La santidad vivida en diversos contextos: seis nuevos santos
*
*
El  Papa Benedicto XVI presidirá mañana, en plaza San Pedro, la Santa Misa  en la cual canonizará a seis beatos. El Prefecto de la Congregación para  las Causas de los Santos, Mons. Angelo Amato, ha concedido una  entrevista a L’Osservatore Romano para comentar algunos rasgos  característicos de los nuevos santos que tendrá la Iglesia. Ofrecemos  nuestra traducción en lengua española.
***
¿Qué sugiere la diversa proveniencia social de los seis canonizados del domingo?
La  santidad está siempre presente en la Iglesia, en toda parte del mundo.  Todavía hoy bautizados santos continúan siendo una buena noticia para la  Iglesia y para la sociedad civil, beneficiadas no sólo por su ejemplo  sino también por sus empresas caritativas. 
*
El  primero, en orden temporal, es Stanislao Kazimierczyk. El milagro  atribuido a su intercesión, la curación del conde Pedro Komorowski,  ocurrió en 1617. ¿Cómo es posible valorar hoy que aquella sanación haya  sido realmente milagrosa?
El milagro atribuido a Kazimierczyk es  increíble. Está bien testimoniado y cuidadosamente descrito en la  documentación médica de aquellos años. Por otro lado, él siempre se  dedicó con amor a la asistencia de los enfermos. Los médicos aquel  tiempo – subrayó en una entrevista a L’Osservatore Romano del 21  de agosto el presidente de la Comisión médica de nuestra Congregación –  no sólo eran muy buenos sino también muy escrupulosos y anotaban todo  minuciosamente. Incluso a distancia de siglos, por lo tanto, no habría  una opinión diferente respecto a la milagrosa curación instantánea del  conde. Quisiera añadir que la fama de santidad Stanislao se ha  conservado viva hasta nuestros días en Polonia, sobre todo en Cracovia.  Murió en olor de santidad en Kazimierz, en 1489. 
*
El cuidado de los enfermos parece haber sido también la preocupación de otro de los seis beatos que serán canonizados.
El  beato André Bessette, un religioso laico, muy devoto de san José – en  cuyo honor hizo construir un santuario que tuvo en custodia por toda su  vida -, animado por una gran caridad y por un profundo espíritu de  oración, acostumbraba visitar a los enfermos. Los consolaba y los  exhortaba a tener una confiada devoción al santo. Concluido el noviciado  y el período de formación, le fue asignada la tarea de portero del  colegio de Nuestra Señora de Montreal, donde pasó cuarenta años  desarrollando con profunda humildad su servicio. En el tiempo en que  estaba libre, el beato visitaba a los enfermos y los consolaba,  animándolos a nutrir una afectuosa devoción hacia san José.
*
Por María de la Cruz MacKillop festejan juntos en estos días, en Roma, los australianos y los escoceses.
Era  hija de católicos escoceses inmigrantes en Australia. El cuidado de los  niños pobres era su vocación. Con este fin fundó una congregación  religiosa. Las Hermanas de San José del Sagrado Corazón de Jesús  tuvieron enseguida una gran difusión en Australia y en otros lugares  todavía hoy están presentes en trescientas cuarenta obras. La figura de  educadora santa de MacKillop está muy viva en aquel continente. Frente a  las muchas dificultades, sor María nunca perdió el ánimo, conservando  su confianza en la Divina Providencia y profundizando su compromiso al  servicio de la Iglesia y de la promoción humana y religiosa de su  ambiente. De salud enfermiza, en los últimos años se vio obligada a  utilizar una silla de ruedas a causa de algunos golpes apopléticos que,  aunque debilitaron su cuerpo, no le quitaron la lucidez mental ni  debilitaron su fe y caridad.
*
También  Cándida María de Jesús, en cierto sentido, ha vivido la experiencia de  la emigración y también ella ha fundado un instituto religioso.
