficio delegado de la comunidad. Creen, en consecuencia, que el Sacrificio Eucarístico es una verdadera y propia «concelebración», y que es mejor que los sacerdotes «concelebren» juntamente con el pueblo presente, que el que ofrezcan privadamente el Sacrificio en ausencia de éstos.
104. Inútil es explicar hasta qué punto estos capciosos errores estén en contradicción con las verdades antes demostradas, cuando hemos hablado del puesto que corresponde al Sacerdote en el Cuerpo Místico de Jesús. Recordemos solamente que el Sacerdote hace las veces del pueblo, porque representa a la Persona de Nuestro Señor Jesucristo, en cuanto El es Cabeza de todos los miembros y se ofreció a Sí mismo por ellos: por esto va al altar, como Ministro de Cristo, siendo inferior a El, pero superior al pueblo. El pueblo, en cambio, no representando por ningún motivo a la Persona del Divino Redentor, y no siendo mediador entre sí mismo y Dios, no puede en ningún modo gozar de poderes sacerdotales.”
Algunas consecuencias de esta falsa concepción:
- Laicos que invaden el presbiterio
- Dan la comunión
- Comunión en la mano
"El análisis del Novus Ordo hecho por los dos cardenales no ha perdido nada de su valor, ni, infortunadamente, de su atemporalidad... Los resultados de la reforma son considerados por muchos hoy en día como devastadores. Fue mérito de los cardenales Ottaviani y Bacci descubrir muy rápidamente que la modificación de los ritos resultaría en un cambio fundamental de la doctrina".
Card. Alfons Stickler, 27 de noviembre de 2004,
en ocasión de la reedición del la Intervención de Ottaviani
en ocasión de la reedición del la Intervención de Ottaviani
CONCLUSIÓN
Hemos visto pues que entre liturgia y fe existe una unión estrecha.
Por eso cerramos esta charla con un interrogante, una reflexión personal.
Dice Nuestro Señor Jesucristo: “…Cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen ustedes que encontrará Fe sobre la tierra?” (Lc.18, 8)
Ahora bien, la Parusía tendrá lugar cuando se haya removido el obstáculo (el “katejón”) que permitirá la manifestación del “Hijo de perdición”, como lo dice San Pablo en la II Tesalonicenses (2)
¿Cuál es ese obstáculo?
Santo Tomás pensaba que era la Cristiandad.
El P.Prat, gran exégeta, cree que se trata de San Miguel Arcángel
Pero quiero proponer una tercera alternativa: el “obstáculo” es la Santa Misa. Si la fe de los católicos está íntimamente unida a la liturgia, en la medida que desaparezca la liturgia, desaparecerá la fe.
Ahora bien según San Alfonso María de Ligorio la Misa desaparecerá algún día[14], y con ella la fe.
“…Por esto el demonio se esforzó siempre por suprimir la Misa del mundo, mediante los herejes, a quienes hizo precursores del Anticristo, que lo primero que procurará hacer y hará, será abolir el sacrificio del altar, en castigo de los pecados de los hombres, como profetizó Daniel(8, 11 ss.):’Y se ensoberbeció hasta contra el príncipe de la milicia, le quitó el sacrificio perpetuo y arruinó el lugar de su Santuario"
("La dignidad y santidad sacerdotal", p.166, Apost.Mariano, Madrid, 1983)
Claro que no creemos se trate de la desaparición total de la Eucaristía. Quedará un puñado de cristianos valerosos y de una fe inconmovible reunidos en torno al altar, como María Santísima y San Juan a los pies de la cruz.
“Stat crux dum orbis volvitur”LEER...