Se  trata de una española, fundadora de la Congregación de las Hijas de  Jesús para la educación de la infancia y de la juventud necesitada.  Desde el día de la su primera Comunión, advirtió con fuerza el deseo de  pertenecer totalmente al Señor Jesús: tal convicción será fielmente  mantenida también luego, a pesar de la insistencia de sus padres frente a  ventajosas propuestas de matrimonio. En edad juvenil se puso al  servicio de la familia de un magistrado, cuya esposa la favoreció en la  vida espiritual y en la oración. También con la ayuda del confesor,  Cándida María comenzó a definir las características de su  espiritualidad: devoción eucarística y mariana, predilección por los  pobres, donación de sí misma, penitencia y meditación de la Pasión del  Señor. 
Pero también  es fundadora de un instituto religioso la italiana Julia Salzano,  nacida en Santa Maria Capua Vetere, en la provincia de Caserta, que  fundó la Congregación de las Religiosas Catequistas del Sagrado Corazón,  cuyo apostolado es la formación de las jóvenes generaciones mediante la  catequesis.
*
También la Salzano fundó un instituto religioso: ¿qué experiencia hizo madurar en ella una obra similar?
Julia  manifestó de muy joven su carisma no sólo de educadora sino también de  catequista, colaborando con dedicación en la catequesis parroquial de  los niños de primera Comunión y organizando talleres de costura para el  arreglo de las iglesias pobres. De este modo, se consolidó en ella la  intención de fundar un instituto religioso que tuviera como principal  finalidad la educación religiosa de las jóvenes generaciones. Julia  prosiguió en su actividad de catequista, sin descuidar a ninguna  categoría de personas: desde los niños hasta los jóvenes, los adultos, e  incluso los militares de la primera guerra mundial. Su compromiso  educativo, desarrollado con fe y competencia, fue apreciado unánimemente  no sólo por los fieles sino también por las autoridades civiles. El  intenso compromiso en la fundación y la pasión por el apostolado no  disminuyeron ni siquiera durante las frecuentes crisis de angina  pectoris, una de las cuales, en 1929, resultó fatal para ella.
*
Del  todo diversa parece ser la experiencia vivida por la fundadora de un  monasterio, que está entre los que serán proclamados santos el domingo:  la noble Varano.
La  noble Bautista Varano fundó un monasterio para contemplativas clarisas,  del cual fue abadesa hasta su muerte, ocurrida en 1524. Además de ser  una santa monja, la Varano fue una gran mística, distinguiéndose por el  lirismo y la profundidad espiritual de sus escritos. Desde pequeña  advirtió la fascinación de la vida religiosa. Pero sólo después de haber  superado períodos de intensa lucha interior y la oposición paterna pudo  realizar su vocación, vistiendo el hábito de las clarisas en el  monasterio de Santa Clara de Urbino. Sucesivamente, con la institución  de un convento cerca de Camerino, la beata se trasladó allí con otras  compañeras. Aquí fue nombrada abadesa y, al terminar su mandato, varias  veces confirmada. Su perfil interior estuvo marcado por un continuo  ejercicio ascético y por la unión mística con Cristo Crucificado. De sus  reflexiones sobre la Sagrada Escritura y sobre los textos litúrgicos  surgieron varios escritos de meditación, apreciados también por personas  de gran espiritualidad. A comienzos del siglo XVI, la ciudad de  Camerino se convirtió en centro de tensiones políticas y de auténticos  enfrentamientos bélicos, al punto que la beata se vio obligada a  escapar. Pero, una vez que regresó, se convirtió en un punto de  referencia para ciudadanos, autoridades religiosas y civiles.
***
Fuente: L’Osservatore Romano
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

inundado por um mistério de luz que é Deus   e N´Ele vi e ouvi -A ponta da lança como chama que se desprende, toca o eixo da terra, – Ela estremece: montanhas, cidades, vilas e aldeias com os seus moradores são sepultados. - O mar, os rios e as nuvens saem dos seus limites, transbordam, inundam e arrastam consigo num redemoinho, moradias e gente em número que não se pode contar , é a purificação do mundo pelo pecado em que se mergulha. - O ódio, a ambição provocam a guerra destruidora!  - Depois senti no palpitar acelerado do coração e no meu espírito o eco duma voz suave que dizia: – No tempo, uma só Fé, um só Batismo, uma só Igreja, Santa, Católica, Apostólica: - Na eternidade, o Céu!